Explorando los Mecanismos de Defensa y Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis Freudiano

Mecanismos de Defensa: Una Introducción

Los **mecanismos de defensa** (MD) son una serie de métodos o técnicas que todas las personas utilizamos con el fin de evitar la **angustia** o **ansiedad** que nos producen las frustraciones y los conflictos de nuestro psiquismo.

Características Clave de los Mecanismos de Defensa

  • Son dispositivos del **Yo** que se utilizan para evitar las influencias de las **pulsiones** en la conducta del individuo.
  • Por regla general, y así lo creía Freud, son **inconscientes**. No todos los autores, sin embargo, están de acuerdo en este punto. Algunos señalan que, en ocasiones, los sujetos provocan conscientemente el mecanismo de defensa, aunque mayoritariamente cabe considerarlos como inconscientes.
  • En esencia, consisten en expulsar fuera de la conciencia algún aspecto de la realidad, ya sea física o psicológica.
  • Su objetivo último es evitar la angustia o **dolor psíquico** que esos conflictos provocarían en la conciencia. Freud entendió la angustia en un sentido amplio, no solo real, sino también irracional (neurosis de angustia) o sentida como culpabilidad (angustia moral).
  • Los mecanismos de defensa son utilizados por todas las personas, no solo por aquellas que padecen trastornos psíquicos. Precisamente, estas últimas empeoran su situación porque los mecanismos de defensa se vuelven ineficaces y no sirven para calmar la ansiedad.

Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis Freudiano

Sexualidad

Freud afirmó que las causas de los trastornos psíquicos eran de origen **sexual**; y que los niños poseían impulsos sexuales desde el mismo instante del nacimiento. Freud sostuvo que los niños eran **perversos polimorfos**, refiriéndose a su dependencia exclusiva al **principio de placer**.

Pulsiones

Una **pulsión** es un impulso provocado por una energía que tiende a buscar su satisfacción mediante un objeto adecuado. Las dos pulsiones principales son las **sexuales** (denominadas **libido** o deseo) y las de **autoconservación** (funciones necesarias para mantener la vida).

Principios del Psiquismo

La actividad psíquica está regulada por el **principio de placer** y el **principio de realidad**. El primero explica las tendencias del organismo a reducir las tensiones que son fruto de una excitación (descargando en un objeto que provoque satisfacción). La realidad no se adapta siempre a la satisfacción inmediata de los deseos primarios, por lo que el individuo tiene que ajustar su actividad psíquica a la realidad.

El Modelo Topográfico de la Personalidad según Freud

El primer modelo que Freud propuso para delimitar las zonas o ámbitos constitutivos de la personalidad es conocido como **modelo topográfico**. Este modelo distingue tres niveles de la mente:

Consciente

Es la facultad o función psíquica que nos permite el conocimiento del mundo exterior y de nosotros mismos. Los procesos conscientes no se llevan a cabo en una zona o área cerebral concreta, sino que afectan a todo el Sistema Nervioso Central. Las facultades mayormente involucradas en la conciencia son la **percepción**, la **atención** y la **memoria**. Gracias a la conciencia, el individuo percibe y reflexiona con claridad sobre la realidad inmediata.

Preconsciente

Formado por aquellos contenidos que no se hallan actualmente en la conciencia, pero que pueden ser recuperados con facilidad a través de la memoria.

Inconsciente

Formado por todos aquellos impulsos, deseos y sucesos olvidados que permanecen fuera de la conciencia por causa de la **represión**. Lo inconsciente pugna por emerger a la conciencia, pero la **censura** evita su actualización.

Mecanismos de Defensa Específicos

Represión

Freud lo consideraba el más esencial. De modo genérico, consiste en rechazar y mantener fuera de la conciencia todos aquellos contenidos que resultan dolorosos o inaceptables para el sujeto. El material reprimido se relega, pues, al **inconsciente**. Pero eso no significa su olvido total. Su acción sobre la conciencia (queriendo emerger de nuevo) afecta a los actos del individuo, aunque este no sea consciente de ella. Según el psicoanálisis, lo reprimido aparece, aunque distorsionado, en los **actos fallidos**, los **lapsus**, los **sueños** o las **fantasías**.

Existen distintos tipos de represión. Freud constató que pacientes obsesivos-compulsivos no presentaban amnesia sobre los hechos perturbadores, sino solamente sobre las emociones que se asociaban a ellos, es decir, la conciencia retenía los hechos pero no los sentimientos que esos hechos habían provocado (vergüenza, culpa, dolor moral, etc.). A esta variación la denominó **aislamiento**. Otro tipo es la llamada **negación**, que consiste en rechazar una idea perturbadora o desagradable sin arrojarla al inconsciente, sino negándola en la propia realidad. Por ejemplo, cuando alguien dice: “No es cierto que haya deseado alguna vez su muerte”. Para los psicoanalistas, este mecanismo aporta mucha información sobre el inconsciente, puesto que al negarse a aceptar el deseo, la persona admite implícitamente su existencia. Algunos han señalado que la negación permite al sujeto tomar conciencia de lo reprimido.

Desplazamiento y Sublimación

De manera genérica, se conoce como **desplazamiento** una técnica defensiva que consiste en llevar a cabo una sustitución. Los sentimientos perturbadores, puesto que son considerados tabúes o prohibidos para la persona, se desvían hacia otro objeto que no posee esas características. De esa manera, se evita la angustia. Por ejemplo, cuando un niño es agredido en el colegio, desplaza su ira mediante la agresión contra otros niños en el colegio.

La **sublimación** es una forma de desplazamiento. En este caso, las pulsiones se desvían hacia objetos o acciones que poseen una valoración social positiva y que son considerados como ideales. Por ejemplo, una persona con sus impulsos sexuales reprimidos (y, por lo tanto, incapaz de mantener relaciones de pareja) deriva esa energía hacia la solidaridad, declarando amar a la humanidad y desarrollando conductas de ayuda social. Freud consideró que las formas artísticas, culturales y religiosas eran producto de la sublimación.

Proyección

Consiste en proyectar sobre los demás sentimientos, deseos o impulsos inaceptables para uno mismo, con lo cual se evita la frustración personal. Un ejemplo típico: cuando una persona no quiere admitir que ama a otra, puede llevar a cabo una proyección y convencerse de que es amada por la otra persona. Los psiquiatras afirman que es el mecanismo típico de los paranoicos. Así, por ejemplo, estos culpan a los demás de sus propios fracasos. Ejemplo: una persona altamente agresiva o enfadada con el mundo que, sin darse cuenta, percibe esa agresividad y mala intención en la gente que lo rodea.

Formación Reactiva

Cuando un deseo es reprimido, el sujeto puede realizar conductas totalmente contrarias a ese deseo, generando así una reacción negativa con el fin de evitar la angustia. Por ejemplo, los psicoanalistas han llamado la atención sobre muchas personas con deseos homosexuales reprimidos que, al no aceptarlos conscientemente, desarrollan actitudes de suma hostilidad hacia los homosexuales, manifestando odiarlos e, incluso, reaccionando agresivamente hacia ellos. Otro ejemplo: encubrir un odio con manifestaciones exageradas de afecto.

Racionalización

En muchas ocasiones, los individuos tratan de autoconvencerse, dando explicaciones a los demás y a sí mismos, de tal forma que los sentimientos inaceptables o reprimidos puedan ser justificados mediante la presentación de ciertas razones. En el ejemplo anterior, para no ser acusados de discriminación contra los homosexuales, muchas personas intentan demostrar que su odio obedece a razones bien fundadas. Es decir, se trata de una justificación de los propios actos, con el fin de que no aparezca la ansiedad como fruto de una conducta que al individuo le parece poco ética o moral. Las racionalizaciones también pueden mitigar el fracaso personal. Así, cuando no satisfacemos un deseo, tratamos de consolarnos diciéndonos a nosotros mismos que, en realidad, no queríamos tal objeto o situación, ya que había sido una equivocación el desearlo. Ejemplo: aquel hombre que aseguraba que no quería relaciones de pareja con largos argumentos, cuando en realidad se ponía a temblar cada vez que alguna mujer se le acercaba.

Identificación

Consiste en paliar nuestras frustraciones internas imitando la conducta de una persona a la que dotamos de características ideales. Por regla general, el modelo elegido suele ser el de una personalidad que ha triunfado social, profesional y sexualmente. Es un mecanismo que aparece con asiduidad en la adolescencia, sobre todo por la facilidad de idolatrar (imitar sus comportamientos, su forma de vestir o hablar) a cantantes, futbolistas, actores, etc. Cuando la identificación llega a tal grado que el sujeto imita literalmente al modelo, habiendo interiorizado todas sus pautas de conducta, se la conoce con el nombre de **introyección**.

Fantasía

Consiste en realizar mentalmente y de forma imaginaria lo que uno es incapaz de llevar a cabo en su vida real. Los psicoanalistas han insistido mucho, por ejemplo, en la relación morbosa que se da entre el onanismo y las fantasías.

Compensación

Cuando alguien se siente fracasado en ciertos aspectos de su vida, puede desarrollar un mecanismo de defensa que consiste en tratar de sobresalir en otros aspectos diferentes. A veces, la compensación se produce de forma distinta, y el individuo busca triunfar allí donde ha fracasado. Los psicólogos llaman **compensación ficticia** al comportamiento por el que un sujeto, para evitar la frustración de su estado actual, cree o aparenta ser más de lo que es en realidad. Ejemplo: al tomar una copa o cerveza cuando se tuvo un mal día, lo que se busca en verdad es una sensación de euforia y seguridad que en realidad no se tiene.