Las Revoluciones de 1848: Impacto y Legado en la Europa del Siglo XIX

El Legado del Congreso de Viena y el Auge de las Revoluciones Liberales

El Congreso de Viena (1815) coincidió con el desarrollo de fuerzas imparables como la industrialización, impulsada por la burguesía y sus principios liberales, que chocaban frontalmente con el modelo tradicional del Antiguo Régimen. Se buscaban modos de limitar el poder político y de conjugar orden y libertad, lo que llevaría a la negación del absolutismo como sistema que coartaba las libertades.

El Acta Final del Congreso de Viena, aunque restauradora, contenía contradicciones. No prohibía explícitamente las constituciones ni los procesos constitucionales en los diferentes países. Así, Suecia (1809) conservó su constitución. Se convocaron asambleas constituyentes en otros países (Suiza, Países Bajos) o se otorgaron Cartas (Francia 1814, Polonia 1815). Coexistían un orden tradicional aparente, fuerzas que pugnaban por la libertad y una actitud de mantener ciertos rasgos de modernidad.

Esta situación desataría una serie de oleadas revolucionarias en las décadas de 1820, 1830 y 1840, que acabarían por desmantelar el Sistema de la Restauración y consolidar el régimen liberal.

Las Revoluciones de 1848: La Primavera de los Pueblos

La Revolución de 1848 es la más significativa de estas oleadas y rompió de modo definitivo el equilibrio establecido por el Congreso de Viena. Expresó también planteamientos de carácter social y vio el surgimiento de ideales democráticos.

Contexto y Causas

Una Europa Heterogénea

Nos encontramos ante una Europa heterogénea. Los Estados Alemanes estaban marcados por el absolutismo y sistemas policiales, con un fuerte énfasis en el mantenimiento del orden frente a la libertad. En Francia, la Revolución de 1830 no había logrado implantar principios de carácter democrático plenos. En el Imperio Austríaco, se vivía bajo la férrea mano de Metternich y el Antiguo Régimen estaba consolidado. En el Reino Unido, se desarrollaba un proceso de reivindicación marcado por planteamientos políticos y sociales, como el movimiento cartista (Carta del Pueblo), que abogaba por una mayor participación en la vida política. Desde el punto de vista social, la tensión se produjo entre la alta burguesía y la conjunción de la burguesía media-baja con las clases populares.

Causas Económicas

También hubo una serie de causas de carácter económico: las crisis de 1846 y 1847, con una vertiente agrícola (malas cosechas que afectaron a productos básicos como la patata y los cereales); una crisis industrial (efectos de la ausencia de demanda); y una crisis financiera (la falta de demanda provocó la disminución de beneficios empresariales y una caída de la Bolsa).

La Revolución en Francia (1848)

En Francia, existía un amplio deseo de reformas y de mayor participación política. Se solicitaba el sufragio universal. La oposición al rey Luis Felipe crecía progresivamente. La suspensión de un banquete de la oposición provocó el estallido de la revolución, culminando con la abdicación del rey.

En la Revolución de 1848, los medios de comunicación jugaron un papel crucial. Fueron las masas populares quienes tomaron la ciudad. Ante el intento de las fuerzas del orden de restablecer la situación, surgieron las barricadas y los disparos, culminando con la abdicación real. De una aparente simplicidad, se transitó hacia elementos de violencia, sobre todo con los partidarios de Blanqui. En este proceso revolucionario, apareció también la organización con dirigentes que no eran ocasionales. La fiesta emergió como un elemento presente en toda revolución, simbolizando la alegría de la revolución y el deseo de empezar a construir una sociedad desde abajo. Este proceso culminaría con un desenlace poco común para una revolución: su derrota en las urnas.

El Gobierno Provisional y las Reformas

Se formó un gobierno provisional, compuesto por moderados, republicanos y demócratas socializantes, que aplicó un programa de reformas y medidas: sufragio universal masculino para mayores de 21 años, abolición de la esclavitud en las colonias, libertad de prensa y reunión, reducción de la jornada laboral, y el establecimiento de los talleres nacionales (o talleres sociales) de Louis Blanc (una propuesta del socialismo utópico), destinados a proporcionar empleo a los desempleados, cuyos ingresos se dividirían para su reinversión, el pago de salarios y beneficios sociales, y la creación de nuevos talleres.

Se convocó una Asamblea Constituyente que elaboraría una nueva Constitución en noviembre de 1848. Esta Constitución establecía el sufragio universal masculino, la soberanía nacional y una asamblea unicameral renovable cada tres años, entre otras disposiciones.

El Triunfo Moderado y la Reacción

Las nuevas elecciones dieron el triunfo a las fuerzas moderadas, marcando un retorno a cierto orden. La Revolución de 1848 perdía en las urnas lo conseguido en las calles. El triunfo de los moderados en las elecciones de abril fue decisivo. Ningún candidato obrero resultó elegido, y los talleres nacionales de Blanc fueron clausurados. Esto provocó un nuevo intento revolucionario, dirigido por Auguste Blanqui.

Auguste Blanqui era un auténtico revolucionario que propugnaba una serie de fases en la lucha revolucionaria: el armamento de los trabajadores, la conquista del poder, etc.

La república acabó por celebrar unas nuevas elecciones y en diciembre triunfó Luis Napoleón Bonaparte. Aparecieron nuevas medidas más reaccionarias: fin de la libertad de prensa, restricción del sufragio universal (se exigían 3 años mínimo de residencia), y ante la negativa a un cambio constitucional, disolvió la asamblea en 1851 y organizó un plebiscito para ser reelegido. Esto desembocaría en el Segundo Imperio francés, que duraría hasta 1870.

La Expansión Revolucionaria en Europa

El Imperio Austríaco

La ola revolucionaria se extendió a Hungría (marzo). Se cambió la dirección de la Dieta y el gobierno, y se creó una cámara baja elegida por sufragio censitario. En Bohemia y Viena, los levantamientos de marzo forzaron la caída de Metternich. Los liberales convocaron elecciones para elegir una asamblea constituyente.

Los Estados Alemanes

En los Estados Alemanes, se produjeron insurrecciones generalizadas en busca de libertades públicas y la abolición de los derechos señoriales. La burguesía emergió de manera notable. Sin embargo, la participación popular fue mínima debido a la persistencia de estructuras de vasallaje.

La Península Italiana

En la Península Italiana, los movimientos revolucionarios buscaron sacudirse la ocupación extranjera. En Parma y Módena, los duques fueron expulsados. La revolución llegó a Milán a finales de marzo y luego a Venecia.

El Fracaso de las Revoluciones de 1848: Razones y Consecuencias

En la segunda mitad de 1848, las revoluciones comenzaron a fracasar y ser sofocadas. Austria recuperó el control de Bohemia e Italia, y con la ayuda de Nicolás I, sofocó la revuelta en Hungría. En la Península Italiana, se intentó restaurar el Antiguo Régimen. Carlos Alberto de Piamonte fue derrotado y abdicó en su hijo Víctor Manuel II.

En los Estados Alemanes, el resultado fue la consolidación de la idea de una Alemania unificada sin Austria, bajo la hegemonía de Prusia. Se logró mantener una constitución conservadora y monárquica, con una asamblea federativa.

Factores del Fracaso

  • Carácter económico: Una situación desfavorable que culminaría en un crack en 1870.
  • Carácter ideológico: La falta de una visión unificada y la indecisión de las masas populares. El campesinado, temeroso del socialismo, rechazó en su amplia mayoría cualquier propuesta que implicara la redistribución de lo que tanto les había costado conseguir. Los grupos burgueses frenaron cualquier avance que excediera sus intereses liberales moderados. Hubo un rechazo inicial a las reformas sociales, aunque posteriormente algunas serían admitidas.

Consecuencias a Largo Plazo

Los grupos obreros habían comenzado a desarrollarse y, a mediados de siglo, ya contaban con un incipiente proceso de concienciación ideológica. El liberalismo continuaría desarrollándose, tanto en sus aspectos políticos como económicos. A partir de la segunda mitad del siglo, el rasgo característico sería la consolidación de un liberalismo conservador y el auge del imperialismo.