La Crisis del Antiguo Régimen en España: De Carlos IV a Fernando VII (1788-1833)

Crisis del Antiguo Régimen

El recién ascendido al trono **Carlos IV** (1788-1808) y su ministro **Floridablanca** impusieron un férreo control en las aduanas y una estricta censura. Estos fueron los medios utilizados para aislar a nuestro país del tumulto francés.

Tras un corto período de gobierno del **Conde de Aranda**, Carlos IV tomó una decisión clave en su reinado: nombró ministro a **Manuel Godoy** en 1792. Este favorito de los reyes se convirtió en la figura clave durante el resto del reinado de Carlos IV.

La derrota militar española fue rápida y concluyente. Domingo, se produjo la vuelta a la tradicional alianza con Francia contra Inglaterra.

La derrota naval de **Trafalgar** (1805), que había desbaratado el poder marítimo español, y la crisis económica (concretada en el enorme déficit del Estado y en la drástica disminución del comercio con América) avivaron la oposición. Esta oposición provenía de la nobleza, desairada por el favor real a un “advenedizo” como Godoy, y del clero, asustado ante la tímida propuesta de desamortización de bienes eclesiásticos.

La Guerra de la Independencia (1808-1814)

Muy pronto se hizo evidente para todos que la entrada consentida de las tropas napoleónicas se había convertido en una ocupación de nuestro país. Consciente finalmente de este hecho, Godoy tramó la huida de la familia real hacia Andalucía, y la corte se desplazó a **Aranjuez**.

El **Motín de Aranjuez** precipitó la caída de Godoy y, lo que fue más importante aún, obligó a Carlos IV a abdicar en su hijo con el título de **Fernando VII**.

El enfrentamiento entre Fernando y Carlos IV tenía un único árbitro posible: las **Abdicaciones de Bayona**, por las que los Borbones cedieron sus derechos a Napoleón.

Se inicia así la Guerra de la Independencia (1808-1814).

Para hacer frente al invasor, se constituyeron **Juntas Provinciales**, que asumieron la soberanía en nombre del rey ausente. En septiembre de 1808, las juntas provinciales se coordinaron y se constituyó la **Junta Central Suprema**. Pese a que gran parte de los miembros de estas juntas eran conservadores y partidarios del Antiguo Régimen, la situación bélica provocó la asunción de medidas revolucionarias, como la convocatoria de Cortes.

Tras la catástrofe de la Grande Armée en Rusia, un Napoleón completamente debilitado devolvió la corona a Fernando VII por el **Tratado de Valençay** (diciembre de 1813). Las tropas francesas abandonaron el país. La cruenta Guerra de la Independencia tocaba a su fin.

Las Cortes de Cádiz y la Revolución Liberal

Origen de la Soberanía: Juntas Provinciales y Junta Central

Las Abdicaciones de Bayona habían creado un vacío de autoridad en la España ocupada. Para llenar ese vacío y organizar la espontánea insurrección contra los franceses, se organizaron Juntas Provinciales que asumieron la soberanía.

Las Juntas Provinciales sintieron desde un principio la necesidad de coordinarse. Así, en septiembre de 1808, se constituyó la Junta Central que, en ausencia del rey legítimo, asumió la totalidad de los poderes soberanos y se estableció como máximo órgano de gobierno. Fruto de esta nueva situación, la Junta Central convocó la reunión de Cortes Extraordinarias en Cádiz, acto que iniciaba claramente el proceso revolucionario. Finalmente, en enero de 1810, la Junta cedió el poder a una Regencia, lo que no paralizó la convocatoria de Cortes.

Facciones Políticas en Cádiz

Las sesiones de Cortes comenzaron en septiembre de 1810 y muy pronto se formaron dos grupos de diputados enfrentados:

  • Liberales: Partidarios de reformas revolucionarias, inspiradas en los principios de la Revolución Francesa.
  • Absolutistas o Serviles: Partidarios del mantenimiento del Antiguo Régimen (monarquía absoluta, sociedad estamental, economía mercantilista).

La mayoría liberal, aprovechándose de la ausencia del rey, inició la primera **Revolución Liberal Burguesa en España**, con dos objetivos principales: adoptar reformas que acabaran con las estructuras del Antiguo Régimen y aprobar una Constitución que cambiara el régimen político del país.

Sin embargo, la nobleza mantuvo la propiedad de casi la totalidad de sus tierras.

La Constitución de 1812: “La Pepa”

Aprobada el 19 de marzo de 1812 y popularmente conocida como **La Pepa**, este texto legal fue la primera Constitución liberal del país. La Constitución de 1812 es uno de los grandes textos liberales de la historia, siendo muy célebre en su tiempo.

Principios Fundamentales: División de Poderes

  • Poder Legislativo: Cortes unicamerales.
  • Poder Judicial: Tribunales.
  • Poder Ejecutivo: Rey, pero con importantes limitaciones:
  • Sus órdenes deben ir validadas por la firma del ministro correspondiente.
  • No puede disolver las Cortes.
  • Veto suspensivo transitorio durante dos años; tras ello, la decisión de las Cortes se convierte en ley.
  • Nombra a los ministros, pero estos deben ser refrendados por las Cortes (doble confianza).

Otros Aspectos Clave

Nuevo derecho de representación.

La necesidad de contar con la colaboración del clero en la lucha contra los franceses explica el rasgo de la confesionalidad del Estado, un punto que choca con el espíritu avanzado de la Constitución.

La Restauración de Fernando VII y el Sexenio Absolutista (1814-1820)

Tras el Tratado de Valençay en 1813, Fernando VII se preparó para regresar a un país donde gobernaban unos principios políticos completamente contrarios a sus convicciones absolutistas. El monarca demoró su regreso a Madrid, tanteando la situación ante la cada vez más evidente debilidad de los liberales en el interior del país.

El 12 de abril, un grupo de diputados a Cortes absolutistas le presentaron el conocido como **Manifiesto de los Persas**, en el que le reclamaban la vuelta al absolutismo. En él afirmaban:

Señor, era costumbre entre los antiguos persas pasar cinco días de anarquía después del fallecimiento de su rey, a fin de que la experiencia de los asesinatos, robos y otras desgracias, les obligase a ser más fieles a su sucesor…, para mejor apreciar después los rigores de un gobierno firme y de poder.

Finalmente, Fernando VII terminó por decidirse y el 4 de mayo de 1814 emitió en Valencia un decreto por el que disolvía las Cortes, abolía la Constitución de 1812 y toda la labor legislativa de las Cortes de Cádiz, y restablecía el absolutismo.

El Sexenio Absolutista (1814-1820)

El decreto de 4 de mayo inició un triste periodo caracterizado por la sistemática anulación de las reformas de las Cortes gaditanas y la vuelta al Antiguo Régimen y al absolutismo.

Así, pese a haberse enfrentado con el emperador francés, España quedó marginada de los beneficios que las potencias vencedoras de Napoleón recibieron en la Segunda Paz de París y en el **Congreso de Viena** en 1815. Nuestro país, destrozado por la Guerra de la Independencia, quedó relegado a un papel secundario en el concierto internacional.

Más de 12.000 afrancesados tuvieron que exiliarse del país y se inició una dura persecución contra los liberales.

Muchos militares, entre ellos antiguos héroes de la Guerra de la Independencia, optaron por las posturas liberales y, para hacer frente a la represión, se integraron en sociedades secretas de ideología liberal, como la **Masonería**. Estos militares protagonizaron diversas intentonas de golpe militar o pronunciamiento, que fueron duramente reprimidas:

  • Espoz y Mina (1814)
  • Díaz Porlier (1815)
  • Lacy (1817)

El Trienio Liberal (1820-1823)

Finalmente, un pronunciamiento liberal terminó por triunfar. El 9 de marzo de 1820, Fernando VII, atemorizado, juró la Constitución de 1812.

Fernando VII, convencido absolutista, trató de obstruir desde un principio la labor de los gobiernos liberales y el normal funcionamiento constitucional.

La Escisión de los Liberales

Tras 1833, los “doceañistas” se convertirían en los moderados.

La división de los liberales introdujo una gran inestabilidad política durante el Trienio.

El enfrentamiento con la Iglesia será un elemento clave de la Revolución Liberal española.

Alentados por las conspiraciones del rey y espoleados por la grave crisis económica, pronto surgieron movimientos de protesta contra el gobierno liberal en Madrid. Trataban así de crear un gobierno español absolutista, alternativo al liberal de Madrid. El fracaso de la **Regencia de Urgel** hizo evidente para Fernando VII y los absolutistas que la única salida para acabar con el régimen liberal era la intervención de las potencias absolutistas europeas.

Tras la derrota de Napoleón en 1815, las grandes potencias absolutistas (Prusia, Austria, Rusia y la Francia de Luis XVIII), reunidas en el Congreso de Viena y coaligadas en la **Santa Alianza**, se habían comprometido a intervenir ante cualquier amenaza liberal que surgiera en Europa contra los principios de la Restauración (absolutismo, Antiguo Régimen). El 7 de abril de 1823, un ejército francés, conocido como **Los Cien Mil Hijos de San Luis**, entró y, sin encontrar resistencia popular, conquistó fácilmente el país. El 1 de octubre puso fin al último foco de resistencia del gobierno liberal en Cádiz y repuso como monarca absolutista a Fernando VII.

La Década Ominosa (1823-1833) y la Emancipación Americana

El Retorno al Absolutismo: La Década Ominosa

La década absolutista, conocida como Década Ominosa por los liberales.

El mismo día en que Fernando VII fue liberado por Los Cien Mil Hijos de San Luis, promulgó un decreto por el que anulaba todo lo legislado durante el Trienio. El monarca trataba de nuevo de volver al absolutismo y al Antiguo Régimen.

El maestro valenciano **Cayetano Ripoll** fue la última víctima legal del fanatismo religioso.

Pese a la represión, las conspiraciones militares liberales continuaron. El peligro de nuevos pronunciamientos llevó a Fernando VII a tomar una medida extrema: la disolución del ejército. En torno a 22.000 soldados franceses se mantuvieron en nuestro país hasta 1828. La reforma permitió un cierto equilibrio presupuestario, al que no fue ajeno el aminoramiento de los gastos militares tras la independencia de las colonias.

La Emancipación de América Latina

Estas limitaciones perjudicaban económicamente a la burguesía criolla.

Periodo de Independencia: 1814-1824

La vuelta al absolutismo propició pronunciamientos militares que rápidamente derivaron hacia posturas independentistas entre los criollos. Esta deriva fue alentada por Inglaterra, que rápidamente se hizo con la influencia económica en la zona, y por Estados Unidos.

Solo las islas