Arquitectura y Pintura Clave del Renacimiento: Bramante, Botticelli y Brunelleschi

El Templete de San Pietro in Montorio (Bramante)

Manifiesto del Clasicismo Renacentista

El Templete de San Pietro in Montorio es obra del arquitecto cinquecentista Donato Bramante, erigido hacia 1502-1510 en uno de los patios del convento franciscano homónimo en Roma, actual Academia de España en Roma. Fue encargado por los Reyes Católicos para conmemorar la Toma de Granada en 1492, levantándose en el lugar donde, según la tradición, fue martirizado San Pedro.

Se considera esta obra como el manifiesto de la arquitectura del clasicismo renacentista, dada su pureza de líneas y austeridad decorativa. El templete fue realizado en granito, mármol y travertino, con acabados de estuco y revoco.

Características Arquitectónicas y Simbolismo

La edificación es de planta circular, e imita a los martyria orientales, pues de hecho es un martyrium. Dispone de una columnata que envuelve a la cella, cubierta por una cúpula semiesférica. Esta columnata conforma un peristilo. También hay una clara referencia a la cultura griega en la forma circular, como un tholos griego.

El templete se erige sobre una escalinata seguida de un corto podio, sobre el que se eleva la columnata de orden toscano o dórico romano, rematado por un entablamento dórico (metopas y triglifos), coronado por una balaustrada. Tiene en total 48 metopas donde había representada una figura de busto repetida cuatro veces.

El muro de la cella, con dos cuerpos, tiene un muro exterior decorado con nichos de remate semicircular, de concha de venera, que alternan con vanos adintelados (puertas y ventanas), separados por pilastras, cada una de las cuales se corresponde con una de las columnas del peristilo. Esta decoración se dispone rítmicamente, partiendo de la disposición de tres puertas y el altar, situados en los extremos de dos ejes de la planta circular, que se cruzan perpendicularmente a modo de cardo y decumano; cada paño de muro situado entre dos puertas está ornado a su vez mediante un vano (ventana central flanqueada por dos nichos).

Bramante parte de un módulo que no es una medida sino una forma: el cilindro, pues cilíndricas son las columnas, pórtico, balaustrada, cella y tambor. Justo debajo del altar mayor está la cripta, donde supuestamente estaba clavada la cruz de San Pedro.

La Primavera de Sandro Botticelli

Técnica, Simbolismo y Retrato en la Pintura Mitológica

Esta obra, datada entre 1477 y 1478, pertenece a Sandro Botticelli (1444-1510), un pintor cuya concepción de la pintura es más poética que científica o matemática. Este célebre pintor opta por la representación de figuras humanas, dejando a un lado la perspectiva.

La técnica usada para la realización de La Primavera es el temple (mezcla de los pigmentos mediante huevos) sobre tabla.

Composición y Personajes Mitológicos

En ella se representan varias figuras mitológicas. El centro de la obra es Venus, representada en el centro y al aclararse la arboleda tras ella, crea una especie de aureola. Se cree que las tres Gracias representan la voluptuosidad, la castidad y la belleza.

Las figuras están distribuidas de la siguiente manera:

  • Venus está junto a las tres Gracias, que bailan a la derecha de Mercurio, que intenta tocar el cielo.
  • En el lado izquierdo está Flora, que recoge las flores que Cloris suelta por la boca. Flora es la única que mira fijamente al observador.
  • La ninfa Cloris es perseguida por Céfiro.
  • En la parte superior nos encontramos con Cupido, vendado de ojos y que dirige una flecha hacia una de las Gracias; en este personaje también se aprecia la aparición de una nueva técnica: el escorzo.

En la obra podemos trazar una especie de triángulo que termina en Cupido, bajando hacia Mercurio y Céfiro, uniéndose entre las demás figuras. Las tres Gracias pueden representar un único personaje. La sensación de movimiento de la obra viene acentuada por los sutiles movimientos de las Gracias mediante su danza y también por Cloris y Céfiro, es decir, podemos considerar que es una obra dinámica en gran parte. Mediante las distintas posiciones de las figuras se rompe la ley de frontalidad, que en esta época tiende a desaparecer.

Realismo y Retrato

Esta obra destaca tanto por su gran realismo que encontramos en las figuras y en el estudio tan detallado de la anatomía, como por su naturalismo; y también es un claro ejemplo de retrato. Los rostros de los personajes reflejan serenidad y paz sin llegar a ser tristes ni melancólicos, aunque en la mayoría de las obras de Botticelli se reflejan estos sentimientos y al final de su vida acentuará más el dramatismo.

Estos retratos se representan:

  • La Gracia de la derecha es Caterina Sforza.
  • La Gracia del medio podría ser Semiramide Appiani, mujer de Lorenzo il Popolano, que está representado en Mercurio; esta Gracia mira fijamente a su marido (Mercurio).
  • La Gracia de la izquierda podría ser Simonetta Vespucci, que fue un prototipo de belleza para Botticelli.

En cuanto a la profundidad, la podemos apreciar tanto en el lugar donde está colocada Venus como por el paisaje repleto de naranjos. Da la sensación de haber una tercera dimensión. El escenario en este caso es un paisaje de naranjos, aunque también podían ser en esta época otros escenarios como los arquitectónicos.

Luz y Color

En esta obra predomina la luz, sobre todo sobre los cuerpos de los personajes y en los claros del bosque. También las flores del suelo tienden a crear un contraste entre el color oscuro del bosque y el de las flores. Los colores usados son tanto fríos como cálidos: fríos en el bosque y el cuerpo de Céfiro, y cálidos en los ropajes de Mercurio y Venus. Pero los colores destacan sobre las líneas que todavía, de forma deliciosa, delimitan el dibujo.

Contexto del Artista

La pintura de Botticelli se vio implicada en un cambio que impuso en su mentalidad las predicaciones del fraile Savonarola, el cual criticaba el paganismo, llegando a organizar una quema pública de cuadros donde también se eliminaron algunos de Botticelli. Este es un pintor magnífico de Vírgenes, aunque también se aficionó a la pintura mitológica. Otras obras suyas son La Calumnia, El Nacimiento de Venus y el Descendimiento.

La Cúpula de Santa Maria del Fiore (Brunelleschi)

El Hito Arquitectónico del Quattrocento

La Catedral de Santa Maria del Fiore, en la ciudad de Florencia, es una de las obras más importantes y, al mismo tiempo, más influyentes del Renacimiento; decisiva hasta el punto de que ha sido tomada como referencia esencial de este estilo, ya que la Cúpula que remata la Catedral gótica abre las puertas al nuevo estilo renacentista.

Ficha Técnica

  • Autor: Filippo Brunelleschi (1377-1446).
  • Estilo: Arte del Renacimiento. Quattrocento.
  • Tipo: Arquitectura religiosa (Exterior).
  • Cronología: Siglo XV (1420-1461).
  • Ubicación: Florencia (Italia).
  • Otras Obras del Autor: Iglesias de San Lorenzo y del Santo Espíritu, Hospital de los Inocentes, Capilla Pazzi, Palacio Pitti (todas en Florencia).

Estructura y Técnica Constructiva

Se trata de una cúpula de dimensiones colosales (42 m. de altura), apuntada o parabólica al exterior (no podía desentonar con el resto de la catedral gótica) y rematada por una gran linterna. Su estructura fue realizada con ladrillos, sobre una base octogonal (como era el tambor ya construido) y está compuesta de dos cascarones o cúpulas paralelas. Se trata de la mayor estructura de ladrillo del mundo, construida con ladrillos romanos, de muy buena calidad, y fabricados bajo la estricta supervisión de Brunelleschi.

Los Dos Cascarones

La cúpula está integrada por dos cascarones:

  1. Interior: De forma semicircular.
  2. Exterior: De sección octogonal, formado por ocho lunetos triangulares que se curvan sobre aristas de mármol.

Aunque, posiblemente, la intención de Brunelleschi era construir una cúpula semicircular, el hecho de que conociese los problemas que el muro presentaría para sustentarla, para soportar sus fuertes empujes, le llevó a realizar una segunda cúpula de sección poligonal de ocho lados y apuntada que se encargase de neutralizarlos. La cúpula exterior y la interior se unen mediante gruesas piedras colocadas en la base de las mismas.

En el exterior de la cúpula es posible ver ocho nervios, a los que han de sumarse otros dos en cada uno de los paños que permanecen ocultos. Para su construcción se utilizaron ladrillos huecos dispuestos en opus spicatum, un aparejo empleado ya por los romanos que recibe esta denominación porque la manera en que se colocan los ladrillos recuerda a las espinas de un pescado.

Luz y Antropocentrismo

Este conjunto está culminado por una linterna por la que penetra una luz blanca, limpia, que nos remite más al Panteón de Roma que a la luz de los edificios góticos, coloreada e irreal. De la misma manera, la concepción del espacio, la tendencia a la centralización que queda perfectamente expresada en esta obra, nos hablan del deseo del hombre renacentista por volver a colocarse en el centro de la Creación, antes ocupado por la figura de Dios, por recuperar el antropocentrismo del mundo clásico.