Contexto Histórico-Artístico
Durante la Guerra Civil española, el gobierno de la República encargó obras para su pabellón en la Exposición Universal de París de 1937. El objetivo era crear una obra de propaganda que denunciara los sufrimientos de la España republicana y consiguiera el apoyo de las potencias democráticas.
La vanguardia artística española, liderada por el arquitecto Josep Lluís Sert, diseñó un pabellón de estilo funcionalista. Artistas como Joan Miró (que cedió ‘Els Segadors’), Julio González (‘La Montserrat gritando’) y Alexander Calder (su ‘Fuente de Mercurio’, una escultura móvil) contribuyeron con sus obras.
El Guernica de Picasso
El Guernica es un cuadro realizado en 1937 por Pablo Picasso para el pabellón de la República española en la Exposición Universal de París.
Picasso realizó numerosos bocetos preparatorios, que evolucionaron desde posibles alusiones directas al bombardeo hacia un discurso universal contra la barbarie de las guerras.
El lienzo tiene unas dimensiones de 3,50 x 7,80 metros. La técnica empleada es óleo sobre lienzo. La elección del blanco, negro y variaciones de grises simboliza el luto y acentúa el dramatismo de la escena.
El estilo es cubista (descomposición de la realidad en formas geométricas representadas en un mismo plano), expresionista y simbólico. La composición se organiza en torno a una estructura triangular. Las figuras se dividen en dos grupos principales: seres humanos (soldado herido, varias mujeres, niño muerto) y animales (toro, caballo, paloma). La línea está claramente definida.
El Tema y Contenido
El tema central gira en torno a los horrores de la guerra. Picasso, conmocionado por las noticias del bombardeo de Guernica durante la Guerra Civil española, un ataque brutal sobre una ciudad civil desarmada, comenzó a trabajar en este gran lienzo como respuesta.
Picasso fue descartando los motivos concretos del bombardeo para concentrar toda la violencia en símbolos y figuras. El Guernica deja de ser un puro cuadro histórico para convertirse en un grito contra la guerra, una reflexión sobre la destrucción y el dolor, convirtiéndose en una obra universal, comprensible sin necesidad de conocer los detalles concretos.
La evolución del cuadro a lo largo de su creación fue documentada gracias a la fotógrafa Dora Maar.
Los Personajes Representados
Los personajes representados son víctimas de la violencia. Su interpretación ha sido objeto de debate, ya que el propio Picasso se negó a darles un significado único y definitivo. Entre las figuras principales destacan:
- Un toro (¿símbolo de España?).
- Un pájaro sobre la mesa.
- Una mujer con su hijo muerto entre los brazos.
- Una figura mutilada (estatua).
- En el centro, un caballo herido (¿el pueblo español?) que pisotea el brazo de la figura mutilada, la cual sostiene una espada rota y una flor.
- Sobre ellos, un ojo-sol con una bombilla como pupila (¿la esperanza?).
- Tres mujeres: una que avanza hacia la luz, otra que porta un candil y otra con los brazos en alto, gritando en medio de las llamas.
Aspectos Formales
Técnica
Óleo sobre lienzo.
Composición
La composición recuerda la estructura de un tríptico, dividida en tres secciones. La zona central se organiza en una forma triangular dominada por el caballo herido, incluyendo en su base la figura mutilada y la mujer que avanza. Los laterales se estructuran en torno a dos triángulos rectángulos que equilibran la composición con sus figuras.
El Dibujo y la Deformación
El dibujo refleja la renovación técnica de Picasso, integrando principios del cubismo. Se abandona el punto de vista único; las figuras se representan desde múltiples perspectivas simultáneamente, creando una imagen que, aunque no realista, ofrece una visión más completa y expresiva.
Ejemplos de esta visión simultánea son el toro con los dos ojos en el mismo plano o las distintas partes anatómicas del caballo representadas desde puntos de vista contrarios.
Se aprecia la deformación expresiva a la que Picasso somete las formas para intensificar el dramatismo, como en la cabeza del caballo o las manos agrandadas de la mujer con su hijo muerto.
También se observan transferencias de cualidades entre objetos, como las lenguas que se afilan como cuchillos o los ojos de las mujeres que parecen lágrimas. Estos elementos conectan con el mundo surrealista de Picasso.
La libertad expresiva de Picasso se manifiesta también en sugerencias que recuerdan el dibujo infantil (que representa las cosas como se saben, no como se ven). Redujo elementos a su esencia visual, proporcionando la información necesaria para que la imagen, sin ser realista, fuera comprensible.
El Color y la Luz
El color y la luz funcionan de forma conjunta.
Picasso concibió el cuadro en blanco y negro para que su limitación cromática transmitiera dolor y tragedia. La ausencia de color (aunque no de tonos, ya que los grises en diferentes gradaciones aportan matices) acentúa el dramatismo y da cohesión a los contrastes de blanco y negro, dejando los gestos dramáticos en un silencio visual.
La luz, desvinculada de la realidad naturalista, ilumina la escena sin un foco aparente. Esta luz antinaturalista guía la mirada y acentúa elementos clave, como la mano que porta el candil o la ventana iluminada a la izquierda (símbolo de una salida imposible). Los personajes, fuertemente iluminados y sin sombras, refuerzan la bidimensionalidad de la obra.
El Espacio
El espacio en el Guernica puede resultar desconcertante debido a la desaparición de la perspectiva tradicional renacentista. Siguiendo los principios cubistas, se abandona la idea del cuadro como una ventana a la realidad. El lienzo se convierte en un espacio bidimensional donde las imágenes se presentan en un mismo plano, sin profundidad ni fondo realista.
Se elimina el claroscuro tradicional, aunque en algunos detalles (como el cuello de la figura mutilada o la cabeza del caballo) se mantienen ligeros modelados para facilitar la lectura visual.