Jorge Luis Borges, escritor prematuro (su primer trabajo se publicó a los diez años), nació en Buenos Aires. Viajó a numerosos lugares, pero fue en España donde entró en contacto con las vanguardias. Se dio a conocer como poeta y ensayista brillante durante los años veinte y treinta. Posteriormente se convirtió en maestro del cuento.
Destaca su nominación al Premio Nobel y el hecho de que se le concediera el Premio Cervantes en 1979.
Características del Universo Borgeano
Los cuentos de Borges son fuertemente imaginativos, marcados por la imaginación, la erudición y el lirismo. Son siempre un esbozo narrativo, cuya cabal comprensión requiere un amplio saber cultural y filosófico sobre la obra del escritor. Se repiten constantemente los mismos esquemas temáticos. En ellos mezcla seres de ficción, personajes librescos, figuras históricas, escritores y amigos, aunque cabe destacar que interfiere numerosas veces en el desarrollo de la historia narrada. Su verdadero objetivo con estos cuentos no es otro que proponer sutiles juegos mentales.
Como bien hemos dicho anteriormente, repite una y otra vez los mismos temas, pudiendo hablar así de una temática metafísica, teológica y filosófica.
Temas Recurrentes en la Obra de Borges
Son temas metafísicos el tiempo (cíclico, relacionado con la eternidad), el sentido del mundo y de la vida, y la personalidad del hombre. También podemos señalar tres grandes temas: el destino, la eternidad y el hombre como sueño. El mundo onírico tiene gran importancia, y el tema calderoniano se acepta para añadir la fusión de ambos. El hombre es sueño, como su vida. La materia y el yo humano no existen fuera del pensamiento idealista, fuera de su representación mental; y el hombre no existe fuera de la mente que lo sueña, hasta llegar al soñador original.
En El Aleph aparecen todos los temas señalados. Hay que diferenciar la temática puramente narrativa de la subyacente: el asunto de las historias es narrativo, pero hay que referirlo a diversas manifestaciones de la violencia, aunque en algunos casos el escritor dignifica las muertes. Los personajes mueren de forma violenta y criminal, a manos de un rival; al morir, comprenden su destino y reconocen lo ilusorio y ficticio de la realidad. Con la violencia se llega a la muerte, que dignifica y conecta con todos los muertos, con el ser humano, sorteando lo absurdo. Podemos sintetizar los temas en:
- El infinito: Borra la realidad, con efectos borrosos como ámbito donde espacio y tiempo se entremezclan con multiplicaciones infinitas. Produce angustia en el ser humano. Ejemplos: El Aleph, El Zahir.
- Caos y cosmos: El universo es un caos irreductible a toda ley humana, inexplicable. La vida es caótica, regida por el azar. El caos se representa en el laberinto.
- El laberinto: Símbolo caótico del cosmos, del infinito. Representa la encrucijada de no saber qué escoger ante senderos que se bifurcan en el espacio y el tiempo. Ejemplos: Los inmortales, La casa de Asterión.
- La instantaneidad del destino: El hombre desconoce su verdadero ser y lo presenta en el instante o momento de su vida en que se enfrenta a esa revelación. El destino aparece como muerte violenta, fatalidad y como caminos paralelos e intercambiables de dos personajes. Ejemplos: El muerto, La espera.
- La identidad humana y la personalidad: El hombre es símbolo de todos los hombres, y su personalidad individual se agota y anula. La personalidad se vincula a un suceso azaroso. La identidad es única y colectiva de todos los seres de la misma especie y de todas las especies. Se explora la inexistencia de la entidad individual y la usurpación de la identidad de un personaje por otro. Ejemplos: Los teólogos, El inmortal.
- El tiempo y la eternidad: Pasado, presente y futuro se mezclan con frecuencia en los cuentos. El tiempo lo transforma todo y el pasado no se restituye. Borges mueve la rueda del tiempo cíclico: la bifurca y subdivide. El tiempo no es sucesión, sino reiteración. Hay juegos con la temporalidad. Ejemplo: La otra muerte.
- Idealismo e irrealidad: Ataca la solidez del hombre y del mundo desde la filosofía de Hume y Schopenhauer, desde el idealismo gnóstico y epistemológico, para mostrar que el hombre y el mundo solo existen en la mente de quien los percibe.
- El destino del hombre.
- La muerte: Espera al hombre del sendero o del laberinto, la coronación de los sentidos. De nuevo desembocamos en temas señalados: la identidad, el tiempo circular, la eternidad…
- La venganza: Presente en la estrategia ofensa-venganza. Ejemplos: El muerto, La espera.
- La violencia: Es general y multiforme en casi todos los cuentos.
La Técnica del Cuento Borgeano
La originalidad reside en la construcción de estos cuentos. Lo importante es ver cómo el autor teje su tela de araña y, a partir de cualquier motivo, nos conduce a los temas señalados. Por la temática variada, se ha llegado a decir que Borges inventó su propio género, a medio camino entre el cuento y el ensayo.
Cada cuento de Borges es una obra perfecta. El relato avanza con una seguridad absoluta, un ritmo lento, pausado e inconfundible. Así, los enigmas que nos presenta van haciéndose más y más densos e inquietantes, hasta que nos envuelven con singular fuerza. El discurso narrativo es de carácter cerrado, que suele culminar en un clímax trágico (crimen, venganza, castigo). Con acusada narratividad, el conjunto de la trama se escalona y se fracciona en apartados de fácil delimitación. El discurso puede iniciarse in medias res o por el tramo final.
Los Personajes en la Obra de Borges
Se subordinan a la trama y constituyen un pequeño grupo, extraído de la realidad o de la ficción literaria. Encarnan las historias y, al mismo tiempo, las conjeturas y especulaciones que el escritor formula a través del sustrato teológico-filosófico-fantástico. Son figuras literarias subalternas, carentes de personalidad y vida propia, víctimas del destino, las venganzas y las muertes. Recorren, en fin, un derrotero que los lleva a enfrentarse, en un punto o instante preciso, con su destino y a encarar lo fatal y trágico de tal encuentro. No faltan los que encarnan el coraje, el valor y la libertad. Ejemplos de estos son los gauchos o los compadritos.
El Estilo Literario de Borges
Se caracteriza por una prosa aparentemente desnuda, fría, pero cargada de sentido y poderosamente sugerente. Lo caracterizan las notas de sutilísima ironía, el gusto por la paradoja, el oxímoron, las anáforas, las enumeraciones, etc. Pero también insólitas asociaciones de palabras, la recuperación de términos con un sentido que se ha perdido (generalmente etimológico) y, por encima de todo, un ajuste entre el tono y la índole de sus contenidos.
Lo Fantástico en Borges
Se relaciona con lo sobrenatural, lo mágico o lo maravilloso. Se vincula con la realidad del mundo del hombre en sus niveles más secretos, insondables y misteriosos. Pertenece al ámbito del sueño (actividad onírica) y del inconsciente. Esta visión fantástica está en la base del cuento argentino, del que Borges es heredero: Horacio Quiroga o Leopoldo Lugones son figuras significativas de esa tradición. En El Aleph, todos los cuentos son fantásticos, excepto dos: Emma Zunz y La historia del guerrero y la cautiva.
Borges argumenta las posibilidades de ficcionalizar narrativamente claves de los sistemas filosóficos; es decir, de ilustrar lo explorado filosófico, religioso o metafísico en los ensayos. Para nuestro autor, la literatura fantástica nos ayuda a entender la realidad de un modo más profundo.
El Espacio en la Narrativa Borgeana
Nos encontramos con espacios realistas (la pampa argentina, montes y pajonales) y otros genéricos y de valor simbólico (laberintos, murallas, casas). Una arquitectura laberíntica crea una atmósfera de irrealidad, horror y angustia; estos espacios y ambientes se repiten una y otra vez, para acabar identificándose con el universo caótico donde vivimos.
Otros escenarios son espacios degradados. Borges apenas repara en los escenarios; solo algunos merecen una descripción breve, como la casa-laberinto de Cornwall. Son espacios obsesivos y fantásticos aquellos en los que se sintetiza en simultaneidad el orbe todo, de acuerdo con teogonías de diversas religiones y culturas.