1. Los Precedentes: Bases del Nacionalismo Catalán (1833-1881)
El nacionalismo catalán, un movimiento complejo y multifacético, tiene sus raíces en una serie de factores culturales, económicos y políticos que se gestaron a lo largo del siglo XIX. A continuación, se detallan los principales precedentes que sentaron las bases de este fenómeno.
Renaixença Literaria
La Renaixença literaria fue un movimiento cultural y literario clave que reivindicó el uso de la lengua catalana como lengua culta y literaria. El catalán se convirtió en el símbolo de un movimiento dedicado a concienciar a los ciudadanos sobre la necesidad de elevar el catalán de una lengua hablada a una lengua de cultura. Este renacer de la lengua catalana comenzó con el poema de Bonaventura Carles Aribau “Oda a la Pàtria”, publicado en 1833. Posteriormente, Àngel Guimerà y Rubió i Ors crearon los Jocs Florals en 1859, un certamen poético que impulsó aún más la literatura catalana. Más tarde, surgió una Renaixença popular con el fin de difundir el catalán y su valor entre las clases más desfavorecidas.
Proteccionismo Económico
Mientras España sufría una gran pobreza y atraso, Cataluña era el único territorio modernizado. La burguesía catalana, consciente de su desarrollo industrial, buscaba defender sus productos de la competencia extranjera. Las particularidades económicas de Cataluña se manifestaron en esta lucha por el proteccionismo, donde los trabajadores apoyaron a la burguesía en defensa de la industria local.
Federalismo
El federalismo, iniciado en 1840, fue una teoría política que planteaba cómo debía organizarse el Estado, buscando la descentralización del Estado español. Francesc Pi i Maragall fue el primer teórico del federalismo. Valentí Almirall, junto con otros federales catalanes, firmó el Pacto Federal de Tortosa. Este pacto proponía impulsar un Estado federal español fundamentado en el concepto de la soberanía popular y que tuviera en cuenta la realidad histórica de Cataluña. Durante el Sexenio Democrático, el federalismo tuvo una gran influencia. Sin embargo, tras el fracaso de la Primera República y la implantación de la Restauración y de una España centralista, el federalismo perdió gran parte de su influencia. Esto llevó a Almirall a buscar la autonomía para Cataluña, marcando su transición del federalismo al catalanismo. En 1880, Almirall convocó el Primer Congreso Catalanista y, en 1882, el segundo. En 1882, surgió un movimiento catalanista, El Centre Català, una asociación estable que coordinaba todos los grupos y asociaciones. La labor más importante de esta organización fue la elaboración, en 1885, del Memorial de Greuges, un comunicado de quejas de los catalanes al gobierno central.
El Memorial de Greuges
El Memorial de Greuges es un manifiesto en defensa de los intereses morales y materiales de Cataluña. La comisión que lo elaboró estaba formada por una representación muy amplia de la sociedad catalana. Solicitaba un sistema regional que reconociera la autonomía de Cataluña en igualdad con el resto de España. Es considerado el primer manifiesto del catalanismo político.
Tradicionalismo
Los carlistas eran conservadores y pretendían volver al Antiguo Régimen. El carlismo era un movimiento anticentralista. En Vic, surgió una corriente de tradicionalismo catalanista, conocida como vigatanismo. Entre los personajes importantes del vigatanismo, cabe destacar a Josep Morgades y Jaume Collell. Estos personajes defendían la identidad catalana, que consideraban totalmente diferente a la española. El personaje clave es Torras i Bages, quien en 1899 fue nombrado Obispo de Vic. Años atrás, este personaje expuso cómo debería ser la Cataluña conservadora, fundamentándose en tres pilares: la propiedad privada, la familia y la religión. Torras i Bages se presentó como una alternativa conservadora del catalanismo. En 1891, diversas asociaciones se aliaron para formar la Unión Catalanista, una asociación conservadora que intentaba coordinar las demás asociaciones catalanistas. La Unión Catalanista intentaba propagar el ideal catalanista. Existían dos corrientes: la de aquellos que solo defendían una acción cultural y la de quienes creían en la participación política y en la defensa de Cataluña desde el Parlamento. La U.C. se planteó conseguir la autonomía catalana y, para ello, en 1892, elaboró las Bases de Manresa, consideradas el mayor proyecto de estatuto de autonomía para Cataluña en la historia contemporánea. Estas bases no apoyaban el sufragio universal, sino que eran partidarias del sufragio corporativo: cada corporación tenía un voto.
2. El Catalanismo bajo la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
En 1923, Miguel Primo de Rivera impuso una dictadura militar fuertemente anticatalanista. Francesc Macià se exilió a Francia y, desde allí, protagonizó uno de los hechos más importantes en la lucha del catalanismo contra la dictadura. Estos hechos ocurrieron en 1926 en Prats de Molló y tuvieron gran importancia por sus consecuencias. Macià tenía el objetivo de crear un ejército catalán y tomar Cataluña. Fue financiado por catalanes residentes en América, y formó y preparó un ejército. El gobierno español se enteró y se quejó al gobierno francés por permitir aquello. Macià fue sometido a un juicio que, simbólicamente, se convirtió en un juicio a la dictadura debido a sus fuertes declaraciones y a la reivindicación de los derechos nacionales de Cataluña. Macià se convirtió en un héroe para los catalanes, ya que arriesgó su libertad por Cataluña.
Poco antes de la proclamación de la Segunda República, se creó ERC (Esquerra Republicana de Catalunya), formada por la unión, en febrero de 1931, de L’Estat Català, el Partit Català Republicà y un grupo de intelectuales con gran influencia en la vida cultural y política. Tenía como objetivo disputarle el poder a la Lliga, y lo consiguieron.