La Guerra de Sucesión Española (1701-1715)
La Guerra de Sucesión Española fue un conflicto de orden internacional por la sucesión al trono de España tras la muerte de Carlos II, que duró de 1703 a 1713. Aunque en Cataluña se prolongó hasta 1714 y en Mallorca hasta 1715. Esto supuso la instauración de los Borbones en España.
Los Decretos de Nueva Planta son un conjunto de decretos promulgados entre 1707 y 1716 por el rey Felipe V de Borbón, vencedor de la Guerra de Sucesión, que pusieron fin a la estructura compuesta de la Monarquía Hispánica de los Austrias.
El Estado Borbónico es la unidad jurídica de individuos que constituyen un pueblo que vive en un territorio y bajo el imperio de una ley, con el fin de alcanzar el bien común.
Orígenes y Desarrollo del Conflicto
El 1 de noviembre de 1700, murió sin descendencia Carlos II, último rey de la Casa de Austria, lo que desencadenó un conflicto nacional e internacional que se desarrolló entre 1701 y 1715 en torno a dos candidaturas:
- La del archiduque Carlos de Austria, de la rama austriaca de los Habsburgo.
- La de Felipe de Anjou, de la Casa de Borbón.
Carlos II había nombrado como heredero en su testamento a este último, nieto de Luis XIV de Francia, el monarca más poderoso de Europa en ese momento y, por tanto, el mejor aliado posible para garantizar la integridad territorial de la debilitada Monarquía Hispánica.
En un principio, Felipe V fue aceptado sin oposición, tanto en España como en Europa, salvo por parte del emperador de Austria, que no había reconocido el testamento de Carlos II y había iniciado las hostilidades en Italia. Pero Luis XIV actuaba como si fuera el rey efectivo de España y, además, había reconocido los derechos sucesorios de Felipe V al trono francés. Esto podría conducir en un futuro a la unión de Francia y España bajo una misma Corona, cuya hegemonía sería indiscutible. Por ello, las potencias europeas se alarmaron ante la posibilidad de que se formara un poderoso bloque franco-español.
Alianzas y Modelos de Estado
En consecuencia, al bando franco-español se enfrentaron Inglaterra y las Provincias Unidas, que decidieron apoyar a Austria en la Gran Alianza de la Haya en su lucha por instalar al pretendiente austriaco en el trono español. Posteriormente se unieron a esta alianza Portugal y el Ducado de Saboya.
Este conflicto no solo suponía un cambio de dinastía, sino el enfrentamiento de dos modelos de Estado:
- El de los Austrias, tradicionalmente pactista, que respetaba las instituciones forales de los reinos, su diversa legislación y fiscalidad.
- Y el de los Borbones, que importaba el modelo francés absolutista, unificador y centralizador.
Esto explica que la Corona de Aragón apoyara al archiduque Carlos de Austria, mientras que la Corona de Castilla apoyó a Felipe V.
Fin del Conflicto y Consecuencias
El final de la guerra en Europa se produce con la firma del Tratado de Utrecht (1713) mediante el cual Inglaterra se reafirmó como la gran vencedora. Por el contrario, España fue la gran derrotada, ya que, a cambio del reconocimiento de Felipe V como rey de España, tuvo que ceder todos sus territorios europeos, aceptar la pérdida de Gibraltar y Menorca y conceder a Inglaterra amplios beneficios mercantiles en América, como el asiento de negros o el navío de permiso.
En el ámbito interno, el conflicto continuó hasta 1714, ya que Cataluña seguía resistiendo. El 11 de septiembre de 1714 se ordenó el asalto a la ciudad de Barcelona y en 1715 se asaltaron Mallorca e Ibiza, con lo que se puso fin a la rebelión.
En este nuevo orden europeo, España quedó relegada a potencia de segundo rango, aliada de Francia y enemiga de Inglaterra y Austria.
Los Decretos de Nueva Planta y la Reorganización del Estado Borbónico
La llegada de los Borbones al trono español durante la Guerra de Sucesión (1701-1715) supuso una profunda reforma del gobierno y una reorganización administrativa del Estado según el modelo castellano. Una de las primeras medidas adoptadas y de mayor trascendencia fue la unificación jurídica e institucional mediante los Decretos de Nueva Planta de Valencia y Aragón (1707), Mallorca (1715) y Cataluña (1716). Se suprimieron así los fueros e instituciones particulares de los territorios de la Corona de Aragón, en represalia por el apoyo prestado al archiduque Carlos durante el conflicto. Significó la sustitución del pactismo de los Austrias por el absolutismo y el centralismo de los Borbones. Comenzó así la historia del Estado español como unidad administrativa.
Principales Consecuencias de los Decretos de Nueva Planta
Las principales consecuencias de la aplicación de estos decretos fueron:
a) Políticas
- Se suprimieron las Cortes particulares de Aragón, Valencia y Cataluña. Las Cortes castellanas se convirtieron en Generales del Reino, aunque el absolutismo borbónico redujo su papel prácticamente a la nada.
- Se suprimieron los organismos forales, como las Diputaciones, y también desapareció el Consejo de Aragón. Se crearon las Secretarías, antecedente de los actuales ministerios.
- Se implantó la Ley Sálica, que impedía el acceso al trono a las mujeres, lo que tendría una gran trascendencia en el futuro.
- Aplicación de un solo derecho común castellano para todos los súbditos, con la consiguiente anulación de los usos, costumbres y derechos particulares.
- Las aduanas internas desaparecieron con el objetivo de mejorar la economía.
b) Fiscales
- Se impuso un sistema de contribución única. Cada reino debía recaudar una cantidad fija según su peso demográfico y riqueza. Solo se respetó la tradición fiscal de las regiones vasca y navarra por su apoyo a Felipe V durante la guerra.
c) Sociales y Culturales
- Se prohibió el uso de las lenguas en los distintos territorios de la Corona de Aragón, imponiendo el castellano como la lengua oficial en todo el territorio, a excepción de la lengua vasca.
d) Administración Territorial
- La figura del virrey fue sustituida en cada territorio por la de un Capitán General al frente de una Audiencia, con competencias militares y administrativas. Las nuevas demarcaciones territoriales se establecieron en sustitución de los antiguos virreinatos que, sin embargo, seguirían vigentes en América.
- Para la administración de Justicia se implantaron las Reales Audiencias, presididas por los Capitanes Generales.
- La aportación más novedosa fue la de los intendentes, una figura de inspiración francesa, que dependían directamente del rey. Gozaban de amplios poderes y su misión principal era la recaudación de impuestos y la dinamización económica del país.
- Para el control de las principales ciudades se extendió por todo el territorio la institución del corregidor, funcionarios reales encargados del abastecimiento, control de precios, salubridad, etc.
De esta forma, se consolidó el centralismo y el absolutismo inspirado en la tradición francesa y se consiguió la monarquía unitaria a la que había aspirado el Conde-Duque de Olivares en la centuria anterior.
El Reinado de Carlos III y las Reformas Ilustradas
A Carlos III, rey de España entre 1759 y 1788, se le considera uno de los más representativos monarcas ilustrados de Europa, ya que se rodeó de valiosos colaboradores como Esquilache, Aranda o Campomanes, para impulsar la modernización del país mediante reformas en los ámbitos económico, social y cultural, que afectaran a todas las capas sociales, aunque muchas de ellas no pasaron de ser meros proyectos o consiguieron resultados más bien escasos.
Obstáculos para el Desarrollo Agrícola
El principal obstáculo para el desarrollo de la agricultura era el régimen de propiedad de la tierra, ya que la mayor parte de las tierras cultivables, propiedad de la Iglesia, los Ayuntamientos o los nobles, estaba amortizada o vinculada, es decir, no se podía comprar ni vender. Instituciones como las vinculaciones o el mayorazgo perpetuaban esta situación, lo que implicaba que cerca del 80% de la tierra cultivable estaba fuera del mercado. La Iglesia y la nobleza, por regla general, explotaban mal y directamente solo una pequeña parte de sus tierras; el resto, las arrendaban a campesinos en pequeñas parcelas a cambio del pago de una renta por un plazo limitado.
Las excesivas rentas que el campesino debía pagar (al señor, a la Iglesia y a la Corona) rara vez le dejaban margen para invertir en mejoras; pero incluso cuando esto era posible, tampoco le interesaba, ya que, al no ser de su propiedad, las ganancias no repercutirían en su beneficio.
En consecuencia, los rendimientos agrícolas eran muy bajos, ya que era una agricultura atrasada, que utilizaba técnicas y métodos de cultivo rudimentarios, a lo que había que sumar la fuerte competencia de la ganadería extensiva, que implicaba en muchos casos que primara el uso de la tierra para pastos en lugar de cultivarla, y las continuas crisis de subsistencia provocadas por los condicionantes climáticos adversos, que suponían escasez de cosechas, desnutrición y enfermedades. El problema de la tierra se agravó, sobre todo, en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando el crecimiento demográfico, con el consiguiente aumento de la demanda, hizo inaplazable la necesidad de aumentar la producción agrícola.
Medidas Adoptadas por la Corona
Por ello, la Corona adoptó algunas medidas parciales, como fueron:
- El arrendamiento de tierras municipales a los campesinos que tuvieran los medios necesarios para trabajarlas (ley de 1770), medida que resultó insuficiente.
- La colonización de nuevas tierras, planificada y financiada por la Corona. El mejor ejemplo fue Sierra Morena, donde se asentó a población nacional y centroeuropea a las que se concedía una vivienda y una parcela de tierra. Fue esta la única medida que tuvo algún efecto.
- La transformación productiva en algunas zonas, que se especializaron en nuevos cultivos como las papas o el millo. A esto contribuyó la construcción de obras públicas como canales o pantanos para la mejora de los regadíos.
- La reducción de los privilegios de la Mesta. El aumento de tierras de cultivo agudizó los conflictos entre agricultores y ganaderos. Campomanes optó por limitar el privilegio de paso a los ganados trashumantes a favor de los intereses de los campesinos.
Ante la insuficiencia de resultados, surgió el proyecto de una Ley Agraria, para lo cual se encargó a la Real Sociedad Madrileña de Amigos del País un informe sobre los problemas de la agricultura y sus posibles soluciones. En este informe, Jovellanos denunciaba los grandes problemas de la agricultura y, como solución, planteaba una reforma profunda que implicaba la desamortización de tierras. Cuando el informe se publicó en 1794, ya en el reinado de Carlos IV, las circunstancias eran poco propicias para su consideración por parte de la monarquía. El problema de la tierra pasó casi intacto al siglo XIX.