El Gobierno Provisional y la Constitución de 1931: Contexto y Consecuencias Históricas

1.1. Gobierno Provisional y la Constitución de 1931

En las elecciones municipales del 12 de abril se produjo el triunfo en las grandes ciudades de la coalición republicano-socialista. El 14 de abril de 1931, Niceto Alcalá Zamora proclamó en Madrid la Segunda República española y el rey partió al exilio, convirtiéndose en el gobierno provisional de la república, presidido por Alcalá Zamora.

El objetivo principal del gobierno era convocar Cortes constituyentes; también se ocupó de una serie de reformas inmediatas:

  • El debate territorial: El gobierno republicano restauró la Generalitat como gobierno autónomo de Cataluña y se comprometió a la aprobación del estatuto de autonomía.
  • Para paliar la precariedad de los campesinos: Se pusieron en marcha una serie de decretos, como el decreto de laboreo forzoso que obligaba a los propietarios a tener cultivadas las tierras y el decreto de términos municipales.
  • En la educación: El objetivo prioritario era erradicar el analfabetismo y promover la enseñanza laica y la no obligatoriedad de la enseñanza de la religión.
  • La reforma del ejército: El objetivo era conseguir un ejército moderno y eficaz, reduciendo el excesivo número de oficiales y estableciendo la primacía del poder civil.
  • En la cuestión del orden público: Se creó un nuevo cuerpo de policía armada, la Guardia de Asalto, encargada del orden público en las ciudades.

Ante la implantación de la República y de las primeras reformas, hubo sectores que reaccionaron con temor y rechazo a las mismas.

El 28 de junio se celebraron elecciones a Cortes constituyentes mediante sufragio universal masculino. La coalición de republicanos y socialistas obtuvo una aplastante mayoría. La Constitución de 1931 era la primera constitución republicana aprobada por las Cortes y definía una república democrática y no confesional. Recogía una amplia declaración de derechos y libertades, como el derecho al voto de las mujeres, el matrimonio civil y el divorcio, y el derecho a una educación primaria obligatoria y gratuita. Se respetaba la propiedad privada.

La Constitución de 1931 establecía una radical división de poderes: las Cortes de una cámara única, la Jefatura del Estado, el Jefe de Gobierno y la Justicia. Se introdujo el jurado y se creó un Tribunal de Garantías Constitucionales. Se reconocía la autonomía de los municipios y de las regiones. También se declaraba la no confesionalidad del Estado, la libertad de culto y la separación Estado-Iglesia. Estos artículos provocaron el debate más enconado y llevaron a la dimisión del propio Alcalá Zamora y de Maura.


1.2. El Bienio Reformista (1931-1933)

1.3. Problemas y Crisis del Bienio Reformista

La obra del bienio reformista provocó una fuerte oposición tanto en la izquierda como en la derecha. Los sectores anarquistas más radicales de la CNT y de la FAI protagonizaron una intensa agitación huelguística y de orden público que fue contestada por el gobierno con la ley de defensa de la república. Sin embargo, los sucesos más sangrientos culminaron en Casas Viejas (Cádiz), en enero de 1933, con enfrentamientos entre campesinos de la CNT, la Guardia Civil y la Guardia de Asalto, que se tradujeron en la muerte de varios campesinos.

La oposición de la derecha conservadora adoptó dos posturas: por un lado, la derecha monárquica trató de derribar a la república mediante la conspiración. Los monárquicos alfonsinos crearon un partido nuevo, Renovación Española, y los carlistas se reorganizaron en torno a la Comunión. Estos grupos monárquicos fomentaron la conspiración de 1932 del general Sanjurjo, que intentó un golpe de Estado. El otro sector de la derecha optó por la vía pacífica y fundó la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), bajo el liderazgo de José María Gil Robles.

A mediados de 1933, el gobierno de Azaña sufría el acoso de las organizaciones de empresarios y las huelgas. Todo ello llevó a forzar la dimisión del presidente Manuel Azaña y a la convocatoria por parte de Alcalá Zamora de unas nuevas elecciones para noviembre de 1933.


1.2 Evolución Política

Unos meses después de finalizar la guerra civil española, empezaba la Segunda Guerra Mundial. España se declaró neutral, mientras que FET y de las JONS, encabezado por Serrano Suñer, eran partidarios de participar en la guerra. En 1940, Hitler y Franco se reunieron en Hendaya, pero el encuentro fracasó porque Hitler consideró excesivas las condiciones de Franco. Pocos meses después se reunieron Franco y Mussolini; este consiguió que España cambiara su posición neutral por la de no beligerancia. El gobierno español aplaudió la invasión de la URSS en junio de 1941 por Alemania y participó en una campaña de reclutamiento de voluntarios para luchar en el frente ruso. La mayor parte de los voluntarios fueron falangistas que formaron la División Azul, al mando del general Muñoz Grandes. Las derrotas alemana e italiana hicieron que España se declarara de nuevo neutral en 1943 y retirara la División Azul, aunque mantuvo la ayuda a Alemania enviando wolframio para la industria de guerra.

Al producirse la victoria de los aliados, Franco decidió cambiar algunos aspectos de su política, remodeló su gobierno y pretendió dar una imagen más cercana a las democracias occidentales, suprimiendo los símbolos fascistas y aprobando algunas leyes (Ley de Referéndum Nacional y la Ley de Sucesión).

Así, Don Juan de Borbón publicaba el Manifiesto de Lausana en 1945 para criticar la situación española y reclamaba la restauración de la monarquía. Pero será la Asamblea General de las Naciones Unidas la que, en diciembre de 1946, mediante una resolución, excluía a España de la organización y de sus organismos internacionales y recomendaba la salida de Madrid de todos los embajadores. Las relaciones comerciales del país quedaron reducidas al mínimo, incluso fue excluido de las ayudas del Plan Marshall.

El inicio de la Guerra Fría favorecerá al régimen, ya que el Reino Unido y Estados Unidos vieron en Franco un firme aliado anticomunista que les beneficiaba en esta división geopolítica de bloques. El cambio de actitud de Estados Unidos consiguió que la Asamblea General de las Naciones Unidas revocase la condena de 1946; en 1950, España ingresó en las instituciones internacionales y en la ONU en 1955. El franquismo consiguió así superar el aislamiento internacional gracias a importantes acuerdos diplomáticos: el primero, el Concordato con la Santa Sede (1953), que legitimaba el régimen y reconocía el papel de la jerarquía eclesiástica española; y el segundo, con Estados Unidos, los Pactos de Madrid (1953), de asistencia económica, ayuda para la defensa mutua y suministro de material bélico.


Las ayudas económicas exteriores resultaron insuficientes para paliar las dificultades y superar los problemas de la economía española. Franco remodeló el gobierno en febrero de 1957, nombrando a miembros del sector católico del Opus Dei, lo que supuso la pérdida de poder de Falange. Estos nuevos ministros eran más técnicos (tecnócratas) que políticos y propugnaban una apertura en materia económica, aunque seguían siendo conservadores en asuntos políticos y sociales.

Los sucesivos gobiernos desde 1957 modernizaron el sistema político y administrativo del Estado y promulgaron leyes para su permanencia tras la muerte de Franco, como la Ley de Régimen Jurídico de la Administración Civil del Estado de 1957, que modernizó la administración y separó la jefatura del gobierno de la del Estado. Se aprobó también la Ley de convenios colectivos, la Ley de prensa de 1966, y por último, en 1966, la Ley Orgánica del Estado, que trataba de adaptarse a las democracias europeas y reconocía y aseguraba la monarquía.

El ministro Carrero Blanco puso en marcha la Operación Príncipe para que el caudillo nombrase heredero al trono a don Juan Carlos de Borbón. Todas estas nuevas leyes provocaron tensiones internas entre distintas “familias” políticas del régimen y llevaron a Franco a formar un nuevo gobierno en 1969 con Carrero Blanco.

Los últimos años del franquismo demostraban ya el agotamiento del régimen. En 1970, el proceso de Burgos contra miembros de ETA que fueron condenados a muerte levantó una oleada de protestas en España. En 1973, Franco separa por primera vez la jefatura del gobierno y la del Estado y nombraba a Luis Carrero Blanco presidente del gobierno. Pero Carrero fue asesinado. Su muerte aceleró la crisis del régimen y aumentó las tensiones entre las distintas “familias” sobre el futuro del franquismo. El nombramiento de Carlos Arias Navarro como presidente del gobierno suscitó ciertas expectativas de cambio, pero rápidamente Arias se alineó con los sectores más conservadores. La política continuista del jefe del gobierno se vio afectada por varios sucesos, como la crisis económica derivada de la del petróleo de 1973, que provocó más movilizaciones, conflictividad social y paro, de la creciente actividad terrorista, el auge de los nacionalismos y el triunfo de los sindicatos.

El gobierno empleó a los cuerpos y fuerzas de seguridad y a los tribunales de justicia para impedir cualquier reforma democrática y reprimir las manifestaciones. En 1975 se pusieron en marcha medidas represivas que aceleraron la crisis política, así sucedió con la ejecución de dos miembros de ETA y tres del FRAP.


1.2 El Desarrollo de la Guerra Civil, Primeras Acciones e Internacionalización del Conflicto

1.2.1 Internacionalización

La guerra civil pronto se convirtió en un conflicto internacional a causa de la intervención extranjera. Desde 1936, la tensión entre las grandes democracias europeas (Francia y Reino Unido) y los regímenes totalitarios fascista y nazi alcanzó un punto tal que cualquier crisis hacía temer el desenlace de una nueva guerra mundial. El temor de Francia y del Reino Unido a un conflicto internacional propició el Acuerdo de No Intervención. Mediante este acuerdo se prohibía la exportación a España de armas y material de guerra. Pero en la práctica, dicho acuerdo fue una farsa, ya que varios países desde el principio se lo saltaron, entre ellos Alemania, Italia y la URSS.

La república contó con las Brigadas Internacionales, formadas por voluntarios de un amplio abanico ideológico (comunistas, anarquistas, socialistas, …), que luchaban en defensa de la república frente a la amenaza internacional del fascismo. Los sublevados contaron con la ayuda de Hitler y Mussolini. Alemania envió unidades de carros de combate y fuerzas aéreas como la Legión Cóndor. Mussolini aportó el Corpo di Truppe Volontaire y la Aviazione Legionaria. La ayuda militar de nazis y fascistas fue regular, considerable y decisiva para la victoria del ejército de Franco. También obtuvo ayuda financiera tanto de capitalistas españoles como de grandes compañías multinacionales angloamericanas (Texaco, Ford).

1.2.2 Desarrollo de la Guerra Civil: Primeras Acciones

Las primeras medidas del gobierno republicano para contrarrestar la rebelión militar fueron contraproducentes. El decreto destituyendo a los militares sublevados y ordenando la desmovilización de los soldados y la distribución de armas a los miembros de las milicias populares de los partidos. El ejército republicano quedó desarticulado y el poder quedó en manos de las milicias, lo que propició una situación revolucionaria que sumió a muchos territorios en el caos.

El principal objetivo de los militares rebeldes era una rápida conquista de Madrid que les permitiese consolidar la sublevación (La batalla de Madrid, ag. 1936 – mz 1937). El general Mola inició las primeras operaciones, pero el avance quedó detenido en la sierra de Guadarrama. Ante este fracaso, en agosto de 1936 y con la ayuda de aviones alemanes e italianos, comenzó el traslado del ejército de Marruecos a la Península, dirigido por el general Franco.

Mientras tanto, una columna de legionarios y regulares, dirigidos por el general Yagüe, se dirigía a Madrid y tomó Badajoz. Franco decidió aplazar la conquista de Madrid y liberar el Alcázar de Toledo del asedio republicano. Su liberación supuso un triunfo político y propagandístico, que le llevó a ser designado generalísimo por la Junta de Defensa de Burgos. A finales de octubre, Franco ordenó la ofensiva sobre Madrid y el gobierno republicano se trasladó a Valencia, confiando la resistencia a la Junta de Defensa de Madrid, dirigida por el general José Miaja y el teniente coronel Vicente Rojo.

Franco renunció al asalto frontal a la capital y decidió realizar ofensivas por los flancos norte, noroeste y este de la capital. La batalla de Madrid se prolongó hasta marzo y las victorias republicanas en la batalla del Jarama y de Guadalajara obligaron a Franco a abandonar la batalla de Madrid.


Los fracasos en Madrid hicieron que Franco modificase su estrategia, iniciando una guerra de desgaste y dirigiéndose hacia el norte industrial y minero bajo el dominio republicano (La caída del norte, ab-oc 1937). La ofensiva de los sublevados contra Vizcaya, al mando del general Mola, comenzó con el apoyo de la aviación de la Legión Cóndor, la cual lanzó bombas incendiarias sobre la población civil de Durango y Guernica.

El 19 de junio de 1937, cayó Bilbao y fue ocupado todo el País Vasco. Para detener la ofensiva franquista sobre Santander y a la vez romper el cerco sobre Madrid, se preparó una ofensiva republicana en Brunete, al norte de Madrid, la cual terminó en un fracaso de las tropas republicanas y además no logró evitar la toma de Santander.

Nuevamente, los republicanos volvieron a realizar una nueva ofensiva. El objetivo era conquistar Zaragoza con un ataque sobre Belchite, pero sus resultados también fueron desastrosos y no impidió que las tropas franquistas entrasen en Gijón. Tomado el norte, Franco volvió sobre Madrid. El gobierno de Negrín llevó a cabo una ofensiva en Teruel con el propósito de salvar la capital. El Ejército Popular republicano inició un ataque y en pocos días entró en Teruel.

Franco no podía aceptar una derrota, renunció de nuevo a Madrid y ordenó una contraofensiva para reconquistar la ciudad. Así, entre enero y febrero de 1938 tuvo lugar la batalla de Teruel, en la que se volvió a imponer la superioridad franquista. Tras la victoria en la batalla de Teruel, Franco optó por una ofensiva general en el frente de Aragón, alcanzando el Mediterráneo y dividiendo a la España republicana en dos zonas, aislando a Cataluña.

En junio de 1938, Negrín decidió desencadenar una ofensiva en el Ebro para reducir la presión sobre Valencia y Cataluña. Así, el general Rojo preparó una ofensiva que dio lugar a la Batalla del Ebro, que se convirtió en una guerra de desgaste que agotó y derrotó al ejército republicano. A finales de 1938 se produjo la ofensiva franquista sobre Cataluña, que fue el golpe decisivo para la república.

En Madrid, el coronel Casado, junto a dirigentes socialistas, anarquistas y republicanos, se sublevaron contra el gobierno de Negrín, el cual consideraban que estaba dominado por los comunistas. El objetivo era negociar con Franco una paz con garantías y sin represalias. Negrín y los comunistas pretendían resistir para alargar el conflicto ante el inminente estallido de una guerra mundial. A finales de marzo, los ejércitos franquistas reanudaron su ofensiva y entraron en Madrid, sin resistencia. El 1 de abril, Franco firmó su último parte de guerra. La guerra civil había terminado.