Tito Livio: El Historiador de Roma y su Obra Monumental, Ab Urbe Condita

Vida de Tito Livio

Nació en Patavium (actual Padua) en el año 59 a. C., donde se formó en retórica y manifestó su interés por la filosofía. Hacia el 30 a. C. se trasladó a Roma, donde se dedicó por entero a las letras, especialmente a la que puede calificarse como la obra de su vida: una historia de Roma desde sus orígenes (de ahí el título Ab urbe condita libri) hasta la muerte de Druso en el año 9 a. C. Esta obra monumental comprendía 142 libros.

Tito Livio se dio a conocer mediante la lectura en público de los primeros libros de su gran historia. La publicación se llevó a cabo en grupos desiguales de cinco o diez libros. Un claro índice de la gran fama que esta magna obra le reportó es la anécdota del gaditano que viajó hasta Roma con el único propósito de conocerlo personalmente.

Tito Livio se granjeó la amistad de Augusto, aunque se mantuvo fiel a sus convicciones pompeyanas y no cedió a la adulación del emperador. Los tres últimos años de su vida los pasó en su ciudad natal, donde le sorprendió la muerte en el año 17 d. C., a una edad ya avanzada.

La obra de Tito Livio

Obras menores

Tenemos noticias de que escribió diálogos filosófico-históricos y un tratado de retórica en forma de carta dirigido a su hijo, en el que proponía a Demóstenes y Cicerón como modelos a seguir.

Ab Urbe Condita Libri

Sin embargo, la obra principal de Tito Livio, y a la que debe su inmensa fama, es Ab urbe condita libri. Esta monumental historia de Roma constaba de 142 libros, que solían editarse (posiblemente desde antes del siglo IV) en grupos de diez, denominados décadas.

Libros conservados

De esta vasta obra, solo se ha conservado una parte:

  • La primera década (libros I-X): Abarca desde los orígenes de Roma hasta la víspera de la guerra con Pirro (293 a. C.).
    • Libro I: Relata los orígenes míticos y la época de la monarquía romana.
    • Libros II-V: Cuentan la historia de la República hasta la invasión de los galos.
    • Libros VI-X: Continúan la narración hasta la tercera guerra samnita.
  • La tercera década (libros XXI-XXX): Dedicada íntegramente a la segunda guerra púnica.
  • La cuarta década y la mitad de la quinta (libros XXXI-XLV): Narran, con algunas lagunas, la sumisión de Macedonia por Lucio Emilio Paulo.
  • Además de estos 35 libros, se conservan algunos fragmentos de otros.

Sumarios y extractos

Poseemos información del contenido de casi toda la obra gracias a unos sumarios o periochae que se han conservado. Realizados libro por libro para facilitar el manejo de la voluminosa obra, son de extensión muy desigual. Faltan únicamente los correspondientes a los libros 136 y 137.

También se conserva una colección de prodigios mencionados por Tito Livio, realizada por un tal Julio Obsecuente, que corresponde al periodo 249-212 a. C.

Finalmente, se conserva un papiro con extractos de los libros 37-40 y 48-55, correspondientes al Epítome, una edición compendiada de la obra que ya existía en el siglo II y que fue utilizada por muchos historiadores posteriores, entre ellos el hispano Orosio en su obra Historiae adversus paganos. La pérdida de partes tan notables de la obra se explica por su gran volumen, lo que convertía la realización de copias en una tarea ardua.

Fuentes y método historiográfico

Tito Livio no basó su trabajo en el estudio de fuentes originales ni en la visita a los lugares de los acontecimientos. Esta tarea habría sido imposible, dada la enorme amplitud del tema que se propuso abordar y la dispersión de los archivos y documentos oficiales de la época.

Autores utilizados

Para su narración, recurrió a las obras de historiadores anteriores:

  • Primera década: Utilizó a los analistas Valerio Antias y Claudio Cuadrigario.
  • Tercera década: Se basó en las obras de Fabio Píctor, Celio Antípater y, fundamentalmente, Polibio.
  • Política en el Oriente griego: Polibio fue también su principal fuente de información.
  • Cuarta década: Debió de utilizar a Catón el Viejo.
  • Libros siguientes: A través de las Periochae, se deduce que utilizó a Posidonio.

Método de trabajo

Las fuentes que empleó Tito Livio eran, en su mayoría, de segunda mano y latinas. A menudo, conoció algunas de estas obras después de haber publicado los primeros libros de su historia. Por ejemplo, al leer a Polibio, se percató de la poca fiabilidad de Valerio Antias, a quien ya había utilizado con confianza en volúmenes anteriores.

Generalmente, para cada periodo histórico manejaba varias fuentes, contrastándolas entre sí. Solía utilizar una como base y las demás para completar detalles o corregir datos. Aunque a menudo le falta espíritu crítico, su honradez intelectual es total. Quizás se deja llevar por su patriotismo y pasión por el pueblo romano, lo que, si bien no le llevó a falsificar la narración, sí le condujo a acentuar determinados detalles, suprimir otros que le resultaban penosos o darles una interpretación que encajara en su visión moralizante de la historia. Siguiendo la costumbre de los analistas, adopta un método cronológico, narrando los sucesos año por año.

Estilo literario

Como historiador, Tito Livio pretendía crear una obra artística, siguiendo la estela de Isócrates, cuya teoría dominó la historiografía helenística y había sido formulada en Roma por Cicerón. No obstante, supo subordinar siempre su vocación artística a las exigencias de la fidelidad histórica.

Su brillante estilo resultó de una afortunada mezcla del estilo ciceroniano y el de Ennio. Sus periodos, muy estudiados, son más densos y simétricos que los de Cicerón, lo que en ocasiones puede producir una sensación de monotonía. Como elementos poéticos, utilizó un ritmo dactílico muy afín al hexámetro y aceptó expresiones poéticas y metáforas frecuentes, vivas y atrevidas. Las comparaciones, que raramente aparecen desarrolladas en Cicerón, en Tito Livio se despliegan plenamente.

Evolución del estilo y uso de arcaísmos

Naturalmente, el estilo de Tito Livio no se mantiene uniforme a lo largo de una obra tan extensa, escrita durante aproximadamente cuarenta años. Los diez primeros libros presentan un estilo más poético, quizás por el carácter legendario de su contenido. La tercera década, en cambio, alcanza una perfección casi épica, mientras que las décadas siguientes pierden en brillantez, pero ganan en solidez oratoria.

Su lenguaje se acerca más al de la última época de la República que al del tiempo de Augusto. A diferencia de Salustio, a quien criticaba por su dureza de estilo y sus arcaísmos, Tito Livio solo empleaba arcaísmos cuando pretendía evocar una sensación de antigüedad.

El uso de los discursos

Siguiendo la costumbre de los historiadores anteriores, Tito Livio introdujo en su narración discursos inventados por él. Solo en los libros conservados se cuentan más de cuatrocientos. La mayoría son breves, pero algunos alcanzan una gran extensión. Con ellos, lograba romper la monotonía de los pasajes descriptivos y narrativos, expresar los rasgos psicológicos de un personaje y exponer la política de un partido o el ambiente general de una situación. Su gran riqueza y flexibilidad retórica hacen que sus discursos hayan sido admirados desde la Antigüedad.

Filosofía de la historia en Tito Livio

Tito Livio considera que la pietas (el deber para con los dioses, la patria y la familia) y la virtus (la excelencia moral y el valor) son las fuerzas que, por necesidad interior, conducen a un pueblo a la prosperidad. El engrandecimiento de Roma se apoya, según él, en esas virtudes de los antepasados. Por ello, se complace en presentar un arquetipo del romano antiguo como un hombre heroico, laborioso, tenaz y amante de la justicia. En contraposición, el abandono de la pietas y la virtus lleva a la decadencia. De este modo, Tito Livio se convierte casi en un profeta que denuncia la corrupción moral de sus contemporáneos, en la que ve el germen de la ruina del pueblo romano.

Aparte de esta lección general, el historiador procura ofrecer enseñanzas de carácter práctico a partir de episodios o acciones concretas de su gran historia, como esquemas de estrategia o maniobras políticas, lo que confiere a su filosofía de la historia una dimensión más pragmática.

La psicología de los personajes

A Tito Livio le gusta interpretar la historia desmenuzando la psicología de sus personajes más representativos e incluso penetrando en las emociones de las masas. Con mano maestra, traza retratos psicológicos que a veces son ficticios, otras veces están documentados y, en ocasiones, se manifiestan a través de la acción de los propios personajes.