El Siglo XVII Español: Gobierno de Validos, Crisis y Declive de los Austrias

Los Austrias del siglo XVII: El gobierno de validos y la crisis de 1640

El gobierno de los Austrias del siglo XVII se caracteriza por la figura del valido, un cargo no oficial que recaía en una persona de confianza del rey, en la que delegaba buena parte de las labores del gobierno. Llegaron a tener un poder enorme y provocaban el recelo de los nobles de la Corte. El principal valido de Felipe III (1598-1621) fue el duque de Lerma; el más importante de Felipe IV (1621-1665) fue el Conde-Duque de Olivares y entre los validos de Carlos II (1665-1700) podemos destacar a:

  • Nithard
  • Valenzuela
  • Medinaceli
  • Oropesa

Estos validos tuvieron que enfrentarse a conflictos internos, especialmente graves los de 1640. El Conde-Duque planteó la ‘Unión de Armas’ mediante la cual todos los reinos debían contribuir a un ejército común. En 1640, los catalanes se levantaron contra esta imposición y la presencia de soldados castellanos debido a la guerra con Francia, aunque la rebelión acabó sofocada. Del mismo modo, los portugueses proclamaron rey a Juan IV y, en Andalucía, el Duque de Medina Sidonia pretendió establecer un reino independiente un año después, pero sin éxito. Años más tarde, el Duque de Híjar también lideró sin éxito una rebelión en Aragón.

La Guerra de los Treinta Años y la pérdida de la hegemonía española en Europa

La Guerra de los Treinta Años comenzó en 1618 con la defenestración de Praga. De este modo, se inició una guerra europea entre los estados católicos (España y el Imperio) y los protestantes (Países Bajos, Suecia y Dinamarca, a los que posteriormente se unió Francia). El emperador, Fernando II, fue rechazado por los bohemios, que eligieron rey a Federico V del Palatinado.

Tras décadas de luchas, en 1635, en Praga se firmó una paz muy beneficiosa para el bando católico, que había cosechado importantes victorias ante suecos, daneses y bohemios. Ante el temor por la hegemonía Habsburgo, la Francia de Luis XIII y Richelieu se unió a los protestantes, y las tropas españolas, después de múltiples batallas en Francia, terminaron siendo derrotadas en Rocroi (1643).

Además, tras el fin de la Tregua de los Doce Años con los Países Bajos, España mantuvo una dura guerra desde 1622 con los territorios de las Provincias Unidas protestantes donde, pese a obtener importantes triunfos, acabó reconociendo su independencia.

En 1648 se puso fin al conflicto con la Paz de Westfalia, en la que la Monarquía Hispánica salió debilitada y perdió muchas de sus posesiones en Europa. Este declive se acentuó, más aún, con la Paz de los Pirineos (1659).

Factores y consecuencias de la crisis demográfica y económica del siglo XVII

El siglo XVII comenzó acompañado de intensas epidemias y malas cosechas. El comercio lanar con Flandes se resintió debido a las guerras. Aumentó la mendicidad en las ciudades, y la sociedad se empobreció y se ruralizó. Disminuyó la cantidad de metales que llegaba de América, cayó la productividad y aumentaron las vocaciones religiosas y la compraventa de títulos nobiliarios y realengos, en medio de una mentalidad pesimista que contrastaba con el Siglo de Oro que fue para las letras. Las devaluaciones de la moneda fueron constantes.

Asimismo, se produjo una refeudalización del país y los nobles adquirieron más protagonismo, frente a unos reyes más débiles (Felipe III, Felipe IV y Carlos II). Las bancarrotas, que habían comenzado ya en tiempos de Felipe II con las guerras y la revolución de los precios, no cesaron durante el siglo XVII. Las guerras fueron una de las principales causas de la crisis económica. Las sublevaciones internas de Portugal y Cataluña, la participación en la Guerra de los Treinta Años y el resultado de la Paz de Westfalia sangraron las maltrechas finanzas de la Monarquía Hispánica.

Se produjo un descenso demográfico agravado por las oleadas de peste, la emigración a América, las continuas guerras y la expulsión de los moriscos (1609). De hecho, la población española pudo descender hasta en un 20-25% durante el siglo XVII, y comenzó el declive demográfico del interior en beneficio de la periferia, que dura hasta hoy.

Crisis y decadencia de la Monarquía Hispánica: El reinado de Carlos II y el problema sucesorio

Carlos II llegó al trono en 1665, con su madre, Mariana de Austria, como regente. Nithard fue el hombre de peso en este periodo, aunque la rebelión de Juan José de Austria forzó su destitución. Carlos alcanzó la mayoría de edad en 1675, pero quedó de manifiesto su incapacidad física y psicológica para gobernar.

En el ámbito internacional se sucedieron las derrotas ante la Francia de Luis XIV y las consecuentes pérdidas territoriales. En 1668 se reconoció la independencia de Portugal y, a nivel económico, continuó el declive iniciado décadas antes, con una breve recuperación al final de su reinado. Hombres como Valenzuela, Medinaceli u Oropesa se fueron sucediendo como validos del rey ‘el Hechizado’.

No tuvo hijos en ninguno de sus matrimonios, ni con María Luisa de Orleans, ni con Mariana de Neoburgo. Esto provocó un problema sucesorio en el que entraron en juego los intereses de las potencias europeas. Finalmente, el cardenal Portocarrero arrancó en el lecho de muerte del rey el testamento a favor de Felipe de Anjou, candidato francés y nieto de Luis XIV, frente al archiduque Carlos (candidato Habsburgo) y José Fernando de Baviera (candidato intermedio). Este problema daría lugar a la Guerra de Sucesión Española.