Explorando los Géneros Literarios Latinos: Épica, Lírica, Teatro, Fábula, Historiografía y Oratoria

La épica tiene su origen en el término griego epos, cuyo significado es epopeya, lo que se conoce como relato épico. Así, el tema principal de este género será la narración en prosa de gestas y eventos memorables en los que la intervención de los dioses es decisiva. La primera manifestación de la épica proviene de la tradición oral de culturas primitivas. En Roma se cultivará desde el siglo III a.C. hasta el I d.C. Allí desarrolló una base conformada por características como la alternativa entre ser un género popular o culto, el tratamiento de la historia romana y leyendas, y la influencia de la poesía alejandrina, que dejaría su huella en la producción de poemas breves y refinados. Destacar que la épica culta era escrita en versos saturninos y, a partir de Ennio, en hexámetros. También cabe mencionar que Homero fue una figura muy influyente gracias a sus obras populares “La Odisea” y “La Ilíada”. Este género sufre una evolución a lo largo de su historia, por lo que analizaremos el tratamiento de la épica según el orden cronológico de sus autores.

Épica Latina: Evolución y Autores Clave

De la influencia homérica nace “La Odusia” de Livio Andrónico (época preclásica), una traducción reinterpretada en versos saturninos de “La Odisea”. Gneo Nevio (época preclásica) innovó con su obra “Bellum Poenicum” al ser histórica y por rechazar los recursos mitológicos. Quinto Ennio fue el escritor de la epopeya nacional “Annales”, posteriormente sustituida por “La Eneida”. Ennio abrió camino a la creación de una poesía erudita y mitológica, de carácter narrativo y escrita en hexámetros que se desarrollaría a partir del siglo I a.C.

Guarda gran importancia la obra magna de Virgilio, “La Eneida”, cuyos valores literarios destacan por su narración sin continuidad cronológica, la humanización de los dioses, la búsqueda de la perfección estilística y la innovación del género con la introducción de formas dramáticas y líricas. De Lucano solo se conserva “La Farsalia”, una obra enteramente histórica y anticlásica al mostrar el declive de Roma y por la ausencia de la figura heroica e involucración divina. Silio Itálico compuso en 17 libros “Púnica”. De la misma forma que Lucano, carente de héroe y con contenido histórico. Con Valerio Flaco regresó la inspiración mitológica con la que escribió “Argonautica”, obra en la que narra la travesía de Jason y los argonautas, haciendo una composición con la expedición de Vespasiano a Britania. Siguió el mismo camino Papinio Estacio, quien escribió los poemas mitológicos “Thebais” y “Achilleis”. Hay que mencionar que estos tres últimos autores comparten una fuerte influencia de Virgilio y otros grandes escritores. Durante el Bajo Imperio se continuó tratando la épica de forma legendaria. De esta época destacan Claudiano (“De raptu Proserpine”) y Draconcio (“Medea”).

Poesía Lírica Latina

La poesía lírica es un género escrito en versos variados, destacando los metros líricos y eolios. Guarda su origen en la Antigua Grecia y debe su nombre al acompañamiento musical de lira que se daba en la recitación. Llegó a Roma de forma tardía, en comparación a otros géneros, en el siglo II a.C. y adoptó características propias de la literatura griega, compartiendo así una poesía subjetiva, preciosista y refinada. Se caracteriza también por el ejemplo abundante de la mitología y la producción de composiciones breves.

Autores Destacados de la Lírica Latina

Los autores fueron denominados neotéricos puesto que rechazaron la temática épica y vertieron sus experiencias y emociones en sus obras. Gayo Valerio Catulo es ejemplo de ello: escribió 116 poemas cuyo contenido varía desde la crítica política hasta la vida personal del poeta, vacilando entre los elementos populares y cultos y renovando los ritmos de la lírica griega. Horacio fue otro gran autor, escritor tres obras de temática diversa: “Las Odas”, con la métrica variada y contenido centrado en la muerte; “Los Epodos” posee un carácter realista que denuncia la sociedad; y “Carmen Saeculare”, usada como himno nacional y agradecimiento a los dioses por la pax augusta.

Teatro Latino

El teatro latino consistía en una composición en verso destacada por la ausencia de un metro establecido y por el empleo, en cambio, del verso polimétrico. Se introdujo en Roma durante la época arcaica y el contenido se trataba normalmente de traducciones y adaptaciones de obras griegas. Como ejemplo de ello tenemos a su primer autor, Livio Andrónico, que reinterpretó una tragedia griega en los Ludi Romani del 240 a.C. La interpretación de los papeles era ejercida exclusivamente por hombres y el teatro era subvencionado por magistrados públicos para ganarse el favor popular en las elecciones. Cabe mencionar que el primer teatro fijo se construyó en el 55 a.C., siendo los anteriores escenarios desmontables.

Características e Influencias del Drama Romano

Como características del drama romano hallamos la manifestación, por un lado, de influencias del teatro cómico popular itálico, que tiende a lo mordaz y a la chanza. Por otro lado, encontramos una clara influencia griega en la que toma la temática de sus obras, un vocabulario helenizado y alusiones mitológicas que reflejan la ambientación griega. Destacar que los romanos innovaron con un cambio del verso utilizado, con la eliminación del coro, con un mayor enfoque sobre el acompañamiento instrumental y con el cambio parcial de los originales griegos.

Subgéneros del Teatro Latino: Tragedia y Comedia

Dentro del género dramático podemos observar la discriminación de dos subgéneros.

Tragedia

El primero de ellos, la tragedia, está caracterizada por un lenguaje solemne, tono elevado y acción seria. Está protagonizada por dioses y héroes abrumados por problemas humanos. Los autores más destacados son Nevio, Pacuvio y Séneca. El último de ellos es el único del que conservamos sus obras completas: escribió nueve tragedias griegas denominadas fabula cothurnata y una tragedia romana, también llamada fábula praetexta.

Comedia

El segundo subgénero es la comedia. En esta se presentan personajes comunes con escasa complejidad psicológica. Dará uso de un lenguaje mediocre y la obra acostumbrada a desenlazarse en un final feliz, con el objeto de deleite. Dependiendo de la ambientación, la obra podrá ser una fábula palliata o una fánula togata. Plauto escribirá obras destacadas como “Aulularia” y “Miles gloriosus”. Recurrirá a la ridiculización del personaje de la época, a los juegos de palabras y a la estereotipación para provocar la risa del público. Terencio produjo una comedia “psicológica” en la que interesarán más los propios personajes que la acción. Así, invitará a la reflexión con una compleja trama y lenguaje refinado. Escribió “La muchacha de Andros”, “La suegra”, “El torturados de sí mismo”, “El Eunuco” y “Los hermanos”.

La Fábula Latina

La fábula nació en la cultura oriental como un texto narrativo caracterizado por su brevedad e intención didáctica manifestada mediante la moraleja. Se extendió por Europa debido a la difusión popular. En Roma estaba escrita en verso o en prosa y su contenido era ficticio.

Difiere de la epopeya en que los protagonistas de la fábula eran generalmente animales o plantas personificadas y de carácter humilde mientras que en la epopeya son héroes y dioses. En cuanto a la temática la fábula trata costumbres cotidianas, vicios, defectos y virtudes; en cambio, la epopeya muestra los aspectos más nobles de la humanidad. El mundo que refleja la fábula es más ameno y alejado de la sociedad que el mundo aristocrático en el que se centra la epopeya.

Fedro: El Autor Más Importante de la Fábula Latina

El autor más importante de la fábula fue Fedro. Destacó por introducir la fábula esópica en la literatura latina. Su carrera tiene como fruto cinco libros que parecen estar incompletos debido a las promesas incumplidas que se hallan en los prólogos. Los primeros dos libros se escribieron bajo el mandato de Tiberio, el tercero en el imperio de Calígula y los últimos de los de Claudio o Nerón.

Sus fábulas se componen de un relato ejemplar y una moraleja que lo puede preceder, a lo que se llama Protimio, o seguir, denominado Epitimio, dependiendo de su posición en relación con el relato. De las 125 fábulas que escribió, 103 fábulas poseen moraleja. La finalidad de estas es cómica, moralizadora y reivindicativa. Fedro escribe en verso y su metro utilizado es el escenario yámbico. Su estilo es simple y conciso, con profundización sobre conductas humanas y ocasionalmente sin ausencia de motivación.

Historiografía Latina

Como género se escapa de la narración de sucesos verdaderos frente al drama y la fábula.

En la historiografía latina el afán de veracidad se vio limitada por las características que este género adquirió en Roma y que son, el carácter patriótico, el compromiso político, el carácter moralizante y su retraso formal.

Las primeras fuentes documentales públicos son las “Tablillas del Pontífice Máximo”, en cuanto a las privadas tenemos las “Laudationes funebres” y los archivos familiares.

Historiadores Latinos Destacados

Los primeros historiadores fueron los analistas, de los cuales se duda que sean auténticos, ya que muchos se encontraban bajo una aparente objetividad. Estos escribían en griego. Más adelante en la época republicana encontraríamos, entre otros, a Catón, con “Origenes”; a César, con “Comentarii de bello Gallico” y “Comentarii de bello civilia”; a Salustio con, “La conjuración de Catilina”, “La guerra de Yugurta” e “Historias”; y por último a Neptone con, “Chronica” y “Exempla”.

En la historiografía de época imperial encontraríamos, a Tito Livio, con “Ab urbe condita” y a Tácito con, “Agrícola”, “Germania”, “Historias” y “Anales!”.

Como historiador menor de época imperial, encontraríamos a Suetonio con, “La vida de los doce Césares”.

La influencia de la historiografía en la posteridad, la veremos reflejada en la fijación de Montaigne en César, como la de Maquiavelo, Shakespeare o Corneille en Tito Livio, hasta la de San Isidro y Floro en Suetonio, o con la de Juan María o Corneille en Tácito.

Oratoria Latina

La oratoria es el arte de la persuasión mediante la palabra. Su finalidad es, por tanto, desarrollarse bajo un marco democrático, donde haya libertad de expresión e independencia del poder judicial. Estas condiciones se dan solo en la época republicana, cuyo sistema político se basa en la consulta popular, lo que proporcionó su desarrollo. Con la llegada del Imperio se imponen nuevas formas de gobierno basadas en el poder personal y la oratoria, a falta del ambiente de libertad que necesita, decaería y dejaría de estar en el foro y tribunales.

La oratoria comienza a practicarse en una época muy temprana. El primer discurso fue pronunciado por Apio Claudio, con motivo de la guerra contra Pirro, esta impregnaba gran parte de la vía pública y su valor era reconocido en los tribunales, en el foro y en algunas manifestaciones religiosas. La oratoria es un instrumento útil para conseguir cargos públicos o para conseguir inclinar la balanza de la ley a favor de las propias teorías. Tras dejar de ser decisiva, pasó a ser un instrumento educativo de primera magnitud y como principal causa del desarrollo de la prosa latina.

Para elaborar el discurso, los oradores, se sirven de la retórica que nos da normas para su elaboración, la inventio, la dispositio, la elocutio y la actio; las partes del discurso son otras, el exordium (introducción), el narratio (exposición del asunto), el probatio (aportación de argumentos), el refutatio (se rechazan las objeciones reales o posibles), el peroratio (conclusión). Según la finalidad del discurso se distinguían tres géneros de elocuencia, el judicial, el deliberativo y el demostrativo. También el estilo debería adecuarse a los distintos géneros de elocuencia, distinguiéndose tres tipos distintos, el Genus grande, el Genus medio y el Genus tenue. En el ámbito de la retórica se distinguen tres escuelas; la ticista, la asiana y la rodia. Con el agotamiento del sistema republicano, la oratoria desaparecerá.

Cicerón y las Etapas de la Oratoria Latina

La figura clave de la oratoria fue Cicerón, tendría tanta repercusión que le utilizarían para separar la oratoria en tres partes, la precicerionana, la cicerionana y la postcicerionana.

Época Precicerionana

En la época precicerionana, destaca principalmente el propio Cicerón, con “El Brutus”, Apio Claudio el ciego, Catón, los hermanos Graco y a los maestros, M. Antonio y L. Liciano Craso.

Época Cicerionana

En la época cicerionana, la oratoria conseguirá su cenit cuando las condiciones sociopolíticas favorecieron a su desarrollo, en esta época destacaron, M. Tulio Cicerón y el propio Cicerón. Los discursos de esta época se pueden dividir en dos grandes grupos, los judiciales, que tienen lugar en el foro y ante los tribunales, los más importantes serían “Verrinas” y “En defensa del poeta Arquías”; luego estarían los discursos políticos, que se pronunciaban durante el desempeño de algún cargo público ante el Senado. Las obras más destacadas son, “Catilinarias” y “Filípicas”. Cicerón además de ser un magnífico orador, también escribe como debe ser el discurso en sus tratados de retórica, como “De oratore” u “Orador”.

Época Postcicerionana

La oratoria postcicerionana, se dio tras la muerte de Cicerón y la llegada del imperio, la oratoria entraría en declive. Entre los oradores posteriores a Cicerón, podemos destacar a Séneca el viejo, autor de “Suasorias”; a Quintiliano, a Tácito, autor de “Diálogo de los oradores”; o a Plinio el joven, quien escribió “Panegírico a Trajano”.