La Segunda República Española: Del Bienio Conservador al Estallido de la Guerra Civil (1933-1936)

El Bienio Conservador (1933-1935): Desmantelamiento de Reformas y Radicalización Política

La obra del nuevo gobierno se centrará en desmantelar todas las reformas del bienio anterior. De esta forma, se decide:

  • Decretar una amnistía para todos los implicados en la Sanjurjada de 1932.
  • Restablecer las ayudas públicas al clero y la enseñanza religiosa.
  • Poner en marcha una contrarreforma agraria, suspendiendo las expropiaciones de tierras y otras medidas, para satisfacción de los terratenientes.
  • Suprimir la Ley de Términos Municipales, que impedía a los propietarios contratar mano de obra de fuera del municipio.
  • Suprimir gran parte de la legislación laboral del primer bienio, recortando el derecho a huelga y reduciendo los salarios.
  • Iniciar una depuración en la Administración Pública, despidiendo o marginando a funcionarios de izquierdas a puestos secundarios.
  • Iniciar un proceso de revisión constitucional para eliminar buena parte de los artículos, suprimiendo el concepto de Estado integral.

Ante estas políticas y la percepción de haber perdido las conquistas de los años anteriores, los sectores obreros y de izquierdas comenzaron a radicalizarse aún más, adoptando un discurso plenamente revolucionario y la convicción de la necesidad de una revolución para obtener beneficios.

La Revolución de Octubre de 1934

Esta radicalización culminó cuando Alejandro Lerroux decidió incluir a tres ministros de la CEDA en su gobierno. Este hecho fue interpretado por los sectores de izquierdas como la entrada del fascismo en España, lo que los impulsó a la acción. En muchas partes del país, se formó la Alianza Obrera, integrada por las principales fuerzas de izquierdas, con el objetivo de lanzar una huelga general revolucionaria. El 5 de octubre de 1934, se inició esta huelga general revolucionaria en todo el país.

Los resultados fueron muy dispares: mientras que en muchos lugares (como el País Vasco o Madrid) las revueltas fueron rápidamente sofocadas, en Cataluña se transformó en un proceso independentista. El presidente de la Generalitat, Lluís Companys, proclamó el Estado Catalán, aunque sin éxito, ya que los anarquistas se negaron a participar y el gobierno de la Generalitat se negó a repartir armas a los obreros. Sin embargo, la insurrección tuvo una importancia crucial en Asturias, gracias a la unión de todas las fuerzas de izquierdas en la UHP (Unión de Hermanos Proletarios). Esta unión proletaria, usando como centro de la revolución Mieres, extendió la revuelta a todo el Principado.

Asaltaron cuarteles, tomaron las armas y formaron un auténtico ejército revolucionario para extender la revolución por toda Asturias. Este comité revolucionario impuso una política radical en todos los ámbitos: por ejemplo, procedió a la incautación de fábricas y minas, a la colectivización de propiedades, reguló los transportes, organizó la sanidad y gestionó el abastecimiento a las ciudades. Ante la magnitud de los acontecimientos en Asturias, el gobierno decidió enviar al ejército para sofocar la revuelta. Al frente de las tropas se encontraban los generales López Ochoa y Francisco Franco. Después de varias semanas de duros enfrentamientos, el ejército logró frenar la Revolución de Asturias, no sin provocar un baño de sangre.

Caída del Gobierno de Lerroux y Nuevas Elecciones

El gobierno de Lerroux salió debilitado de estos sucesos y, a partir de 1934, se encontró cada vez más aislado. En 1935, se sumó un sonado caso de corrupción protagonizado por el sobrino de Lerroux, el Caso Estraperlo. Estos acontecimientos obligaron a Lerroux a dimitir en 1935.

Tras la caída del gobierno de Lerroux, se creó un gobierno provisional presidido por Manuel Portela Valladares. Las elecciones se fijaron para celebrarse en febrero de 1936. Estas elecciones serían diferentes, ya que toda la izquierda se uniría para ser representada en una única coalición: el Frente Popular, integrado por Izquierda Republicana, Unión Republicana, PSOE, ERC (Esquerra Republicana de Catalunya), POUM y Partido Sindicalista. La CNT, aunque no entró en el pacto, instó a sus seguidores a votar a esta coalición.

La derecha hizo lo mismo, uniéndose en el Bloque Nacional, que incluía a la CEDA, Renovación Española y Falange Española. Esta situación evidenciaba la tremenda polarización política que vivía España, cada vez más radicalizada.

Se celebraron las elecciones y la victoria fue aplastante para el Frente Popular (288 escaños) frente al Bloque Nacional (121 escaños). Desde que se conocieron los resultados, los sectores de derecha no aceptaron la derrota.

El Gobierno del Frente Popular y el Camino hacia la Guerra Civil (Febrero-Julio 1936)

Este gobierno, presidido por Manuel Azaña, comenzó en febrero a aplicar el programa político del Frente Popular, que se resumía en “Pan, paz y libertad”. Consistía en rescatar las reformas que habían quedado sin realizar en el primer bienio (1931-1933). Entre las medidas adoptadas, destacan:

  • Declaración de una amnistía política para todos los encarcelados por los sucesos de 1934.
  • Retomar la reforma agraria.
  • Recuperar la legislación laboral para devolver los derechos perdidos a los trabajadores.
  • Llevar a cabo una reforma fiscal para gravar las rentas agrarias.
  • Restablecer el estatuto económico de Cataluña.

Sin embargo, la situación era tremendamente problemática debido a varios factores:

  • Crisis en la Presidencia de la República

    Niceto Alcalá Zamora fue desprestigiado por todos los sectores políticos. Las Cortes prepararon una moción de censura para expulsarlo, y fue destituido. Manuel Azaña ocupó entonces la Presidencia de la República, mientras que Santiago Casares Quiroga pasó a ser el jefe de Gobierno. Este cambio perjudicaría al Frente Popular, ya que Azaña no podría dirigir el Estado desde la Presidencia.

  • Aumento de la violencia política y social

    Durante los primeros meses, se vivió un crecimiento alarmante de la violencia política y social en las calles. El hecho de que la derecha no aceptara el resultado de las votaciones y que la izquierda se volcara en acciones más radicales y revolucionarias provocó el estallido de una oleada de violencia y enfrentamientos que se extendió a todos los ámbitos. Se multiplicaron los enfrentamientos en la universidad, entre campesinos y terratenientes, el número de huelgas obreras y las milicias de los partidos se enfrentaban prácticamente a diario en las calles.

  • La conspiración militar y el golpe de Estado

    En medio de este clima de inestabilidad, los militares, instigados por la alta burguesía que temía una revolución y encabezados por el General Emilio Mola, retomaron el plan de una conspiración militar. Decidieron dar un golpe de Estado que debía ser “extremadamente violento” para controlar España en pocas horas. Una vez ocupado el país, se formaría un directorio militar que restablecería la legalidad perdida. Mola era el cerebro, pero necesitaba un líder. Los implicados pensaron en Francisco Franco (un africanista), quien dio largas hasta que el 12 de julio de 1936 fue asesinado José Calvo Sotelo, jefe de Renovación Española. Este asesinato fue el detonante que hizo que Franco decidiera ponerse al frente. Cinco días después, un avión (financiado por Juan March) trasladó a Franco desde Canarias a Melilla. El 17 de julio, las tropas de Marruecos se sublevaron contra la República. El 18 de julio, la sublevación se extendió a la península, marcando el inicio de la Guerra Civil Española (julio de 1936 – abril de 1939).