La Revolución Industrial: Orígenes, Causas y Consecuencias del Gran Cambio

El Amanecer de una Nueva Era: La Revolución Industrial

La Revolución Industrial fue un proceso de profundas transformaciones económicas y sociales. Comenzó en Inglaterra en la segunda mitad del siglo XVIII, caracterizándose por la aplicación de avances técnicos en la agricultura, cosa que permitió incrementar la producción de alimentos, así como proporcionar una alimentación más completa y una mejora de la higiene. Todo esto condujo al incremento espectacular de la población. Al mismo tiempo, la aparición de fábricas en las ciudades transformó la organización del trabajo, creando una sociedad urbana e industrial.

La Revolución Industrial no fue un cambio brusco o repentino; los protagonistas no eran conscientes de estar viviendo el final de una época histórica y el comienzo de otra. En esa segunda mitad del siglo XVIII, la economía de Europa se basaba en la agricultura de subsistencia, con frecuentes crisis agrarias que impedían el aumento de la población. Del mismo modo, en las ciudades la industria estaba muy limitada por la tecnología rudimentaria, los gremios y diversas trabas.

Antecedentes: La Protoindustrialización

Respecto al mundo rural, existía lo que se conoce como protoindustrialización, basada en que las familias campesinas añadían a sus obligaciones agrícolas la fabricación de tejidos mediante telares manuales.

Del Hogar a la Fábrica: Evolución del Sistema Productivo

Este sistema de trabajo recibe el nombre de domestic system, en el cual los campesinos fabricaban con sus herramientas y vendían sus manufacturas en los mercados cercanos.

Con el paso del tiempo, el sistema evolucionó en el llamado putting-out system. Esto implicaba el control del proceso productivo por parte del comerciante: proporcionaba las materias primas y los instrumentos a los campesinos, fijando los precios y recogiendo la producción para venderla en los mercados. Con el tiempo, el sistema derivó en el factory system, basado en la concentración de capitales, trabajadores, materias primas y herramientas en un mismo lugar. Fue el nacimiento de las fábricas actuales.

¿Por Qué en Gran Bretaña?

La primera región donde se produjo el proceso de industrialización fue en Gran Bretaña. Esto se debió a una serie de factores:

  • Control de un vasto imperio colonial: Gran Bretaña, con una flota marítima que controlaba el mercado, importaba materias primas como los tejidos de algodón indio, de cuya venta obtenían el capital necesario para invertirlo en la industria.
  • Crecimiento de un mercado interior: Junto a la expansión del mercado exterior, crecía un mercado interior sin aduanas ni obstáculos físicos importantes. Existía una importante red de puertos, carreteras y canales, así como una creciente demanda de productos por parte de las clases populares.
  • Estabilidad política: La monarquía parlamentaria proporcionaba un contexto político estable que favorecía los intereses comerciales, garantizando el derecho a la propiedad privada.
  • Capacidad de innovación: Muy por encima de todo, se destaca la capacidad de innovación de ingenieros y técnicos, sustituyendo a las personas por máquinas.

La Revolución Agrícola como Motor del Cambio

La revolución agrícola sentó las bases que permitieron el crecimiento industrial posterior. A una mayor obtención de alimentos le siguió la dedicación de una mayor cantidad de mano de obra hacia las fábricas. En primer lugar, se produjo un cambio en la estructura de la propiedad y en la explotación de la tierra. Se obligó por ley a cercar los campos y antiguos espacios comunitarios, convirtiéndose así en parcelas privadas. Mucha gente, al no tener dinero para pagar los cercados, tuvo que vender sus tierras, convirtiéndose en jornaleros o emigrando a las ciudades. Nacía así una clase de terratenientes dispuesta a invertir en tecnología para aumentar el rendimiento de sus explotaciones.

Asimismo, se introdujeron cambios tecnológicos que aumentaron la capacidad de trabajo usando menos mano de obra.

Innovaciones en el Campo

En cuanto a los sistemas de cultivo, se implantó el sistema Norfolk, que consiste en combinar la plantación de cereales con plantas leguminosas, las cuales proporcionaban nitrógeno al suelo. Esta nueva técnica permitió suprimir el barbecho medieval, fertilizando la tierra, aumentando la producción de forrajes y permitiendo el aumento de la producción de carne y leche.

La Revolución Demográfica

A mayor y mejor alimentación, mayor aumento de la población. Este aumento espectacular de la población se debió al mantenimiento de una tasa de natalidad elevada, por encima del 30 %, así como a la disminución continua de la tasa de mortalidad.

La caída progresiva de la tasa de mortalidad se debió a la mejora de la alimentación y la higiene. Aumentó la producción agraria y el acceso de la población a los alimentos. También influyó el uso del jabón, del agua potable, del alcantarillado y el uso de ropa interior de algodón. Este aumento poblacional proporcionó la mano de obra abundante y barata para el inicio de la producción manufacturera en fábricas, así como creó una mayor cantidad de potenciales consumidores.

El Nacimiento de la Industria

En la producción industrial, apareció un nuevo modelo que concentraba en el espacio de la fábrica el capital, los trabajadores (sometidos a la disciplina del horario y el salario), la maquinaria y las nuevas fuentes de energía (hidráulica y del carbón). El despegue industrial se produjo en la producción textil y en la siderurgia.

Sectores Clave y Avances Tecnológicos

La industria textil algodonera fue el sector más importante de la industrialización británica. Se inventó la lanzadera volante, un telar que permitía tejer piezas más grandes en menos tiempo. Después se inventó la Spinning Jenny, una máquina de hilar que multiplicaba la capacidad de las antiguas ruecas manuales. Todo el proceso de hilado mejoró con el uso de la energía industrial, como en la Water Frame.

Pero el invento más famoso e importante fue la máquina de vapor, aplicándose esta tecnología tanto al sistema fabril como al ferrocarril. La demanda de hierro y de carbón en la industria textil fomentó el desarrollo de la siderurgia. El proceso de producción de hierro mejoró con la difusión de los grandes hornos y el carbón de coque, que sustituyó radicalmente al carbón vegetal.

La Revolución de los Transportes y el Comercio

Al mismo tiempo que evolucionaba el proceso de industrialización, se produjo una verdadera revolución de los transportes. Se construyeron canales y carreteras, pero el principal cambio revolucionario se produjo cuando se consiguió aplicar la energía de la máquina de vapor en el transporte terrestre (ferrocarril) y marítimo (barco de vapor). Se consiguió disminuir de forma espectacular el tiempo empleado en los viajes; los desplazamientos de pasajeros y mercancías se hicieron más seguros y baratos, y el aumento de la capacidad de carga redujo los costes de transporte de materias primas y productos elaborados.

El éxito de la Revolución Industrial dependió también de factores como la expansión del comercio exterior y de la creación de un sistema financiero que facilitaba la contratación y la circulación de capitales. La revolución de los transportes facilitó el comercio exterior a larga distancia, acercando las relaciones entre mercados, países y continentes. Los centros industriales de Gran Bretaña producían más de la mitad del algodón, del hierro y del carbón del mercado mundial. Esta industrialización necesitaba grandes inversiones de capital.