1. Industria y Minería: Los Pilares de la Industrialización Española
Los dos sectores que iniciaron la industrialización en la Península Ibérica fueron el algodón y el hierro. Los sectores dinámicos en la industria naciente fueron el textil y la siderurgia.
La Industria Textil: El Motor Catalán
La industrialización fue iniciada por el sector textil, principalmente el algodón. A pesar de la escasez de carbón como fuente de energía, surgieron fábricas de tejidos de algodón en ciertas zonas. El centro de esta actividad fabril fue Cataluña, debido a la abundancia de mano de obra, la mentalidad empresarial y la política proteccionista, que mantuvo alejada la competencia de los productos textiles ingleses durante una buena parte del siglo. El desarrollo industrial catalán se basó en la introducción de máquinas movidas por ruedas hidráulicas o máquinas de vapor.
La evolución de esta industria estuvo marcada por el contexto histórico. Tras la parálisis producida por la Guerra de la Independencia y la pérdida de las colonias americanas, se recuperó la fabricación de hilados. A partir de la libertad de comercio, hubo un periodo de recuperación. La nueva industria lanera mecanizada se ubicó en Tarrasa y Sabadell; la industria de la seda, en Valencia, Murcia y Granada; y, por último, la industria del lino se centró en Galicia.
Minería y Siderurgia: El Eje del Hierro
La siderurgia estuvo sujeta a la explotación minera de sus materias primas: mineral de hierro y carbón.
La minería estuvo estancada debido a la escasa demanda, el atraso económico, la falta de capitales y de tecnología. La Ley de Bases sobre Minas favoreció a la minería gracias a la construcción ferroviaria y la arquitectura de hierro. Esta expansión se apoyó en la inversión extranjera y la llamada “desamortización” del subsuelo. El hierro representaba gran parte de las explotaciones mineras.
La minería desarrolló la siderurgia vasca, la cual estaba rezagada respecto a la europea. Una de las empresas simbólicas fue la de la familia Ybarra.
El atraso de la siderurgia se debió a la libertad de importación que estableció la Ley de Ferrocarriles.
Otras Actividades Industriales de Menor Peso
Los molinos tuvieron una lenta modernización. También se desarrollaron industrias con la tradición artesanal de viejos talleres. Otras industrias derivadas de la explotación agraria, como la del aceite de oliva, vinos y aguardientes, también crecieron. Andalucía, Cataluña y Valencia fueron las regiones exportadoras de pasas y vinos.
La industria mecánica tuvo poco peso. La primera fue la barcelonesa Bonaplata, incendiada en unas revueltas urbanas. La más importante del país era La Maquinista Terrestre y Marítima. Hubo otras en las provincias vascas (Euskalduna, etc.) que fabricaban maquinaria textil y material ferroviario.
2. El Desarrollo Industrial y Financiero en el Siglo XX
El Crecimiento Industrial Moderado
La industria conoció un crecimiento moderado de la producción que se caracterizó por:
- Cambios técnicos propios de la Segunda Revolución Industrial, como la siderurgia moderna y la industria química.
- Elevación de industrias básicas o de bienes de equipo frente al estancamiento de las industrias de bienes de consumo.
- Proceso de diversificación industrial con la creación de industrias eléctricas, químicas y mecánicas.
- La extensión de la industrialización a otras zonas como Madrid, principal centro financiero, entre otras. Cataluña y Bizkaia diversificaron su tejido industrial.
Las Industrias Tradicionales
La industria textil algodonera siguió siendo la más importante de España, concentrada en Cataluña. La producción siderúrgica tuvo un crecimiento notable, concentrada en Bizkaia. La diversificación industrial se evidenció en otras industrias de bienes de consumo como la agroalimentaria (conservera, alcoholera, etc.), la maderera y los curtidos.
De las industrias extractivas, el carbón fue perdiendo importancia con la difusión de la electricidad, pero siguió siendo fuente de energía para muchas industrias y medios de transporte. Los minerales sellaron su declive por el agotamiento de los yacimientos y el nacimiento de nuevos competidores.
Las Nuevas Industrias Dinámicas
Uno de los sectores más dinámicos fue el eléctrico, que creció considerablemente desde principios del siglo XX con grandes empresas como la Hidroeléctrica Ibérica, constituida en Bilbao, y muchas otras. Las industrias metalmecánicas alcanzaron su momento culminante en la década de 1920. La fabricación de material ferroviario fue uno de los sectores de mayor implantación gracias a la demanda del mercado europeo durante la Guerra Mundial y a la política de la dictadura.
El desarrollo de la construcción y reparación de buques o astilleros fue promovido por el Estado; una de las empresas destacadas es la bilbaína Euskalduna. Las nuevas industrias automovilísticas y aeronáuticas no llegaron a los niveles de otros países europeos. La progresiva sustitución del vapor por el motor diésel favoreció la creación de empresas de refino y distribución del petróleo: CAMPSA y CEPSA. La industria química tuvo un desarrollo limitado y dependiente de la tecnología. Por último, la construcción cambió radicalmente con la introducción del cemento artificial.
Las Limitaciones de la Industrialización Española
Hubo un crecimiento del tejido industrial con importantes limitaciones:
- La industrialización no logró superar su retraso ni converger hacia los niveles de la industria europea.
- El desarrollo de las nuevas industrias características de la Segunda Revolución Industrial fue mucho menor que en otros países.
- Las empresas mantuvieron un tamaño pequeño y una escasa competitividad. Llevaron sus productos al mercado interior y renunciaron a competir en el mercado exterior.
- El elevado proteccionismo redujo a mínimos las inversiones, siendo una de las razones del continuado descenso de la productividad del trabajo industrial.
3. Los Cambios Demográficos y Sociales
Desequilibrios y Conflictos Sociales
La sociedad del primer tercio del siglo XX, dominada por la aristocracia, se caracterizó por una movilidad importante y un declive de sectores vinculados al pasado, como la nobleza.
Las Clases Altas: Nobleza y Burguesía
La vieja nobleza conservó un patrimonio muy importante basado en la posesión de grandes latifundios, pero su poder político e influencia decrecieron ante una nueva nobleza formada por capas más altas de la burguesía. Esto supuso el desarrollo de una gran burguesía industrial y financiera integrada en el bloque de poder. La posesión de un gran patrimonio agrario era al mismo tiempo un símbolo de prestigio social. Destacaron algunas burguesías regionales, principalmente las formadas por propietarios de las industrias textiles catalanas y de la metalurgia y naviera vascas.
Las Clases Medias Urbanas
Un cambio modernizador fue el que afectó al complejo grupo de clases medias (comerciantes, profesionales liberales, etc.), aunque sus efectivos casi se duplicaron en las tres primeras décadas del siglo XX.
El Campesinado y los Conflictos Rurales
El campesinado siguió siendo un grupo social numeroso a pesar de la industrialización y el descenso de la población. Estaba constituido por propietarios, arrendatarios, etc. En el norte destacó el minifundio. Los principales conflictos sociales se dieron en el sur de la Península, donde había una masa de jornaleros sin tierras sometidos a duras condiciones laborales. Los conflictos sociales se duplicaron; los campesinos demandaban la subida de salarios y la reducción de la jornada laboral.
Los Obreros Industriales
Los obreros eran un grupo creciente de las clases bajas urbanas. Se situaban en barrios industriales, como Bilbao. Sus condiciones de trabajo mejoraron en comparación con las de los jornaleros gracias a la acción colectiva a través de los sindicatos y el empleo de la huelga. Se consiguió un logro muy importante: la jornada laboral de 8 horas. No obstante, las condiciones de vida siguieron marcadas por el hacinamiento en barrios insalubres.
4. La Economía Española en el Contexto Europeo
La Política Económica Nacionalista
La política económica española adoptó un nacionalismo económico con el objetivo de reservar el mercado interno a la producción nacional y así impulsar la industria.
- Las medidas de protección frente a los productos del exterior se tradujeron en la Ley de Bases Arancelarias.
- El intervencionismo estatal, basado en una política de fomento directo, llegó a sus cotas más elevadas durante la dictadura de Primo de Rivera con el Decreto de 1924.
Esta política proteccionista impulsó la industrialización por medio de la subida de precios de venta, la concentración industrial y la falta de competencia exterior.