La Derrota en Los Girasoles Ciegos: El Relato Cuarto
Lorenzo vive una infancia completamente diferente: su padre no es que careciera de virtudes de las que presumir; es que a Lorenzo le estaba prohibido hablar de él (un antiguo profesor de Literatura en un instituto madrileño, agnóstico y antifascista), pues también él debía ayudar a mantener la mentira de que había muerto. He aquí uno de los muchos aspectos de la infancia triste que debió de experimentar Lorenzo. Y es que Los girasoles ciegos es una novela de derrotados.
En el relato cuarto que nos ocupa, el fracaso de Lorenzo es evidente: no puede gozar de una infancia feliz como la de sus compañeros de pandilla. Ese fracaso, esa derrota (como la llama el autor, Alberto Méndez) es evidente también en:
- Su madre (obligada al disimulo constante).
- Su padre (encerrado en un armario y muerto al final).
- Los vencidos, aunque no con la misma magnitud (ese diácono libidinoso que acosa a la madre).
Reflexiones sobre la Tragedia Familiar y la Represión
La represión a la que están sometidos los personajes de este relato refleja magníficamente el drama sufrido por tantísimas familias durante el franquismo. Leyendo esta tragedia familiar, el lector se imagina perfectamente el telón de fondo de lo que estaba siendo la inmediata posguerra. Es más, la tragedia de esa mujer y de ese niño trae a la memoria la tragedia que debió de vivir la mujer de un poeta, Miguel Hernández, muerto en la cárcel en 1942, y su hijo, marginado y repudiado por ser el hijo de un poeta “maldito” (recordad que su nombre se evoca en otro de los relatos de la novela).
El fragmento se presta a evocar la tragedia que puede significar una niñez perdida, como la de este chico. No es solo el verse de hecho como un niño “huérfano” (su padre es un muerto para el resto de las gentes), sino también la tensión a que se ve sometido durante esos años (disimular, evitar contestaciones peligrosas, obligación de unos rezos y cantos…). Y eso para un niño es pedir una madurez que no se tiene a tan pocos años.
El fragmento, como el conjunto de la novela, se presta también a no olvidar este capítulo tremendo de la historia de España. Es necesario conocerlo bien para no volver a repetirlo. Y, aunque desde mi punto de vista la visión que nos da Méndez del final de la Guerra Civil y de la inmediata posguerra sea algo maniquea (los buenos son muy buenos; y los malos, muy malos), el horror por el que pasaron los perdedores de la Guerra Civil, que queda en la novela reflejado de una manera profunda e intimista, no puede olvidarse jamás. Es este uno de los valores de una novela sobre la Guerra Civil española, tema que parece inagotable dada la cantidad de estudios, ensayos y novelas que hoy se siguen publicando.
Ejercicios de Comentario de Texto: Derrota 1
Derrota 1: El Manuscrito Encontrado
1. Señale la organización de las ideas del texto
El texto presenta tres partes bien diferenciadas. La primera de ellas se corresponde con la información presentada por el narrador del relato en primera persona y, en concreto, en torno a cierto manuscrito encontrado. El tipo de letra está en cursiva.
Las otras dos partes, correspondientes al citado manuscrito, se corresponden con una segunda voz que –también en primera persona– transcribe sus impresiones y experiencias en torno a un trágico suceso.
La información que recibe el lector de este texto está perfectamente organizada de forma lineal. En primer lugar, el narrador menciona la existencia de un manuscrito. Se entiende que el narrador ha tenido acceso al mismo gracias a la consulta de un documento administrativo policial, de ahí el estilo y el tipo de datos que se aportan. En las otras dos partes –las del manuscrito citado– el tono subjetivo es predominante, ya que se trata del relato que el protagonista de un dramático suceso realiza de los mismos.
La relación entre las ideas comprendidas en la primera parte de esta segunda parte y la segunda de la misma puede, a su vez, ser comentada:
- En la primera se observa un primer comentario de tipo objetivo («Elena ha muerto durante el parto»), para dejar paso a otras informaciones en las que se mezcla la duda: «Y yo no sé qué hacer. No me atrevo a tocarlo… ¿Cómo se corrige el error de estar vivo?». Se trata de una retahíla de pensamientos en torno a qué hacer con el niño, una vez su madre ha muerto.
- La segunda parte (Página 2) de la segunda parte implica una decisión, la del autor del manuscrito en torno al problema planteado en la página 1 del mismo. Se vuelve a la información objetiva aunque profundamente teñida de la tristeza que la misma acarrea al protagonista.
Se trata de un texto escrito a modo de diario o cuaderno de notas, con lo que hay que concluir en que se ofrece información de tipo lineal conforme a los acontecimientos o pensamientos que se suceden.
2. Indique el tema y escriba un resumen del texto
Tema: El tema del texto es la derrota y, en concreto, la derrota de un padre que no puede defender la vida de su hijo una vez ha muerto su mujer a causa de los avatares de la guerra.
Resumen: El autor del relato, haciendo uso de la técnica del «manuscrito encontrado», nos presenta –a través de dos voces– una situación trágica, en la que un huido de guerra pierde a su mujer a causa de un parto y no sabe qué hacer con su hijo recién nacido. Al hilo de su decisión (abandonar al hijo junto a su madre muerta) se nos transcriben las dudas y pensamientos del protagonista, básicamente aquellas relacionadas con su idea de que no es justa una muerte tan temprana y la de la necesidad de corregir el error de que su propio hijo se encuentre vivo en tales condiciones.
3. Comentario crítico sobre el contenido del texto
Los girasoles ciegos, la única y exitosa obra de Alberto Méndez, nos propone una lectura personal de los desastres de la guerra a partir de cuatro relatos aparentemente independientes que se engarzan y se complementan. La acción se sitúa en distintos momentos entre 1936 y 1942, tras la finalización de la Guerra Civil española. En todos ellos podemos señalar la derrota como su tema y motivo principal, aunque también es posible interpretarlos como un llamamiento al reconocimiento de la dignidad de los vencidos.
El texto que comentamos se corresponde con el inicio del segundo relato, en el que se narra la historia de dos adolescentes que conocemos por un manuscrito hallado por casualidad en 1952 por el editor en el archivo de la Guardia Civil. Señalados con distintos tipos de letra aparece el contenido del cuaderno, un diario y la narración de las circunstancias en que fue hallado. Mediante el manuscrito (recurso literario ya utilizado en obras tan célebres como El Quijote) conocemos el diario de un miliciano que murió en su intento de huida, encontrado junto a su esqueleto y el cadáver de un bebé.
Por él conocemos cómo el miliciano, apenas veinteañero, admite que le acompañe en su huida su novia embarazada de ocho meses. El niño nace en el camino y la madre muere en el parto. El padre sobrevive unos meses más, refugiado en el campo junto a unas vacas que le sirven para alimentar al niño. El verso escrito en la pared que se cita en el texto: «Infame turba de nocturnas aves» pertenece a Góngora e inspira al joven poeta para definir la catadura de sus perseguidores.
Es conocido el hecho de que una guerra altera profundamente el espíritu de la humanidad. Sin ir más allá del pasado siglo, podemos encontrar ejemplos ilustrativos: la masacre de judíos a manos del ejército nazi, las matanzas genocidas de Bosnia o, por situarnos en el escenario de la novela, los enfrentamientos fratricidas de la Guerra Civil Española. Las familias quedaron divididas; amigos que lo fueron meses antes llegaron a odiarse a muerte, provocando todo ello matanzas injustificables, actuando –en fin– como una «infame turba de nocturnas aves».
A menudo oímos decir que un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla. Si algo hemos podido aprender de nuestro pasado, y de los ejemplos recientes protagonizados por pueblos tan cercanos como los de la antigua Yugoslavia, es que hay que evitar a toda costa caer en errores históricos tan graves que permiten la muerte de miles de inocentes. El texto nos sitúa ante uno de estos dramas personales, uno de los miles que se vivieron en la España de aquellos años y pone de manifiesto que es necesario conocer la historia, recuperar la memoria y entender que en una guerra entre hermanos, al final, todos son perdedores; por eso quizás los personajes vencedores a los que se les da voz en la obra aparecen desorientados, perdidos, como los girasoles ciegos.
Ejercicios de Comentario de Texto: Derrota 4
Derrota 4: La Agresión Sexual y el ‘Topo’
Tema: Agresión sexual del diácono Salvador a Elena.
Resumen: Lorenzo lamenta no haber advertido a sus padres de la vigilancia del diácono Salvador sobre él y recuerda cómo el cura irrumpió un día violentamente en su casa, casi vacía. Lo buscó a él, que era un niño y estaba en la cocina fingiendo leer, le pidió que lo dejara solo con su madre e intentó violarla. En ese momento, el padre de Lorenzo salió del armario y socorrió a su esposa.
Organización de las ideas
La estructura se basa en los momentos nucleares de la narración, que sigue, en general, el orden lineal de los acontecimientos:
- Llegada violenta del diácono Salvador a casa de Lorenzo (primer párrafo):
- Lamento de Lorenzo por no haber advertido a sus padres de la vigilancia del diácono Salvador.
- Llegada violenta del cura a casa del niño.
- Alusión al estado de la casa, casi vacía.
- Diálogo del cura con el niño (párrafo segundo):
- Búsqueda del niño, que se encuentra en la cocina.
- Petición de que lo deje estar a solas con su madre.
- Agresión sexual del diácono Salvador a Elena (párrafo tercero):
- Arrepentimiento de Lorenzo por desear que al cura se lo comieran los leprosos.
- Alusión al daño que el cura estaba haciendo a su madre.
- La actitud del padre: sale de su escondite y se abalanza sobre el cura para salvar a su mujer.
Comentario crítico sobre el contenido del texto
Estamos ante un texto narrativo de carácter literario perteneciente a la obra Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez, publicada en 2004. Se trata de un narrador perteneciente a la narrativa actual, conocido principalmente por esta obra, que es un conjunto de cuatro cuentos crueles y angustiosos ambientados en la época de la posguerra española. Cada cuento supone una “derrota”. Este fragmento pertenece a la “cuarta derrota”, que se titula igual que la obra completa (Los girasoles ciegos).
En este relato se habla de Ricardo, un “topo” escondido en un armario debido a sus ideas republicanas. Su familia, compuesta por su mujer Elena y su hijo Lorenzo, lo protege entre miedos y silencios. El texto en cuestión nos muestra el final del cuento, cuando Ricardo decide salir del armario para salvar a su esposa, acosada libidinosamente por el diácono Salvador, un profesor del hijo del matrimonio. Aunque la historia ocurrió cuando Lorenzo era pequeño, es narrada en primera persona por un Lorenzo adulto.
El tema del texto, por tanto, es la agresión sexual del cura a Elena. Este hecho es criticable desde dos puntos de vista: por una parte, es un caso más de violencia de género; por otra parte, el texto muestra un caso claro de denuncia de la actitud libidinosa de un cura. Los casos de abusos sexuales por parte del clero no eran un asunto nuevo en la época de la posguerra. Es un tema del que, con razón o sin ella, se ha hablado en múltiples momentos de la historia. Recordemos, sin ir más lejos, cómo se está viendo afectada la Iglesia Católica en las últimas semanas por las denuncias de abusos sexuales a menores, como podemos escuchar a través de los medios.
En esa época, sin embargo, el alcance de esos abusos aumenta porque el poder del estamento clerical va unido al hecho de que el clero está ligado al bando de los ganadores de la Guerra Civil Española. El autor, en concordancia con su ideología republicana, muestra en el texto y en toda la obra una actitud anticlerical. El anticlericalismo goza también de gran tradición literaria:
- En los Milagros de Nuestra Señora tenemos el sacristán fornicario.
- En el Lazarillo de Tormes, el fraile de la Merced.
- En los cuentos de Samaniego, numerosos casos de prácticas sexuales poco lícitas.
Y el refranero popular presenta también numerosos ejemplos de anticlericalismo (Cuando vieses un fraile de la Merced, arrima tu culo a la pared), etc.
El diácono Salvador es un cura obsesionado sexualmente con Elena y lo demuestra a través de la violencia física (dando patadas…, gritando, me arrancó el libro, a horcajadas sobre ella… hocicaba en su escote…). Se trata de un caso característico de personalidad desequilibrada debido a la imposición de un cristianismo extremo y deformado y al influjo de la educación de la época que imponía una mentalidad judeocristiana temerosa de Dios y del castigo. Ni siquiera el niño, educado en familia republicana, está libre de esta manera de hablar que suena a catecismo, a remordimientos, a gran temor de Dios: «Durante muchos años me ha atormentado el remordimiento por haber invocado a los leprosos para que se comieran a ese energúmeno que estaba haciendo daño a mi madre».
Tan importante como el tema de la agresión de Elena es la anagnórisis de Ricardo, su marido, para evitar que llegue a consumarse la agresión sexual. Esa aparición, este “salir del armario” que en la actualidad tiene connotaciones bien distintas, en el texto significa que renuncia a esconderse más, que prefiere salir a la luz para salvar a su mujer de esa agresión y atenerse a todas las consecuencias que de ello se derivan. Las consecuencias para un topo que salía a la luz eran la cárcel y la muerte.
En España se llamó “topos” a las personas que vivían escondidas tras la Guerra Civil Española para escapar de la represión franquista. El autor, Alberto Méndez, de ideología comunista, se solidariza en el libro con esta figura reprimida y humillada, víctima de la falta de libertad del régimen. Al margen de ideologías políticas, lo que queda claro con respecto al contenido del texto es que debemos denunciar las actitudes intolerantes y represoras que hacen que las personas se encierren (Ricardo, escondido en el armario), sientan miedo y sufran. Y en esto, creo, estamos todos de acuerdo: no porque seamos de un bando ni de otro, sino porque la libertad es un derecho del ser humano, que, desgraciadamente durante muchas épocas ha brillado por su ausencia. Este texto y esta obra pretenden ser un testimonio de ello, que debe servirnos para la reflexionar y para evitar en el futuro, sobre todo por parte de los jóvenes, repetir los errores del pasado.
Contexto Histórico y Evolución de la Novela Española
1. Los Novelistas del Exilio
Algunos escritores ven su vida personal y su obra marcadas por el exilio. En general, quedan al margen de las corrientes de la novela española del interior de España y sus obras giran en torno a dos experiencias personales: la evocación autobiográfica de la España de preguerra y la novelización de episodios de la Guerra Civil. Entre los novelistas del exilio destacan:
- Ramón J. Sender (Réquiem por un campesino español, 1953).
- Max Aub (Campo cerrado, 1943).
- Francisco Ayala (Los usurpadores, 1948).
- Arturo Barea (La forja de un rebelde, 1951).
[Consultad en internet los temas que tratan estos títulos.]
2. La Novela Existencial (Años 40)
A lo largo de los años 40, en ese panorama social, económico y cultural tan poco atractivo derivado de la Guerra Civil y bajo la dictadura de Franco, surgen tres títulos narrativos que expresan una angustia existencial, fruto del desajuste entre sus protagonistas y la realidad sórdida en que viven, vista y contada por ellos mismos:
- La familia de Pascual Duarte (1942) de Camilo José Cela, cuyo protagonista es un campesino extremeño que, condenado a muerte, cuenta su vida desgraciada.
- Nada (1944) de Carmen Laforet, que narra de forma sencilla el choque de la ilusión de una joven que marcha a estudiar a Barcelona con una familia y una sociedad sórdidas y miserables que van a frustrar todas sus expectativas.
- La sombra del ciprés es alargada (1948) de Miguel Delibes.
[Consultad en internet los temas que tratan estas novelas.]
3. La Novela Social (Años 50-60)
En la década de los cincuenta la novela española evoluciona hacia una concepción realista-social. La literatura de esa época, y especialmente la novela, se convierte en un instrumento de resistencia y denuncia, al plantear y criticar situaciones de miseria, marginación o injusticia, achacables a la represión y a la falta de libertad en España.
La novela social de los cincuenta usa la técnica realista tradicional y se vale de un lenguaje de fácil comprensión. Se advierten en ella dos enfoques esenciales: la técnica objetivista y el enfoque crítico.
- Mediante el objetivismo: el narrador se oculta por detrás de la narración y se limita a registrar con precisión cinematográfica lo que se percibe con los sentidos: acciones y palabras de los personajes, objetos y situaciones.
- Mediante el enfoque crítico: el autor adopta una postura más comprometida y busca denunciar con mayor claridad las situaciones sociales injustas: el atraso del mundo rural; la miseria y la marginación de la clase obrera urbana, víctima de la inmigración masiva del campo a las ciudades; la vida monótona y sin ideales de la burguesía; etc.
La novela La colmena (1951), de Camilo José Cela, marca el inicio de la novela social por su visión objetivista de la clase media madrileña hundida en la penuria económica y la mediocridad moral. Otras novelas y novelistas notables del realismo social son Las ratas (1962) de Miguel Delibes; El Jarama (1956) de Rafael Sánchez Ferlosio; etc.
La intención social de la literatura española de los años 50 y 60 se manifiesta también a través del libro de viajes, género con el que el autor pretende mostrar el atraso y la pobreza en que se encuentran algunas comarcas del país: Viaje a la Alcarria (1948) de Camilo José Cela, y Campos de Níjar (1960) de Juan Goytisolo son dos de los títulos más sobresalientes. [Consultad en internet los temas que tratan estas y otras novelas del realismo social.]
4. La Novela Experimental (Años 60-70)
Los cambios sociales y económicos que se producen en España en los años sesenta influyen en el nuevo rumbo de la literatura y de la novela. En este nuevo rumbo es fundamental la influencia de la novela innovadora europea (Kafka, Proust, Joyce) y norteamericana (Faulkner), y del llamado “boom” de la novela hispanoamericana con sus nuevas formas de narrar y su visión subjetiva de la realidad conocida con el nombre de “realismo mágico”, que se plasman en unas novelas que causaron un tremendo impacto:
- La ciudad y los perros (1962), de Mario Vargas Llosa.
- Rayuela (1963), de Julio Cortázar.
- Cien años de soledad (1967), de Gabriel García Márquez.
Como consecuencia, surge en España una novela experimental caracterizada por “nuevos” recursos técnicos:
Recursos Técnicos de la Novela Experimental
- Ruptura de la línea argumental: Frente a la novela tradicional, en la que el argumento desempeñaba un papel fundamental, la novela experimental prescinde de él, lo relega a un plano secundario o lo sustituye por una sucesión de episodios inconexos. A veces se interrumpe la narración para incluir digresiones del autor sobre cualquier tema u otras formas de expresión (diálogos teatrales, anuncios publicitarios, parodias…). Y otras veces, frente al tratamiento realista, se da entrada a lo irracional y lo onírico.
- Experimentos con el tiempo: En la novela tradicional la narración se presentaba con una clara linealidad cronológica, y si en algún momento se interrumpía para intercalar alguna referencia al pasado («flash back»), esta interrupción no revestía dificultad alguna de comprensión para el lector. En la novela experimental, en cambio, son frecuentes los saltos en la narración del presente al pasado o al futuro, que obligan al lector a una lectura atenta.
- Combinación de personas narrativas (Perspectivismo): A las modalidades tradicionales de narración autobiográfica en primera persona y narración en tercera persona se les une ahora la narración en segunda persona o la combinación variable de las tres personas narrativas. Se narra un suceso desde el punto de vista de diferentes personajes, de forma que cada uno de ellos puede ofrecer una visión distinta, y hasta contradictoria respecto a la de los demás, del suceso.
- Monólogo interior: Mediante esta técnica se pretende reflejar el lenguaje no pronunciado, por medio del cual el personaje expresa sus pensamientos más íntimos, en forma muchas veces al margen de toda ordenación morfosintáctica lógica. La impresión de caos que entonces produce es total.