Colección de Fábulas Clásicas
Esta compilación presenta una serie de relatos breves que ilustran lecciones morales y reflexiones sobre el comportamiento humano y animal, característicos de la tradición fabulística.
Fábulas sobre la Vanidad y la Astucia
12. La Zorra y las Uvas
Una zorra, hambrienta, vio unos racimos colgando de una parra. Quiso apoderarse de ellos, pero no pudo. Al apartarse, dijo para sí: «¡Están verdes!».
13. La Zorra y el Ratón
Una zorra vio racimos de uvas maduras en una parra y estaba a punto de comerlos, pero no alcanzaba los que estaban en altura. Un ratón, al verla, sonrió y dijo: «Nada comes». La zorra, no queriendo ser derrotada, le dijo al ratón: «¡Están verdes!».
14. La Zorra y el Cocodrilo
Una zorra y un cocodrilo disputaban sobre su abolengo. El cocodrilo exponía muchas cosas sobre la distinción de sus antepasados y dijo finalmente que era hijo de gimnasiarcos. La zorra respondió: «Aunque tú no lo digas, muestras por tu piel que llevas muchos años haciendo gimnasia».
19. El Burro que Cargaba una Estatua
Un burro transportaba una estatua hacia una ciudad. Todos los presentes se arrodillaron ante la estatua. El burro, creyendo que se arrodillaban ante él, se excitó, rebuznó y ya no quiso avanzar más. El arriero, dándose cuenta de lo sucedido, lo golpeó con una porra y dijo: «¡Oh, mala cabeza! Ya solo faltaba que un burro fuera adorado por hombres».
20. El Pavo Real y la Grulla
Un pavo real se burlaba de una grulla, injuriando su plumaje y diciendo: «Yo visto oro y púrpura, pero tú no llevas nada hermoso en las alas». Ella respondió: «Pero yo canto muy cerca de los astros y vuelo hacia los altos cielos, mientras que tú, como un gallo, vas abajo con las aves».
1. La Zorra y el Perro
Una zorra entró en un rebaño de ovejas, cogió un corderillo que mamaba y fingía besarlo tiernamente. Un perro le preguntó: «¿Por qué haces eso?». Ella dijo: «Lo cuido y juego con él». Y el perro respondió: «Y ahora, si no sueltas el cordero, te daré el castigo de los perros».
2. El Anciano y la Muerte
Una vez, un viejo cortó leña y la llevaba recorriendo un largo camino. Dejó la carga en el suelo a causa de la fatiga y llamó a la Muerte. Habiéndose aparecido la Muerte y preguntado por qué la llamaba, el viejo dijo: «Para que me ayudes a llevar la carga».
3. La Encina y la Caña
Una encina y una caña discutían sobre la fuerza. Pero, al haber un fuerte viento, la caña se agitó e inclinó ante los vientos, evitando que la arrancaran. La encina, sin embargo, se puso totalmente en frente y fue abatida desde las raíces.
4. El Burro que Jugaba
Uno que tenía un perro maltés y un burro pasaba el tiempo jugando con el perro; y, si comía fuera, le traía algo, acercándose y coleando. El burro, sintiendo envidia, se adelantó y, saltando, lo coceó. El dueño, irritado, ordenó que se lo llevaran, pegándolo, y lo ataran al pesebre.
5. La Víbora y la Lima
Una víbora entró en el taller de un herrero y pedía ayuda a las herramientas. Habiendo tomado de otras, llegó ante una lima y le rogó que le diese algo. Esta respondió: «Pues bien, eres tonta pensando llevarte algo de mí, que no acostumbro a dar, sino a quitar de todos».
6. Hermes
Zeus ordenó a Hermes que esparciera una pócima de falsedad entre todos los artesanos. Él la trituró, hizo lotes iguales y los distribuyó a cada uno. Pero como aún le sobraba mucha pócima y solo quedaba el zapatero, cogió todo el líquido restante y lo vertió sobre él. Desde entonces, sucedió que todos los artesanos mienten, pero los que más de todos, los zapateros.
7. Zeus y la Tortuga
Zeus, al casarse, invitó a todos los animales. Pero, retrasándose solo la tortuga, ignorando la causa, al día siguiente le preguntó por qué no había venido al banquete. Y ella respondió: «Una casa propia es la mejor casa». Habiéndose enojado con ella, Zeus dispuso que ella circulara llevando su propia casa.
8. El Médico y el Enfermo
Un médico examinaba a un enfermo y sucedió que este murió. El médico decía a los que lo transportaban fuera: «Este hombre, si se hubiera apartado del vino y se hubiera servido de lavativas, no habría muerto». Pero uno de los presentes dijo: «¡Oh, tú! No era necesario que dijeras esto ahora, cuando ya no es útil, sino que era necesario que tú lo hubieras aconsejado entonces, cuando todavía podía ser útil».
9. El Cangrejo y la Zorra
Un cangrejo, habiendo venido a parar desde el mar, se dirigía hacia un lugar. Una zorra, que tenía hambre, lo vio, se acercó y lo cogió. Él, estando a punto de ser devorado, dijo: «Pues bien, sufro justamente, porque siendo marino quise llegar a ser de tierra».
10. El Castor
El castor es un animal de cuatro patas que vive la mayor parte del tiempo en lagos, cuyos testículos, dicen, son útiles para los médicos. Este, cuando es perseguido por hombres y cogido, sabiendo que no es perseguido por su belleza, corta sus testículos y los arroja hacia los que le persiguen, logrando así la salvación.
11. El Jardinero y el Perro
Un perro de un jardinero cayó a un pozo. El jardinero, queriendo tirar de él hacia arriba, bajó allí. Pero el perro, al acercarse a él, se apuró, creyendo que iba a ser hundido por él, y lo mordió. El jardinero, al ser maltratado, dijo: «Pues bien, yo por mi parte he sufrido justamente. Pues ¿por qué, habiéndote precipitado tú solo, intentaba salvarte del peligro?».
12. El Citarista
Un citarista sin talento cantaba ininterrumpidamente en una casa llena de polvo. Al repetírsele un sonido, creyó que él era de muy buena voz. Envalentonado por esto, creyó necesario acudir al teatro. Pero, habiendo llegado para mostrarla y cantando muy mal, lo expulsaron echándole piedras.
13. La Corneja y el Perro
Una corneja, haciendo un sacrificio a Atenea, invitó a un perro al banquete. Pero este le dijo: «¿Por qué gastas sacrificios inútilmente? Pues la diosa te odia tanto que también te ha quitado la confianza de tus augurios naturales». Y la corneja le dijo: «Por esto más le hago sacrificios, para que se reconcilie conmigo».
14. El Cuervo y la Serpiente
Un cuervo, careciendo de alimento, vio una serpiente durmiendo en un lugar soleado y, bajando volando, se apoderó de ella. Pero la serpiente, revolviéndose y picándolo, hizo que el cuervo, estando a punto de morir, dijera: «Pues bien, desdichado soy yo, que encontré una presa tan fácil y por esta también muero».
15. El Perro y la Liebre
Un perro de caza, habiendo atrapado una liebre, a veces la mordía y a veces le lamía el hocico. Esta, estando cansada, le dijo: «¡Pero tú! Deja de morderme o besarme, para que sepa si llegas a ser mi enemigo o mi amigo».
16. El Mosquito y el Toro
Un mosquito se posó en un cuerno de un toro y estuvo colocado allí mucho tiempo. Cuando estaba a punto de alejarse, preguntó al toro si quería que se fuera ya. Y él, habiendo respondido, dijo: «Pues ni cuando llegaste lo supe ni, si te marchas, lo sabré».
17. El Lobo y la Cabra
Un lobo vio una cabra paciendo sobre un lugar escarpado. Puesto que no podía apoderarse de ella, la animaba a que bajara más abajo, para que no se cayera sin darse cuenta, diciendo que el prado y la hierba eran muy gozosas para ella. Pero ella le dijo: «Sin embargo, no me llamas por la hierba, sino porque tú mismo careces de comida».
18. Las Abejas y Zeus
Unas abejas, no concediendo por envidia su propia miel a los hombres, llegaron ante Zeus y le pidieron que les proporcionara fuerza para golpear con sus aguijones a los que se acercaban para llevarse sus panales. Zeus, irritado contra ellas por su envidia, dispuso que ellas, cuando golpearan a alguien y clavasen el aguijón, después de esto también quedarían privadas de salvación.
19. La Hormiga y la Paloma
Una hormiga, sedienta, bajó hacia un manantial y, queriendo beber, se ahogaba. Una paloma rompió una hoja de un árbol y la tiró, por la cual la hormiga se subió y se salvó. Un cazador (un pajarero) había colocado y ajustado las cañas y quería coger la paloma. Pero la hormiga picó el pie del pajarero. Él agitó las cañas e hizo que la paloma huyera.
20. El Caminante y la Suerte
Un caminante, habiendo terminado un largo camino, estaba rendido por la fatiga. Cayó junto a un pozo y se tendió. Estando él a punto de caerse, la Suerte se presentó y, habiéndolo despertado, dijo: «¡Tú, si hubieras caído, no hubieras culpado a tu insensatez, sino a mí!».
21. El Burro que Transportaba Sal
Un burro que transportaba sal cruzaba un río. Resbaló y cayó al agua. Al disolverse la sal, se levantó más ligero. Habiendo disfrutado con esto, cuando después llevaba como carga esponjas y llegó a un río, creyó que si se caía de nuevo, se iba a levantar más ligero. Y resbaló adrede. Pero sucedió que, al absorber las esponjas el agua, no pudo levantarse y se ahogó en el río.
Fábulas sobre la Apariencia y la Realidad
22. El Asno Salvaje
Un asno salvaje vio un asno domesticado en un lugar soleado. Se acercó y lo estimaba dichoso por el vigor de su cuerpo y por la utilidad de su alimento. Pero después, habiéndolo visto llevando una carga y al arriero siguiéndolo por detrás y golpeándolo con palos, dijo: «Pues yo por mi parte ya no te considero dichoso. Veo que no sin grandes males tienes la abundancia».
23. El Burro y las Cigarras
Un burro escuchó a unas cigarras cantando y se complació por su buena voz. Habiendo envidiado el agradable sonido de ellas, dijo: «¿Qué coméis para soltar tal sonido?». Y habiendo dicho estas «rocío», el burro, esperando por el rocío, murió de hambre.
24. El Burro, el Cuervo y el Lobo
Un burro, teniendo herido el lomo, pacía en una pradera. Un cuervo se posó sobre él y golpeó la herida. El burro rebuznó y brincó. El arriero estaba cerca y reía. Un lobo que pasaba cerca lo vio y se dijo a sí mismo: «¡Desdichados nosotros, que, incluso solo con que seamos vistos, somos perseguidos y se ríen estando este cerca!».
25. La Paloma que Tenía Sed
Una paloma, atormentada por la sed, vio en un dibujo una crátera de agua pintada y creyó que era verdad. Por esto, con mucho ruido, se lanzó sin darse cuenta, chocando contra el dibujo. Le sucedió que, al romperse las alas y caer a la tierra, fue capturada por uno de los que casualmente estaban presentes.
26. Los Caminantes y el Cuervo
Un cuervo, mutilado de uno de los ojos, salió al encuentro de unos que viajaban por un negocio. Uno aconsejó volver sobre sus pasos —pues eso anunciaba el presagio—. Otro respondió: «¿Y cómo este puede predecirnos el futuro, si ni siquiera previó su propia mutilación para evitarla?».
27. Las Dos Alforjas
Prometeo, habiendo modelado a los hombres, colgó de ellos dos alforjas: una de los males ajenos y otra de los propios. La de los ajenos la colocó delante, y la de los propios la colgó detrás. Por esto sucedió que los hombres ven los males ajenos desde lejos, pero no miran los propios.
28. La Hiena y la Zorra
Dicen que las hienas, cambiando cada año su forma, a veces llegan a ser machos y otras veces hembras. Una hiena vio una zorra y le hacía reproches porque no se acercaba queriendo ser su amiga. Y aquella respondió: «No me hagas reproches a mí, sino a tu naturaleza, por la que ignoro si como amiga o como amigo te trataría».
29. El Cerdo Salvaje y la Zorra
Un cerdo salvaje (un jabalí) estaba de pie junto a un árbol y afilaba sus dientes. Una zorra le preguntó la causa por la que afilaba los dientes, no habiendo para él ningún cazador ni ningún peligro. Él dijo: «No hago esto inútilmente. Pues si algún peligro me cogiera, no tendría tiempo entonces para afilarme, y deben estar dispuestos para usarlos».
30. La Pulga y el Hombre
Una pulga una vez saltó y se posó sobre el pie de un hombre. Y él llamaba a Heracles para una alianza. Huyendo ella al momento de allí, él se lamentó y dijo: «¡Oh, Heracles! Si no me ayudaste con una simple pulga, ¿cómo me ayudarás contra rivales mayores?».
31. El Perro y el Caracol
Un perro acostumbrado a devorar huevos vio un caracol y, abriendo su boca, lo devoró con grandísima violencia, creyendo que era un huevo. Pero, teniendo molestas las entrañas y sintiendo dolor, decía: «Yo por mi parte he sufrido justamente si creo que todas las cosas redondas son huevos».
32. Los Gallos y el Águila
Luchando dos gallos por unas gallinas, el uno puso en fuga al otro. El que fue vencido se marchó a un lugar sombreado y se ocultó. El que venció, acomodándose en la dignidad y colocándose en un alto muro, gritó con voz muy fuerte. Inmediatamente, un águila voló hacia él y se apoderó de él. Y el otro, oculto en la oscuridad, sin miedo, desde entonces pisaba a las gallinas.
33. La Ternera y el Buey
Una ternera vio un buey trabajando y lo compadecía por su sufrimiento. Pero cuando llegaron las fiestas, soltaron al buey y se apoderaron de la ternera para sacrificarla. El buey, al verla, sonrió y le dijo: «¡Oh, ternera! Por eso estás desocupada, por ser sacrificada ahora mismo».
34. El Águila
En lo alto de una roca, un águila estaba posada tratando de cazar una liebre. Pero alguien le disparó, hiriéndola con flechas. La flecha entró dentro del águila, pero la muesca quedó ante sus ojos con las plumas. Y ella, al verlo, dijo: «También esto es para mí otro dolor: morir por mis plumas».
35. El Negro
Alguien recibió un hombre negro creyendo que él tenía tal color por descuido del anterior dueño. Habiéndole llevado a su casa, le aplicó todos los jabones y con todos los baños intentó lavarlo. No pudo cambiar el color, pero el sufrimiento le provocó estar enfermo.
36. El Cisne
Un hombre rico criaba al mismo tiempo una oca y un cisne, no para las mismas cosas, ciertamente. Pues a uno lo criaba por su canto y al otro para la mesa. Cuando era necesario que la oca sufriera por las cosas para las que era criada, era de noche y el momento no permitió distinguir a cada uno. El cisne fue cogido en lugar de la oca y cantó una canción preludio de la muerte. Y con el canto reveló su naturaleza y evitó la muerte.
38. El Gusano y la Zorra
El gusano, escondiéndose en el barro, salió a tierra y decía a todos los animales: «Soy un médico conocedor de los fármacos, tal cual es el médico de los dioses Peón». Una zorra le dijo: «¿Y cómo, curando a otros, no te curaste a ti mismo estando débil?».
39. La Cola y el Cuerpo de la Serpiente
La cola de una serpiente se rebeló contra la cabeza, estimando justo ir delante alguna vez y no seguir a aquella continuamente. Habiendo cogido el primer puesto, avanza mal con insensatez y desgarra la cabeza, siendo obligada a seguir contra la naturaleza a unos miembros ciegos y sordos.
40. El Hombre Mordido por un Perro
Alguien, habiendo sido mordido por un perro, iba de un lado a otro buscando quien lo curara. Habiendo dicho alguien que lo que debía hacer era untar la sangre con pan y echárselo al perro que lo había mordido, el hombre respondió: «Pero si hiciera eso, será obligatorio que me muerdan todos los perros de la ciudad».
41. La Hormiga y la Cigarra
En la estación de invierno, estando mojados los alimentos, las hormigas los secaban. Una cigarra, hambrienta, les pedía comida. Pero las hormigas le dijeron: «¿Por qué durante el verano no reunías alimento?». Y ella dijo: «No tenía tiempo libre, sino que cantaba melodiosamente». Y ellas, riéndose, dijeron: «Pues bien, si en las estaciones de verano cantabas, baila en invierno».
42. Los Ladrones y el Gallo
Unos ladrones entraron en una casa y no encontraron ninguna otra cosa sino un gallo. Habiendo cogido a este, se alejaron. Él, estando a punto de ser sacrificado por ellos, suplicaba que lo liberaran, diciendo que él mismo era útil para los hombres, despertándolos por la noche para sus trabajos. Y ellos dijeron: «Pues bien, también por esto a ti más te sacrificamos; pues despertando a aquellos no nos dejas robar».
43. El Grajo y la Zorra
Un grajo, hambriento, se posó sobre una higuera. Habiendo descubierto que los higos todavía no estaban maduros, esperó hasta que maduraran. Pero una zorra, habiéndolo visto echando raíces y habiendo aprendido la causa por él mismo, dijo: «Estás equivocado, ¡oh, grajo!, fiándote de la esperanza, la cual sabe engañar pero en ningún modo alimentar».
44. La Perra que Llevaba Carne
Una perra, teniendo un trozo de carne, cruzaba un río. Habiendo visto su propia sombra en el agua, sospechó que había otra perra que tenía un trozo de carne más grande. Por eso, soltó el propio y se dispuso a quitar el de aquella. Pero le sucedió que se quedó privada de ambos, no consiguiendo uno, porque nada existía, y el otro porque fue arrastrado por el río.
45. El Toro y las Cabras Monteses
Un toro, siendo perseguido por un león, huyó hacia una cueva, en la que estaban unas cabras. Siendo golpeado y corneado por estas, dijo: «No aguanto porque os tema, sino al que está delante de la entrada de la cueva».
46. La Tortuga y la Liebre
Una tortuga y una liebre debatían sobre la rapidez. Habiendo establecido un día fijado, se retiraron del lugar. La liebre, despreocupada por su velocidad natural, se detuvo junto al camino y se durmió. Y la tortuga, teniendo conciencia de su lentitud, no dejó de correr y así, habiendo adelantado a la liebre que dormía, alcanzó el premio de la victoria.
47. La Tortuga y el Águila
Una tortuga, habiendo visto un águila volando, quiso también ella misma volar. Se acercó y la llamó para que le enseñara por el pago que quisiera. Y diciendo ella que era imposible, y todavía insistiendo y pidiéndolo, el águila la elevó y, colocándola en las alturas, la precipitó contra una piedra, donde, habiéndose golpeado, reventó y murió.
48. El Cervatillo y el Ciervo
Un cervatillo le dijo a un ciervo: «Padre, tú has nacido más grande y más rápido que los perros, y llevas cuernos como defensa contra estos. ¿Por qué entonces temes tanto a estos?». Y aquel, sonriendo, dijo: «Esto que dices es verdad, hijo, pero sé una cosa: que cuando oigo el ladrido de un perro, al momento, no sé cómo, me lanzo a la fuga».
49. El Cuervo que Estaba Enfermo
Un cuervo, estando enfermo, dijo a su madre: «Madre, suplica al dios y no llores». Y ella respondió: «¿Cuál de los dioses, hijo, tendrá piedad de ti? Pues ¿la carne de quién no fue robada por ti?».