La Evolución de Tomás: Un Viaje del Autoengaño al Compromiso en la Obra Dramática

La Evolución de Tomás: Del Contemplativo al Comprometido

Tomás: El Personaje Central y su Realidad Alterada

Tomás es el personaje central de la obra, hasta el punto de que no abandona nunca el escenario y tiene una participación importante en todo momento. La obra se inicia con Tomás solo en el escenario, pues le toca la limpieza mientras los demás han salido a dar su rutinario paseo. Su soledad es, con todo, relativa, ya que dialoga con el supuesto enfermo y con Berta. Incapaz de asumir el hecho de haber delatado a sus compañeros mientras lo torturaban, así como su condena a muerte, sufre un trastorno psíquico e intenta suicidarse, lo que Asel impide. Entonces cae en una suerte de locura que le hace alterar su realidad miserable de preso condenado a muerte y creerse un escritor de prestigio que vive en una fundación con todas las comodidades.

El Tomás de la Primera Parte: El Intelectual No Comprometido

El Tomás de la primera parte es un personaje contemplativo. Representa al intelectual no comprometido, ajeno al mundo que lo rodea. Abrumado por la realidad, se ha creado un mundo fantástico del que ha desaparecido el hambre, el sufrimiento y la condena a muerte. Cree residir en una moderna fundación, becado junto a sus compañeros para desarrollar investigaciones o, en su caso, escribir una novela. Se muestra amable con sus compañeros y agradecido con esa sociedad que les permite desarrollar la ciencia o disfrutar del arte, la música y la literatura, sin ninguna otra preocupación.

La Transformación de Tomás: Del Autoengaño al Compromiso

Sin embargo, en el transcurso de la obra irá recuperando progresivamente la cordura y descubriendo la verdad con toda su crudeza. Este cambio supone una evolución moral: pasa de la pasividad del autoengaño al compromiso y asume la obligación de luchar por huir de la cárcel y liberar a sus compañeros. Se pretende así que el espectador se identifique con este personaje y asuma la responsabilidad de involucrarse en un mundo que requiere su intervención.

El Dolor como Catalizador de la Lucidez

El factor clave para la curación de Tomás es el mismo que había provocado su locura: el dolor. Si el sufrimiento causado por la tortura lo había llevado a delatar a sus compañeros, a los remordimientos y a la locura, ahora el trauma provocado por las sucesivas muertes de sus compañeros le hará recobrar la lucidez. Los cuatro acontecimientos clave en este proceso evolutivo serán:

  • 1. Descubrimiento del Cadáver (Final de la Primera Parte): Es el primer indicio de que no vive en un mundo feliz, sino que existen el hambre y las mentiras.
  • 2. La Ejecución de Tulio (Inicio de la Segunda Parte): Es el momento decisivo para la curación de Tomás: por primera vez admite que vive en una cárcel y que él, como todos sus compañeros, está condenado a muerte. Va recordando, con ayuda de Asel, las causas de su encarcelamiento y su locura.
  • 3. El Suicidio de Asel (Final de la Segunda Parte): Es el momento clave para la evolución del protagonista: el Tomás contemplativo deja paso a un Tomás activo, dispuesto a luchar y a ejecutar los proyectos de fuga diseñados por su amigo.
  • 4. El Asesinato de Max por Lino (Casi al Final de la Obra): A pesar de haberse convertido en un personaje activo (realista, dispuesto a actuar para conseguir una meta: la fuga), Tomás sigue defendiendo los principios éticos característicos de los contemplativos: rechaza la violencia. Condena el crimen de Lino.

El Proceso de Desvelamiento de la Verdad

El desasosiego de Tomás aumenta en el segundo cuadro, según va comprobando que su mundo se desajusta, hasta que pregunta desvalido: “¿Qué estáis haciendo conmigo?” La desaparición de la máquina de fotos y su sustitución por “un vaso roñoso” le hacen deducir correctamente que algo le ocurre a él y no a los demás. En el momento en que entran los carceleros y se aclara que el hombre que él creyó enfermo lleva muerto varios días, el mundo de la fundación imaginado se va cayendo. No desaparece aún del todo, pero está en clara regresión, como muestra el cambio del espacio escénico. Aún intentará buscar excusas al afirmar que no puede creer que todo fueran imaginaciones suyas, pero la evidencia se va imponiendo.

La Contribución de Otros Personajes a la Revelación

Al desvelamiento de la verdad contribuyen también en ocasiones las palabras de otros personajes, sobre todo las de Tulio, que no siempre puede reprimir sus reacciones coléricas cuando Tomás hace comentarios sobre lo estupenda que es la fundación y sus empleados. Ya en la segunda parte, cuando se llevan a Tulio, Lino no puede soportar la afirmación de Tomás de que pronto volverá y lo encara definitivamente con la verdad: “¡Lo van a matar, imbécil! ¡Como a todos nosotros!” Hay una continua falta de adecuación entre lo que dice Tomás y lo que verdaderamente ocurre, lo que resulta involuntariamente irónico e irrita a los demás. Dice que los carceleros “son amabilísimos” y sobre la fundación afirma: “Es hermoso vivir aquí. Siempre habíamos soñado con un mundo como el que al fin tenemos”, aunque esta afirmación tiene un doble sentido (V/temas).

El Desenlace: La Aceptación de la Realidad

El proceso, lento y progresivo, llega a su desenlace; el paisaje se oscurece “casi hasta la negrura” y Tomás admite la desaparición de la fundación: “Estamos en… la cárcel”.