Evolución de la Lírica Española: Del 27 a la Poesía Social de Posguerra

Panorama Poético Tras la Guerra Civil Española

Tras la Guerra Civil española, el panorama poético quedó profundamente afectado por la represión, el exilio y la censura. Aun así, desde los años 40 hasta los 60 la poesía evolucionó intensamente y surgieron autores fundamentales que renovaron la lírica del siglo XX.

Miguel Hernández: La Voz del Conflicto y la Ausencia

Es la figura clave del periodo de conflicto y posguerra. Su obra pasa por varias etapas:

  • Etapa Inicial: Antes de la guerra, cultiva una poesía de influencia gongorina (Perito en lunas) y una lírica amorosa intensa en El rayo que no cesa, con símbolos como el rayo o el cuchillo.
  • Poesía de Guerra: Durante el conflicto, convierte la poesía en herramienta de lucha en Viento del pueblo y muestra una visión más sombría del enfrentamiento en El hombre acecha.
  • Poesía en Prisión: En prisión escribe Cancionero y romancero de ausencias, obra esencial de tono íntimo y lenguaje depurado, centrada en la pobreza, la familia, la ausencia y la esperanza.

Las Corrientes Poéticas de los Años 40: Arraigo vs. Desarraigo

Tras la guerra, la poesía se divide en dos grandes corrientes:

Poesía Arraigada

Se caracteriza por ser optimista, tradicional y acorde con el régimen franquista. Trata temas religiosos y patrióticos y usa formas clásicas. Sus representantes son: Luis Rosales, Leopoldo Panero o Dionisio Ridruejo. Presenta una España idealizada, muy distinta de la realidad social.

Poesía Desarraigada

Surge como reacción crítica. Sus autores ven el mundo como un lugar caótico y doloroso. Utilizan un lenguaje desgarrado y verso libre. Destacan Dámaso Alonso (con su obra fundamental Hijos de la ira), Vicente Aleixandre o el primer Blas de Otero, quienes expresan dudas, angustia existencial y conflicto religioso.

Años 50: El Auge de la Poesía Social

Blas de Otero y el Compromiso

En los 50 aparece la poesía social, que concibe la literatura como instrumento de denuncia y solidaridad. Sus poetas reclaman justicia y libertad mediante un lenguaje sencillo y directo, alejado de la retórica. Se centran en la pobreza, la desigualdad y la falta de derechos.

El máximo representante es Blas de Otero, que tras una etapa existencialista evoluciona hacia una poesía comprometida en Pido la paz y la palabra, donde busca dirigirse “a la inmensa mayoría”. Más tarde regresará a una voz más íntima en obras como Hojas de Madrid.

Años 60: La Generación del 50 y la Reflexión

Reivindicación Estética y Temática

A finales de los 50 y durante los 60 surge la Generación del 50, que reacciona contra la poesía social al reivindicar un lenguaje más cuidado y una actitud más reflexiva, aunque sin perder la conciencia crítica. Sus temas incluyen el paso del tiempo, la memoria, la cotidianidad y las relaciones personales, a menudo con humor e ironía. Entre sus miembros están Ángel González, José Agustín Goytisolo, Claudio Rodríguez o José Ángel Valente.

Jaime Gil de Biedma: Ironía y Confesionalidad

Destaca Jaime Gil de Biedma, cuya poesía es confesional e irónica, marcada por la reflexión moral, su origen burgués y su experiencia amorosa. En libros como Moralidades o Poemas póstumos ofrece una visión lúcida y desencantada de la vida, con un estilo coloquial y muy elaborado.

La Generación del 27: Renovación y Vanguardia

La Generación del 27 es un grupo de poetas que comenzó a publicar en los años veinte y que compartió una sólida formación intelectual, amistad y un deseo común de renovar la poesía española. Su nombre procede del homenaje a Góngora celebrado en 1927 en el Ateneo de Sevilla.

Características Fundamentales

El rasgo más característico del grupo es la fusión entre tradición y vanguardia: recuperan la poesía clásica y popular al tiempo que asimilan las innovaciones de las vanguardias, sobre todo el surrealismo. Con ello desarrollan una poesía que aborda grandes temas universales —amor, vida, muerte— mediante imágenes originales, libertad expresiva y un uso frecuente del verso libre.

Evolución del Grupo

La evolución del grupo suele dividirse en tres etapas:

  1. Hasta 1928: Predominan la poesía pura y las influencias de las primeras vanguardias.
  2. 1928–1939: Auge del surrealismo, con un tono más humano, crítico y emotivo.
  3. Desde 1939: Tras la Guerra Civil y el exilio de muchos autores, la poesía se vuelve más nostálgica y marcada por la pérdida, especialmente tras el asesinato de Lorca.

Autores Clave de la Generación del 27

Pedro Salinas

Inicia su obra dentro de la poesía pura, enriquecida con referencias al mundo moderno y tecnológico. Su etapa de plenitud llega con su trilogía amorosa (La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento), donde concibe el amor como una fuerza que justifica y da sentido a la vida. En el exilio, su poesía adquiere un tono más meditativo, como se aprecia en El contemplado o Confianza. Su estilo destaca por la claridad, la emoción contenida y la búsqueda de una expresión esencial.

Federico García Lorca

Es uno de los poetas más representativos y originales del grupo. Combina elementos tradicionales —lo popular, lo andaluz— con innovaciones vanguardistas. Su poesía aborda el destino trágico, la marginalidad y la lucha contra un entorno opresivo. Su obra se organiza en tres etapas:

  • Popularista: Romancero gitano, Poema del cante jondo.
  • Surrealista y crítica: Poeta en Nueva York, una denuncia del capitalismo, la deshumanización y el racismo.
  • Última etapa: Obras más maduras como Diván del Tamarit, Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías y los Sonetos del amor oscuro. Su asesinato en 1936 truncó una trayectoria literaria excepcional.

Rafael Alberti

Comienza dentro de la poesía neopopularista, con libros como Marinero en tierra y El alba del alhelí, que recuperan el ritmo y la musicalidad de la tradición. Luego evoluciona hacia una poesía más culta y vanguardista con Cal y canto. Su crisis personal lo lleva a escribir Sobre los ángeles, una de las obras más importantes del surrealismo en español. Desde finales de los años veinte adopta un tono político y combativo, visible en El poeta en la calle. Tras la Guerra Civil y el exilio, su poesía se llena de nostalgia y evocación, como en Entre el clavel y la espada.

Luis Cernuda

Toda su obra gira en torno al conflicto entre el deseo y la realidad, donde el deseo representa la plenitud, la libertad o el amor, mientras que la realidad aparece como limitadora y frustrante. Al comienzo busca la poesía pura (Perfil del aire), pero posteriormente, influido por el surrealismo y el Romanticismo, desarrolla una voz más libre, apasionada y crítica, visible en Los placeres prohibidos o Donde habite el olvido. Su exilio marca profundamente su última etapa, donde predomina la melancolía, la soledad y la reflexión amarga, en títulos como Vivir sin estar viviendo o Desolación de la quimera. Su poesía es una de las más coherentes, íntimas y profundas del grupo.