Contexto Socio-Histórico: Los Primeros Años de la Posguerra (Década de los 40)
Tras la Guerra Civil (1936-1939), se instaura una dictadura presidida por el general Francisco Franco (1939-1975). La década de los 40 está marcada por el hambre, el aislamiento internacional, la represión, el partido único (Falange Española), el odio y el miedo.
El panorama cultural es desolador: muchos autores se han exiliado y la literatura se encuentra determinada por la censura, que impide expresarse libremente. El régimen controla la vida española impidiendo las críticas al sistema y al catolicismo, y escenas que atenten contra la moral y las buenas costumbres. Para la difusión e imposición de las ideas del régimen, se impulsan instituciones como la Sección Femenina y el Frente de Juventudes. En la enseñanza se combatieron la tradición progresista y la coeducación.
Contexto Literario: La Novela de Posguerra
Tras la Guerra Civil, la literatura vive unos años de búsqueda. Hay una literatura en el exilio (Ramón J. Sender, Francisco Ayala, Rosa Chacel) y una literatura en el interior que presenta dos perspectivas:
- La literatura arraigada, formada por adictos al Régimen.
- La literatura desarraigada, literatura angustiada que se manifiesta en dos tendencias:
- La novela existencial: Los temas más destacados son la desorientación, la hostilidad de la vida y la angustia. Destacan obras como Nada de Carmen Laforet (Premio Nadal en 1944) y La sombra del ciprés es alargada de Delibes.
- El tremendismo: Refleja los aspectos más desagradables y brutales de la realidad. Destaca La familia de Pascual Duarte de Cela.
Posteriormente, en los años 50, aparece el realismo social, un tipo de literatura que intenta dar testimonio de las miserias e injusticias. Destacan La colmena de Cela y El Jarama de Sánchez Ferlosio.
A finales de la década de los 60, el realismo social queda superado, ya no se piensa que la literatura pueda transformar el mundo y se intentará transformar la literatura misma. Surge así la novela experimental, con Tiempo de silencio de Martín Santos como uno de sus máximos representantes.
Carmen Laforet: Producción Literaria
Las novelas de Carmen Laforet se pueden organizar en dos trilogías cuya temática es la evolución personal:
Trilogía Femenina
Que no fue concebida como tal por la autora. Comprende las siguientes obras:
- Adolescencia: La isla y los demonios
- Juventud: Nada (1945)
- Madurez: La mujer nueva
Trilogía Masculina
Inacabada, aunque pensada con título específico: Tres pasos fuera del tiempo.
Estructura de Nada
Nada se divide en tres partes:
- 1ª parte (capítulos I-IX, de octubre a febrero): Se centra en la vida en la calle Aribau.
- 2ª parte (capítulos X-XVIII, marzo-junio): Mayor apertura al exterior, universidad y Ena.
- 3ª parte (capítulos XIX-XXV, julio-septiembre): Llega la resolución, aunque hay que señalar que es una novela abierta.
Temas Centrales en Nada
En Nada se observan dos ejes temáticos:
La Temática Existencial
Nada se inserta dentro de la novela existencial de la primera posguerra y recoge el anhelo de libertad e independencia de una joven que choca contra la miseria material y moral de la época. En la obra se abordan temas como el pesimismo existencial, el sinsentido de la vida o la soledad profunda del ser humano. De ahí que la protagonista se vea abocada a la “nada”.
El Desolado Mundo de la Posguerra
Se abordan aspectos como:
- Las consecuencias de la Guerra Civil: la represión, la falta de libertades, el miedo, las carencias y el odio.
- El hambre.
- La situación de la mujer: Según el ideal del régimen, la mujer debe ser pura, sumisa y sacrificada. La dependencia del hombre le impide un proyecto de vida personal y le obliga incluso a soportar la violencia doméstica (Gloria).
Personajes Principales
El mundo femenino invade la obra. Los hombres quedarán casi siempre desdibujados, a excepción de Román y Juan.
Andrea
Andrea, la protagonista y narradora, es una joven huérfana de 18 años que llega a Barcelona para ir a la universidad y se aloja en casa de su abuela y sus tíos. De carácter impresionable e inestable, desea comenzar una nueva vida, pero se topa con cuatro obstáculos:
- La tía Angustias, que, con su moral represiva, quiere controlar sus movimientos.
- El hambre atroz, que incluso la llega a desequilibrar.
- El desengaño, cuando encuentra a Ena con Román.
- La decepción amorosa, reflejada en sus dos fracasos sentimentales: Gerardo y Pons.
Andrea aparece como un personaje pasivo que se limita a observar lo que ocurre a su alrededor y representa el tipo de “chica rara”: nada coqueta, introvertida y de gran sensibilidad.
Angustias
Es la tía de Andrea. Representa el modelo de mujer tradicional que defiende el nacionalcatolicismo imperante: religiosa, puritana y conservadora. Según ella, solo hay dos caminos para la mujer honrada: el matrimonio o el convento. Por eso, se erige como la inquisidora terrible que quiere controlar todos los movimientos de Andrea. Su obsesión por la limpieza es un trasunto de esa apariencia de moralidad y rectitud ante los demás. Pero su gran contradicción es que, a pesar de su rígida moral, mantiene una relación secreta y adúltera con su jefe, Jerónimo Sanz. Cuando fracasa en su control sobre sí misma y sobre los demás, acabará ingresando en un convento.
Román
Es el hermano de Juan y Angustias, y tío de Andrea. Es una mezcla de donjuán sin escrúpulos y de artista incomprendido con un talento especial para la pintura y, sobre todo, la música. Eso, unido a su halo misterioso, hace que ejerza un gran poder de seducción en las mujeres, en las que provoca una mezcla de atracción y repulsión. Sin embargo, Román se caracteriza también por su carácter demoníaco. Es un gran manipulador que se cree superior a los demás y que emplea su inteligencia para destruir a los seres de la casa, sobre todo, a su hermano Juan. Pero, al final, consumido por su mezquina vida, se suicidará.
Juan
Es el hermano de Román y Angustias, y tío de Andrea. Juan es un artista fracasado, amargado y violento, con una personalidad muy inestable. Es un muñeco en manos de su hermano Román y maltrata brutalmente a Gloria, su mujer, sobre la que proyecta sus frustraciones y miedos:
- Su fracaso como pintor, pues, mientras que su hermano Román es un genio, él solo consigue pintar cuadros que los traperos compran por cuatro duros.
- Su temor constante a que Gloria ejerza la prostitución para sacarles de la miseria.
- Su frustración como hombre de familia, pues no es él, sino su mujer la que lleva el dinero a casa.
Gloria
Es la mujer de Juan. Gloria representa una mujer de moral relajada, poco decente, aficionada al juego. Es la mujer serpiente (tentadora, provocadora) contraria a lo que predica la Sección Femenina de Falange. Gloria ha vivido las ventajas de la legislación republicana, muy avanzada en materia femenina (divorcio, aborto, igualdad de derechos), pero suprimida por el franquismo. Su gran contradicción es que, pese a su vida libre, es incapaz de romper con Juan, que la maltrata.
Antonia, la criada
Antonia, la criada, es un ser monstruoso, completamente animalizado y abyecto que parece reaccionar únicamente ante las desgracias de los demás para reírse malignamente de su dolor. Está dominada por su oscuro amor por Román, al que salvó de un fusilamiento seguro. Por eso, su muerte le lleva a enloquecer y acaba por fugarse. Es una criatura a la que todos odian.
La Abuela
La abuela, demente ya desde la guerra, se refugia en su mundo y se niega a ver la realidad. Tampoco reconoce su enorme culpa en la tragedia de toda la familia: su amor obsesivo por sus dos hijos varones, Román y Juan, le lleva a disculpar todas sus fechorías y delitos, mientras sus hijas sufren un encierro perpetuo sin la más ligera brisa de libertad. Eso provocará que ellos acaben convirtiéndose en bestias y ellas, en unas reprimidas amargadas y resentidas. Así se lo reprochará Angustias antes de marcharse desolada al convento.
Ena
Basada en Linka Babecka, una joven polaca a la que Carmen Laforet conoció en la Universidad, Ena es la amiga de Andrea. Representa el prototipo de chica burguesa, culta, moderna. Su educación es muy liberal para la época y Andrea la admira porque representa todo aquello que desearía ser: hermosa, rica, inteligente. Pero debajo de esa armonía familiar, late un conflicto soterrado, el de la fascinación de Ena y su madre por Román, encarnación del mal.
Margarita
Es la madre de Ena. Aunque pertenece a un estatus social alto aparentemente estable y feliz, esconde una terrible historia que se remonta a su juventud cuando conoció y se sintió totalmente fascinada por Román. Al igual que Gloria, también fue humillada por él y eso la hizo enfermar. Casada con Luis, venga sus frustraciones en él y solo cuando nace su hija Ena empieza a abrirse a los demás y puede volver a amar y ser feliz.
Otros Personajes
- Gixols, Pujol, Pons, Iturdiaga: Son los amigos “bohemios” de Andrea. Se trata de jóvenes de la burguesía catalana que juegan a ser bohemios en un estudio de la calle Moncada.
- Pons: Es uno de los compañeros universitarios de Andrea que le introducirá en un grupo masculino de ricos que juegan a ser bohemios. Él es el causante de su segundo fracaso sentimental. La hace sentir hermosa y deseada, le corteja y le invita a un baile en su lujosa casa. Pero durante el baile se olvida de ella, avergonzado tal vez por su pobreza.
- Gerardo: Es un personaje con el que Andrea mantiene una relación sentimental que no fructifica. Se muestra paternalista e inoportuno. De hecho, Andrea siente asco cuando no pierde la oportunidad de besarla.
- Jerónimo Sanz: Es el jefe de Angustias, con la que mantiene relaciones extramatrimoniales. Representa la mentalidad patriarcal tan frecuente en la España de la época: un hombre capaz de entretenerse con una de sus empleadas, pero sin ninguna intención de estar realmente con ella.
Espacios y Ambientes
Barcelona es el marco del relato, pero hay dos grandes espacios identificados con dos mundos distintos:
- El espacio interior: El piso de Aribau simboliza el pasado, representa la represión y actúa a modo de prisión de sus habitantes, que están sumidos en la ruina económica y la degradación.
- El espacio exterior: Materializado en la Universidad, representa la libertad, el futuro, el cambio de vida, aunque al final este no llegue a materializarse. Los espacios exteriores se dividen en dos ámbitos sociológicos:
- La clase alta: La Vía Layetana (Ena), La Bonanova (Pons), la calle Montcada (los jóvenes “bohemios”).
- La clase baja: El barrio chino simboliza la degradación moral y social, que al mismo tiempo atrae y repugna a Andrea. Su deambular por ese barrio persiguiendo a su tío Juan es considerado una “aventura” que la adentra en un “infierno”.
Estilo Narrativo
En los diálogos se manifiesta una clara voluntad de reflejar el lenguaje coloquial. Al mismo tiempo, hay pasajes de la novela que presentan un tono poético con recursos como las sinestesias, personificaciones, metáforas y comparaciones.
En las descripciones podemos distinguir:
- Un estilo impresionista en la descripción de espacios (la ciudad, sus edificios, el barrio…). Es decir, la narradora Andrea transmite su impresión: no describe los objetos tal y como son, sino como ella los percibe. La casa de Aribau, por ejemplo, recuerda el ambiente gótico de los cuentos de terror.
- Un estilo expresionista en la descripción de personajes. Es decir, el interior de los personajes (el odio, la pasión enfermiza, la locura o el infierno que los destruye y consume por dentro) acaba desbordándose y se manifiesta en el propio aspecto físico. De ahí sus descripciones físicas monstruosas y deformadas (se habla de la influencia de las Pinturas negras de Goya). Uno de los recursos empleados para ello es la animalización.
La Voz Narrativa
Con respecto a la voz narrativa, hay que destacar dos aspectos:
- La narradora es una Andrea adulta, que recuerda (analepsis o vuelta atrás) en primera persona un año de vida en Barcelona de la Andrea joven (18 años) que fue, pero no actúa como narradora omnisciente, sino a través de la mirada subjetiva de esa Andrea joven que es testigo de una época.
- Hay, por tanto, cierta distancia entre esas dos Andreas: la que vive lo contado y la que narra.
El Significado del Título: Nada
El epígrafe inicial de la obra es un fragmento de J. R. Jiménez, titulado “Nada”, donde lo percibido por los sentidos —todo negativo— parece que es la verdad. Este hecho concuerda muy bien con la interpretación que se le puede dar al título. La novela nos cuenta las impresiones, generalmente negativas, de una muchacha joven, Andrea, que ella nos ofrece como la verdad de lo vivido. Desde su perspectiva “joven”, el balance de lo vivido es “nada”. Sin embargo, la narradora, la Andrea adulta, matiza con intervenciones como: “al menos, así creía yo entonces”. Eso nos permite desmentir la afirmación de que todo aquel año de vida no sirviera para nada. Al contrario, aunque esa “nada” fue la sensación de la Andrea joven, la narradora que es la Andrea adulta sabe que esa experiencia vital no fue en vano porque le ayudó a formarse como persona. Y así también lo entiende el lector.