Carlismo, Nacionalismo y Movimiento Obrero: Oposición a la Restauración Canovista

Oposición política al régimen de la Restauración Canovista

Al sistema canovista se opusieron diversos sectores sociales e ideológicos. Carlistas y republicanos se oponían a la monarquía alfonsina por razones contrapuestas. A ellos se sumaron dos grandes movimientos sociales y políticos: los nacionalismos y el movimiento obrero en su versión anarquista o socialista.

El carlismo

En 1876, el pretendiente Carlos VII dejaba el país a través de la frontera hispano-francesa. La derrota militar del carlismo en 1876 cerró una etapa en la historia de este movimiento: la de la confrontación armada con el poder. Ese mismo año fue nombrado representante de don Carlos en España Cándido Nocedal, quien acercó el carlismo al catolicismo más intransigente.

Tras la muerte de Alfonso XII y la imposibilidad de restaurar la rama carlista, el movimiento dio un giro que creó tensión entre los dos sectores del partido, cuyo resultado fue la escisión integrista de 1888, formada por los seguidores de Nocedal. El sector propiamente carlista se reestructuró tras la escisión de 1888, dando lugar a las Juntas Tradicionalistas, órganos de coordinación y propaganda en las provincias y localidades.

Los nacionalismos

A lo largo del siglo XIX, el nacionalismo español fue incapaz de elaborar un proyecto nacional sólido y unitario. Después de 1898, el nuevo nacionalismo español de cariz regeneracionista compitió con el auge de estos nacionalismos periféricos.

Nacionalismo catalán

Los orígenes del nacionalismo catalán se sitúan en los años treinta del siglo XIX, con la convivencia de un doble sentimiento colectivo: español y catalán. El carácter centralizado de la política liberal chocó con la cultura y la lengua tradicionales de Cataluña, lo que dio lugar al movimiento de la Renaixença.

Fue con la Restauración cuando el nacionalismo catalán adquirió nuevos rasgos, como reacción a la concepción de nación española de Cánovas, de base uniforme y esencialista, frente a la cual la política catalana elaboró dos modelos:

  • El primer modelo procedía del republicanismo federal catalán, que reclamaba la soberanía para Cataluña. Su principal defensor fue Valentí Almirall.
  • El segundo, de carácter conservador y corporativo, defendía sus postulados desde posiciones regionalistas.

Este sector conservador se impuso en los años noventa. Con las Bases de Manresa (1892), el catalanismo adquirió un carácter cultural y político con clara orientación tradicionalista, con figuras como Prat de la Riba. Este proceso culminó con la creación en 1901 de la Lliga Regionalista, el primer gran partido del nacionalismo catalán.

Nacionalismo vasco

El nacionalismo vasco se basó en tres elementos: el fuerismo, las guerras carlistas y el proceso industrializador. La cuestión foral fue uno de los ejes de confrontación entre el Estado liberal y las provincias vascas. La literatura fuerista recuperó la tradición antigua y medieval del pueblo vasco.

Tras la derrota del carlismo de 1876, los fueristas se dividieron en dos grupos políticos: los eúskaros navarros y los euskalerriacos vizcaínos. La burguesía industrial, enriquecida por el desarrollo de la siderurgia y el comercio, optó por apoyar el sistema canovista.

Sabino Arana fue el máximo líder e ideólogo del nacionalismo vasco. En 1894 fundó y presidió una sociedad católica muy cerrada que fue el núcleo fundacional del Partido Nacionalista Vasco (PNV).

Otros regionalismos

Los otros nacionalismos tuvieron menos peso. El regionalismo gallego se mantuvo en un tono literario y cultural. La actividad política del galleguismo no se hizo realidad hasta el siglo XX. En el caso valenciano, se creó una sociedad cultural dedicada a la recuperación de la lengua propia. En Andalucía, el primer signo de un regionalismo andaluz fue la Asamblea Federal de Antequera, que llegó a redactar un proyecto de constitución federal.

La oposición republicana

Tras el fracaso de la Primera República, el republicanismo español dejó de ser un proyecto único, se abrió a otras influencias europeas y, tras la crisis de 1898, surgieron nuevos partidos republicanos. Hubo cuatro corrientes republicanas principales, que intentaron fusionarse sin éxito:

  • El Partido Posibilista fue el más moderado. Dirigido por Emilio Castelar, su base social estaba formada por las clases medias y la burguesía que apoyaron la revolución de 1868.
  • El sector dirigido por Ruiz Zorrilla y Salmerón mantuvo sus posiciones republicanas y optó por el retraimiento electoral, apoyando el triunfo de la república.
  • La tensión interna produjo la división del sector anterior. El grupo dirigido por Salmerón se volvió a unir con otros en 1903 en la Unión Republicana.
  • El Partido Federal, liderado por Pi i Margall, era el mejor definido de los partidos republicanos. Representaba las aspiraciones populares del Sexenio Democrático y fue el único partido republicano que se mantuvo unido desde 1880 hasta 1931.

El papel social del republicanismo fue mayor que su representación parlamentaria. Estaba presente en pueblos y ciudades. Las escuelas laicas, neutras o racionalistas, fueron una verdadera alternativa al sistema educativo de base liberal.

El movimiento obrero

Socialismo

En 1879, Pablo Iglesias fundó el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) como un partido de clase que defendía los derechos del proletariado, combinando el ideario revolucionario marxista con medidas más realistas. En 1888 se fundó el sindicato Unión General de Trabajadores (UGT).

Anarquismo

El anarquismo fue la ideología obrera más influyente durante la Restauración. Fue introducido en España durante el Sexenio Democrático por el italiano Giuseppe Fanelli. En esta etapa, una parte del movimiento se centró en la captación de seguidores y en la acción terrorista, por lo que los anarquistas fueron a menudo clandestinos y perseguidos. Su oposición a toda forma de poder, la acción violenta y el ataque a las instituciones del Estado hicieron del anarquismo una amenaza para el poder establecido. Ejemplos de ello son la presunta organización La Mano Negra o el asesinato del propio Cánovas del Castillo por un anarquista en 1897.

Junto a esta vía, existió otra importante tradición anarquista centrada en la educación racionalista y la difusión de sus ideas a través de la prensa obrera.