Hitos Históricos Españoles: Del Declive Imperial a la Democracia Contemporánea

La Paz de Westfalia y el Declive de la Hegemonía Española

Durante los reinados de Carlos I y Felipe II quedó firmemente asentada la hegemonía española en Europa y el Mediterráneo. El reinado de Felipe III transcurrió en calma, pero en el de Felipe IV comenzó el declive, que en Europa fue un hecho. En el interior hubo de hacer frente a las rebeliones de Cataluña y Portugal. En el exterior, los fracasos en la Guerra de los Treinta Años (lucha por el predominio político en Europa, divisiones religiosas y políticas en Alemania) supusieron el fin de la hegemonía de los Austrias. Holanda, Dinamarca, Inglaterra, Suecia y, más tarde, Francia, fueron los rivales de España y el Imperio alemán. La Paz de Westfalia reconoció a los príncipes alemanes el derecho a escoger la religión de sus estados y la independencia de Holanda, además de ventajas territoriales para Suecia. Con la Paz de los Pirineos, se puso fin a la guerra con la Francia de Luis XIV, a la que se cedieron el Rosellón, la Cerdaña y algunas ciudadelas en los Países Bajos. Con ambas paces, España perdió la hegemonía en el continente, que pasó a manos de Francia, mientras que el dominio de los mares lo tomaron ingleses y holandeses.

Los Decretos de Nueva Planta y la Centralización Borbónica

Tras la muerte de Carlos II sin descendencia se planteó un problema sucesorio, que llevó a la Guerra de Sucesión Española, donde se enfrentaron los dos pretendientes al trono, Felipe de Anjou (Borbón) y el Archiduque Carlos, apoyados por las distintas potencias europeas, dado que el conflicto se internacionalizó. El triunfo de Felipe V supuso, siguiendo el modelo francés, una reorganización del Estado, que implicó una centralización política y administrativa. Con los Decretos de Nueva Planta desaparecieron las instituciones políticas propias de los diversos territorios forales, con la excepción del País Vasco y Navarra, que le habían apoyado. En Aragón solo pervivieron los fueros civiles. Los Borbones, por tanto, establecieron una estructura político-administrativa uniforme y centralista en todo el territorio, basada en el modelo de Castilla, lo que favoreció el Absolutismo Monárquico.

La Ilustración en España: Reformas y Desafíos

La introducción de las ideas ilustradas en España fue lenta y tardía, sin duda por la falta de una pujante burguesía y las resistencias de la Iglesia y la nobleza. Los ilustrados fueron un grupo reducido de intelectuales (Feijoo, Campomanes, Jovellanos, Aranda, Olavide, Floridablanca…) que analizaron los problemas de la nación y propusieron reformas con el objetivo de superar el atraso del país. Criticaron a la Iglesia, aunque abogaron por la práctica rigorista de la religión, y defendieron la capacidad del rey para intervenir en asuntos eclesiásticos (Regalismo). Necesitaban una monarquía fuerte y absoluta para la aplicación de las reformas.

Entre las preocupaciones de los ilustrados estuvo la educación, pues solo con la cultura se podía sacar al país del atraso. Se enfrentaron de nuevo con la Iglesia, ya que esta la controlaba, y defendieron la necesidad de una enseñanza útil y práctica, abierta a las nuevas ciencias y a las novedades del extranjero.

El atraso económico también les preocupó y censuraron el fuerte predominio de la propiedad nobiliaria y eclesiástica, el excesivo control estatal de las actividades económicas (gremios) y el desconocimiento de los nuevos avances técnicos que se divulgaban por Europa.

Los ilustrados criticaron los privilegios de la nobleza o el elevado número de eclesiásticos, y defendieron la dignidad de todos los oficios, incluidos los mecánicos. De su seno, tras la correspondiente evolución, surgirá el Liberalismo en el siglo XIX.

La Transición Española a la Democracia

Tras la muerte de Franco, Juan Carlos de Borbón fue proclamado rey el 22 de noviembre de 1975. Ante la ineficacia del inmovilista Arias Navarro, encumbró a Adolfo Suárez a la presidencia en 1976. Este impulsó la Ley de Reforma Política ese mismo año, acabando con las Cortes franquistas e iniciando el proceso de transición democrática, fundamentado en:

  • El sufragio universal
  • La división de poderes
  • La libertad sindical
  • La legalización de partidos políticos
  • Una amplia amnistía

Se convocaron elecciones generales para junio de 1977, una vez legalizado el PCE (Partido Comunista de España). Concurrieron a ellas partidos de izquierdas, nacionalistas, Alianza Popular (partido a la derecha fundado por Manuel Fraga) o la Unión de Centro Democrático (UCD), del propio Suárez, que ganó las elecciones.

La crisis del petróleo incidió gravemente en 1975 (crisis industrial, aumento del paro). Como solución se firmaron los Pactos de la Moncloa, que consensuaron un programa de reforma política y económica que incluía:

  • Devaluación de la peseta
  • Control del gasto
  • Reforma tributaria
  • Reforma de la Seguridad Social

Las primeras Cortes democráticas elaboraron la Constitución de 1978, que vertebró a España como una Monarquía Constitucional y autonómica, aunque algunos problemas importantes continuaron: el terrorismo, la amenaza de involución militar y la crisis económica. En las elecciones de 1979, la UCD se hizo con la victoria, mientras que el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) se afianzó como el principal partido de la oposición.

El Franquismo: Características y Evolución

El Franquismo se define por los siguientes principios:

  • El anticomunismo
  • El antiliberalismo
  • El antiparlamentarismo
  • El nacionalcatolicismo
  • El nacionalsindicalismo
  • El tradicionalismo

En la Posguerra se caracterizó por la institucionalización del régimen (Ley Constitutiva de las Cortes, 1942; Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado, 1946), la represión sobre los vencidos, el racionamiento, los maquis, la autarquía y el bloqueo internacional.

Durante los años cincuenta finalizó el aislamiento internacional (tratado con EE. UU., Concordato de 1953; ingreso de España en la ONU, 1955), se inició la liberalización económica y surgieron las primeras protestas (obreras y universitarias). Se eliminó todo el componente fascista (Ley de Principios del Movimiento Nacional) y se descolonizó Marruecos.

En los años sesenta, se remodeló el gobierno (tecnócratas del Opus Dei), se produjo la expansión económica (Plan de Estabilización, planes de desarrollo), al mismo tiempo que fueron apareciendo significativos cambios sociales. Se produjo una tímida apertura política. La etapa la cerraron el escándalo Matesa y la descolonización de Guinea Ecuatorial, dos años después de que se promulgase la Ley Orgánica del Estado. A su vez, se intensificó la oposición.

Síntomas de desintegración del régimen fueron el deterioro físico de Franco, el distanciamiento progresivo de parte de la Iglesia y la capacidad movilizadora de la oposición. La crisis de la dictadura también se agravó durante los últimos años a causa del terrorismo de ETA y del FRAP. Poco antes de la muerte de Franco, tras la llamada “Marcha Verde“, España se desprendía del Sáhara Occidental.

La Oposición al Franquismo

La dictadura franquista practicó una fuerte represión cuyo objetivo era dar un escarmiento colectivo, mantener viva la legitimidad de la Guerra Civil y el recuerdo sobre los vencidos, y anular cualquier tipo de oposición. En la Posguerra, la disidencia fue clandestina e inofensiva, salvo por los maquis, que operaron hasta 1949. La oposición fue introduciéndose a través de resquicios que el régimen dejaba.

Las huelgas se convirtieron en la forma más efectiva de protesta y, a partir de los años cincuenta, el movimiento estudiantil cobró fuerza.

En los años sesenta se produjo una creciente movilización social y política, que se manifestó en el movimiento obrero y las revueltas estudiantiles y vecinales. La reunión de Múnich en 1962 fue el acto político más importante de la oposición moderada de los sesenta.

Durante los años finales del Franquismo se intensificaron las manifestaciones de oposición al régimen gracias a la decadencia física del dictador y al creciente aislamiento internacional. Las acciones terroristas de ETA y el FRAP, las crecientes demandas políticas y laborales, la ascendente relevancia de la izquierda clandestina o la creación de la Junta Democrática y la Plataforma de Convergencia Democrática, pusieron de manifiesto que la oposición al Franquismo era plural. Las manifestaciones culturales y la división de la Iglesia socavaron todavía más los cimientos de la dictadura. Se acudió con frecuencia a los estados de excepción y a la represión, que no consiguió la efectividad de los primeros años.