El Renacimiento en España: Contexto, Humanismo y Poesía del Siglo XVI

Contexto histórico y cultural del siglo XVI

El Renacimiento es un movimiento de transformación cultural basado en el renacer de la cultura grecolatina. Nació en Italia en el siglo XIV, gracias al contacto con dicha cultura, y se extendió por toda Europa en el XVI. En la época en la que tiene lugar este movimiento, surge un interés por el conocimiento del ser humano y del mundo que lo rodea. Esto se materializa en un florecimiento del arte, la ciencia y la técnica. En el caso de España, la plenitud renacentista coincide con los reinados de Carlos I (durante casi toda la primera mitad del siglo XVI) y de Felipe II (la segunda mitad). Con el primero, España se abre a las influencias europeas (poesía italianizante, ideas platónicas, pensamiento erasmista, etc.); con el segundo, se cierran las fronteras a cualquier influencia exterior y se produce una exaltación de la patria y del catolicismo.

Contexto histórico y social del siglo XVI en España

Gracias a la unidad nacional conseguida por los Reyes Católicos, se inicia una nueva concepción del Estado: la monarquía autoritaria. Esta forma de gobierno, en la que el rey concentra todo el poder, se mantuvo durante el siglo XVI. También se desarrolló una política expansionista en dos direcciones: dominio político y militar en Centroeuropa y en el Mediterráneo, y conquista y colonización de América. La nobleza y el clero mantienen sus privilegios, pero se produce el auge de la burguesía debido al desarrollo de la vida urbana y el mercantilismo. El pueblo llano se mantiene en los sempiternos niveles de pobreza extrema.

La religión se convirtió en uno de los elementos principales de cohesión nacional. Se manifiesta un interés por un Estado exclusivamente católico. Esto último se comprueba con la expulsión de los judíos (1492) y la presión sobre los moriscos. Además, se creó la Inquisición, institución que vigilaba que la conducta religiosa y política no se desviara de los principios morales propios del catolicismo. Surge entonces el concepto de «pureza de sangre». Es decir, si alguien tenía ascendientes de origen musulmán o judío, podría ser acusado de hereje.

Panorama ideológico y cultural del Renacimiento

El pensamiento renacentista se basa principalmente en el Humanismo y en la influencia de nuevas ideas filosóficas. Los humanistas basaban su pensamiento en el antropocentrismo (el ser humano como centro del universo). Esto conllevaba la exaltación de la condición humana, el rechazo del teocentrismo medieval y la defensa de lo terrenal frente a lo sobrenatural.

Asimismo, el Humanismo concebía que el antropocentrismo era originario de la Antigüedad grecolatina. Por esta razón, surge un gran interés por el renacer de los ideales y la cultura grecorromana a través del estudio de las lenguas clásicas. Además, en el Renacimiento se busca el desarrollo equilibrado de todas las facultades físicas y espirituales del individuo. El modelo de ser humano en esta época se basa en el ideal del cortesano, figura creada por Baltasar de Castiglione (1478-1529). Según este autor, el cortesano debe ser hábil con las armas y con las letras, y ha de cultivar tanto el ejercicio físico como el artístico.

Por otro lado, se produce una influencia de las siguientes corrientes filosóficas y de pensamiento:

  • El epicureísmo: corriente filosófica que invita a los placeres de la vida. Existe la concepción de que el tiempo pasa rápidamente (tópico de tempus fugit) y, como consecuencia de esto, se nos invita a aprovechar el momento presente (carpe diem).
  • El escepticismo: pensamiento que consiste en dudar frente al dogmatismo propio de la Edad Media. Se confía plenamente en la razón, principal virtud del hombre.
  • El estoicismo: reivindica un modo de vida sencillo según un orden natural. De esta corriente surge el tópico del beatus ille («feliz aquel»), que exalta la vida natural de la aldea frente a la artificial de la corte, plena de envidia y ambición.
  • El neoplatonismo: consiste en la concepción de que la belleza terrena es un reflejo de la divina (ideal platónico). De esta forma, se presenta la idealización del amor y de la naturaleza, como se manifiesta en el tópico del locus amoenus («lugar ameno»).
  • El erasmismo: debe su nombre al pensador Erasmo de Róterdam y defendía una religiosidad más cercana, sencilla, austera y verdadera.

La poesía en el Renacimiento

El interés existente en la época por los modelos clásicos (de Grecia y de Roma) genera la preocupación por crear una literatura basada en la belleza. De esta forma, la naturaleza se convierte en fuente de inspiración. El poeta concibe la belleza exterior (femenina o paisajística) como reflejo de la belleza ideal o divina. Los mitos y el bucolismo pastoril (idealización del paisaje y del mundo de los pastores) serán constantes en la poesía renacentista.

Características de la poesía renacentista

Autores como Garcilaso de la Vega, Boscán o Fernando de Herrera siguen el modelo de la poesía petrarquista (término procedente del poeta italiano Francesco Petrarca). De la poesía petrarquista se toman los siguientes temas:

  • El amor: presenta una doble vertiente. Por un lado, es una fuente de insatisfacción y, por otro, posee un poder que ennoblece al poeta enamorado. Se ama a una mujer a la que se idealiza (donna angelicata), especialmente su belleza. Dicha belleza es reflejo de la divinidad, y este hecho convierte el amor en un acto casi de culto religioso. En ocasiones, el desdén de la amada provoca sufrimiento en el poeta, quien se recluye en sí mismo o le reprocha a la dama su rechazo.
  • La naturaleza: representada a través del tópico locus amoenus («lugar apacible»), simboliza la perfección natural y funciona como marco de las relaciones amorosas.
  • Los mitos: la poesía renacentista se puebla de dioses, ninfas y héroes que presentan un marco pleno de belleza, muy atractivo para los poetas.

Sin embargo, la influencia más notable de Petrarca se refleja en el aspecto formal. Para los poetas renacentistas, el lenguaje utilizado (el estilo) debe poseer un equilibrio perfecto entre la elaboración cuidada y la sencillez. La poesía debe expresar los sentimientos más íntimos del poeta. Por esta razón, hay que evitar un lenguaje artificial y exagerado.

En poesía se emplearán formas métricas novedosas. El verso más usado es el endecasílabo, más elegante y rítmico para esta nueva poesía. Las formas estróficas más usadas son el soneto, la lira, el terceto, la octava real, la canción y la silva. Los tipos de composición más habituales son de procedencia clásica: la oda, la égloga, la elegía y la epístola.

Por otra parte, lo original del Renacimiento español fue la unión de las nuevas influencias italianas con la tradición hispánica. La nueva cosmovisión se suma, también, a la tradición religiosa, dando lugar a la poesía ascética y mística durante la segunda mitad del siglo XVI. Una muestra de esto último son autores como fray Luis de León y san Juan de la Cruz.