El Colapso de la Monarquía y el Nacimiento de la Segunda República Española: Transformaciones Políticas y Sociales (1930-1936)

1. La Crisis Definitiva de la Monarquía

La monarquía española entró en una crisis irreversible tras la dimisión de Primo de Rivera en 1930. Durante toda la dictadura, Alfonso XIII había respaldado al general, y cuando el régimen cayó, la figura del rey quedó muy comprometida. La población lo veía como corresponsable del autoritarismo y de los problemas del país, y su prestigio quedó muy dañado.

Para intentar mantener la Corona, Alfonso XIII nombró varios gobiernos, pero ninguno consiguió restablecer la confianza ciudadana. Mientras tanto, los partidos republicanos, socialistas y nacionalistas se organizaron y, en agosto de 1930, firmaron el Pacto de San Sebastián, donde acordaron impulsar la caída del rey y preparar la llegada de la República.

La situación cambió definitivamente con las elecciones municipales del 12 de abril de 1931. Aunque en conjunto los monárquicos lograron más concejales, las grandes ciudades votaron de forma mayoritaria por los republicanos. Este resultado se interpretó como un rechazo claro al rey. Ante el entusiasmo popular por la República y el temor a un conflicto, Alfonso XIII decidió marcharse de España.

El 14 de abril de 1931, se proclamó la Segunda República, poniendo fin al reinado de Alfonso XIII y cerrando esta etapa de la monarquía.

2. El Bienio Republicano Socialista (1931-1933)

El bienio republicano-socialista abarca los primeros años de la Segunda República, entre 1931 y 1933. Durante este tiempo gobernaron republicanos y socialistas, con Manuel Azaña como figura más destacada. Su objetivo principal era transformar España mediante reformas profundas en distintos ámbitos.

Reformas Clave del Bienio

  • Educación: Se impulsó una escuela pública, gratuita y laica. Para ello se construyeron miles de centros y se redujo la presencia de órdenes religiosas en la enseñanza.
  • Militar: Azaña pretendía modernizar el ejército y disminuir el enorme número de oficiales. Para ello se ofreció el retiro voluntario y se cerró la Academia Militar de Zaragoza.
  • Reforma Agraria: Fue una de las medidas más ambiciosas. Buscaba entregar tierras a campesinos pobres, aunque su aplicación avanzó lentamente y generó conflictos con los grandes propietarios.
  • Social: Se aprobaron leyes como la jornada laboral de ocho horas y los jurados mixtos, que mediaban entre trabajadores y empresarios.
  • Territorial: Se reconoció la posibilidad de autonomías, aprobándose el Estatuto de Cataluña en 1932.

Aunque el bienio intentó modernizar el país, sus reformas provocaron rechazo en sectores conservadores y contribuyeron a aumentar la tensión política.

3. La Constitución de 1931

La Constitución de 1931 fue uno de los textos más avanzados de la historia constitucional española. Se aprobó tras las elecciones a Cortes Constituyentes de 1931, donde dominaron las fuerzas republicanas y socialistas.

Características Fundamentales

El texto, compuesto por 125 artículos, defendía una organización del Estado claramente democrática y moderna. Establecía que la soberanía pertenecía al pueblo y reconocía el sufragio universal, que incluía por primera vez el voto femenino.

Principios Constitucionales

  1. Laicismo: Uno de sus puntos más destacados fue su enfoque laico. La Iglesia dejaba de tener privilegios y se garantizaba la libertad de conciencia. Esta decisión provocó enfrentamientos con los sectores más religiosos.
  2. Estado Integral: La Constitución definió España como un Estado integral, lo que permitía que algunas regiones con identidad propia accedieran a un estatuto de autonomía, como sucedió con Cataluña en 1932.
  3. Derechos Sociales: También incorporaba derechos sociales y laborales avanzados, como el derecho al trabajo, a la educación y a la igualdad jurídica.

Aunque fue considerada una constitución muy moderna, también generó tensiones entre la derecha y la izquierda, y acabó siendo un tema central en los conflictos políticos de la República.

4. El Bienio Radical-Cedista y la Revolución de Octubre

El bienio radical-cedista comenzó después de las elecciones de 1933, en las que la derecha obtuvo un gran respaldo. La CEDA, dirigida por Gil Robles, fue el partido más votado, pero el gobierno lo formó el Partido Radical liderado por Alejandro Lerroux, con apoyo parlamentario de la CEDA.

Paralización y Conflicto

Este periodo se caracterizó por la paralización de muchas reformas del bienio anterior. Se frenó la Reforma Agraria, se redujeron derechos laborales y se adoptaron medidas más conservadoras. Esto provocó un fuerte malestar en la izquierda, que veía a la CEDA como un peligro para la República.

La tensión alcanzó su punto máximo en octubre de 1934, cuando la CEDA entró en el gobierno con varios ministros. La izquierda interpretó esto como un paso hacia un gobierno autoritario y convocó una huelga general.

La Insurrección de Octubre

  • El movimiento fue especialmente fuerte en Asturias, donde mineros y obreros se levantaron y tomaron varias localidades.
  • En Cataluña, el president Companys proclamó un “Estado Catalán”, pero la reacción del gobierno fue inmediata.
  • El ejército, con Franco al frente en Asturias, reprimió duramente la rebelión.

La Revolución de Octubre dejó muertos, detenidos y una sociedad aún más dividida, preparando el camino hacia el conflicto de 1936.

5. La Etapa del Frente Popular

La etapa del Frente Popular se inicia tras las elecciones de febrero de 1936, en las que triunfó una coalición de partidos de izquierda formada por republicanos, socialistas y comunistas. Esta alianza buscaba retomar las reformas paralizadas y defender la legalidad republicana.

Acciones y Tensión Creciente

Una de las primeras medidas fue aprobar una amnistía que permitió la liberación de los presos implicados en los sucesos de octubre de 1934. También se volvió a impulsar la Reforma Agraria, lo que provocó nuevos conflictos entre campesinos y propietarios.

El clima social se volvió muy tenso: aumentó la violencia política, las huelgas y los choques entre grupos extremistas de ambos bandos.

Mientras tanto, dentro del ejército se organizaba una conspiración contra el gobierno. Militares como Mola, Franco y Sanjurjo consideraban que la República estaba perdiendo el control de la situación.

La situación empeoró tras el asesinato del político derechista Calvo Sotelo en julio de 1936, lo que aceleró los planes de los conspiradores.

Finalmente, el 18 de julio de 1936, una parte del ejército se sublevó contra el gobierno del Frente Popular. El golpe no triunfó de inmediato y desencadenó la Guerra Civil Española.