Alfonso XIII: Regeneracionismo, Crisis del Parlamentarismo y Ocaso de la Monarquía en España

Alfonso XIII y el Regeneracionismo Político

Las críticas al sistema de la Restauración provinieron en gran medida de los regeneracionistas. Estos intelectuales y políticos consideraban que el sistema político español había fracasado y urgían a mejorar la situación rural, elevar el nivel educativo y cultural del país, y fomentar la construcción de obras públicas. Francisco Silvela, figura destacada del regeneracionismo conservador, combatió el caciquismo y puso en práctica las primeras disposiciones de reforma social, llevadas a cabo por Eduardo Dato.

La ascensión de Alfonso XIII al trono en 1902 se vio influenciada por la estrecha relación entre la Corona y los mandos militares. La persistente división en los partidos dinásticos (Conservador y Liberal) facilitó la intervención del monarca en la vida política diaria, lo que a menudo provocó crisis gubernamentales y tensiones con el ejército.

Intentos de Reforma y Crisis Política

En 1905, Antonio Maura, al liderar el Partido Conservador, defendió la «revolución desde arriba» como una forma de modernizar el país y evitar movimientos sociales populares que pudieran desestabilizar el régimen. Su objetivo era revitalizar la vida política y fortalecer las instituciones.

En 1910, José Canalejas formó un nuevo gobierno liberal. Impulsó un programa regeneracionista con el objetivo de ganarse el apoyo de una clase obrera cada vez más orientada hacia el socialismo y el anarquismo, favoreciendo la intervención del Estado en materia social y laboral. Implementó una política de secularización, buscando separar la Iglesia y el Estado, y aprobó la controvertida Ley del Candado en 1910, que limitaba la creación de nuevas órdenes religiosas. Canalejas fue asesinado en noviembre de 1912, truncando sus reformas.

Conflictividad Social y la Guerra de Marruecos

El injusto sistema de quintas, que permitía a los hijos de familias adineradas eludir el servicio militar mediante el pago de una cantidad de dinero, generaba un profundo malestar social. Un llamamiento a los reservistas en 1909, muchos de ellos casados y con hijos, para combatir en la Guerra de Marruecos, provocó protestas masivas y una huelga general, especialmente en Cataluña, dando lugar a la Semana Trágica de Barcelona. Las tropas salieron a la calle, y Barcelona quedó aislada durante varios días, sometida a las acciones de anarquistas y republicanos radicales, declarándose el Estado de Guerra y produciéndose una dura represión. En el contexto de la guerra colonial, España sufrió una dolorosa derrota en el Barranco del Lobo en 1909.

Crisis del Parlamentarismo y Neutralidad en la Primera Guerra Mundial (PGM)

España quedó relegada a potencia de segunda fila tras el Desastre de 1898. Ante el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, el gobierno conservador de Eduardo Dato declaró la neutralidad española. Esta posición permitió a España comerciar con ambos bandos beligerantes, lo que supuso un inicial auge económico. Sin embargo, esta oportunidad fue mal aprovechada: generó inflación, escasez y grandes desigualdades sociales, y la industria entró en declive hacia 1918 al finalizar la guerra.

La Crisis de 1917

En el verano de 1917, la crisis del sistema liberal español se hizo patente con la confluencia de tres graves conflictos:

  • Conflicto Militar: El ejército se había convertido en un cuerpo macrocefálico y burocrático. A pesar de los intentos por reducir el número de oficiales, no se logró. En 1916, los oficiales de baja y media graduación crearon las Juntas Militares de Defensa, asociaciones corporativas que reclamaban cambios en el sistema de ascensos (criticando los favoritismos hacia los militares africanistas), exigían mejoras económicas y mayor respeto para el ejército. La Ley de Reforma Militar finalmente supuso el reconocimiento de los ascensos por antigüedad hasta el rango de coronel.
  • Conflicto Político: El líder catalán de la Lliga Regionalista, Francesc Cambó, ante el cierre de las Cortes, organizó en Barcelona una Asamblea de Parlamentarios no dinásticos (catalanistas, republicanos, socialistas) para plantear nuevas bases sobre las que desarrollar la vida política española. Esta asamblea contemplaba la formación de un gobierno provisional y la convocatoria de Cortes Constituyentes para reformar la Constitución, aunque fue disuelta por la Guardia Civil sin lograr sus objetivos.
  • Conflicto Social: Tras la PGM, los precios se dispararon mientras los salarios permanecían estancados, lo que llevó a un aumento de la conflictividad. En agosto de 1917, UGT y CNT convocaron una huelga general revolucionaria. La protesta adquirió un carácter político, reclamando:
    • El fin de la monarquía.
    • La transición a un sistema republicano.
    • La convocatoria de Cortes Constituyentes.
    Se declaró la Ley Marcial, y la huelga fue duramente reprimida por el ejército. Los miembros del comité de huelga fueron detenidos, juzgados y condenados a cadena perpetua, aunque posteriormente fueron amnistiados.

Inestabilidad Creciente y el Desastre de Annual

El periodo de 1917 a 1923 se caracterizó por una profunda inestabilidad:

  • La fragmentación de los partidos dinásticos, incapaces de formar mayorías estables.
  • La formación de frágiles gobiernos de concentración.
  • La frecuente suspensión de garantías constitucionales.
  • Una gran conflictividad social, con auge del pistolerismo en ciudades como Barcelona.

En 1918, se volvió a declarar el Estado de Guerra, implementando medidas represivas como la Ley de Fugas. Este clima de agitación social y violencia dio paso al llamado Trienio Bolchevique (1918-1920) en Andalucía, un periodo de intensas movilizaciones campesinas. Uno de los movimientos huelguísticos urbanos más destacados fue el de la fábrica de electricidad La Canadiense en Barcelona en 1919, que duró 44 días y terminó con una importante victoria para los sindicalistas, logrando la jornada laboral de ocho horas.

En Marruecos, la ofensiva mal planificada del general Manuel Fernández Silvestre culminó en la desastrosa derrota del ejército español en Annual (julio de 1921), con miles de muertos. Este desastre causó una profunda conmoción en España y llevó a la apertura del Expediente Picasso para investigar las responsabilidades políticas y militares, que salpicaban incluso a altos cargos y al propio rey. Sin embargo, el expediente quedó inconcluso y en el olvido con la llegada de Primo de Rivera al poder.

La Dictadura de Primo de Rivera y la Caída de la Monarquía

El 13 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, dio un golpe de Estado y declaró el Estado de Guerra, con el consentimiento de Alfonso XIII. El golpe se justificó por:

  • La inestabilidad del sistema político parlamentario.
  • El miedo de las clases acomodadas a una revolución social.
  • El descontento del ejército por la cuestión de las responsabilidades de Annual y la situación en Marruecos.
  • El auge del republicanismo y los nacionalismos periféricos.

La dictadura de Primo de Rivera se dividió en dos fases:

Directorio Militar (1923-1925)

Durante el Directorio Militar, el gobierno fue asumido por militares. Se suspendió la Constitución de 1876, se disolvieron las Cortes y se prohibieron los partidos políticos y sindicatos (excepto la UGT, que mantuvo una postura colaboracionista inicial). Se aplicaron medidas como:

  • De carácter moralizador y de “regeneración” de las costumbres.
  • Represión contra comunistas, anarquistas (CNT) y sectores del republicanismo.
  • Promoción del Somatén Nacional como milicia ciudadana de apoyo al régimen.
  • Fomento de un nacionalismo españolista y centralista.
  • Creación de un partido único, la Unión Patriótica (1924), para dar apoyo social al régimen.
  • Resolución del conflicto de Marruecos, con el Desembarco de Alhucemas en 1925, una victoria militar hispano-francesa que pacificó el protectorado.

Directorio Civil (1925-1930)

A partir de diciembre de 1925, se formó un gobierno con civiles, aunque Primo de Rivera seguía concentrando todo el poder. Durante el Directorio Civil, se intentó institucionalizar el régimen. Se estableció la Asamblea Nacional Consultiva en 1927, un órgano de carácter corporativo y no elegido por sufragio, cuya función era elaborar un anteproyecto de Constitución que nunca llegó a aprobarse.

La dictadura coincidió con una coyuntura económica internacional favorable (los «felices años veinte») y una recuperación económica post-PGM. Se promovió un nacionalismo económico regeneracionista, basado en el intervencionismo estatal, con medidas proteccionistas para la industria nacional y un ambicioso fomento de obras públicas (carreteras, pantanos, electrificación). Se intentó crear un Estado corporativo a través de la Organización Corporativa Nacional (1926), que regulaba las relaciones laborales de forma paritaria entre patronos y obreros, con la participación de la UGT.

La oposición al régimen fue creciendo:

  • Intelectuales y universitarios: Mantuvieron una oposición constante, sufriendo censura y represión (destierro de Unamuno, cierre de universidades). En 1927 se creó la Federación Universitaria Española (FUE), un importante foco de contestación estudiantil.
  • Republicanos: Se reorganizaron y conspiraron contra la dictadura.
  • Nacionalistas: Especialmente los catalanes, cuya Mancomunitat fue disuelta. Francesc Macià, líder de Estat Català, intentó una invasión desde Prats de Molló (1926).
  • Sectores del ejército que se sintieron postergados.

La Caída de la Monarquía

A finales de 1929, la falta de apoyo al régimen era notable, agravada por los efectos iniciales del Crac del 29 y una depreciación de la peseta. Alfonso XIII, temiendo que la dictadura arrastrara a la monarquía en su caída, retiró su confianza a Primo de Rivera, quien dimitió en enero de 1930 y se exilió a París, donde murió mes y medio después.

Tras la dimisión, el rey encargó al general Dámaso Berenguer la formación de un gobierno con el objetivo de restaurar gradualmente el sistema parlamentario constitucional. Este periodo fue conocido como la «Dictablanda» por la lentitud y las vacilaciones en el retorno a la normalidad democrática.

Paralelamente, las fuerzas republicanas, socialistas y nacionalistas de izquierda firmaron el Pacto de San Sebastián (agosto de 1930), constituyendo un comité revolucionario que aspiraba a convertirse en el gobierno provisional de la futura República. Hubo un intento fallido de pronunciamiento militar republicano en Jaca (diciembre de 1930).

En febrero de 1931, el rey nombró al almirante Juan Bautista Aznar como presidente del gobierno, quien convocó elecciones municipales para el 12 de abril de 1931. Estas elecciones fueron percibidas como un plebiscito sobre la monarquía.

Los resultados de estas elecciones en las grandes ciudades y capitales de provincia fueron mayoritariamente favorables a las candidaturas republicano-socialistas. Ante esta demostración de rechazo popular, el rey Alfonso XIII suspendió el ejercicio del poder real y abandonó España, exiliándose a París el 14 de abril de 1931. Ese mismo día se proclamó la Segunda República Española.