Cantares de Gesta y el Poema de Mio Cid: Origen de la Épica Española

Los Cantares de Gesta y el Mester de Juglaría

Los cantares de gesta son obras de género épico que narran en verso las hazañas de héroes. En España, aparecen hacia el siglo XII, según Menéndez Pidal, fecha de composición del Poema de Mio Cid. Hay noticias de la existencia de más cantares pero, por desgracia, no han llegado hasta nuestros días.

La difusión oral de estas historias correspondía a los juglares: actores y cantores errantes que iban de villa en villa actuando en plazas o en castillos. Su espectáculo debía reunir diversos ingredientes —música, mímica, dramatización, malabarismo, etc.— para atraer y mantener la atención del público. El juglar se dedicaba profesionalmente a la recitación, que era su única fuente de ingresos. El oficio de los juglares se denomina mester de juglaría (del latín ministerium, oficio).

Estilo y Métrica de la Épica

El mester de juglaría posee un estilo propio de expresión. Métricamente, en sus obras se emplea la tirada épica; es decir, una serie indefinida de versos de extensión irregular (en torno a las dieciséis sílabas) con cesura o pausa interna y rima asonante.

«Ved cuál honra crece al que en buena hora nació / cuando señoras son sus hijas de Navarra y Aragón / hoy los reyes de España sus parientes son / a todos alcanza honra por el que en buena hora nació».

Recursos de la Recitación Oral

Según se desprende de los textos que nos han llegado, los juglares usaban recursos específicos para la recitación oral:

  • Llamadas de atención: Son frecuentes las apelaciones al público («si quisieseis escucharme») para ganarse su interés y captar su benevolencia.
  • Fórmulas juglarescas: Abundan los adverbios de presencia («aquí veis al héroe») y las referencias visuales («vierais moros y moras»).
  • Gesticulación y dramatización: El juglar empleaba la gesticulación para ilustrar esas expresiones e incluso imitaba las voces de los protagonistas con la intención de presentar el relato de la forma más vívida posible.
  • Repeticiones: Son constantes, ya que facilitan tanto la recitación como la memorización y la correcta comprensión por parte del receptor. Las hay de tipo formal (paralelismos, anáforas, versos bimenores) y de contenido, que apoyan la imposibilidad de detener la marcha narrativa y que el juglar repetía para que nadie perdiera el hilo.
  • Sintaxis sencilla: Predominan las oraciones simples y coordinadas, no solo por el estado incipiente del castellano, sino también por las dificultades de recordar y para permitir la improvisación.
  • Uso del presente: Uso frecuente del presente de indicativo («Mio Cid cabalga») para acercar la acción a los oyentes y otorgarle más inmediatez.
  • Petición de soldada: Petición final de un sueldo o pago por la actuación.

El Poema de Mio Cid

(Esta ya la transcribí antes, pero la incluyo de nuevo aquí para que todo quede en un único documento).

El Poema de Mio Cid es un cantar de gesta que narra en verso las hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador. Se trata del más antiguo de los cantares conservados y el único casi íntegro. Su valor, tanto histórico como literario, es incalculable.

Manuscrito y Autoría

La obra nos ha llegado en una copia del siglo XIV. Este manuscrito es posterior a la creación del poema que, a su vez, debió ser realizado en 1207. Los críticos no se ponen de acuerdo en si antes de ese año existió ya el poema: algunos opinan que la composición del Cantar estaría escrita ya en 1140; otros autores, a partir del análisis de su composición histórica y por razones lingüísticas, retrasan la fecha de su composición hasta 1207. El manuscrito no está completo: faltan al comienzo la primera página y algunas internas. En total, se conservan 3730 versos.

El Poema es anónimo. Se han barajado tres hipótesis sobre su autoría:

  1. Teoría de Menéndez Pidal: Mantiene la autoría compartida de dos juglares. Hacia 1120, un primer juglar de la zona de San Esteban de Gormaz redactaría una versión donde las hazañas tendrían un carácter realista; hacia 1140, un segundo juglar de la zona de Medinaceli ampliaría la versión original.
  2. Hipótesis del experto legal: Se sostiene que podría haber sido escrito por un experto en leyes que realizaba viajes por Castilla y León.
  3. Hipótesis del clérigo: Posee resonancias de un clérigo cercano al monasterio de San Pedro de Cardeña, donde se conserva la primera copia.

A pesar de todo, la autoría del Poema de Mio Cid sigue hoy siendo un misterio.

Estructura del Poema

El Poema comienza in medias res, es decir, obviando una serie de contenidos que se supone ya conocen los oyentes. Se divide en tres partes o cantares:

1. Cantar del Destierro

El rey Alfonso VI priva al Cid de su honra. No se menciona la causa, pero es sabido que existían acusaciones contra el héroe, de quien se decía que se había apropiado de los tributos de los moros. En esta situación, el Cid y un grupo de nobles castellanos se disponen a abandonar a su mujer, doña Jimena, y a sus hijas, doña Elvira y doña Sol. El Cid deja Castilla acompañado solo de sus soldados más próximos. Durante una campaña en tierras de bárbaros, consigue recuperar su honor y realizar una serie de hazañas, destacando la victoria sobre el conde de Barcelona.

2. Cantar de las Bodas

El Cid conquista Valencia, hecho que supone su principal victoria. Desde allí envía presentes al rey para congraciarse con él. Finalmente, las hijas del Cid se casan con los infantes de Carrión, pero estos no parecen ser los mejores aliados para las muchachas, pues se muestran ruines y cobardes tanto en el ámbito público como en el familiar.

3. Cantar de la Afrenta de Corpes

Se relata el episodio de las burlas de los hombres del Cid y la posterior venganza de los infantes en el robledo de Corpes, donde maltratan a las hijas del Cid y las abandonan malheridas. Cuando el Campeador descubre lo sucedido, exige justicia al rey. En unas Cortes celebradas en Toledo, se anulan estos matrimonios. Finalmente, las hijas del Cid se casan con los infantes de Navarra y Aragón, de modo que su honra es recuperada por completo. El Cid ha vencido en numerosas batallas y ha actuado siempre siguiendo un código de comportamiento que lo convierte en señor de vasallos y «rey de reyes» en España.

Trascendencia Literaria e Histórica

El Poema de Mio Cid ha tenido una gran trascendencia tanto en la literatura como en la historia de España. La imagen del caballero medieval que vive según un código de honor y justicia ha sido un modelo que se ha mantenido hasta nuestros días. La representación de las hazañas del Cid Campeador ha ofrecido un material valioso a los escritores posteriores que han reinterpretado la figura del héroe en distintos géneros.

Evolución de la Figura del Héroe

En el siglo XV aparece un ciclo de romances épicos que narran hazañas bélicas. En cambio, solo excepcionalmente el héroe de los romances amplifica los rasgos más nobles del valiente que salva la vida del pueblo mediante su palabra, aunque puede llegar a defenderse con la espada si es necesario. El héroe se convierte en una figura que impide la derrota de su equipo; en ocasiones, un héroe moderno capaz de transmitir enseñanzas. Así, se convierte en protector del pueblo.

Como protector que salva la vida del pueblo real, se convierte en el héroe que impide la derrota. Por eso, el héroe aparece como el protector heroico que salva la vida del pueblo en ocasiones. Esta visión aparece en novelas épicas y en innumerables narraciones que contribuyen a la creación del imaginario heroico. También aparece en algunos casos de comportamientos humanitarios y desinteresados que muestran el comportamiento ejemplar del héroe. Por eso, el héroe se convierte en modelo social al que imitar. Paralelamente, se conservan los testimonios del comportamiento de héroes reales de la historia que han servido de modelo en la literatura y el periodismo. A estos aspectos se suman otros componentes éticos propios de la época que dan lugar a muchos héroes literarios.