Causas de la Primera Guerra Mundial
Enfrentamientos coloniales
La Conferencia de Berlín (1885) había intentado establecer medidas de acuerdo y arbitraje entre los imperios, pero el ascenso de potencias como Alemania, que había llegado con retraso a la carrera colonial, volvió a reabrir los conflictos entre los países europeos.
Crisis marroquíes
A principios del siglo XX, Marruecos fue el escenario principal de enfrentamientos. En 1905, el gobierno alemán ofreció su apoyo al sultán de Marruecos para que se enfrentara a los franceses, que querían establecer un protectorado en la zona. La Conferencia de Algeciras (1906) frustró las aspiraciones alemanas al establecer un protectorado franco-español sobre Marruecos. Pero Alemania, en 1911, con motivo de una insurrección en el sur de Marruecos, envió barcos de guerra al puerto de Agadir, bajo el pretexto de proteger a los súbditos alemanes. Reino Unido apoyó incondicionalmente a Francia, pero la presión alemana acabó consiguiendo a cambio la ampliación de la colonia de Camerún.
Rivalidades entre potencias
Las potencias europeas también adoptaron posiciones nacionalistas, exacerbadas por la defensa de sus intereses en Europa y en sus imperios coloniales. Se produjo una exaltación de los valores y la identidad de cada nación, que generó un clima de desconfianza mutua. Del mismo modo, al ascenso de los nacionalismos contribuyeron las aspiraciones de independencia de algunos pueblos europeos que querían librarse de la tutela de los viejos imperios tradicionales. Como consecuencia, la región de los Balcanes, dominada desde hacía siglos por el Imperio turco, se convirtió en un foco de importantes tensiones internacionales. Asimismo, franceses y alemanes se enfrentaban por la ocupación alemana de las regiones francesas de Alsacia y Lorena, a raíz de la guerra franco-prusiana. Por último, existía una fuerte rivalidad entre Reino Unido y Alemania por el control comercial y económico de Europa y de las rutas comerciales.
Conflictos balcánicos
En los Balcanes, ante la decadencia del Imperio turco, Austria-Hungría aspiraba a expandirse en la zona. Pero se enfrentaba a las ambiciones de Serbia y del Imperio ruso, que también querían aumentar su influencia y ocupar los estrechos del Bósforo y los Dardanelos, que abrían sus dominios al mar Mediterráneo. La anexión de Bosnia-Herzegovina al Imperio austrohúngaro (1908) agravó las tensiones en los Balcanes y originó la sucesión en pocos años de dos guerras (1912 y 1913) que empeoraron la situación. Las guerras consolidaron a Serbia, con el apoyo de Rusia, como la potencia de la zona. Este liderazgo alarmó a Austria-Hungría, que temía un levantamiento general de los pueblos eslavos bajo su dominio. Por ello, buscó el apoyo de Alemania frente a Rusia.
Alianzas militares
Las potencias se lanzaron a un complejo sistema de alianzas militares para prepararse ante un posible enfrentamiento. En 1882, Alemania, Austria-Hungría e Italia firmaron la Triple Alianza. Francia se alió con Rusia y mejoró sus relaciones con Reino Unido, deterioradas por las disputas coloniales. Las tres potencias acabaron firmando la Triple Entente (1907). El malestar existente entre las grandes potencias originó además una carrera de armamentos. Los Estados invirtieron grandes sumas de dinero en fabricar armas (cañones, obuses, ametralladoras…), construir barcos de guerra y entrenar a sus tropas. A principios del siglo XX, todos se preparaban para la guerra y cualquier incidente podía desencadenar el conflicto.
Desarrollo de la Primera Guerra Mundial
Estallido de la guerra
El asesinato del archiduque austriaco Francisco Fernando (junio de 1914) fue la chispa que encendió Europa. El 28 de junio de 1914 fue asesinado. El atentado fue realizado por un estudiante bosnio relacionado con las organizaciones nacionalistas serbias. Austria, animada por Alemania, acusó a Serbia de haber instigado el magnicidio y le declaró la guerra el 28 de julio. Rusia intervino para proteger a Serbia y declaró la guerra a Austria. Alemania, aliada de Austria, declaró la guerra a Rusia y a Francia. Reino Unido declaró la guerra a Alemania y a Austria cuando los ejércitos alemanes invadieron Bélgica. El enfrentamiento austro-serbio se convirtió en una guerra europea.
La guerra de movimientos
Las operaciones bélicas se iniciaron en el frente occidental, cuando en una rapidísima operación (Plan Schlieffen) los ejércitos alemanes atacaron a Francia, entrando por Bélgica y Luxemburgo, con la esperanza de vencer rápidamente y poder concentrar todos sus esfuerzos en el frente oriental. A comienzos de septiembre de 1914, los alemanes se encontraban a 40 kilómetros de París. Sin embargo, los ejércitos francés e inglés consiguieron reorganizarse y detener el avance del ejército alemán en la batalla del Marne. En el frente oriental, los alemanes derrotaron a los rusos en la batalla de Tannenberg.
La guerra de trincheras
Tras la batalla del Marne, los frentes se inmovilizaron. En el frente occidental se abrieron trincheras desde Suiza hasta el mar del Norte, y se inició una fase de la guerra en la que ganar un palmo de territorio al enemigo significaba decenas de miles de muertos. Entonces se hizo necesaria la búsqueda de nuevos aliados que aportaran más soldados al frente. A finales de 1914, Turquía entró en la guerra; al año siguiente lo hicieron Italia y Bulgaria y, en 1916, se incorporó Rumanía. Ese mismo año, los alemanes lanzaron una nueva ofensiva en el frente occidental, pero en la batalla de Verdún los franceses resistieron durante meses. En julio, británicos y franceses atacaron las líneas alemanas (batalla del Somme), con escaso éxito.
La entrada de EE. UU. y el fin de la guerra
El año 1917 fue decisivo para la guerra. Por un lado, los duros combates de la guerra de trincheras provocaron deserciones entre los soldados y se produjeron numerosos motines en el frente. Por otro, en Rusia triunfó la Revolución bolchevique y los revolucionarios, ocupados en consolidar su gobierno, firmaron la paz con Alemania y se retiraron de la guerra (Paz de Brest-Litovsk). El abandono de Rusia fue compensado con la intervención de Estados Unidos, que, a consecuencia del hundimiento del transatlántico Lusitania por un submarino alemán, decidió entrar en el conflicto. Aunque ya se había extendido la guerra a las colonias, la presencia de EE. UU. supuso la definitiva mundialización del conflicto.
En 1918, en el frente oriental, británicos, franceses e italianos derrotaron a los austriacos y a sus aliados. Los imperios austrohúngaro y turco pidieron el armisticio*, y los combates cesaron. En el frente occidental, los alemanes fueron derrotados. El alto mando alemán se desmoralizó ante el fracaso y sugirió al káiser Guillermo II que pidiera la paz. El 11 de noviembre de 1918, Alemania firmó el armisticio. La Primera Guerra Mundial había terminado.
Impacto social y económico de la guerra
La implicación de la población civil
Los desastres de la guerra golpearon de forma generalizada a la población, cuyos maridos o hijos participaron en la contienda. Asimismo, el avance de los ejércitos en 1914 podía ser mucho más veloz al contar con medios como los ferrocarriles o los vehículos de motor. Como consecuencia, tanto en Bélgica y en el noreste de Francia, como en Prusia, Rusia o Serbia, provocó el éxodo de millones de civiles ante el pavor al saqueo, la destrucción o las represalias, y dio origen a uno de los primeros grandes movimientos de refugiados motivado por un conflicto bélico en el mundo contemporáneo. La guerra requirió una enorme producción de armamento, municiones, avituallamiento… Para ello se utilizó masivamente el trabajo de mujeres y hombres en edad no militar, y se alargaron las jornadas laborales. Además, las necesidades de guerra eran prioritarias y la producción de bienes de consumo se resintió. Faltaban víveres y productos de primera necesidad.
Propaganda y control de la opinión pública
Para que la población mantuviera la moral y contribuyese al esfuerzo bélico, los Estados recurrieron por primera vez a la propaganda, con métodos modernos ideados con las técnicas de marketing. Esta propaganda permitió movilizar a la opinión pública de cada bando, utilizando de forma recurrente la exaltación de la patria y el odio al enemigo. Se recurrió asimismo a la censura de prensa. Los pacifistas o los socialistas opuestos a la guerra fueron detenidos y silenciados.
Contribución de las colonias
Tropas coloniales y de voluntarios participaron en los combates al lado de cada bando. Además, las colonias ofrecieron recursos económicos para auxiliar a las destrozadas economías europeas. La movilización de los imperios coloniales extendió el conflicto a otros continentes: África (enfrentamientos en Togo y Camerún), Oriente Próximo (posesiones británicas) y Extremo Oriente (enfrentamientos entre China y Japón).
Papel de las mujeres en la guerra
Las mujeres empezaron a trabajar en las fábricas de armamento, en los hospitales, en los transportes. Las mujeres fueron conscientes de que poseían las mismas capacidades, pero no los mismos derechos que los hombres, y los movimientos sufragistas…
La Revolución Rusa
Imperio autocrático
El zarismo era una autocracia, es decir, el zar tenía un poder absoluto: gobernaba por decreto, no estaba sujeto a ninguna constitución ni respondía ante un Parlamento. Una fiel burocracia y un poderoso ejército aseguraban el control del Imperio, mientras que la Iglesia ortodoxa constituía uno de los grandes pilares ideológicos del régimen.
Agricultura feudal e industria dependiente
La economía y las estructuras sociales del Imperio ruso eran las más atrasadas del continente europeo. La agricultura constituía la principal actividad económica y la tierra estaba en manos de una aristocracia privilegiada, inmensamente poderosa y rica. En algunas zonas del Imperio (Moscú, San Petersburgo, Urales…) se había iniciado un proceso industrial impulsado, en buena parte, por capital extranjero. Allí había surgido un numeroso proletariado industrial que trabajaba en grandes fábricas.
Oposición al zarismo
Las primeras corrientes de oposición, populistas (naródniki) y anarquistas, se desarrollaron entre los campesinos, pero sin establecer alternativas claras. Entre los obreros industriales se difundieron las ideas marxistas. En 1898 se fundó el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, que tenía como líder más destacado a Vladimir Ilich Uliánov, Lenin. Pronto, el partido se escindió en dos alas: la menchevique (o minoritarios) y la bolchevique (o mayoritarios), partidaria del camino revolucionario. Apareció un partido liberal-burgués, el Partido Democrático Constitucionalista (denominados kadetes).
La revuelta de 1905
En 1905 estalló una revuelta que exigía el fin de la autocracia. Se celebró una manifestación pacífica y el zar respondió con una contundente represión (Domingo Sangriento). Pero las manifestaciones y huelgas continuaron y los trabajadores crearon unos consejos de obreros, campesinos y soldados, denominados soviets, para organizarse. Ante la situación, el zar se comprometió a convocar elecciones por sufragio universal al Parlamento (Duma) y a propiciar una reforma agraria. Sin embargo, las promesas no se cumplieron y en pocos años el zar clausuró la Duma.
Coyuntura de la guerra
Cuando Rusia entró en la Primera Guerra Mundial, se evidenció que no estaba preparada para una guerra tan larga, dura y cara: el ejército ruso no estaba capacitado, ni los sistemas de transporte eran eficaces, ni la industria de armamento resultaba suficiente. Como los medios económicos del país se dedicaron a la guerra, el hambre apareció y se extendió el malestar entre obreros, campesinos y soldados. Todo ello desacreditó al zar Nicolás II y a su gobierno.
Revolución de febrero de 1917
En febrero de 1917 se produjo una gran manifestación en Petrogrado (nombre eslavo que había adoptado San Petersburgo en 1914), seguida de una huelga general y de amotinamientos en los cuarteles. El zar abdicó y se proclamó una república dirigida por un gobierno provisional. El nuevo gobierno, dominado por los partidos burgueses (kadetes y eseristas), inició una serie de reformas políticas y sociales. Pero al mismo tiempo decidió mantener los compromisos con sus aliados en la guerra. El descontento popular aumentó, y los sóviets, que pedían la retirada de la guerra, empezaron a exigir la destitución del gobierno.
Revolución de octubre
Los bolcheviques fueron ganándose el apoyo de la mayoría de los sóviets. Su líder, Lenin, que había regresado a Rusia del exilio, propugnó las Tesis de Abril, donde marcaba la ruta a seguir: derrocar al gobierno provisional e instaurar un gobierno de sóviets obreros y campesinos, firmar la paz con Alemania, repartir las tierras entre los campesinos, ceder la dirección de las fábricas a los obreros, nacionalizar la banca y reconocer las nacionalidades del Imperio. Los bolcheviques, con el apoyo de los sóviets, que habían creado sus propias milicias armadas, la Guardia Roja, prepararon una insurrección para el día 25 de octubre de 1917. Los sublevados ocuparon la ciudad de Petrogrado, tomaron el Palacio de Invierno y destituyeron al gobierno provisional. La revolución se extendió rápidamente por Moscú y los núcleos industriales del país. El II Congreso de los Sóviets de Rusia, que se hallaba reunido en Petrogrado, proclamó un gobierno obrero que fue presidido por Lenin y en el que figuraban Trotski y Stalin. En noviembre de 1917 se celebraron las elecciones para la Asamblea Constituyente, que habían sido convocadas por el gobierno provisional. Los bolcheviques solo obtuvieron el 25% de los escaños, aunque su fuerza era mayoritaria en las ciudades y las zonas industriales. Ante el temor de que los grupos contrarios a la revolución se impusieran en la Duma, Lenin disolvió la Asamblea y puso fin al pluralismo político en la nueva Rusia soviética. El nuevo gobierno decretó las primeras medidas revolucionarias: se expropiaron las tierras para repartirlas entre los campesinos, y las fábricas quedaron bajo el control de comités obreros. Asimismo, se firmó el Tratado de Brest-Litovsk (1918) con Alemania, por el que Rusia tuvo que aceptar importantes pérdidas territoriales.
Guerra civil
Los partidarios de la vuelta del zarismo (terratenientes, ejército) o del liberalismo (burguesía) se levantaron en armas contra el gobierno de los soviets. El denominado Ejército Blanco contó con la ayuda de tropas francesas, británicas, japonesas y norteamericanas, y se enfrentó al Ejército Rojo, organizado por los bolcheviques bajo la dirección de Trotski. Los tres años de guerra civil fueron de una gran crueldad para la población, tanto por la escasez de alimentos como por los muertos en combate. En 1921, el Ejército Rojo logró imponerse militarmente, pero el conflicto había contribuido al endurecimiento del régimen soviético.
El poder bolchevique
El partido bolchevique, que desde 1918 había tomado el nombre de Partido Comunista de la Unión Soviética, organizó una policía política para perseguir las actividades contrarrevolucionarias. En el ámbito económico, se instauró el «comunismo de guerra», por el que se nacionalizó toda la industria, se colectivizaron las tierras y se obligó a los campesinos a entregar sus cosechas al Estado.
Consecuencias de la Primera Guerra Mundial
Desastre demográfico y económico
La guerra causó alrededor de diez millones de soldados muertos en combate. A esta cifra hay que añadir las víctimas civiles, afectadas por la subalimentación y las enfermedades, y la falta de nacimientos durante el conflicto, lo que provocó un retroceso demográfico generalizado. Desde el punto de vista económico, la Primera Guerra Mundial significó la pérdida definitiva de la hegemonía europea. El conflicto empobreció a los países beligerantes. El potencial industrial de Europa se redujo un 40%, y el agrícola, un 30%. Todos los países europeos estaban endeudados tanto en el interior (empréstitos* de guerra) como con el exterior (préstamos, sobre todo con Estados Unidos). Por contra, Estados Unidos fue precisamente uno de los grandes beneficiarios de la guerra y su economía se convirtió en líder de las finanzas mundiales. Su producto nacional bruto se dobló en los años de la guerra y el dólar sustituyó a la libra esterlina como la moneda fuerte.
Organización de la Paz
En enero de 1919 se inauguró en París una conferencia para establecer las condiciones de paz. El Tratado de Versalles fue el más importante e impuso las condiciones de paz a Alemania. Otra serie de tratados fueron firmados con Austria, Bulgaria, Hungría y el Imperio turco. En conjunto, se impuso la desmembración de los imperios y la remodelación de las fronteras europeas. El presidente estadounidense, Thomas W. Wilson, había aportado su visión de una paz fundada en la concordia y la ausencia de revancha (14 Puntos de Wilson). Bajo su propuesta se creó la Sociedad de Naciones (SDN), una organización internacional que debía garantizar la paz y la cooperación entre los Estados. Pero las condiciones impuestas por los vencedores llevaron a que los vencidos no se integraran en la SDN. Tampoco lo hizo la URSS ni, al final, EE. UU., y la SDN acabó sin ninguna influencia en la política internacional.
Nuevos problemas, nuevos conflictos
Las conferencias de paz no cerraron las heridas de la guerra; al contrario, abrieron nuevas rencillas. Los alemanes consideraron las condiciones impuestas por el Tratado de Versalles como una humillación que acabaría exacerbando su nacionalismo y el deseo de revancha en el futuro. También Italia planteó su frustración por no recibir las reivindicaciones territoriales que había demandado y creció un movimiento nacionalista. Por otro lado, la Revolución rusa de 1917 había planteado en Europa una nueva situación de tensión. La revolución bolchevique animaba a las fuerzas revolucionarias de toda Europa. Se produjeron levantamientos en Alemania y Hungría que, aunque fueron sofocados, evidenciaban la existencia de un nuevo conflicto entre el capitalismo y el comunismo.
Tratados de paz
Los tratados de paz conformaron un nuevo mapa de Europa. El hecho esencial fue el fin de los grandes imperios y la formación de nuevas naciones. La realidad no coincidió siempre con las ideas y, muchas veces, las fronteras de los nuevos Estados no se correspondían con las nacionalidades. Así, algunos Estados como Polonia, Rumanía y Yugoslavia incluían fuertes minorías de otras nacionalidades. Alemania cede Alsacia y Lorena a Francia, Schleswig-Holstein a Dinamarca, Eupen y Malmedy a Bélgica y Posnania a Polonia. El Imperio turco cede territorios a Grecia, Francia y Reino Unido en forma de mandatos. Fin del Imperio austrohúngaro: nacen nuevos estados como Austria.