El Régimen Liberal Isabelino: Contexto Político y Militar
Durante el reinado de Isabel II (1833-1868) se instauró en España un estado liberal con nuevas instituciones representativas, como las Cortes, las diputaciones o los ayuntamientos. Sus integrantes eran miembros de los nuevos partidos políticos de signo liberal configurados durante las primeras décadas del siglo XIX. Se trataba de un grupo notable, es decir, personalidades con influencia política y social que representaban a una parte mínima de la población debido a la falta de representación efectiva y a las restricciones del sufragio censitario. A causa de ello, el régimen isabelino fue de carácter liberal, pero no democrático.
Por otro lado, el constante apoyo de la Corona a determinados grupos políticos llevó a los partidarios excluidos a recurrir al pronunciamiento, es decir: alzamientos liberales liderados por un jefe militar, con apoyo civil, para derribar al gobierno y alcanzar el poder. Estas circunstancias, junto al hecho de que los líderes de los principales partidos fueran militares (los llamados “Espadones” como Narváez, Prim o Espartero), dio un gran protagonismo al ejército en la política. Todo ello dentro de un sistema marcado por la corrupción y los amaños electorales.
Partido Moderado y Partido Progresista: Diferencias Ideológicas
Los dos grandes partidos de esta época eran el Moderado y el Progresista, sucesores de los “doceañistas” y los “veinteañistas” del Trienio Liberal, respectivamente. Ambos partidos eran de ideología liberal, pero sus programas políticos presentaban notables diferencias:
Criterios de Comparación
- Soberanía
- Moderados: Defendían la soberanía compartida entre el Rey y las Cortes.
- Progresistas: Eran partidarios de la soberanía nacional.
- Poderes del Estado
- Moderados: Preferían un poder ejecutivo fuerte con más competencias para el Rey.
- Progresistas: Defendían la supremacía del poder legislativo y el predominio de las Cortes sobre la Corona.
- Derechos y Libertades
- Moderados: Eran partidarios de restringir los derechos de los ciudadanos.
- Progresistas: Abogaban por su pleno reconocimiento y ampliación (libertad de prensa, libertad religiosa, etc.).
- Sufragio
Ambos partidos defendían el sufragio censitario, por el cual solo podían votar y ser elegidos varones mayores de edad y con un nivel de renta determinado. La diferencia radicaba en el mínimo de ingresos necesarios para participar en las elecciones:
- Moderados: Nivel de renta más alto.
- Progresistas: Nivel de renta más bajo.
- Orden Público
- Moderados: Crearon y favorecieron a la Guardia Civil (1844), un cuerpo militar dependiente del gobierno.
- Progresistas: Eran partidarios de la Milicia Nacional, un grupo de voluntarios armados dependientes de los ayuntamientos.
- Religión
- Moderados: Apoyaban la confesionalidad del Estado, es decir, el reconocimiento de la religión católica como única, oficial y permitida en el reino, y estaban en contra de las desamortizaciones.
- Progresistas: Defendían la libertad de culto e impulsaron las desamortizaciones de bienes eclesiásticos.
- Economía
- Moderados: Eran partidarios de una práctica económica proteccionista.
- Progresistas: Preferían una política económica de tipo librecambista.
- Organización Territorial
- Moderados: Defendían la centralización del Estado.
- Progresistas: Defendían la centralización, pero con una cierta autonomía en la elección de los ayuntamientos.
Bases Sociales y Liderazgos
En cuanto a las bases sociales de ambos partidos:
- Moderados: Contaban con el apoyo de la alta nobleza, la alta burguesía (terratenientes, banqueros, alto clero) y los altos mandos del ejército.
- Progresistas: Recibían la mayor parte de sus votos de las clases medias urbanas (burguesía, pequeños propietarios, pequeños comerciantes, funcionarios).
Durante los 25 años del gobierno moderado en el reinado de Isabel II, líderes como Narváez, Martínez de la Rosa, Bravo Murillo y Donoso Cortés ocuparon gobiernos de larga duración contando con el apoyo de la Reina. Aprobaron la Constitución de 1845, la Ley de Ayuntamientos (1845) y la Ley Electoral de 1846.
Entre los líderes progresistas que rigieron el país durante casi 10 años, repartidos en tres etapas, destacan Espartero, Prim, Mendizábal y Madoz. Estos alcanzaron el poder mediante pronunciamientos e impulsaron medidas como las desamortizaciones de 1836 y 1855, y las Constituciones de 1837 y 1856.
Otros Partidos Liberales
Partido Demócrata
Surgió en 1849 como una escisión del Partido Progresista. Defendía el sufragio universal, la ampliación de derechos como la libertad de asociación y de prensa, y una enseñanza primaria universal y gratuita. Sus líderes más destacados fueron Pi y Margall y Castelar. Gobernaron durante el Sexenio Democrático y la Primera República.
Unión Liberal
Formada hacia 1854, estaba integrada por elementos provenientes del Partido Moderado (“puritanos”) y del Partido Progresista (“resellados”). Era un partido de centro con un programa político parecido al moderado, aunque con tintes progresistas (desamortización civil, mayor autonomía para los ayuntamientos, reconocimiento de más derechos). Sus líderes más destacados fueron el general O’Donnell, Cánovas del Castillo, Serrano y Topete.