Arquitectura del Renacimiento
La arquitectura renacentista retoma los elementos de la tradición grecorromana, priorizando el equilibrio, la simetría y la proporción matemática. Se prescinde de la verticalidad gótica, optando por un orden racional en el que se utilizan columnas clásicas, arcos de medio punto, frontones, cúpulas y bóvedas de cañón. Además, se desarrolla la perspectiva arquitectónica para lograr una mejor integración visual.
Quattrocento italiano
En esta primera fase destaca Filippo Brunelleschi, considerado el padre de la arquitectura renacentista. Su obra maestra es la cúpula de Santa María del Fiore en Florencia, donde aplicó soluciones técnicas innovadoras, como las cúpulas superpuestas con cámara de aire. Definió las proporciones mediante módulos basados en la distancia entre soportes. Su estilo es sobrio, con columnas lisas y capiteles corintios, arcos de medio punto y una clara armonía visual. Entre sus obras están la Capilla Pazzi y la Basílica de San Lorenzo.
León Battista Alberti, arquitecto e intelectual humanista, defiende la figura del arquitecto como diseñador e ideólogo. Remodeló edificios medievales dotándolos de fachadas clásicas, como en Santa María Novella o el Templo Malatestiano. Su obra más influyente es la iglesia de San Andrés en Mantua, inspirada en modelos romanos y con una fachada monumental sobre podio.
Cinquecento italiano
Con Bramante, la arquitectura alcanza una mayor monumentalidad. Su Templete de San Pietro in Montorio resume el ideal clásico de planta central. Su proyecto para San Pedro del Vaticano proponía una cruz griega con cúpula central y otras menores, todo bajo estricta simetría.
Miguel Ángel aporta un estilo más dinámico. Su Sacristía Nueva y la Biblioteca Laurenciana rompen con la serenidad clásica introduciendo tensión en las formas. En la cúpula de San Pedro culmina la visión bramantesca con una estructura imponente y audaz.
Palladio, ya a finales del Cinquecento, busca adaptar el clasicismo a las necesidades modernas. Sus villas (como La Rotonda) mezclan función y belleza, y en sus iglesias (San Giorgio Maggiore) establece fachadas con doble frontón. Su tratado Los cuatro libros de la arquitectura influirá durante siglos.
Arquitectura en España
- Plateresco: decoración exuberante que recuerda la orfebrería. Ejemplo: la fachada de la Universidad de Salamanca.
- Romanismo: transición hacia un clasicismo más contenido. Destaca Diego de Siloé y la Catedral de Granada.
En Andalucía, la influencia americana y oriental crea un barroco muy decorativo, como en la Cartuja de Granada o el Palacio de San Telmo en Sevilla.
Escultura del Renacimiento
La escultura renacentista se inspira en el arte clásico, poniendo énfasis en la anatomía humana, el naturalismo y la representación idealizada del cuerpo. Se desarrollan tanto esculturas religiosas como profanas, y se innova en formatos como la estatua exenta, los monumentos ecuestres y los relieves.
Italia – Quattrocento
Ghiberti, con sus puertas del Baptisterio de Florencia (Puertas del Paraíso), introduce el uso de la perspectiva en relieve y el gusto por lo clásico. Utiliza el schiacciato para crear sensación de profundidad.
Donatello, más expresivo y revolucionario, representa figuras psicológicamente complejas y emocionalmente intensas. Su David en bronce es el primer desnudo masculino exento desde la Antigüedad. También destacan el San Jorge y el Gattamelata, una estatua ecuestre monumental inspirada en Marco Aurelio.
Italia – Cinquecento
Miguel Ángel concibe la escultura como la más noble de las artes. En su obra plasma el cuerpo humano con una fuerza dramática sin igual. La Piedad del Vaticano destaca por su serenidad y belleza. El David, símbolo del Renacimiento florentino, transmite tensión contenida y perfección anatómica. Su Moisés, esculpido para el sepulcro de Julio II, muestra su conocida terribilitá, una intensidad emocional poderosa. En sus últimos años, realiza varias Piedades marcadas por el inacabado y la espiritualidad.
España – Imaginería religiosa
En el contexto de la Contrarreforma, la escultura se convierte en un medio para educar y conmover. La madera policromada cobra especial protagonismo.
Alonso Berruguete, influido por Donatello y Miguel Ángel, realiza figuras alargadas y expresivas. Sus retablos en Valladolid presentan un estilo agitado y expresionista. Destaca también en la sillería del coro de Toledo y el sepulcro del Cardenal Tavera.
Juan de Juni introduce un dramatismo intenso, con figuras retorcidas y rostros desgarrados. Su Entierro de Cristo resume su dominio de la anatomía y la emoción.
Pintura del Renacimiento
La pintura renacentista abandona la rigidez medieval. Se desarrollan el claroscuro, el sfumato, la perspectiva lineal y aérea, y la representación del cuerpo humano y el paisaje con gran realismo.
Quattrocento
Fra Angelico mantiene un estilo heredero del Gótico, pero introduce arquitectura renacentista en sus composiciones. Sus frescos en el convento de San Marcos y su Anunciación muestran espiritualidad y dulzura.
Masaccio es considerado el iniciador de la pintura moderna. Domina la perspectiva y el volumen. En El tributo de la moneda, introduce el tratamiento tridimensional de las figuras. La Trinidad en Santa María Novella destaca por su construcción arquitectónica y simbología cristiana.
Piero della Francesca representa la pintura científica del Renacimiento. Sus figuras geométricas y su uso preciso de la luz y la perspectiva lo vinculan a la matemática. La Historia de la Vera Cruz es su obra más representativa.
Botticelli, en su primera etapa, cultiva una pintura mitológica con inspiración neoplatónica. La Primavera y El nacimiento de Venus reflejan una belleza etérea y alegórica. Posteriormente, influido por Savonarola, adopta un tono más dramático y religioso.
Cinquecento
Leonardo da Vinci une ciencia y arte. Introduce el sfumato y la composición piramidal. En La Última Cena, logra una disposición equilibrada con perspectiva ilusionista. La Gioconda es el paradigma del retrato psicológico, con un fondo atmosférico y expresión ambigua.
Rafael representa el equilibrio perfecto. En sus madonnas (como La Virgen del jilguero) y frescos vaticanos (La Escuela de Atenas), armoniza composición, belleza y profundidad espiritual. También destaca como retratista y decorador (Villa Farnesina, tapices de los Apóstoles).
Miguel Ángel aplica su dominio escultórico a la pintura. En la bóveda de la Capilla Sixtina combina más de 300 figuras en composiciones musculosas y potentes. En El Juicio Final, la fuerza expresiva alcanza niveles monumentales.
Escuela veneciana
Predomina el color sobre el dibujo. Las figuras se funden con el paisaje y la atmósfera. Tiziano destaca por su dominio del color y la pincelada suelta. La Asunción de la Virgen y Carlos V en Mühlberg son ejemplos de su capacidad para la composición monumental y el retrato psicológico. También aborda temas mitológicos con carga erótica, como en Dánae.
Tintoretto aporta dramatismo mediante composiciones dinámicas y contrastes de luz. En obras como La Última Cena o San Marcos liberando al esclavo, su estilo anticipa el barroco.
Veronés trabaja con grandes formatos, como Las bodas de Caná, y crea escenas teatrales y festivas con lujo cromático y decorativo.
Arquitectura del Barroco
La arquitectura barroca rompe con la serenidad renacentista para expresar movimiento, teatralidad y emoción. Se multiplican las curvas, los efectos de luz y sombra, y se integran arquitectura, escultura y pintura en un todo armónico y espectacular. La monumentalidad se pone al servicio del poder (Iglesia y monarquía), en un contexto marcado por la Contrarreforma y el absolutismo.
Italia
Carlo Maderno marca la transición con la fachada de San Pedro del Vaticano, en la que aumenta la complejidad espacial y decorativa.
Gian Lorenzo Bernini, figura central, une arquitectura y escultura. En la Plaza de San Pedro, sus columnatas abrazan al visitante como símbolo de la Iglesia. El Baldacchino sobre el altar mayor combina bronce, mármol y oro. En la iglesia de Sant’Andrea al Quirinale, elabora un espacio elíptico íntimo y dinámico.
Francesco Borromini introduce una arquitectura más compleja e innovadora. En San Carlo alle Quattro Fontane, juega con planos cóncavos y convexos, generando una sensación de movimiento perpetuo. Su estilo es más intelectual y menos decorativo que el de Bernini.
Francia
El Barroco francés, más sobrio y clásico, se conoce como barroco cortesano. Refleja el poder absoluto del monarca.
Luis Le Vau y Jules Hardouin-Mansart participan en el diseño del Palacio de Versalles, emblema del absolutismo de Luis XIV. La Galería de los Espejos, decorada por Charles Le Brun, combina arquitectura, pintura y luz para glorificar al rey.
España
El barroco español evoluciona desde la austeridad hasta una rica ornamentación:
- Barroco herreriano: sobrio y geométrico, influido por El Escorial.
- Barroco pleno: destaca Pedro de Ribera, con una decoración exuberante (Fachada del Hospicio de Madrid).
- Churrigueresco: estilo recargado y espectacular. Los Hermanos Churriguera desarrollan retablos de gran dinamismo. Ejemplo: la Plaza Mayor de Salamanca.
En Andalucía, la influencia americana y oriental crea un barroco muy decorativo, como en la Cartuja de Granada o el Palacio de San Telmo en Sevilla.
Escultura del Barroco
La escultura barroca busca conmover, representar el instante emocional y provocar una experiencia sensorial intensa. Las figuras se llenan de movimiento, teatralidad y expresividad, y se integran con la arquitectura.
Italia
Gian Lorenzo Bernini es el gran escultor del barroco. Sus obras transmiten tensión y éxtasis espiritual:
- Éxtasis de Santa Teresa: mezcla arquitectura, escultura y luz dorada para crear una escena mística cargada de sensualidad.
- Apolo y Dafne: captura el momento exacto de la metamorfosis con virtuosismo técnico.
- David: a diferencia del renacentista, está en plena acción, girando el torso con fuerza contenida.
España
La escultura barroca española, en madera policromada, se centra en la imaginería religiosa. Busca impactar emocionalmente al espectador y reforzar la devoción.
- Gregorio Fernández, en Castilla, desarrolla un estilo dramático pero contenido. Sus Cristos yacentes y Virgen Dolorosa destacan por su realismo sereno y el detallismo anatómico.
- Juan Martínez Montañés, en Sevilla, aporta elegancia y clasicismo. Su Cristo de la Clemencia combina idealización y serenidad.
- Pedro de Mena, discípulo de Alonso Cano, trabaja en Málaga y Granada. Su Magdalena penitente y sus vírgenes son intensamente expresivas y espirituales.
Pintura del Barroco
La pintura barroca se caracteriza por el uso dramático de la luz (claroscuro), el realismo extremo, las composiciones dinámicas y la búsqueda de impacto emocional. Se pintan tanto temas religiosos como mitológicos, retratos y escenas cotidianas. El arte se convierte en instrumento de propaganda religiosa y política.
Italia
Caravaggio revoluciona la pintura con su tenebrismo: contrastes extremos de luz y sombra, y figuras reales, cercanas, incluso vulgares. Obras como La vocación de San Mateo y Judith decapitando a Holofernes muestran un naturalismo radical y escenas teatrales.
Artemisia Gentileschi, seguidora de Caravaggio, destaca por sus heroínas fuertes y cargadas de emoción, como en Judith y Holofernes.
Flandes
Peter Paul Rubens encarna el barroco flamenco: sensual, colorista y enérgico. Sus figuras son carnosas, sus composiciones dinámicas y exuberantes. Pintó tanto temas religiosos como mitológicos y retratos (ej.: El juicio de Paris, La elevación de la cruz).
Anton van Dyck, su discípulo, es conocido por sus retratos aristocráticos, elegantes y refinados, como los de Carlos I de Inglaterra.
Holanda
En la protestante y burguesa Holanda no hay encargos religiosos, sino escenas cotidianas, retratos y paisajes.
Rembrandt domina el claroscuro psicológico. En obras como La ronda de noche o sus autorretratos, explora la luz como lenguaje expresivo y el alma humana con profundidad.
Vermeer pinta interiores íntimos, con una luz serena y composición matemática. Ej.: La joven de la perla, La lechera. Su estilo es meticuloso y contemplativo.
España
El barroco español es profundamente religioso, pero también realista y austero.
José de Ribera, influido por Caravaggio, pinta mártires con crudeza y gran dramatismo (ej.: El martirio de San Felipe). Su estilo tenebrista enfatiza lo físico y lo espiritual.
Francisco de Zurbarán destaca por sus santos y monjes en actitud meditativa, con fuerte contraste de luz y fondos neutros. Ej.: San Serapio, Agnus Dei.
Bartolomé Esteban Murillo, en Sevilla, representa un barroco más dulce y luminoso. Sus Inmaculadas y escenas infantiles (Niños comiendo uvas) transmiten ternura y humanidad.
Diego Velázquez, máximo exponente, combina realismo, profundidad psicológica y dominio técnico:
- Las Meninas: compleja escena de corte que juega con la perspectiva, el espectador y el retrato.
- La rendición de Breda y Los borrachos muestran su maestría en la composición y la representación del poder y lo cotidiano.
- En sus retratos de la corte (Felipe IV, bufones, enanos), capta la dignidad y la humanidad de cada personaje.