Renacimiento: pensamiento político y Maquiavelo

1. El Renacimiento

Es el movimiento que hace puente entre la Edad Media y la Edad Moderna . Se inicia en Italia y ocupa los siglos XV y XVI. Constituye una revolución profunda, que podemos caracterizar por tres cosas:
– Se dice que la Edad Media ha sido una larga noche de mil años, una etapa de barbarie y oscuridad.
-La crítica a la cultura medieval se hace desde una idealización de la cultura clásica. Lo que ha ocurrido es que los medievales han corrompido todos los logros a los que habían llegado los griegos. La meta de los renacentistas es volver a los orígenes, hacer renacer la cultura clásica que había muerto en la Edad Media.
-El Renacimiento, se caracteriza por una gran variedad de corrientes de pensamiento y orientaciones en todas las dimensiones de la cultura. Todas ellas participan en un espíritu humanista. Su influencia fue tan enorme porque eran profesores de humanidades o lo que es lo mismo profesores de latín. Al enseñar transmitieron una serie de valores, que son los siguientes: ·Antropocentrismo: El hombre se valora a si mismo y por si mismo, y no solo como criatura. Se valora como un ser creativo, libre, ilimitado y versátil. El antropocentrismo humanista es individualista. ·Rechazo del criterio de autoridad: Las opiniones se contrastan con la experiencia o la razón, no con la autoridad tradicional. ·Naturalismo: El hombre es también cuerpo; el placer es bueno; la naturaleza es la patria del hombre; la riqueza es algo deseable y legitimo.

2.- El pensamiento político renacentista

De las tres grandes corrientes de pensamiento político del Renacimiento, la más original es la que elabora Maquiavelo y es también la más acorde con el espíritu renacentista y moderno. Las tres corrientes son:El pensamiento utópico. El pensador inglés Tomás Moro (1480-1535), publicó su Utopía en 1515, mientras Maquiavelo escribía El Príncipe. En ella, narraba lo que un viajero, que acompañaba a Americo Vespuccio camino de las Indias, había visto en una isla desconocida llamada, precisamente, Utopía. Era una sociedad perfecta, en la que no había pobreza, ni propiedad privada, y sus habitantes vivían felices, cultivando los campos, empleando su ocio en el cultivo de las ciencias, y practicando la tolerancia religiosa.

Lo típico del pensamiento utópico, que encuentra su precedente clásico en la República de Platón, es que expresa un ideal tan elevado que no se da ni puede darse en ninguna parte, de ahí precisamente el nombre ou topos (no – lugar). Sin embargo, la utopía sirve para criticar las condiciones de explotación y miseria en la que vive gran parte de la población. En el tiempo de Tomás Moro, la aristocracia terrateniente cambió el cultivo de los campos por la ganadería, dedicando la tierra a los pastos que no requerían mano de obra. Eso llevó a los campesinos a una pobreza y miseria extremas que les empujaba a una situación de semiesclavitud. La utopía se convierte, por tanto, en una referencia desde la que juzgar la situación presente y en la meta a la que debe orientarse la acción política. Presupone, por tanto, que el orden político y económico debe estar subordinado al orden moral. La política debe ser justa, debe encamar o realizar unos valores morales.El iusnaturalismo. La corriente del derecho natural renacentista y moderna trata de dar una fundamentación racional y no teológica (criterio de autoridad) del estado, o del hecho de que haya unas personas (los gobernados) que tengan que obedecer a otras (los gobernantes). Comparte con el pensamiento utópico la idea de que la política debe estar subordinada a la moral. El iniciador de este movimiento fue Jean Bodin (1530-1596), del que destaca la defensa de la tolerancia religiosa, y le siguió Hugo Grocio (1583-1645), en el que aparece la idea del contrato entre gobernantes y gobernados como origen y fundamento del estado. Maquiavelo es el creador de la corriente que se llama realismo político, y sus características esenciales un enfoque realista de la política y la afirmación de que la política es una esfera autónoma de la conducta humana con sus propios valores y fines.

3.- Maquiavelo

Nicolás Maquiavelo (1469-1527) nació, vivió y murió en la Florencia. Su vida como funcionario cualificado y diplomático conoció sus mejores momentos con la república; a la vuelta de los Médicis fue apartado de sus cargos. Sin embargo, esta caída en desgracia le dejó tiempo para reflexionar y escribir sus dos obras más importantes: El príncipe y los Discursos sobre la década de Tito Livio.
Maquiavelo es uno de los pensadores políticos más importantes y originales de todos los tiempos, al haber formulado abiertamente la idea de que la política es una esfera autónoma del comportamiento humano que no debe subordinarse a ninguna otra.
Su pensamiento cobra sentido si se tiene en cuenta el contexto político italiano en el que Maquiavelo vive. Maquiavelo se sentía un patriota, al que le dolía el estado de decadencia política y moral de Italia. La península italiana se encontraba disgregada políticamente y partida en dos por los estados pontificios. Esta fragmentación propiciaba los desórdenes internos y que los invasores extranjeros se disputasen sus territorios. Maquiavelo soñaba con que Italia se convirtiese en un estado fuerte y poderoso como en la época lo eran España, Inglaterra o Francia. Las reflexiones políticas de Maquiavelo quieren ser un instrumento para conseguir esa meta.

3.1.- El realismo político.

Por realismo político se entiende el enfoque que da Maquiavelo a su investigación sobre la política. Ese enfoque tiene dos elementos:

El primero es la finalidad: El segundo, el método Pesimismo antropológico: la naturaleza humana es esencialmente .egoísta; caracterizada por su inclinación a la codicia v a la violencia. Las dos aspiraciones más universales del hombre son la conservación de la vida y de sus propiedades. Los individuos no son autosuficientes para satisfacerlas, porque no tienen” capacidad para protegerse de la codicia y de la violencia de los demás.

3.2.- La autonomía de la política

El realismo de Maquiavelo incluye la afirmación de la autonomía de la política. La política tiene su propio fin: el ejercicio eficiente del poder, es decir la capacidad de alcanzar,. Un estado fuerte y bien ordenado es el puede perdurar y,  garantizar de manera estable la seguridad, la vida y la prosperidad de los ciudadanos. Este es el fin último de la política
La política se convierte en una técnica, que sigue reglas como cualquier otro arte. En la política ocurre: los medios para conseguir un fin político, han de escogerse con criterios técnicos y no morales. Maquiavelo defiende que la política sea amoral, es decir, independiente de las normas y valores morales. Si se supedita la política a la moral, se la condena al fracaso. La moral ata las manos del político para tomar las medidas que técnicamente requiere el buen gobierno. El enfoque realista de Maquiavelo nos sitúa ante un dilema que parece irresoluble en la práctica: si el político se atiene a los principios y normas morales, está condenado a la ineficacia; y si el político se atiene a conseguir el éxito en sus tareas de gobierno, está condenado a tener que emplear medios inmorales.
Por tanto, Maquiavelo defiende que, llegado el caso, el gobernante puede y debe saltarse la moral. Esto sólo es aconsejable en los casos estrictamente necesarios. Es decir, la virtud específicamente, la que dota a un gobernante de excelencia como tal. Es una combinación de fuerza y consenso, es decir, de .capacidad para hacerse obedecer, pero a la vez de gozar del apoyo de la población. Un príncipe carecería de virtud política si por usar continuamente medios inmorales pierde el apoyo de su pueblo. Por tanto, el uso de medios inmorales debe ser prudentemente administrado teniendo en cuenta las consecuencias.
Por tanto, a la hora de juzgar la acción de un político hay que atenerse a los resultados de su acción y no a las intenciones que la inspiraron. Por lo que la frase el fin justifica los medios (que nunca escribió), hay que transformarla en esta otra: el resultado justifica los medios. Si el resultado de una acción política redunda en seguridad y prosperidad del estado, los medios empleados fueron los correctos.En esto radica la gran originalidad de Maquiavelo, que se opone a toda la línea de pensamiento político anterior. En la antigüedad  lo que daba legitimidad al gobernante, o de otro modo, lo que obligaba a los gobernados a obedecerle, era que con su acción de gobierno pretendía realizar determinados ideales morales. El uso de la fuerza, que es la esencia misma de la política, sólo se justificaba como último recurso si servía para mantener o alcanzar un orden moral. Sin la moral, el gobernante se convertía en tirano y en la edad media, Juan de Salisbury había defendido en el siglo XII el tiranicidio, y Santo Tomás había afirmado que era pecado mortal obedecer al gobernante que no respetase la ley natural. Para Maquiavelo, el fin de la política es político, no moral o religioso: construir un estado fuerte y bien ordenado para que se conserve y perdure. Por eso, el buen político es que elige salvar el estado a salvar su alma. No hay mayor patriotismo que estar dispuesto a condenarse eternamente por servir eficazmente al estado.