La Ciencia: Concepto y Características Fundamentales
La Ciencia es un conjunto de conocimientos demostrables sobre un sector concreto de la realidad, obtenidos de un modo racional y siguiendo determinadas pautas metodológicas. Las características principales del conocimiento científico son las siguientes:
- Conocimiento racional y objetivo: Las afirmaciones científicas se refieren a hechos cuya existencia hay que explicar. Dicha explicación se logra cuando el científico es capaz de descubrir las leyes o regularidades que rigen esos hechos, o las causas o factores que los producen. Las afirmaciones científicas se comprueban y confirman utilizando procedimientos exclusivamente racionales.
- Conocimiento predictivo: La ciencia no se conforma con explicar lo que ocurre en la realidad, sino que aspira a adelantarse al futuro y prever de una manera precisa y rigurosa lo que va a ocurrir.
- Conocimiento sistemático: El conocimiento científico es un saber sistemático, ya que la obtención de conocimientos se hace de manera ordenada, es decir, siguiendo el guion que marca la propia metodología científica. En un principio, el científico, al hacer ciencia, no deja nada al azar y la investigación se lleva a cabo siguiendo pautas metodológicas establecidas previamente.
- Conocimiento público: Pretende ser aceptado por todos como un conocimiento verdadero. Para ello, los científicos hacen público el proceso mediante el que ha sido obtenido el conocimiento, de modo que cualquiera pueda comprobarlo por sí mismo.
Tipos de Ciencias: Empíricas y Formales
Las ciencias pueden clasificarse en distintos tipos teniendo en cuenta su objeto de estudio. Hay dos tipos principales:
Ciencias Empíricas
Son aquellas cuyo contenido se refiere a hechos y fenómenos que suceden en el mundo real. Dentro de las ciencias empíricas, se distinguen las Ciencias Empíricas Naturales, que versan sobre hechos y fenómenos del mundo natural, y las Ciencias Empíricas Humanas y Sociales, que tratan acerca del ser humano y de la vida en sociedad.
Ciencias Formales
Son aquellas cuyo objeto de estudio no son hechos que acontecen en la realidad, sino construcciones conceptuales abstractas. Hay dos ciencias formales principales: las Matemáticas y la Lógica. Las Matemáticas, por ejemplo, se ocupan de entidades abstractas como números, figuras geométricas, ecuaciones, pero ninguna de estas entidades existe en el mundo real; son entidades ideales que solo existen en la mente de quienes las piensan.
Los Métodos de la Ciencia: Inductivo, Deductivo e Hipotético-Deductivo
La Ciencia es una actividad que se rige por la aplicación de un determinado método de trabajo, el cual varía entre las distintas disciplinas. La palabra «método» significa «camino» y fue empleada por primera vez por el filósofo griego Platón (siglos V-IV a.C.). El método es, en esencia, el camino a seguir para alcanzar la verdad científica.
El Método Inductivo
La inducción o método inductivo se utiliza en el ámbito de las ciencias empíricas naturales y es aplicado constantemente por las personas en su vida diaria. Su principal defensor en la ciencia fue el filósofo y científico inglés Francis Bacon (1561-1626). El método inductivo consiste en extraer una conclusión general sobre un conjunto de cosas o hechos a partir de lo observado solo en algunos de esos casos. Después de haber observado lo que ocurre en un número limitado de casos particulares, se extrae como conclusión que eso mismo ocurrirá siempre para todos los casos del mismo tipo.
El Método Deductivo
El método deductivo es propio de las ciencias formales. Consiste en derivar, a partir de una o varias afirmaciones dadas e indiscutibles (premisas), otra afirmación que se obtiene de forma necesaria, inevitable y forzosa, llamada «conclusión». Este proceso de derivación y deducción se realiza aplicando una serie de reglas operativas. Dado que la conclusión se deriva necesariamente de las premisas dadas, se puede tener la certeza, seguridad y exactitud de que, dadas esas premisas, no queda más remedio que aceptar como verdadera la conclusión obtenida.
El Método Hipotético-Deductivo (o Experimental)
En el siglo XVI, el filósofo y científico Galileo Galilei defendió un método que ha sido muy utilizado por científicos posteriores. Este método se conoce como hipotético-deductivo o experimental. Su aplicación se da en el ámbito de las ciencias empíricas naturales y consiste en formular una hipótesis capaz de explicar determinados hechos que ocurren en la naturaleza y comprobar la validez de esta hipótesis mediante la realización de experimentos. La aplicación de este método sigue los siguientes pasos:
Descubrimiento de un hecho problemático
La aplicación del método hipotético-deductivo se inicia con la observación de la realidad y el descubrimiento de un hecho que se presenta como problemático, en el sentido de que se ignora por qué se produce.
Formulación de una hipótesis explicativa y deducción de consecuencias
Una hipótesis es un enunciado provisional en el que se ofrece una posible explicación del hecho observado. La formulación de una buena hipótesis depende fundamentalmente de dos cosas: en primer lugar, de los datos y observaciones recabados por el científico; en segundo lugar, del ingenio y la creatividad del científico. Una vez establecida provisionalmente la hipótesis, hay que deducir consecuencias de ella, es decir, señalar qué cosas habrían de suceder si lo supuesto en la hipótesis fuese verdadero.
Contrastación de la hipótesis
Consiste en comprobar si la hipótesis explicativa es válida o no. Si se comprueba que las consecuencias deducidas de la hipótesis se cumplen efectivamente, la hipótesis quedará confirmada. Si, por el contrario, las consecuencias no se cumplen realmente, la hipótesis habrá de ser abandonada y sustituida por otra de la que se deducirán nuevamente consecuencias que tendrán que ser también comprobadas. Uno de los procedimientos más utilizados por los científicos para realizar la contrastación de una hipótesis se denomina «falsación». Dicho procedimiento, propuesto por el filósofo austriaco Karl R. Popper (1902-1994), consiste en poner a prueba la hipótesis buscando hechos que demuestren que es falsa.
El Método Comprensivo
Las llamadas ciencias sociales y humanas utilizan un método que se denomina comprensivo. Con la aplicación de dicho método, el científico social se propone como objetivo la búsqueda del significado y el sentido de las acciones y relaciones humanas, intentando descifrar las motivaciones que impulsan a los sujetos a actuar de una determinada manera.
El Ser Humano: De Homo Sapiens a Homo Faber
El ser humano, además de ser un Homo Sapiens que aspira a entender y comprender el mundo que le rodea, es también un ser que modifica y transforma la realidad natural para fabricar y crear nuevas realidades que no estaban en la naturaleza y que, como tal, son realidades artificiales. Un hacha de piedra, un edificio de viviendas, un pozo o un embalse son algunos ejemplos de estas realidades artificiales que el ser humano es capaz de fabricar y crear. El filósofo francés Henri Bergson (1859-1941) acuñó y popularizó la expresión «Homo Faber» para dejar constancia de esta peculiaridad humana: la capacidad de modificar y transformar la realidad para inventar y crear realidades artificiales.
Técnica y Tecnología: Evolución y Distinciones
La palabra «técnica» se utiliza para hacer referencia al conjunto o sistema de reglas de acción adquiridas en un proceso de conocimiento, cuyo objetivo fundamental es la transformación de la realidad para conseguir de forma eficiente un resultado valioso. El término «tecnología» se utiliza para referirse a algo que no es muy diferente de la técnica. La tecnología es un tipo especial de técnica. Más concretamente, podríamos definir la Tecnología como el conjunto de procedimientos técnicos que poseen un elevado grado de complejidad y sofisticación, que tienen un fundamento científico (basándose en los conocimientos alcanzados por la Ciencia) y cuya aplicación tiene lugar en el seno de la actividad productiva industrial.
Destaca, especialmente, la periodización hecha por el filósofo español José Ortega y Gasset (1883-1955) en su obra Meditación de la Técnica (1933). De esta obra surgen las siguientes clases de técnica:
La Técnica del Azar
Fue la técnica de los hombres primitivos y la que tienen actualmente los denominados «pueblos salvajes». Dos características fundamentales definen este primer estadio o periodo de la historia de la técnica:
- Sencillez de los actos técnicos: Dada la sencillez de los actos técnicos realizados, todos los individuos que componen la colectividad pueden realizarlos. Es decir, la realización de los actos técnicos no es un privilegio de unos cuantos individuos expertos, sino algo que todos los individuos sin excepción pueden llevar a cabo.
- Invención técnica producto del azar: La invención técnica es producto del azar, de la casualidad, de la suerte. El hombre primitivo y el actual salvaje no se reconocen a sí mismos como «inventores de sus inventos», en el sentido de que no saben ni que inventan ni que pueden inventar. De ahí que la invención sea considerada no como una solución a un problema buscada deliberadamente, sino como un descubrimiento casual y azaroso.
La Técnica del Artesano
Esta etapa se corresponde con la historia antigua de Grecia y Roma, y la Edad Media. Sus características principales son las siguientes:
- Asignación de la actividad técnica a personas especializadas: La complejidad y dificultad de realización de algunas acciones técnicas exige que ciertos individuos de la colectividad, los artesanos, se encarguen de ellas.
- Uso de herramientas como elemento auxiliar: Por «herramienta» se entiende aquel utensilio o instrumento inanimado que le sirve al artesano de suplemento auxiliar para la realización de una determinada acción técnica; un martillo o unas tenazas son herramientas. Aunque el papel desempeñado por la herramienta es muy importante, el protagonismo del proceso técnico recae en el artesano. En ese sentido, la técnica artesanal es una técnica manufacturera, ya que, aunque cuenta con herramientas como elementos auxiliares y de ayuda, el producto es hecho por la mano del hombre.
- Unificación del acto técnico: El artesano es al mismo tiempo técnico y obrero. Une en una persona dos aspectos del acto técnico: el diseño o plan de actividad, y la ejecución de dicho plan.
La Técnica del Técnico o del Ingeniero
La etapa que Ortega llama «La Técnica del Técnico o del Ingeniero» se corresponde con el periodo actual de la técnica. Tiene sus comienzos en el siglo XVI, pero alcanzó su máximo esplendor con la Revolución Industrial iniciada en Inglaterra en la segunda mitad del siglo XVIII. Lo fundamental de esta etapa es que la técnica se convierte en tecnología. Sus características principales son:
- Proceso técnico basado en máquinas: El proceso técnico es un proceso basado más en el uso de máquinas que en el uso de herramientas. Por «máquina» se entiende aquel utensilio animado accionado fundamentalmente por una fuente externa de energía y que actúa por sí mismo, en el sentido de que puede realizar determinadas acciones técnicas que antes eran realizadas por seres humanos. Dado que el proceso técnico es realizado por máquinas, el protagonismo recae en ellas; el hombre no es más que un suplemento o elemento auxiliar de la máquina, encargado de vigilar y controlar su funcionamiento. Ortega sostiene que, a partir de 1825, fecha en la que el uso del telar mecánico se generaliza en la técnica textil, la técnica deja de ser una «técnica manufacturera» para convertirse en una «técnica mecanizada».
- División de la acción técnica: La acción técnica se divide en dos hechos muy diferenciados: por un lado, la planificación del proceso técnico, que corresponde al técnico o al ingeniero; y, por otro lado, la ejecución de la planificación del proceso técnico, que corresponde al obrero. En este sentido, se produce una separación clara entre el técnico y el obrero.
Reflexiones Filosóficas: El Problema de la Inducción
La metodología inductivista consiste en la obtención de una generalización para un conjunto de cosas a partir de lo observado en unos cuantos casos particulares. El uso de la metodología inductivista plantea un problema filosófico de primer orden, conocido precisamente como «el problema de la inducción». Este problema tiene que ver con el grado de seguridad y certeza que tiene una generalización ilimitada obtenida a partir de una serie limitada de casos particulares.
El primer filósofo que se ocupó detenidamente del problema de la inducción fue el empirista inglés del siglo XVIII David Hume (1711-1778). Hume cuestiona la certeza de las conclusiones inductivistas que hacemos sobre el funcionamiento del universo y afirma que, cuando razonamos de forma inductiva, realizamos una suposición: la suposición de que la naturaleza es uniforme y regular. Según esta suposición, la naturaleza no es caprichosa y, tras constatar repetidas veces que en un número finito de casos se ha comportado de una determinada manera, asumimos que seguirá haciéndolo. Sin embargo, según Hume, no tenemos ninguna base racional para pensar, por ejemplo, que mañana va a salir el sol; solo tenemos la «seguridad psicológica» proporcionada por la costumbre de haber visto que hasta el momento ha salido para afirmar que va a salir. La inducción nos da «seguridad psicológica», pero no «seguridad racional».
El filósofo inglés Bertrand Russell (1872-1970) también cuestiona la metodología inductivista. Además, lo hizo con un fino sentido del humor al señalar que las personas que confían «a rajatabla» en las conclusiones obtenidas por inducción son como el pavo que confiaba plenamente en que su dueño le iba a dar de comer siempre a la misma hora hasta que un día…