La Épica Medieval Española: Del Mester de Juglaría al de Clerecía

La Épica Medieval: Mester de Juglaría

Los cantares de gesta son obras de género épico que narran, en verso, hazañas de héroes. En España aparecen hacia el siglo XII (1140, según Menéndez Pidal, fecha de composición del Poema de Mio Cid). Hay noticias de la existencia de más cantares, pero por desgracia no han llegado hasta nuestros días.

La difusión oral de estas historias correspondía a los juglares, actores y cantores errantes que iban de villa en villa actuando en plazas o en castillos. Su espectáculo debía reunir diversos ingredientes: música, mímica, dramatización, malabarismo, etc., para atraer y mantener la atención del público. El juglar se dedicaba profesionalmente a la recitación, que era su única fuente de ingresos. El oficio de los juglares se denomina mester de juglaría (del latín ministerium > mester).

El mester de juglaría posee un estilo propio de expresión. Métricamente, sus obras emplean la tirada épica, es decir, una serie indefinida de versos de arte mayor en torno a las dieciséis sílabas, con cesura o pausa interna y rima asonante continua.

Cantar de Mío Cid

El Poema de Mio Cid es un cantar de gesta que narra en verso las hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador. Se trata del más antiguo de los cantares conservados y el único casi íntegro.

Fecha

La obra nos ha llegado en una copia del siglo XIV. Este manuscrito es posterior a la creación del poema, y copia a su vez de otro realizado en 1207. Los críticos no se ponen de acuerdo en si antes de ese año existía ya el poema. Ramón Menéndez Pidal sostiene que el Cantar estaría escrito ya en 1140; otros autores retrasan la fecha de su composición hasta 1207. El manuscrito no está completo: faltan, al menos, la primera página y algunas intermedias. En total, se conservan 3730 versos.

Autoría

El poema es anónimo. Se han barajado tres hipótesis sobre su autoría:

  1. Menéndez Pidal mantiene la teoría de la autoría compartida de dos juglares: sobre 1120 un juglar de la zona de San Esteban de Gormaz (Soria) redactaría los dos primeros cantares del poema, de carácter realista; y hacia 1140 un segundo juglar, de Medinaceli, añadiría el tercer cantar y modificaría los dos anteriores, introduciendo capítulos más novelescos.
  2. También se ha sugerido que la obra podría haber sido escrita por un experto en leyes, dadas las referencias a esta temática que se observan en la obra.
  3. Por un clérigo cercano al monasterio de San Pedro de Cardeña.

Mester de Clerecía

En la primera mitad del siglo XIII surge el mester de clerecía. Se llama así a la escuela de los escritores cultos (es decir, clérigos) que eligen el romance como lengua literaria. Los clérigos compondrán una literatura mucho más regular que la juglaresca. La cuaderna vía será la nueva estrofa: cuatro versos alejandrinos que riman entre sí en consonancia: AAAA.

Los temas tratados son eruditos. Los más abundantes son los religiosos, aunque no faltan los históricos, como sucede en el Libro de Alexandre, o los novelescos, como en el Libro de Apolonio. Las técnicas juglarescas también se aprecian en la clerecía, ya que el público destinatario era el mismo. El lenguaje de estas composiciones se caracteriza por ser cuidado y selecto, aunque con finalidad didáctica y divulgadora.

Gonzalo de Berceo (s. XIII)

Nació en La Rioja. Su vida transcurrió entre los monasterios de San Millán de la Cogolla (Logroño) y Santo Domingo de Silos (Burgos), para los que trabajó. Entre sus obras, la más importante es Los milagros de Nuestra Señora, que a continuación detallamos.

Escrito íntegramente en cuaderna vía (911 estrofas), representa la más importante y extensa obra de Berceo. Está formado por veinticinco milagros realizados por la Virgen María, precedidos por una introducción alegórica. En cada uno de ellos destaca la intervención de la Virgen en favor de sus devotos para salvar su alma o protegerlos de algún mal.

La obra se inscribe dentro de una corriente de literatura mariana que tuvo mucha fuerza en nuestra Edad Media. Los Milagros de Nuestra Señora poseen finalidad didáctica; tratan de mover a los lectores-oyentes a una vida recta por mediación de la Virgen María. La obra se sitúa, pues, dentro de la línea del teocentrismo medieval.

Arcipreste de Hita (s. XIV)

El Libro de Buen Amor

Se conservan varios manuscritos con dos versiones distintas de la obra: una primera de 1330, y otra, ampliada, de 1343.

El texto posee un contenido variado. Se incluyen fragmentos narrativos y líricos; alterna el tono serio con el festivo. A continuación, analizamos los elementos más significativos del libro:

  1. La obra se inicia con un prólogo en prosa y una introducción en verso. En el prólogo se advierte al lector cuál es la intención del libro y cómo debe interpretarlo. En varias ocasiones se insiste en que el hombre debe huir del mal amor (el amor carnal) y acercarse al buen amor (amor divino), pero, junto con estas afirmaciones, aparecen otras en las que el autor nos dice que su libro también puede ser usado como ejemplo para usar el mal amor.
  2. Tras el prólogo, asistimos a una serie de aventuras amorosas del protagonista con diversas mujeres: doña Cruz, las serranas, doña Garoza, una mora, etc. Se alternan fracasos y éxitos, aunque abundan más los primeros.
  3. Prosigue la obra con una reelaboración del Pamphilus de amore, comedia latina del siglo XII. En esta parte narra la historia de don Melón de la Huerta, que busca los amores de la joven viuda doña Endrina. También aparece doña Urraca, la Trotaconventos, que ejerce de mediadora entre los protagonistas.
  4. Se incluyen episodios de sátiras, parodias, poemas líricos religiosos y profanos, etc.