España en el Siglo XIX: De la Gloriosa a la Restauración Borbónica

Contexto de la Crisis y el Sexenio Democrático (1866-1874)

La Crisis Económica y Social de 1866

En 1866 se produjo el inicio de una importante crisis económica. La crisis financiera fue provocada por la bajada del valor de las acciones de la bolsa a raíz de la crisis de los ferrocarriles. Coincidió con una crisis industrial, sobre todo en Cataluña. El algodón había aumentado su precio por la Guerra de Secesión, y muchas pequeñas industrias, junto a la poca demanda, no pudieron afrontarlo. Por último, se sumó una crisis de subsistencias causada por la época de malas cosechas y el aumento del precio del trigo. Todo esto provocó el hambre en el campo y el paro en la ciudad, lo que llevó a una fuerte violencia social.

El Pacto de Ostende y la Preparación de la Revolución

Después de la revuelta de los Sargentos de San Gil y de su represión, O’Donnell fue apartado del gobierno, pero los moderados continuaron gobernando. Ante la imposibilidad de acceder al poder, los progresistas (dirigidos por Prim) y los demócratas firmaron el Pacto de Ostende en 1867. Este proponía el fin de la monarquía y dejaba la decisión sobre la nueva forma de gobierno a unas Cortes elegidas por sufragio universal. Tras la muerte de O’Donnell en noviembre de 1867, los Unionistas también lo firmaron, lo que fue fundamental para el triunfo y contrarrestó el peso de los demócratas, reduciendo el levantamiento de 1868 a un simple pronunciamiento.

La Revolución Gloriosa de 1868

El Levantamiento Militar y la Expulsión de la Reina

El 19 de septiembre de 1868, el brigadier J.B. Topete protagonizó en Cádiz un levantamiento militar. Prim y Serrano se le sumaron, consiguiendo rápidamente el apoyo de la población con el lema «¡Viva España con honra!». Prim sublevó a Málaga, Almería y Cartagena. El gobierno mandó el ejército al sur para enfrentarse a los sublevados. Ambos ejércitos se encontraron en Puente de Alcolea el 28 de septiembre, con la victoria de los sublevados. El gobierno dimitió y la reina se exilió el 29 de septiembre.

Las Juntas Revolucionarias y sus Demandas

Además, en muchas ciudades se constituyeron juntas revolucionarias que proclamaban:

  • Libertad y soberanía
  • Separación entre Iglesia y Estado
  • Supresión de quintas e impuestos de consumo
  • Sufragio universal
  • Elecciones a Cortes
  • Reparto de propiedades
  • República

El Gobierno Provisional y la Constitución de 1869

Formación del Gobierno y Elecciones

El radicalismo de algunas propuestas no era compartido por los dirigentes que ya habían derrocado a la monarquía. Se nombró un Gobierno Provisional centrista, consultando solo a la Junta de Madrid. Serrano quedó como regente y Prim como presidente. Ordenaron disolver las juntas y la Milicia Nacional. También promulgaron algunos derechos, como la libertad de imprenta y el derecho de reunión, y convocaron elecciones a Cortes, celebradas en enero de 1869 bajo sufragio universal masculino. Ganó la coalición gubernamental (progresistas, unionistas y demócratas), partidaria de la monarquía, pero también aparecieron los republicanos y los carlistas.

La Constitución de 1869

Las Cortes aprobaron una nueva Constitución el 1 de junio de 1869. Esta estableció un amplio régimen de derechos y libertades (manifestación, reunión y asociación), libertad de enseñanza, igualdad para obtener un empleo y libertad religiosa, aunque el Estado debía mantener el culto católico. Se establecía como modelo de Estado la monarquía parlamentaria con Cortes bicamerales (Congreso y Senado) con amplios poderes. Proclamada la Constitución, las Cortes mantuvieron la regencia.

Política Económica del Sexenio

La política económica de esta etapa se caracterizó por la defensa del librecambismo y por la entrada de capital extranjero. Se suprimió la contribución de consumos en 1870 y se impulsó la contribución personal directa. Se estableció la peseta como moneda y el problema de las compañías de ferrocarril se intentó solucionar mediante la Ley de Minas en 1871 (desamortización del subsuelo). La última acción fue la liberación de los intercambios exteriores (1869) mediante la Ley de Bases Arancelarias, que contó con la oposición popular.

Desencanto Popular y Conflictividad Social

A pesar de la consecución del sufragio universal y de ciertas libertades, las medidas políticas y la Constitución de 1869 provocaron el desencanto popular, ya que el mantenimiento de la monarquía provocó la decepción de los republicanos, y el sostenimiento económico de la Iglesia, la de los radicales. Tampoco se produjo una reforma agraria, lo que provocó una conflictividad social en el campo; y el liberalismo económico acabó perjudicando a los obreros (aumento del paro y de los precios).

El Reinado de Amadeo I (1871-1873)

La Búsqueda de un Rey y la Llegada de Amadeo de Saboya

Prim fue el encargado de encontrar un candidato idóneo para la corona. Tras desechar diversas opciones por distintos motivos, se decantó por Amadeo de Saboya. El monarca fue elegido rey por las Cortes en 1870 y llegó al país el 30 de diciembre de 1870, tres días antes del fallecimiento de Prim (su mayor valedor). El 2 de enero de 1871, Amadeo fue proclamado rey y juró la Constitución.

Oposición y Dificultades del Reinado

La nueva dinastía contaba con escasos apoyos; satisfacía a progresistas y unionistas, pero no a todos sus sectores. Además, contó con la oposición de los moderados isabelinos (que preparaban la restauración borbónica de manos de Alfonso XII), de los carlistas (que apoyaban a un nuevo candidato), de los grupos republicanos y populares, de la Iglesia, la aristocracia, las camarillas cortesanas y parte del ejército. Los dos años de reinado de Amadeo estuvieron marcados por dificultades constantes. La cuestión carlista, aunque no constituyó un peligro, fue un foco permanente de problemas. En 1868 se inició la Guerra de los Diez Años (Cuba), y finalmente, la desintegración de la coalición gubernamental provocó que Amadeo I renunciara al trono el 11 de febrero de 1873.

La Primera República Española (1873-1874)

Proclamación y Primeros Gobiernos

La proclamación de una República fue la salida más fácil a la renuncia de Amadeo. Fue aprobada el 11 de febrero de 1873 y fue elegido como presidente a Figueras, que contó con los miembros de su partido y algunos unionistas. Gran parte de la Cámara era monárquica y su voto fue parte de la estrategia de restauración. Los federales constituyeron juntas revolucionarias para desplazar a los antiguos cargos monárquicos. Para pacificar el panorama, se volvieron a celebrar elecciones a Cortes y se disolvieron las juntas. Ganaron los republicanos engañosamente, ya que hubo un 60% de abstención.

El 7 de junio de 1873 se proclamó la República Democrática Federal bajo la presidencia de Figueras, pero este dimitió, asumiendo el cargo Pi y Margall. Su propósito era elaborar una Constitución federal, la separación entre Iglesia y Estado, la independencia de las colonias, restaurar la disciplina en el ejército y promulgar leyes sociales. Pero los pocos meses que duró no permitieron el desarrollo de esta legislación. La propuesta de Constitución de 1873 seguía la línea de derechos y libertades de la de 1869. La República tendría un presidente y dos cámaras. Se planteaba la libertad de culto y la separación Iglesia-Estado. La nación española estaría compuesta por 17 estados y se planteaba un Estado no centralista.

Desafíos y Caída de la Primera República

La Primera República tuvo que enfrentarse a graves problemas:

  • La insurrección carlista
  • La Guerra de Cuba
  • El problema cantonal

Estos se unieron al obstruccionismo monárquico y a la propia división entre los republicanos.

El Cantonalismo y sus Consecuencias

El cantonalismo era un fenómeno en el que se mezclaban las aspiraciones autonomistas propiciadas por los republicanos federales con las aspiraciones de revolución social del internacionalismo. Fue consecuencia de aplicar la estructura federal desde abajo. Pi y Margall se opuso a sofocar la revuelta por las armas y dimitió, siendo sustituido por Nicolás Salmerón, quien inició una acción militar triunfante (excepto en Cartagena) contra los cantones. Salmerón dimitió, incapaz de firmar las penas de muerte de la autoridad militar.

El Fin de la República y la Restauración Borbónica

La presidencia recayó en Castelar, quien inició un progresivo desplazamiento a la derecha. No tenía mayoría en las Cortes y había suspendido el parlamento, gobernando autoritariamente. Ante esto, Figueras, Pi y Margall y Salmerón plantearon una moción de censura. El 3 de enero de 1874 se abrieron las Cortes y el gobierno de Castelar fue derrotado. Era inminente la formación de un gobierno de izquierdas, pero el 4 de enero, Manuel Pavía dio un golpe de Estado y el poder pasó a manos de una coalición encabezada por Serrano, que intentó un régimen republicano conservador. El 29 de diciembre de 1874, el pronunciamiento militar de Arsenio Martínez Campos proclamó rey de España a Alfonso XII, quien el 1 de diciembre había firmado el Manifiesto de Sandhurst redactado por Castelar, poniendo así fin a la época republicana y dando comienzo a la Restauración Borbónica.