Las Guerras Carlistas y el Conflicto entre Liberalismo y Tradición en la España del Siglo XIX

Sociología del Carlismo

El carlismo fue apoyado principalmente por los **medianos propietarios de tierras** e **hidalgos** del norte de España. Estos propietarios medios se vieron muy afectados por las reformas impulsadas por los reformistas ilustrados y los liberales, lo que los convirtió en **antiliberales** y **tradicionalistas**. Buena parte del **clero** del norte de España también apoyó al carlismo, así como **militares medios** con ansias de mando y **funcionarios depurados** que respaldaban la monarquía absoluta. Es importante destacar que el apoyo no se limitó a las altas clases, sino que también provino de las **clases medias y bajas**.

Focos Geográficos del Carlismo

Los principales focos geográficos del carlismo fueron:

  • **Navarra**, donde se estableció la corte del pretendiente a la corona.
  • La sierra del **Maestrazgo** (situada entre Castellón y Tarragona/Teruel).
  • **Cataluña**.
  • El **País Vasco**.
  • **Galicia**.

Aunque estos fueron los principales bastiones, hubo focos secundarios prácticamente en toda España, si bien arraigaron menos que en las zonas mencionadas.

Causas del Carlismo

Aunque la causa más visible fue la disputa por la **legitimidad de la corona española**, los especialistas señalan que las causas del carlismo son fundamentalmente dos:

1. Causas Político-Religiosas

Los carlistas se oponían a las medidas contra la Iglesia y defendían la **religión tradicional** como pilar de la sociedad. Se enfrentaron al **centralismo** del gobierno liberal, proponiendo en su lugar unas leyes específicas para cada región, conocidas como **foralismo**. El foralismo, aunque no es la causa original del carlismo, se convirtió en uno de sus fundamentos ideológicos esenciales.

2. Causas Sociales

Las medidas liberalizadoras, como la desamortización, favorecieron la incorporación de los jornaleros sin tierra al campo. Estas medidas afectaron a los **terratenientes**, que perdieron importancia frente a la **burguesía**, y supusieron la pérdida de muchos elementos tradicionales de la estructura social.

El Contexto Liberal: Juntas y Cortes de Cádiz

Las Juntas y la Resistencia

Tras la invasión napoleónica, la defensa fue asumida espontáneamente por las **juntas ciudadanas** elegidas popularmente. Estas juntas enviaron representantes que se reunían en **juntas provinciales**, integradas por miembros de las clases dominantes. Tras la victoria de Bailén, se creó la **Junta Central Suprema**, formada por los representantes de las juntas provinciales. La Junta Central, compuesta por una treintena de miembros, tuvo su sede inicialmente en Aranjuez. El avance de las tropas napoleónicas obligó a la Junta a retirarse sucesivamente a Extremadura, Sevilla y, finalmente, Cádiz.

La obra de la Junta Central fue triple:

  1. **Gobernar el país**.
  2. **Dirigir la resistencia militar** contra los franceses (lo que llevó a la firma del tratado con Inglaterra).
  3. **Convocar la reunión de los representantes de la nación** en unas Cortes extraordinarias en Cádiz.

Las Cortes de Cádiz y sus Reformas

Los principales **objetivos** de las Cortes fueron la reforma profunda y estructural de las instituciones políticas, económicas y jurídicas españolas, y la redacción de una **Constitución**.

Entre las reformas más destacadas se encuentran:

  • Se autoriza la **libertad de imprenta** (1810).
  • Se suprime la **Inquisición** (1813).
  • Se decreta la abolición de los **gremios** (1813), estableciendo la **libertad económica**, comercial, de trabajo y de fabricación.
  • Se inicia una tímida **desamortización** de los bienes de la Iglesia.

Las Cortes proclamaron a **Fernando VII** como rey legítimo (supuestamente secuestrado por Napoleón).

La Constitución de 1812

La Constitución, de **carácter liberal**, fue promulgada por las Cortes de Cádiz el 19 de marzo de 1812. Se basa en los siguientes principios fundamentales:

  • Soberanía nacional: El poder reside en la nación (el pueblo).
  • División de poderes: El poder **Legislativo** recae en las Cortes junto con el Rey; el **Ejecutivo** en el Rey; y el **Judicial** en los tribunales.
  • Libertad de pensamiento e imprenta, y protección de la propiedad.
  • Derecho de representación: Los españoles están representados por los diputados, elegidos mediante un **sufragio censitario indirecto** (solo votan los varones mayores de 25 años). Las provincias americanas también votan.
  • Declaración de igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. Se eliminan las diferencias estamentales, garantizando los mismos derechos fiscales, militares y jurídicos.

Otros puntos de interés son:

  • La nación se obliga a proteger la **religión católica**, sin establecer libertad religiosa.
  • Se reconocen derechos individuales como la educación, la libertad de prensa, el derecho a la libertad, a la propiedad y la **inviolabilidad del domicilio**.
  • **Reorganización de las fuerzas armadas**: Se crea un Ejército, encargado de la defensa exterior, y la **Milicia Nacional**, destinada a defender el régimen liberal contra posibles enemigos internos.

Las Guerras Carlistas

La Primera Guerra Carlista (1833-1839)

Al morir Fernando VII, los carlistas formaron partidas que dominaron las zonas rurales del País Vasco, Navarra y Cataluña, utilizando la táctica de **guerrillas**. Las ciudades permanecieron fieles a Isabel II.

Fases de la Guerra

  1. 1ª Fase (1833-1835): Los liberales reaccionaron tarde. El general **Zumalacárregui** consiguió aglutinar a los Voluntarios Realistas y las partidas dispersas en un ejército regular carlista, controlando el medio rural vasconavarro. La guerra se caracterizó por su brutalidad. Zumalacárregui puso sitio a Bilbao, donde resultó herido y murió.
  2. 2ª Fase (1835-1837): Hubo un equilibrio de fuerzas entre ambos bandos. En Aragón y el Maestrazgo, el general **Cabrera** organizó guerrillas.
  3. 3ª Fase (1837-1839): El cansancio por la incapacidad de derrotar al enemigo llevó a un acuerdo con el general carlista **Maroto**, plasmado en el **Convenio de Vergara** (1839). Se acordó la integración del ejército carlista en el isabelino y la promesa de la negociación de los fueros en Navarra y el País Vasco.

La Segunda Guerra Carlista (1846-1849)

Esta guerra, conocida como la guerra dels matiners (guerra de los madrugadores), fue desencadenada por el **fracaso del enlace matrimonial entre Isabel II y Carlos VI**, hijo de Carlos María Isidro. Tuvo como escenario principal Cataluña y Levante, con la intervención destacada de Cabrera. El carlismo fue derrotado. Continuaron las sublevaciones carlistas, como el frustrado pronunciamiento de Carlos VI en San Carlos de la Rápita (Castellón) en 1860.

La Tercera Guerra Carlista (1872-1876)

La inició **Carlos VII**, nieto de Carlos María Isidro. Tras la Revolución de 1868, el carlismo había intentado convertirse en una alternativa para las clases conservadoras frente al régimen democrático, moderando sus formas y lenguaje, y creando un partido: la **Comunión Católico-Monárquica**. Sin embargo, la elección de un rey extranjero, Amadeo I, los lanzó a la guerra. El escenario principal fue el País Vasco, Navarra y Cataluña. Don Carlos logró victorias (como Eraul, Montejurra y Abárzuza) pero no consiguió ocupar Bilbao. Creó una estructura estatal en Estella (Navarra), llegando a emitir moneda. Su derrota final por Martínez Campos, durante la Restauración de Alfonso XII, supuso la **supresión de los fueros e instituciones del País Vasco** (1876), aunque se conservó la autonomía fiscal mediante los **conciertos económicos** (1878).

La Década Ominosa (1823-1833)

Este periodo se abre con la invasión de los **Cien Mil Hijos de San Luis** el 7 de abril de 1823, un ejército francés comandado por Luis Antonio de Borbón, Duque de Angulema. Este ejército sometió a la España liberal por orden de la **Santa Alianza**, inquieta por el desarrollo del liberalismo en España y azuzada por los emisarios secretos que el rey español (Fernando VII) envió a las potencias coaligadas para evitar tener que gobernar sometiéndose a una constitución.

En este periodo tuvo lugar una de las grandes **represiones de los liberales** que pudieron quedarse en la Península. Los más significativos tuvieron que **emigrar en masa** para evitar la muerte, dirigiéndose principalmente a Londres (al barrio de Somerstown), pero también a Malta, París, Estados Unidos y las recién nacidas repúblicas hispanoamericanas.