El Manifiesto de Manzanares (1854): Reivindicaciones Progresistas y el Inicio del Bienio Liberal

El Manifiesto de Manzanares (1854): Contexto y Reivindicaciones Progresistas

Tipología Textual

Manifiesto político de reivindicaciones de los liberales progresistas que defendían una monarquía constitucional con un gobierno responsable ante las Cortes de Cádiz.

Autor, Destinatario y Finalidad

Fuente primaria escrita por un testigo presencial de los hechos que describe.

  • Autor material: Antonio Cánovas del Castillo.
  • Firmado por: El general Leopoldo O’Donnell (quien dirigió el pronunciamiento militar que dio inicio a la Revolución de 1854).
  • Destinatario y finalidad: Dirigido a la opinión pública del país, pretende exponer las reivindicaciones de los liberales progresistas y justificar el pronunciamiento militar que dio inicio a la Revolución de 1854, conocida como la Vicalvarada.

Ubicación Cronológica y Relevancia Histórica

Redactado el 7 de julio de 1854 en Manzanares, Ciudad Real. Marca el inicio del Bienio Progresista (1854-1856). Desencadenó un gobierno progresista que intentó reducir la influencia de la camarilla real y promover un sistema más democrático, buscando dar mayor participación política a sectores liberales y descentralizar el poder.

Ideas Principales del Manifiesto de Manzanares

El documento estructura sus demandas en tres puntos clave:

  1. Confianza en la Libertad (Primer Párrafo)

    Expresa la confianza en el triunfo de la libertad y las leyes liberales, gracias a la gran acogida que hay entre la población y el ejército liberal.

  2. Reivindicaciones Progresistas (Segundo Párrafo)

    Plantea la situación de corrupción y desgobierno que reina en España. Propone diversas reivindicaciones de los sublevados, reclamando:

    • La incorporación de los progresistas al gobierno.
    • La reforma de la ley electoral.
    • La libertad de prensa e imprenta.
    • La rebaja de los impuestos.
    • El respeto a la antigüedad y el merecimiento en los empleos militares y civiles.
    • La creación de la Milicia Nacional como garantía de las libertades.
  3. Regeneración Liberal (Tercer Párrafo)

    Demanda la creación de juntas provinciales mientras se configuran unas Cortes que definan los principios de regeneración liberal.

Contexto Histórico: El Estado Liberal durante el Reinado de Isabel II

Inestabilidad y Transición

El reinado de Isabel II estuvo marcado por una inestabilidad constante, un periodo de transición hacia el Estado liberal en España. Este liberalismo, dominado por el Partido Moderado, se caracterizó por la influencia de los militares, la centralización del poder y la debilidad económica. La incapacidad de la monarca para estabilizar el sistema llevó a su caída en 1868.

La Constitución de 1845 y el Estado Centralizado

Características del Estado Liberal Isabelino

El Estado liberal isabelino era una monarquía constitucional de carácter conservador. La Constitución de 1845 estableció:

  • Soberanía: Compartida entre la Corona y las Cortes, lo que limitaba el poder del pueblo.
  • Sufragio: Censitario (restringiendo el voto a una élite económica y social).
  • Sistema Bicameral: Formado por el Congreso y un Senado, cuyos miembros eran designados por la Reina.

Mecanismos de Control y Centralización

Para consolidar el control, se establecieron:

  • Gobernadores Civiles: Designados por el gobierno central, controlaban las provincias y anulaban la autonomía local.
  • La Guardia Civil (1844): Herramienta de control social y de orden público en el ámbito rural.

Militares en Política, Pronunciamientos y Juntismo

Los militares adquirieron un enorme prestigio y poder, siendo parte activa de la política. Generales como O’Donnell, Narváez o Espartero dominaban la escena. La inestabilidad política era tan grande que los pronunciamientos (levantamientos militares para derrocar gobiernos) se convirtieron en un método habitual para el cambio político. El juntismo (la creación de juntas revolucionarias) movilizaba a la población civil y militar para exigir cambios.

Ideologías Políticas: Moderados, Progresistas y Radicales

Partidos Dinásticos

  • Partido Moderado y la Unión Liberal:

    Los moderados (liderados por Narváez) defendían un liberalismo conservador, creían en la soberanía compartida, en el sufragio censitario, en la defensa de la propiedad privada y en una relación estrecha con la Iglesia. La Unión Liberal (liderada por O’Donnell) intentaba conciliar a moderados y progresistas para dar estabilidad al sistema, actuando de forma similar a los moderados.

  • Partido Progresista y el Partido Demócrata:

    Los progresistas (liderados por Espartero) representaban un liberalismo más avanzado, defendiendo la soberanía nacional (el poder reside en el pueblo), un sufragio censitario más amplio y un poder de la Corona más limitado. El Partido Demócrata fue más radical, defendiendo el sufragio universal masculino y una verdadera separación de poderes.

Otras Facciones Políticas

  • Carlistas: Defensores del absolutismo y de los derechos sucesorios de Carlos de Borbón.
  • Republicanos: Buscaban la abolición de la monarquía y la instauración de una república.

Fragilidad Monárquica y Atraso Económico

El sistema político isabelino era débil y tenía una base político-social limitada. El atraso económico de España no permitía el desarrollo de una burguesía fuerte que pudiera ser el pilar del liberalismo. La mayoría de la población estaba excluida del sistema por el sufragio censitario y vivía en la pobreza.

Desamortizaciones y la Oportunidad Perdida de Reforma Agraria

El uso político de las desamortizaciones es un ejemplo de la oportunidad perdida para llevar a cabo una reforma agraria. Las desamortizaciones hacen referencia al proceso por el cual se liberalizan los bienes que estaban en «manos muertas» y no podían ser vendidos por estar vinculados a un linaje o a instituciones. Esta liberalización consistió en la puesta en el mercado de grandes extensiones de tierra.

El verdadero proceso de desamortización se desarrolló a partir de 1837 (la desamortización de Mendizábal y la de Madoz). Ambas pretendían obtener ingresos para sanear la Hacienda, financiar los gastos derivados de las guerras carlistas y obtener financiación para la construcción de la red de ferrocarriles. Las desamortizaciones supusieron la venta de tierras comunes o de la Iglesia a la alta burguesía y a la nobleza, desaprovechando la oportunidad de repartir las tierras entre los campesinos e iniciar una reforma agraria, lo cual no resolvió el problema de la pobreza rural y contribuyó a la inestabilidad social.

Conclusión

La incapacidad de Isabel II y de los partidos dinásticos para modernizar el país y ampliar la base social del liberalismo, junto con la corrupción y la intervención constante de los militares, dieron lugar a la Revolución de 1868, que puso fin a su reinado y abrió un nuevo periodo de la historia de España.