Pulsiones y Principios Determinantes de la Conducta Humana según el Psicoanálisis
El ser humano es concebido como un sistema de energías, movido por dos tipos de pulsiones fundamentales: Eros (pulsión de vida) y Thanatos (pulsión de muerte). Estas pulsiones se rigen, a su vez, por dos principios:
- El Principio del Placer: Es la tendencia inherente a conseguir bienestar y evitar el dolor. Toda actividad psíquica persigue, en primera instancia, reducir tensiones y evitar cualquier forma de sufrimiento.
- El Principio de la Realidad: Hace referencia al Yo que, al tratar de adaptarse al entorno y la realidad externa, regula los deseos en función de la cultura y las normas sociales imperantes.
La Estructura del Aparato Psíquico según Freud
El Inconsciente: La Dimensión Primitiva
Es el componente más primitivo de la personalidad. No tiene una percepción directa de la realidad y se sustenta en lo que Freud denomina “procesos primarios” para satisfacer las necesidades e impulsos básicos de un individuo. Estos procesos primarios incluyen recuerdos, imágenes, experiencias, traumas, sentimientos y deseos que no son accesibles a la conciencia de forma directa. El inconsciente se rige fundamentalmente por el principio del placer.
El Superyó (Superego): La Instancia Moral
Representa la internalización y consolidación de las normas morales y sociales recibidas principalmente durante la infancia. Ejerce una función de control y censura sobre los impulsos provenientes del inconsciente. Opera mediante el principio de perfección y, por consiguiente, contiene los valores que los padres y otros agentes de socialización comunican al niño como ideales a seguir. El Superyó está formado por el Yo ideal (la imagen de lo que nos gustaría ser) y la conciencia moral (la capacidad de autocrítica y la internalización de las prohibiciones).
El Yo: El Mediador Racional
El Yo evoluciona a partir del Ello (la reserva pulsional inconsciente) y actúa como un intermediario entre este y el mundo externo. Extrae su energía del inconsciente, pero adquiere sus estructuras y funciones de este, con el objetivo primordial de adaptarse a la realidad. Es la instancia predominantemente racional y realista de la mente. Está formada por elementos tanto conscientes (percepción, pensamiento lógico) como inconscientes (mecanismos de defensa). El Yo armoniza las pulsiones del Ello con las exigencias del Superyó y las obligaciones colectivas, operando según el principio de realidad. Es la fuente de las conductas socializadas y racionales.
Principales Mecanismos de Defensa del Yo
Los mecanismos de defensa son estrategias psicológicas inconscientes que el Yo utiliza para protegerse de la ansiedad generada por conflictos internos o amenazas externas. Los principales son:
- Represión: Es el principal medio de defensa que tiene el Yo ante las pulsiones o recuerdos que considera inaceptables. Según Freud, “la teoría de la represión es la base sobre la que reposa el edificio del psicoanálisis”. Hace referencia al proceso por el cual el Yo “borra” o mantiene fuera de la conciencia eventos o deseos que serían traumáticos si se mantuvieran a nivel consciente, ya que la satisfacción de la pulsión reprimida resulta incompatible con otras exigencias del Superyó o de la realidad.
- Fantasía: Consiste en el traslado de una pulsión reprimida o un deseo insatisfecho al plano imaginario con el fin de satisfacerlo simbólicamente por medio de la creación de imágenes o ensueños. Pueden ser diurnas (más o menos conscientes, como soñar despierto) y nocturnas (sueños). En su aspecto patológico —en los delirios, por ejemplo— puede ayudar a soportar el malestar, aunque al mismo tiempo lo alimente.
- Sublimación: Permite desviar las pulsiones (especialmente las sexuales o agresivas) hacia fines socialmente aceptados y valorados, como el arte, la ciencia o la actividad profesional. Este mecanismo desempeña un papel muy importante en la adaptación de la persona a su medio, al permitir una canalización constructiva de la energía pulsional que no perjudique la dinámica cotidiana personal.
- Regresión: Consiste en el “retorno” a una etapa anterior del desarrollo psíquico, en la que la persona se sentía más segura o donde quedó una fijación. Se manifiesta por actitudes y comportamientos característicos de un nivel de edad inferior al cronológico.
- Proyección: Consiste en la atribución a otras personas u objetos de las propias cualidades, sentimientos, deseos o impulsos que la persona desconoce o rechaza como propios.
- Negación: Mecanismo mediante el cual la persona bloquea eventos o aspectos de la realidad externa para que no formen parte de la conciencia y, por tanto, trata aspectos evidentes de la realidad como si no existieran o no fueran importantes.
- Formación Reactiva: Proceso mediante el cual los impulsos o deseos considerados inaceptables no solo se reprimen, sino que, además, se controlan exagerando el comportamiento, pensamiento o sentimiento opuesto.
- Racionalización: Mecanismo mediante el cual se sustituye una razón real, pero no aceptable para la conciencia, de una conducta o sentimiento, por otra explicación lógicamente coherente o socialmente aceptable que encubra los verdaderos motivos.
- Aislamiento: Mecanismo mediante el cual se separan los recuerdos de los sentimientos o emociones asociados a ellos, como una forma de soportar y tolerar mejor los hechos y la realidad, especialmente si son traumáticos. El evento se recuerda, pero sin la carga afectiva correspondiente.
Concepciones sobre el Ser Humano desde Otras Perspectivas Psicológicas
La Psicología Humanista: Hacia la Autorrealización
Según Abraham Maslow, uno de sus principales exponentes, todo ser humano aspira a realizar todo su potencial mediante sus aptitudes y capacidades para conseguir una vida más plena y significativa. Para lograr esta autorrealización, debe satisfacerse una serie de necesidades que guardan un orden jerárquico, desde las más básicas (fisiológicas, de seguridad) hasta las más elevadas (estima, autorrealización).
El Existencialismo: Singularidad y Búsqueda de Sentido
El ser humano, desde esta perspectiva filosófica y psicológica, no es simplemente una noción genérica de “especie humana”, sino el individuo humano considerado en su total singularidad, libertad y responsabilidad. Indagar en el sentido profundo de la existencia humana, enfrentando la libertad y la finitud, es la labor esencial de la filosofía existencialista. Es característica la angustia que surge al reconocer el desamparo en el que inexorablemente se encuentra el individuo cuando indaga en el sentido de su existencia y la necesidad de crear su propio significado.
El Personalismo: La Persona como Eje Central
El personalismo concibe a la persona como el principio ontológico fundamental desde el que debe ser explicada la realidad, y a la que esta debe referirse. Define a la persona como un ser espiritual, único e irrepetible, constituido por una jerarquía de valores libremente adoptados y vividos en un compromiso responsable y en constante evolución y perfeccionamiento. Se enfatiza la dignidad, la libertad y la trascendencia del ser humano.