Conceptos Clave en Discapacidad Visual
Resto Visual, Agudeza Visual, Funcionamiento o Eficacia Visual y Visión Funcional
Resto visual: grado de visión que permanece funcional en un individuo con discapacidad visual. La mayor parte de la población afectada por discapacidad visual posee algún resto visual, por ello resulta fundamental hacer una evaluación precisa y sistemática de su visión funcional. Los expertos coinciden en señalar que el grado de visión funcional que posea un sujeto con discapacidad visual debe ser aprovechado y potenciado al máximo.
Agudeza visual es el grado de visión (generalmente, de visión lejana) expresado en valores numéricos, que nos indica a qué distancia es capaz de percibir con claridad una persona.
Funcionamiento o Eficacia Visual, en cambio, es un concepto mucho más amplio; nos indica qué cosas es capaz de hacer un sujeto en particular utilizando su visión y en qué condiciones. El funcionamiento visual depende de múltiples factores, físicos, psicológicos, ambientales; variando incluso en dos personas con idéntica patología o en una misma persona en distintas horas o días de un mismo día.
Por tanto, la Visión Funcional no solo depende del grado de pérdida visual que posee el individuo, sino también del resto visual, y de otros factores como la motivación y la actitud que muestra hacia su utilización, el tipo de estímulos que se le presentan y el entrenamiento que haya recibido para potenciar al máximo su uso. Por esta razón, pérdidas similares pueden generar distintas capacidades funcionales. La funcionalidad del resto visual de una persona puede ser mejorada mediante programas de percepción visual.
Necesidades Educativas Especiales (NEE) del Alumnado con Discapacidad Visual Grave
A continuación, se describen las principales necesidades educativas especiales que presentan los alumnos con discapacidad visual grave:
Necesidad de Acceder al Mundo Físico a Través de Otros Sentidos
El niño construye su conocimiento acerca del medio que le rodea básicamente a través de los estímulos visuales. El niño con discapacidad visual necesita de otros sentidos, como el oído, el tacto o el olfato, o de la información que pueden suministrar otras personas, para conocer el entorno. En el ámbito escolar se tendrán que adaptar los materiales para favorecer el acceso al currículo (en este punto cobran especial relevancia las nuevas tecnologías).
Necesidad de Aprender a Orientarse y Desplazarse en el Espacio
Un aspecto a tener en cuenta es la dificultad que tiene el alumnado con discapacidad visual para formarse una imagen mental del espacio que le rodea, así como para detectar los obstáculos que pueden interferir en sus desplazamientos. Por tanto, habrá que prestar especial cuidado a los aspectos estructurales del aula (ubicación del alumno, ubicación de las mesas y sillas y de los materiales, etc.).
Necesidad de Adquirir un Sistema Alternativo de Lectoescritura
Este sistema alternativo generalmente suele ser el braille, que consiste en un sistema táctil y cuyo proceso de aprendizaje requiere de un adiestramiento previo y de unos materiales específicos.
Necesidad de Aprender Hábitos de Autonomía Personal
La discapacidad visual impide o dificulta la observación e imitación de los hábitos básicos de autonomía personal (vestido, aseo y alimentación). Mientras que los alumnos y alumnas con visión normal perciben habitualmente las distintas actividades que se realizan en la vida cotidiana, los alumnos y alumnas con discapacidad visual necesitan experimentar físicamente, a través de la guía, las acciones que componen estas tareas y, en ocasiones, recibir información verbal complementaria por parte de los demás.
Necesidad de Conocer y Asumir su Situación Visual
El alumno o la alumna con discapacidad visual necesita conocer su déficit y las repercusiones que conlleva para poder asumir su situación y formarse una autoimagen positiva adecuada a su realidad. Solo así podrán afrontar positivamente las dificultades.
Respuesta Educativa en el Aula para la Discapacidad Visual
Con respecto a la respuesta educativa en el aula en el caso de la discapacidad visual, se explican las orientaciones relativas a la metodología, la orientación en el aula y en el centro, y la iluminación.
Metodología
Es fundamental mejorar el trabajo personal individualizado, pero también fomentar las actividades en grupo que favorezcan la relación y el intercambio de ideas. Las estrategias de aprendizaje cooperativo son una medida de atención a la diversidad que permite compartir el éxito académico, mejorar el rendimiento escolar y fomentar el desarrollo de actitudes de colaboración y compañerismo entre los compañeros.
La clase se debe estructurar de forma flexible en cuanto a organización espacial y temporal, observando lo establecido en el proyecto curricular. Esta flexibilidad permitirá plantear actividades concretas de enseñanza tutorada. Por ejemplo, los grupos interactivos modifican la distribución espacial del aula, siendo el resultado una organización flexible en la que el grupo-clase se divide en grupos de trabajo pequeños, cada uno de los cuales está tutorizado por un adulto. Son grupos heterogéneos en cuestión de género, aprendizaje, cultura, edad, etc., reforzando todos los conocimientos posibles.
Orientación en el Aula y en el Centro
Es crucial la eliminación de barreras y obstáculos en zonas de tránsito habitual para favorecer su movilidad y autonomía en los desplazamientos (tanto dentro como fuera de la clase). Se necesita que el espacio se mantenga ordenado, manteniendo más o menos constante la distribución del mobiliario de clase y la ubicación de los materiales didácticos. Utilizar solo los muebles necesarios dejando espacios suficientes para que el alumnado se desplace con facilidad. Poner etiquetas en braille al mobiliario y al material (existen etiquetadores en braille).
Hay que atender las necesidades relacionadas también con la orientación en el centro (señalización de escaleras con alfombrillas antideslizantes que marcan el inicio de la escalera, letreros y planos en braille, avisos sonoros, barandillas y/o pasamanos en escaleras, etc.).
Iluminación
Es importante que los alumnos dispongan de la mejor iluminación posible en la línea del aprovechamiento de los restos visuales, lo que implica una adecuada estimulación visual, además de recibir la información por el canal auditivo y táctil. Entre los factores que afectan a la visibilidad, el deslumbramiento es uno de los más importantes. Este puede originarse por la existencia de una potente fuente luminosa en el campo visual o por reflexiones en las superficies. Para disminuir los efectos deslumbrantes de ventanas y lámparas, el mejor procedimiento consiste en reducir la luz de estas fuentes en la dirección en la que más deslumbramiento producen. Evitar las sombras delante y detrás del alumnado. Si el aula no tiene suficiente luz natural, hay que potenciarla con luz artificial. Los alumnos con baja visión requieren un flexo.