Características Fundamentales de la Poesía Lírica
La poesía lírica se caracteriza por la polimetría, la musicalidad y la expresión de sentimientos personales muy variados, que abarcan desde el amor más dulce hasta el odio más enconado. Originalmente, era fundamentalmente pragmática y estaba íntimamente vinculada a la realidad social y política, así como a la acción concreta del individuo dentro de la sociedad.
Su contenido era ejemplar (aunque el alma y la vida de la poesía lírica a veces no pasasen de constituir un tópico aparato literario). Esta poesía no estaba destinada a ser leída, sino a ser recitada ante un público por un individuo aislado o un coro, siempre con el acompañamiento de algún instrumento musical.
Antecedentes Griegos
En el ámbito cultural griego, el vocablo «lírica» designaba a la poesía cantada al son de la lira (o cualquier otro instrumento de cuerda similar).
Se caracterizaba no solo por la variedad de contenidos, sino también por la variedad en estructuras y formas métricas, siempre en composiciones breves. La primera definición de lírica nos remonta a un concepto extralingüístico para pasar después a una fijación mayor en el contenido personal e intimista, dando lugar a la elegía.
La Poesía Lírica en Roma
La lírica latina comienza en Roma mucho más tarde que la épica o el teatro, concretamente a finales del siglo II a.C., en plena influencia helenística. En este periodo, las circunstancias políticas y sociales habían abocado los ánimos de los ciudadanos cada vez más hacia la intimidad y la vida privada. Las convulsiones sociales hicieron brotar una serie de composiciones breves y delicadas en las que se renunciaba a la grandeza, volcándose en la intimidad de las pequeñas cosas.
Las características de esta nueva poesía seguían siendo semejantes a las de la lírica griega (mitología, polimetría, etc.), pero existían diferencias cruciales:
- Los romanos escribieron poca poesía lírica propiamente dicha.
- Fue un producto completamente literario, no arraigado en la costumbre social.
- Estaba pensado para ser leído y no cantado.
En este marco afloró en primer lugar el círculo de Lutacio Cátulo y sus célebres epigramas eróticos, a quien podemos considerar como precedente de los neotéricos, verdaderos artífices y abanderados de toda una renovación literaria y estética.
Los Neotéricos: Renovación Estética en la Poesía Latina
Los neotéricos son un grupo de poetas (no una escuela) considerados como los renovadores cultistas de la poesía latina del momento. Propugnaban el abandono de la épica en aras de unas pequeñas composiciones en las que predominaban:
- La pureza estética.
- La propiedad en el lenguaje y la selección del vocabulario.
- La polimetría, buscando siempre la perfección métrica.
La obra maestra que tenía que escribir el neotérico romano para graduarse de “doctus poeta” era un epilio. El epilio o pequeña epopeya es un excelente testimonio del gusto alejandrino. Defendían el arte por el arte en un alarde de erudición y sublimaban las más nimias vivencias personales, encuadrándolas en un preciosismo exagerado y en un ansia desmedida por la perfecta ejecución formal.
Quinto Horacio Flaco (65-8 a.C.)
Biografía y Contexto
Quinto Horacio Flaco nació en Venusia (Apulia), hijo de un liberto que ejercía el cargo de recaudador de impuestos. Con gran sacrificio de su familia, recibió una esmerada educación en Roma y más tarde en Grecia, donde se entusiasmó con la filosofía epicúrea.
Se enroló en el ejército de Bruto y combatió en Filipos. Tras la derrota, volvió a Roma y compró un puesto de amanuense de los cuestores para poder vivir. Allí empezó a escribir con amargura sus Épodos y Sátiras, trabando amistad con Virgilio, quien lo presentó a Mecenas, al cual le unió una profunda amistad durante toda su vida. Horacio nunca se casó y se dedicó por completo a su actividad literaria. Otros géneros literarios que cultivó fueron las Sátiras o Sermones y las Epístolas. Él mismo afirmó que no todo lo que había escrito en verso era poesía.
Épodos (*Iambi*)
Llamados por Horacio Iambi, fueron escritos entre las batallas de Filipos y Accio, contemporáneos de los Sermones e inmediatamente anteriores a las Odas. Están a media distancia entre la poesía satírica y lírica, y adoptan la estrofa yámbica. Reúne aquí 17 poemas cortos, de tono violento y agresivo sobre temas muy diversos:
- Invectivas contra las guerras civiles.
- Críticas a personas de la vida pública o privada.
- Ataques contra enemigos literarios o mujeres perversas.
No obstante, también hay un poema de tema bucólico, el conocidísimo Beatus Ille, en el que canta la vida del campo frente a las complicaciones de la vida urbana.
Odas (*Carmina*)
Se trata de composiciones líricas agrupadas en cuatro libros, con las que Horacio intenta crear una poesía lírica que rivalice con la griega, utilizando temas y metros líricos griegos, sobre todo estrofas eólicas.
Temática de las Odas (Libros I-III)
En los primeros libros de las Odas, Horacio apoya las intenciones morales y religiosas de Augusto, incluyendo una temática muy variada:
- Temas político-nacionales: Valor educativo de la guerra y predicación de la vida serena y la aurea mediocritas (justo medio), como medio de freno para las ambiciones y el ansia de novedades provocadas por la guerra civil. Dedica también poemas de alabanza a Augusto.
- Temas religiosos: Horacio usa a los dioses como un mero artificio literario.
- Temas de ética y moral: Se incluye la influencia de la filosofía epicúrea, promoviendo la tranquilidad de la vida del campo y la calma, evitando el ansia de riqueza, que él consideraba la causante de la crisis romana.
El Libro IV y la Meditación Final
En el libro IV de las Odas, Horacio se presenta de forma diferente a los anteriores: es un libro más personal e íntimo, el apogeo del hombre, ya anciano, que ve pasar su vida y agudiza sus sentimientos. En realidad, toda la lírica de Horacio, en sus aspectos más elevados, no es otra cosa que una meditación en torno a la muerte.
Estilo y Legado de Horacio
La posición señera de Horacio se basa en la perfección formal y en la profundidad y detalle de su propio retrato: aparece como uno de los hombres más agradables, urbanos, graciosos, tolerantes, observadores y amantes de las cosas buenas de la vida y de su país que podamos imaginar.
Su capacidad de observación lo aleja de la implicación personal en temas comunes de la lírica, como el amoroso. En Horacio, las pasiones son contempladas con un espíritu de observación casi objetivo, como si el autor no estuviera implicado en ellas.
El mismo Horacio manifiesta sus gustos literarios en la Epistula ad Pisones, verdadero tratado de preceptiva literaria. Sus cualidades estilísticas más acusadas son:
- Plasticidad.
- Sentido del equilibrio: La moderación que cultivó durante toda su vida.
- Combinación de las palabras.
- Sentido de la perfección: Es la cualidad más característica. Trabaja una y otra vez los versos hasta dejarlos perfectos; la estructura de sus composiciones es armónica y rigurosa, aunque esto pueda hacerle perder a veces sentimiento y espontaneidad.