Temas Centrales de la Obra
Represión de la Mujer
Este es un tema central de la obra. Se hace evidente cuando Adela le dice a la criada que a los hombres se les perdona todo, y la criada le responde: «Nacer mujer es el mayor castigo». La mujer es víctima de los convencionalismos sociales y, en esta obra, Bernarda, a pesar de ser mujer, defiende los valores patriarcales. Adela representa la rebeldía contra el sistema.
Honra y Apariencias
La honra es muy frágil, y cualquier desliz, hasta mirar a hombres por la ventana, podría mancharla. Para guardar las apariencias, Bernarda exige a sus hijas que digan que Adela murió virgen y que no lloren. Además, mantiene encerrada a su madre loca porque se avergüenza de ella. La obsesión por el qué dirán domina la vida de la familia.
Libertad
Lorca defiende las decisiones personales frente a las convenciones sociales. Por ser una tirana que no deja que sus hijas salgan de la casa, Bernarda representa estas convenciones. Poncia critica a Bernarda por tenerlas como si estuvieran en un convento y dice que se van a rebelar por la represión tan severa. Algunos críticos han dicho que la tiranía representada en esta obra anticipa la dictadura de Franco.
Destino Trágico
Adela intenta rebelarse contra las normas de la sociedad, pero termina suicidándose, confirmando el destino fatal impuesto por la estructura social.
Estilo, Estructura y Espacio
La obra consiste en tres actos. En el diálogo aparecen expresiones y refranes regionales de Andalucía. Toda la acción se lleva a cabo en el interior de una casa con paredes blancas y muy gruesas, que podrían representar la represión. Se conoce solo por alusión la existencia de lugares, acontecimientos y personajes fuera de esas paredes.
Simbología
Blanco y Negro
Las paredes blancas contrastan con los vestidos de luto de las mujeres. Los contrastes son muy frecuentes en la obra lorquiana, y en La casa de Bernarda Alba pueden simbolizar la dicotomía que existe entre lo que quiere el individuo y lo que exige la sociedad, o en este caso, lo que quiere Adela frente a lo que quiere su madre. El blanco también representa la pureza, y el negro, la muerte. El contraste refuerza la idea de un documental fotográfico que Lorca quería transmitir.
Verde
Significa la rebeldía y la libertad en las obras lorquianas. Adela se rebela contra la voluntad de su madre y se viste de verde. Este color también simboliza la muerte para Lorca, y efectivamente Adela muere al final.
Bastón
El bastón de Bernarda es símbolo del poder tiránico y, por su forma fálica, representa los valores patriarcales. Otra teoría es que alude a la ceguera de Bernarda ante la realidad de sus hijas.
Caballos
Representan la masculinidad y el deseo sexual.
Calor
Está presente en todo momento y los personajes lo mencionan constantemente. Representa la pasión reprimida.
Agua Estancada
Es símbolo de la muerte. El pueblo no tiene ríos, solo pozos.
Personajes Principales
Adela (20 años)
Es la hija menor de Bernarda. Es la única mujer dentro de la casa que se anima a desafiar la autoridad de su madre. Tiene un espíritu vital, es rebelde y la más hermosa de las cinco hermanas. Posee el coraje necesario para seguir su voluntad y su deseo hasta las últimas consecuencias, y no le importa el qué dirán. Se siente dueña de su cuerpo y libre de hacer con él lo que quiere. Está enamorada apasionadamente de Pepe el Romano, el hombre con quien va a casarse su hermana Angustias. Piensa que Pepe solo se comprometió con Angustias por dinero y cree que a quien realmente quiere es a ella. Además, ella es la única que desafía los mandatos sociales y el lugar que a su género y condición social le atribuyen. Desearía salir a los campos, como los segadores en verano, y sueña con vivir sola en una casa donde Pepe pueda ir a visitarla cuando quiera.
Martirio (24 años)
Es hija de Bernarda. Padece una enfermedad de la que no tiene esperanzas de curarse. Siente envidia y odio por Adela. La Poncia la describe como «un pozo de veneno». Se considera a sí misma débil y fea. Dice haber tenido miedo de los hombres en su infancia. Tuvo una relación con Enrique Humanes, cuya continuidad impidió su madre por diferencias de clase social, pero ella no se enteró. Está enamorada secretamente de Pepe el Romano. Sabe que su hermana Adela tiene una relación sentimental con él a escondidas, y por ese motivo la vigila y la amenaza. Sus palabras están llenas de malas intenciones y no mide las consecuencias de sus actos. Su nombre puede ser interpretado como un símbolo de su sufrimiento físico y sentimental, o como una alusión al hostigamiento que ejerce sobre Adela.
Amelia (27 años)
Es hija de Bernarda. Aunque está atenta a lo que hacen o dejan de hacer sus hermanas, no está enterada de la relación entre Adela y Pepe el Romano, pues de noche duerme, y no le interesa vigilar el comportamiento ajeno. Martirio habla con ella y llega a insinuarle lo que ocurre con Adela, pero Amelia no es capaz de entender las indirectas. Considera que ser mujer es el peor castigo. Le avergüenzan las conversaciones amorosas.
Magdalena (30 años)
Es hija de Bernarda. Es la única que llora y se desmaya en el funeral de su padre. Sabe que no va a casarse y está resignada a su condición de soltera, por lo que no le interesa bordar el ajuar. Prefiere hacer otras tareas antes que estar sentada bordando, y desprecia por eso su condición de mujer. Cree que las épocas pasadas fueron más alegres. Sostiene que la sociedad en la que actualmente vive está en decadencia por la excesiva preocupación por el qué dirán. Su vida no le interesa. El casamiento de Angustias la indigna, puesto que sabe que Pepe la buscó exclusivamente por su conveniencia económica.
Angustias (39 años)
Es la hija mayor de Bernarda. Es enfermiza y es quien tiene menos méritos entre las hermanas. Es hija del primer marido de Bernarda, a diferencia de sus hermanas. Tras la muerte del padre de ellas, se ha quedado con la mayor parte de la herencia, de manera que es la más favorecida económicamente. Está comprometida con Pepe el Romano. Sus hermanas creen que él se comprometió con ella por su dinero. A pesar de su edad, nunca ha estado a solas con un hombre y, cuando se acerca por primera vez a Pepe para hablarle tras la reja de la ventana de su cuarto, tiene vergüenza y solo escucha lo que él dice, sin atreverse a hablar. No se siente contenta con el compromiso, dado que a Pepe lo encuentra ausente durante los últimos encuentros y cree que él le oculta cosas. Su nombre puede ser leído como símbolo de su condición, por su poca salud y los pocos méritos que posee, por ser virgen a su edad, y por la endeble relación sentimental que mantiene con Pepe.
La Poncia (60 años)
Es una de las criadas de la casa. La importancia de su papel es central, ya que es quien más conoce los sentimientos de las hijas de Bernarda. A Bernarda la odia secretamente. La sirve por necesidad. Es mordaz al hablar. Su nombre puede asociarse al de Poncio Pilatos, el gobernador de Judea que presidió el juicio a Jesucristo. Él es recordado por el acto de lavarse las manos a la hora de decidir condenar a Cristo, y de ahí la expresión «lavarse las manos» para referirse a quien se desentiende de un asunto que le atañe. De esta misma forma, La Poncia se desentiende de los asuntos entre las hermanas. Dice textualmente «Yo no acuso», en diálogo con Bernarda, para no darle a conocer lo que sabe sobre Adela. Además, después de presenciar la discusión entre las hermanas por la desaparición del retrato de Pepe el Romano, dice: «Lo visto, visto está». Esta expresión también es una clara alusión bíblica, puesto que es conocida la frase similar de Poncio Pilatos: «Lo escrito, escrito está» (Jn 19, 22).
Pepe el Romano (25 años)
Personaje invisible, ya que nunca aparece en escena. Según Magdalena, es el «mejor tipo de todos estos contornos». Se va a casar con Angustias. Se muestra distante en esta relación y tiene encuentros a escondidas con Adela. También Martirio está enamorada de él. Su papel es central puesto que es la causa de la rivalidad entre Adela y Martirio, y es él por quien Adela se rebela contra su madre. Su nombre puede tener una connotación simbólica, ya que «Romano» alude a la fuerza del Imperio Romano.
María Josefa (80 años)
Es la madre de Bernarda y está desequilibrada mentalmente. Por ese motivo, Bernarda la ha encerrado, para que los vecinos no la escuchen. Durante el duelo, una criada tapa su boca con un costal para evitar que llame a Bernarda. Es hábil para escaparse de su encierro. Es fuerte. Canta canciones con anhelos de libertad. Dice lo que piensa abiertamente. Expresa lo que las hijas de Bernarda no se atreven a decir: su deseo de libertad, de amor y de maternidad. Revela verdades. Quiere irse del pueblo y casarse. Su nombre posee una connotación religiosa, ya que «María» hace referencia a la Virgen María, y «Josefa», a José, su esposo. Además, «María» significa «estrella de mar», lo cual es significativo para este personaje que siempre desea irse a la orilla del mar.
Prudencia (50 años)
Es vecina y amiga de Bernarda. Se caracteriza por ser, como su nombre lo indica, prudente. Aunque sufre por el distanciamiento entre su hija y su esposo, deja que los asuntos fluyan, sin intervenir ni torcer su rumbo. Por esto, su papel es opuesto al de Bernarda, que impone su voluntad con autoritarismo. Ella presagia el final trágico de la obra cuando observa el anillo de compromiso de Angustias y dice: «En mi tiempo las perlas significaban lágrimas».
Criada (50 años)
Es otra criada de Bernarda Alba. Es la confidente de La Poncia. Se encarga de mantener encerrada a María Josefa, quien a veces se le escapa.