Contexto Filosófico de Platón
Tanto en la valoración de las matemáticas como en muchos otros aspectos de su filosofía (el dualismo, la reencarnación, la consideración del cuerpo como sepulcro) es notoria la influencia de Pitágoras. Las características de las Ideas platónicas son básicamente las mismas que las del Ser de Parménides, si bien superando el inmovilismo monista de su filosofía. Sin embargo, la influencia más profunda es, sin duda, la de su admirado maestro Sócrates. Para este, el conocimiento es siempre conocimiento universal. Platón radicaliza este planteamiento al conferir a las esencias universales una existencia independiente y un mundo propio: las Ideas.
De esta manera, se opone al relativismo y escepticismo sofista: existen verdades universales y pueden ser conocidas. En Platón, la tarea de buscar un fundamento firme al conocimiento es paralela a la de proporcionar un cimiento seguro a la organización social. Según él, del relativismo sofístico solo se podía esperar la decadencia de Atenas. Por eso sigue la estela socrática: el intelectualismo moral.
La República pertenece a los diálogos de madurez. Es el diálogo que constituye un verdadero compendio de su filosofía, pero es innegable la primacía de la cuestión política (cómo organizar un verdadero Estado justo y la convicción de que dicha instauración resulta fundamental para que los hombres sean felices). Es el segundo más representativo y extenso de los libros escritos por Platón.
En las circunstancias históricas que le tocó vivir, Platón, que ascendía de linaje aristocrático, llega a la conclusión de que la ignorancia de ciudadanos y gobernantes acerca de qué es la justicia es la causante de la decadencia de las polis. Aquí surge la tesis central: solo desde la filosofía es posible vertebrar un Estado verdaderamente justo y eficiente. Garantizar el gobierno de los filósofos deviene en asunto prioritario. Tras intentos fallidos de imponer esto y ver su negativa, Platón evoluciona hacia una actitud posibilista y alejada de excesos utópicos.
Por lo demás, los intereses filosóficos y políticos de Platón son acogidos en su actividad educativa: funda la Academia, que se convierte en el centro docente más importante de la época.
Contexto Cultural e Histórico
La crisis de la polis ateniense tiene también su reflejo en el ámbito cultural: se produce un giro hacia el naturalismo psicológico frente al tono heroico-trágico anterior. El gusto por el equilibrio, la armonía y la medida canónica da paso a un mayor movimiento y expresión de sentimientos. En la escultura, el canon se estiliza, busca la proporción perfecta en el cuerpo y da lugar a los primeros atisbos de sensualidad (Praxíteles).
En relación con este giro hacia lo concreto humano, surge la comedia de Aristófanes, la oratoria de Demóstenes y la retórica de Isócrates, saberes que eran fundamentales para triunfar en el ágora. Aparecen géneros como la poesía y la prosa.
La matemática conoce un gran desarrollo en la antigua Grecia. Es conocida la admiración que sentía Platón por ella, al considerarla un saber preparatorio ideal: nos acostumbra a contemplar la realidad. Por ello, estuvo en contacto con los matemáticos de su tiempo. A uno de ellos, considerado el mejor, le dedica un diálogo: Teeteto; y a otro, Eudoxo, le encarga la dirección de la Academia en su segundo viaje a Italia.
Platón y Nietzsche: Coincidencias y Oposiciones
Coincidencias Filosóficas
- Cuidado de los aspectos estéticos: gusto por la belleza literaria, uso de metáforas, alegorías y símiles. Sus escritos, con independencia del contenido, tienen un gran valor estético.
- Sentimiento aristocrático frente al saber popular y recelo ante la democracia. En Platón, la participación de la plebe avala el triunfo de la ignorancia, mientras que Nietzsche añade un elemento psicológico-moral con su concepto de la «moral de los esclavos».
- Creencia en algún tipo de reencarnación. En Platón, se produce en cuerpos distintos y es posible liberarse del ciclo; en el alemán, se trata del eterno retorno de lo mismo (el mismo cuerpo y la misma vida).
Puntos de Oposición (Crítica Nietzscheana)
La relación de oposición entre Platón y Nietzsche aparece tematizada en varias ocasiones en la filosofía del alemán. Según Nietzsche, Platón proporciona las bases metafísicas para la transvaloración moral, objeto principal de su crítica (llegó a definir el cristianismo como «platonismo para el pueblo»). Estos son los ámbitos de conflicto:
A. Lingüística: Lenguaje Conceptual vs. Lenguaje Metafórico
Platón defendía no solo la objetividad de los conceptos generales, sino también su existencia independiente del sujeto que los piensa. La postura de Nietzsche es radicalmente opuesta: solo hay perpetuo devenir caótico. Platón pretende en sus diálogos definir los grandes conceptos (influencia de Sócrates); por el contrario, Nietzsche aboga por sustituir el lenguaje conceptual por el metafórico.
B. Epistemología: Verdad Absoluta vs. Perspectivismo
1. Dogmatismo y Absolutismo frente a Perspectivismo
Mientras que Platón piensa que es posible un conocimiento universal y certero, en Nietzsche la verdad es un asunto de perspectiva: cada uno debe crear sus verdades/valores. Es decir, la voluntad de poder frente a la voluntad de verdad.
2. Racionalismo frente a Confianza en los Sentidos
Si para Platón la sensibilidad es el camino del error y de la mera opinión (*doxa*), para Nietzsche es la única vía de conocimiento posible.
C. Metafísica: Orden Eterno vs. Caos y Devenir
1. Orden Perfecto y Eterno frente a Caos
En Nietzsche, la realidad no es más que una pugna de fuerzas que quieren expresar su poder (*voluntad de poder*); nada que ver con la estabilidad eterna del Mundo de las Ideas.
2. Esencias Independientes (Ideas) frente a Fluir Continuo (Devenir)
El fundamento de la realidad en esencia con existencia independiente (Ideas) frente a un fluir continuo (devenir, voluntad de poder).
3. Trascendentismo frente a Inmanencia Radical
4. Idealismo frente a Materialismo
Para Nietzsche, solo la materia tiene verdadera entidad; para Platón, en cambio, solo la Idea es verdaderamente real.
D. Ética y Antropología
1. Dualismo frente a Monismo Antropológico
Para Nietzsche, el hombre es una realidad única, mientras que Platón parte de la relación conflictiva entre cuerpo y alma, en la que el alma permanece prisionera de aquel.
2. Exaltación del Intelecto frente a Exaltación de lo Instintivo
3. Códigos Normativos Universales frente a Ética Individualista
4. Fundamentación de la Primera Transvaloración Moral frente a la Segunda
5. «Transmundanismo» frente a Vitalismo
Para Nietzsche, la filosofía ha de servir para gozar más intensamente de la vida. Para Platón, es una «preparación para la muerte».
Fundamentos de la Filosofía Platónica: Dualismo y la Alegoría de la Caverna
La filosofía platónica es radicalmente dualista: existen dos mundos diferenciados, el Mundo Inteligible y el Mundo Sensible. El Mundo Sensible copia al Mundo Inteligible. Se constituye así una jerarquía en la que cada nivel inferior copia al nivel superior. La cima de la realidad la constituyen, por tanto, las Ideas. La alegoría de la caverna constituye un excelente resumen de la filosofía platónica, pues en ella encuentra expresión:
- Ontológicamente: La jerarquía de lo real (desde el evanescente mundo material hasta la realidad suprema del Bien).
- Epistemológicamente: El tránsito de la ignorancia al saber.
- Pedagógicamente: El proceso educativo mismo.
- Políticamente: Quién debe gobernar, por qué debe hacerlo y cómo.
- Antropológica y éticamente: El acceso a la plenitud humana.
El Dualismo Ontológico: Mundo Sensible e Inteligible
La característica más definida de la ontología de Platón es el dualismo. La realidad queda tajantemente dividida en dos ámbitos: el sensible y el inteligible, siendo el primero una copia imperfecta del segundo, que es el único que cabe considerar en rigor verdaderamente real (todo orden y propiedad en el mundo sensible no tiene más fundamento ontológico que ser reflejo de las Ideas). Las relaciones entre ambos mundos son inevitablemente conflictivas, e incluso Platón reformuló sus ideas iniciales. En un primer momento, echa mano del concepto de «participación» (*méthesis*). Sin embargo, a partir de cierto momento comienza a utilizar el término «imitación» (*mímesis*).
Dentro del Mundo Inteligible, Platón presenta al Bien como realidad absolutamente suprema. Por ello, podría incluso hablarse en su filosofía de trialismo (Bien, Mundo Inteligible y Mundo Sensible) más que de dualismo. O incluso de monismo, si todo lo real se reduce al Bien (un neoplatónico como Plotino elaboraría una filosofía monista). La jerarquía en el Mundo de las Ideas viene determinada por el nivel de abstracción: a mayor abstracción, mayor inteligibilidad, realidad y perfección. La Idea del Bien es la más abstracta, por encima incluso de la Idea del Ser. El Bien es, por tanto, lo que todas las cosas sin excepción tienen en común. Todo participa del Bien, tiene «algo de bueno». El mal, en consecuencia, no es más que ausencia de Bien y carece de entidad propia. El mal es la materia: una especie de vacío. La materia es la inercia, lo que resiste a la Idea. Por ello, no puede haber nada absolutamente material (ni malo) porque sería pura irrealidad.
Epistemología: De la Doxa a la Episteme
La epistemología siempre va de la mano de la ontología. A los diferentes grados del ser les corresponden diferentes niveles del conocer. Solo puede existir verdadero conocimiento (*episteme*) cuando nuestra inteligencia tiene como objeto el Mundo Inteligible, mientras que no puede aspirar más que a opinión (*doxa*) cuando lo hace sobre el Mundo Sensible. El Mundo Inteligible se divide en dos secciones: entidades matemáticas e Ideas. En paralelo, existen dos subniveles en la *episteme*: conocimientos matemáticos (*dianoia*) e inteligencia (*noesis*).
El Mundo Sensible tiene dos divisiones internas: imágenes y seres físicos, que serán conocidos por la conjetura y la creencia. La alegoría de la caverna ilustra el ascenso desde el nivel más bajo de conocimiento/realidad hasta el más alto. Platón estableció dos doctrinas para resolver el problema del conocimiento: la reminiscencia (conocimiento como recuerdo) y la dialéctica (método de ascenso desde el Mundo Sensible).
Ética y Política: El Filósofo Gobernante
En lo que respecta al ámbito antropológico y ético-político, el filósofo es el único ser humano justo, pues ha logrado armonizar sus tres almas, cumpliendo cada una la función que le corresponde: un alma racional sabia y hegemónica, un alma irascible valiente y vigorosa (aliada de la razón), y un alma concupiscible totalmente templada y subordinada. Por eso, el filósofo, cuando muere, se libera del ciclo de reencarnaciones y va a morar eternamente en el Mundo de las Ideas. Para Platón, la filosofía es una «preparación para la muerte» y «lo mejor que le puede pasar al filósofo es morir».
Entre tanto llega la feliz hora de «pasar a mejor vida», está obligado a regresar a la caverna y guiar a sus conciudadanos. Estos no logran realizar el ideal de armonía entre sus almas, pues su alma racional incumple su cometido de sabiduría, al no haberse elevado hasta la Idea del Bien. Por eso Platón les confiere un papel social inferior en su Estado ideal: guerreros (dominados por la impetuosidad irascible) y, en el último escalafón, artesanos (aprisionados en la seducción de lo material).