Fundamentos del Pensamiento Filosófico: Presocráticos, Sofistas, Sócrates, Platón y Tomás de Aquino

Los Filósofos Presocráticos: En Busca del Arjé

Introducción a los Presocráticos

Los filósofos presocráticos se caracterizaron por la búsqueda del arjé o principio fundamental de todas las cosas, el uso del logos (razón) como instrumento de comprensión, la confianza en un cosmos (orden) del mundo y la investigación de la physis (naturaleza). Los primeros presocráticos destacados fueron los milesios.

Los primeros filósofos milesios fueron: Tales de Mileto (quien propuso el agua como arjé), Anaximandro (quien propuso el ápeiron o lo indefinido) y Anaxímenes (quien propuso el aire, aunque el texto solo menciona los dos primeros arjés explícitamente para los milesios en conjunto: “proponen como arjé el agua, el ápeiron”). Les sigue la escuela pitagórica, que toma como arjé los números.

Parménides de Elea y Heráclito de Éfeso desarrollan sendas filosofías en las que anteponen el logos a la información procedente de los sentidos. Heráclito presenta un mundo en constante cambio, cuyo principio es la lucha de contrarios. Para Parménides, es incuestionable que lo que es, es y no puede no ser, llegando a la conclusión de que la realidad es una e inmutable.

Pitagóricos

Los pitagóricos fueron una organización griega de astrónomos, músicos, matemáticos y filósofos, que creían que todas las cosas son, en esencia, números. El grupo mantuvo en secreto el descubrimiento de los números irracionales.

Pluralistas

Se denomina pluralistas al conjunto de pensadores que consideran un arjé múltiple. No hay un único principio, sino muchos. Para Empédocles, hay cuatro principios o raíces: tierra, agua, aire y fuego. Según Demócrito, las últimas realidades son átomos materiales, indivisibles y de diversas formas. Para Anaxágoras, en todo hay de todo (homeomerías).

Monistas

Ser monista significa sostener la idea de que el todo se relaciona con su todo. El contrario del monismo sería la symploké: no todo se relaciona con todo.

El monismo se divide en dos vertientes principales:

  • Monismo Materialista: Sostiene que el todo se reduce a materia.
  • Monismo Espiritualista: Considera que ese todo se reduce a un único espíritu.

Grandes filósofos se han considerado monistas desde la Grecia Clásica. Filósofos como Anaximandro, Anaxímenes, Heráclito, Parménides y hasta el reconocido como primer filósofo, Tales de Mileto, lo eran, porque postulaban que el universo estaba constituido por una sustancia primaria, también denominada arjé. Estos se encuadran generalmente dentro del monismo materialista.

Los Sofistas y Sócrates: El Giro Antropológico

Los Sofistas

La democracia ateniense se fundamentó en un nuevo esquema de valores ciudadanos, donde el ideal del héroe homérico dejó paso a la habilidad de la palabra (oratoria y retórica) para convencer a los demás en la asamblea. Los sofistas se presentan como maestros de areté (excelencia o virtud) política. También establecen la crucial diferencia entre physis (naturaleza) y nomos (ley, convención, costumbre), entendiendo el nomos como lo acordado por los seres humanos. De esta forma, abren el espacio a lo que después se llamará humanismo. Centran su actividad en la educación del ciudadano y son los primeros en cobrar por sus enseñanzas. Entre ellos destacan Protágoras y Gorgias.

Sus ideas y prácticas se caracterizan por:

  • La necesidad de la educación del ciudadano para la vida política.
  • La distinción entre lo dado por la naturaleza (physis) y lo acordado o instituido por los hombres (nomos).
  • El lenguaje como herramienta fundamental del ciudadano y arma política.
  • Una visión a menudo escéptica y relativista sobre el conocimiento y los valores morales.

Primeros sofistas importantes fueron: Protágoras, Gorgias e Hipias. Una segunda generación incluye a figuras como: Antifonte, Critias, Calicles y Trasímaco.

Sócrates

Sócrates (470 a.n.e. – 399 a.n.e.) es el ateniense más famoso de la historia y un modelo de filósofo por su constante dedicación al conocimiento de la areté (virtud o excelencia moral). Sin embargo, su pensamiento difiere radicalmente del de los sofistas. Veía en el escepticismo y el relativismo sofísticos una amenaza para la cohesión social y la moralidad. Se dedicó al conocimiento del Bien, guiado por el principio del intelectualismo moral: conocer el bien es condición necesaria y suficiente para obrar bien. Para alcanzar su propósito, utilizó la ironía, el diálogo (a través de la mayéutica) y la búsqueda de definiciones universales de los conceptos morales.

Tres son las fuentes principales que nos han transmitido la figura y el pensamiento de Sócrates:

  1. Aristófanes: En su comedia Las nubes, presenta a un Sócrates caricaturizado, embaucador y confundido con los sofistas.
  2. Jenofonte: En su Apología de Sócrates y otros escritos, presenta a un Sócrates más práctico y moralista, destacando su entereza frente a las adversidades, pero con menor profundidad filosófica.
  3. Platón: En su Apología de Sócrates y en la mayor parte de sus diálogos (especialmente los de juventud), nos presenta a un Sócrates que encarna el ideal de una vida plenamente filosófica, comprometido con la búsqueda de la verdad y la virtud.

El Paso del Mito al Logos

Desde el principio de la humanidad, el ser humano ha tratado de buscar una explicación a los elementos, energías y fenómenos de la naturaleza. Como lo mejor conocido para ellos era el mundo humano, todo lo ven e interpretan a través de sus propias emociones. Como es más fuerte en ellos la imaginación que la razón, proyectan sobre las cosas sus sentimientos, sus preocupaciones, etc., y así antropomorfizan el mundo. La tierra, el mar, el amor, la alegría, etc., son manifestaciones de seres con características humanas (sentimentales, emocionales y de conducta), aunque sobrehumanas en cuanto a perfección y poder, a quienes van llamando dioses. Surgen así los relatos populares acerca de la genealogía de esos dioses, que a la vez es una explicación del origen de la naturaleza. Así se van formando los mitos, cuyas características son:

  • Son producto de la imaginación, no de la razón.
  • Se transmiten por tradición acrítica.
  • Tienen carácter antropomórfico.
  • No se distingue entre el símbolo y lo simbolizado.

Mito y Magia van unidos. Junto al mito aparece la magia, que es un intento misterioso de dominar las fuerzas naturales. Mientras el mito se refiere a un saber teórico y es el antecedente de la ciencia, la magia está vinculada a lo práctico y es el antecedente de la técnica. Mito y Magia presentan en la naturaleza unas fuerzas oscuras y misteriosas que hay que controlar para tener “dominio” sobre ella. Por eso, tanto uno como otro tienen carácter religioso.

La Ciencia (el logos, la filosofía) es opuesta al mito. Es un saber razonado y con fundamento en la experiencia (aunque para los primeros filósofos, más en la razón que en la experimentación sistemática), un conocimiento apto para ser comprobado y argumentado racionalmente. Poco a poco va sustituyendo al mito y ocupando su lugar. La tradición mítica se detiene y se toma ante ella una actitud crítica; la imaginación deja su lugar al razonamiento y la observación. Se distingue entre el mundo humano y el mundo de las cosas naturales, porque teniendo cada cosa su naturaleza (Physis), el hombre no tiene por qué proyectar su propia naturaleza sobre todo lo demás. El saber pierde su carácter sagrado y todo hombre que quiera pensar puede llegar a la “verdad”. Se distingue entre el símbolo y lo simbolizado, con lo cual se pueden utilizar fábulas, mitos o cuentos, sabiendo que lo verdadero en ellos no es la historia en sí, sino la enseñanza o conclusión que de ellos se desprende.

Heráclito de Éfeso: Profundización en el Filósofo del Devenir

Heráclito marca un inicio en la Filosofía en Grecia. Junto al grupo de Mileto, consideró que el origen del Universo no se centraba en el pensamiento religioso o en las explicaciones que daban los dioses sobre el todo. Por el contrario, consideraban que el hombre, por sí mismo, podía explicar todo cuanto acontecía a su alrededor. El cambio (sintetizado en la idea del panta rei,”todo fluy”) fue una de las cuestiones que más impactó a Heráclito y su pensamiento gira en torno a dicha idea. Fue considerado también uno de los primeros físicos (estudiosos de la Physis) de la historia por sus teorías sobre la Physis (naturaleza).

Según Heráclito, todo cambia de una forma constante; lo que es en este momento nunca más lo volverá a ser, y lo que fue en su momento, nunca más lo será. Existen los contrarios, de los que surge la realidad: lo frío se calienta y lo caliente se enfría. Así explica el movimiento y la transformación en el Universo. Si todo se encuentra sumergido en un cambio permanente, se ha de reconocer que todo está sometido al devenir; la realidad es cambio. Esto le lleva a distinguir entre lo que podemos conocer de las cosas (apariencia) y lo que las cosas son verdaderamente (realidad regida por el Logos).

El Logos: Es la unidad, la ley o razón universal que permanece viva y rige mientras se produce la lucha entre los contrarios. Es la ley que establece dicho cambio como principio de orden en el Universo. El cambio es lo normal, es el orden; el Logos es el que explica la necesidad y la armonía subyacente de ese cambio constante.

Tomás de Aquino: Armonía entre Fe y Razón

Tomás de Aquino (c. 1225 – 1274) vivió entre Italia y el norte de París. Su contexto histórico es el del feudalismo y la Baja Edad Media. Su contexto filosófico se enmarca en la filosofía cristiana (escolástica), con importantes influencias de la filosofía aristotélica redescubierta, así como de pensadores judíos y árabes (el texto menciona”filosofía hispánic”).

Para Aquino, hay verdades de fe (reveladas) y verdades de razón (accesibles por la luz natural de la inteligencia), y lo que busca es una síntesis armónica entre ambas. Aquino era profundamente aristotélico, por lo que iba buscando un equilibrio y concordancia entre la fe y la razón. Sostenía que las verdades de la fe, aunque superiores, no contradicen a las de la razón, y esta última puede ayudar a comprenderlas e incluso demostrar algunos preámbulos de la fe. La filosofía es sierva de la teología (philosophia ancilla theologiae), en el sentido de que la razón puede servir para esclarecer y defender las verdades de la fe.

Las Cinco Vías (Ejemplos Mencionados en el Texto)

Tomás de Aquino propuso cinco vías o argumentos racionales para demostrar la existencia de Dios. El texto menciona elementos de dos de ellas:

  1. Vía de la Causa Eficiente: Se observa una serie de causas eficientes en el mundo sensible. Nada puede ser causa eficiente de sí mismo, pues tendría que ser anterior a sí mismo, lo cual es imposible. Tampoco es posible proceder al infinito en la serie de causas eficientes. Por tanto, debe existir una primera causa eficiente no causada por otra, a la que todos llaman Dios. (El texto original ilustra esta idea de forma sencilla: ).
  2. Vía del Movimiento: Constatamos por los sentidos que en el mundo hay cosas que se mueven. Todo lo que se mueve es movido por otro. No se puede proceder al infinito en la serie de motores que mueven y son movidos. Por tanto, debe existir un Primer Motor Inmóvil, que mueve sin ser movido por nada, y este es Dios. (El texto original indica: , refiriéndose a la necesidad de un primer motor).

La Ley Natural y la Ética

La Ley Natural es la participación de la ley eterna (la razón divina que gobierna el universo) en la criatura racional. Es la ley moral inscrita en la naturaleza humana. Para buscar la ley buena o el bien, hay que buscarlo en las inclinaciones naturales del ser humano, en conformidad con la naturaleza. El bien es aquello a lo que todas las cosas tienden. Por ejemplo, según el texto, . Todos los seres tienden a la conservación de su ser (vivir). (El texto original añade una observación: , pero Tomás se enfoca en las tendencias naturales ordenadas al bien, interpretadas racionalmente).

El derecho a la vida es fundamental en la ética cristiana y tomista. Un principio clave para Tomás de Aquino, derivado de la ley natural, es la conservación de la vida. La sexualidad, en su ordenación natural a la procreación y la unión conyugal, es considerada un bien natural.

Platón: La Teoría de las Ideas y la República Ideal

Platón (c. 427 – 347 a.C.) vivió entre los siglos V y IV a.C. La intención fundamental de su vasta obra era política: la búsqueda de un Estado justo.

Postula la existencia de dos mundos (dualismo ontológico): el Mundo de las Ideas (o Inteligible) y el Mundo Sensible. El primero, el de las Ideas (Formas eternas, inmutables y perfectas como la Belleza en sí, la Justicia en sí, etc.), es el verdaderamente real e importante, mientras que el segundo, el mundo físico que percibimos por los sentidos, es una copia imperfecta y cambiante del primero. El hombre es un compuesto de cuerpo (perteneciente al Mundo Sensible, mortal) y alma (inmortal, perteneciente por naturaleza al Mundo de las Ideas), lo que configura un dualismo antropológico.

Podemos conocer la realidad auténtica (las Ideas) principalmente mediante la reminiscencia (anámnesis), es decir, recordando las Ideas que el alma contempló en su existencia previa en el Mundo Inteligible, antes de unirse al cuerpo. El conocimiento también implica un proceso de ascenso dialéctico desde las cosas sensibles (meras opiniones o doxa) hasta las Ideas. El conocimiento de las Ideas es el más perfecto y constituye la verdadera ciencia (episteme).

Platón sostiene que el gobierno de los filósofos-reyes (aquellos que han alcanzado el conocimiento de la Idea del Bien) aseguraría un Estado justo (polis ideal), idealmente dividido en clases sociales según la parte del alma que predomine en sus ciudadanos.

La teoría platónica puede ilustrarse a partir de dos alegorías o mitos principales:

  • La Alegoría de la Caverna (Libro VII de La República): Ejemplifica su teoría ontológica (los grados de ser, desde las sombras hasta la Idea del Bien) y gnoseológica (los grados de conocer, desde la imaginación hasta la inteligencia pura).
  • El Mito del Carro Alado (Fedro): Ejemplifica su teoría sobre la naturaleza tripartita del alma humana y su correspondencia con la estructura del Estado ideal.

Platón describe el ser dividido en dos mundos: un Mundo Inteligible o ideal, donde se encuentran las Ideas, de las que son copias los entes sensibles, pertenecientes estos últimos al Mundo Sensible. Las Ideas del Mundo Inteligible son entidades perfectas y objeto del verdadero conocimiento (episteme), mientras que los entes sensibles son copias imperfectas de las Ideas y pertenecen al dominio de la apariencia u opinión (doxa). Para identificar los grados de conocimiento en relación con los grados del ser, Platón desarrolla el llamado Paradigma de la línea (o Símil de la Línea Dividida), que propone una forma de conocer para cada forma de ser. Como vemos, el modelo platónico es eminentemente racionalista (aunque llamarlo así sea un anacronismo), ya que no considera la experiencia sensitiva como portadora del verdadero conocimiento, sino solo de opinión.

En este dualismo entre el Mundo Sensible y el Mundo Inteligible, se encuentra el alma, que es aquello que nos conecta con el Mundo Inteligible y nuestra verdadera esencia. El alma, según Platón, preexiste en el Mundo de las Ideas, donde contempla directamente las Ideas. Antes de encarnarse en un cuerpo en el Mundo Sensible, atraviesa el río Leteo (Olvido), olvidando gran parte de su conocimiento del mundo ideal. Entonces, al conocer en el Mundo Sensible (por ejemplo, al ver cosas bellas), el alma en realidad recuerda (anámnesis o reminiscencia) su conocimiento previo de la Idea de Belleza.

Esta alma, como fundamento y principio de conocimiento y vital (dota de vida al cuerpo y permite conocer), está dividida en tres partes, según el Mito del Carro Alado:

  • Una parte racional (logos), inmortal, representada por el auriga que guía el carro. Su virtud es la sabiduría o prudencia.
  • Una parte irascible (thymós), fuente de pasiones nobles como el valor y la ira, mortal, representada por el caballo blanco, bueno y dócil. Su virtud es la fortaleza o valentía.
  • Una parte concupiscible o apetitiva (epithymía), fuente de deseos y pasiones innobles y necesidades corporales, mortal, representada por el caballo negro, malo e indómito. Su virtud es la templanza o moderación.

En la extrapolación de esta teoría tripartita del alma al Estado ideal, Platón identifica tres clases sociales, cada una correspondiente a la predominancia de una parte del alma y con una función específica en la polis.