Contexto Histórico del Siglo XIX
A lo largo del siglo XIX, la Revolución Industrial, iniciada en Inglaterra el siglo anterior, se extendió y consolidó por toda Europa, junto con la implantación del sistema económico capitalista. Como consecuencia del aumento demográfico y de la masiva emigración del campo a la ciudad, surgieron auténticos ‘guetos’ alrededor de las fábricas textiles, siderúrgicas y de carbón, extendiéndose enormes aglomeraciones urbanas marcadas por la miseria, la extrema pobreza y la explotación. En este contexto, los trabajadores carecían por completo de derechos frente a un sistema de producción que no dudaba en poner todo el aparato del Estado al servicio de los intereses de la burguesía económica. Este periodo estuvo marcado por una sucesión de revoluciones. La Europa del siglo XIX se caracterizó por un ingente número de conflictos, levantamientos y guerras, originados en la lucha entre las burguesías nacionales, que defendían sus intereses y privilegios económicos y sociales, y los trabajadores de los nuevos centros industriales, quienes pugnaban por el reconocimiento jurídico y político de sus derechos laborales, económicos y sociales.
Contexto Cultural del Siglo XIX
En el ámbito científico, cabe destacar la importancia de la polémica sobre el evolucionismo, suscitada por las teorías de Cuvier, Lamarck y Darwin. Los descubrimientos científicos tuvieron aplicaciones prácticas en la vida diaria, como la invención del primer motor eléctrico, el telégrafo, el teléfono, la lámpara eléctrica y el ferrocarril, entre muchos otros. El movimiento cultural más importante del siglo XIX fue el Romanticismo, ideológicamente marcado por un sistema de valores medievales y por desarrollar una visión idealista y subjetiva de la realidad. Posteriormente, evolucionó hacia posiciones más avanzadas, defendiendo ideas con una fuerte intencionalidad política y social progresista, hasta el punto de que temas como la libertad, la miseria social y el retorno a la naturaleza fueron los más tratados por sus autores.
Contexto Filosófico y el Pensamiento de Marx
En paralelo con el desarrollo del pensamiento marxista, transcurrió otra corriente filosófica denominada Positivismo, cuyo principal eje de reflexión era concebir la realidad desde el punto de vista de los hechos y las cosas, entendidas como hechos y fenómenos científicos, es decir, ‘hechos positivos’. Un Positivismo que creía en el progreso y predicaba una fe inquebrantable en la ciencia y sus métodos. Su principal representante fue Auguste Comte. Filosóficamente, Marx se formó en el seno de la izquierda hegeliana. Aunque Marx no fue alumno directo de Hegel, su pensamiento dominaba las universidades alemanas durante el periodo en que Marx estudió filosofía. Otro elemento filosófico determinante en el pensamiento de Marx fue su estudio de la economía política inglesa (Adam Smith y David Ricardo).
A mediados del siglo XIX, surgió en Francia e Inglaterra una generación de pensadores que reaccionaron ante la absoluta carencia de derechos de la clase obrera. Estos pensadores defendieron la necesidad de implementar reformas sociales que remediaran tan injusta situación. Mediante asociaciones de trabajadores, constituyeron cajas de beneficencia y solidaridad obrera, cooperativas y comunas, y elaboraron propuestas de mejora en la producción y distribución de la riqueza. En muchos de estos pensadores subyacía un pensamiento de honda inspiración cristiana. A pesar de su buena voluntad, fueron considerados utópicos incluso por el propio Marx. La obra Contribución a la crítica de la Economía Política fue escrita por Marx en su etapa de madurez. En ella, recogió sus primeros estudios económicos sobre la esencia del sistema capitalista de mercado. En esta obra, desarrolló dos de los tres apartados que pensaba abordar: la mercancía y el dinero.
El Trabajo Enajenado como Causa de la Propiedad Privada
La existencia de la propiedad privada determina tanto la posibilidad de poseer algo como la de no poseer. El individuo que posee algo, posee con ello un capital, mientras que el que no posee nada solo dispone de su capacidad o fuerza de trabajo. La propiedad privada encierra una contradicción que la hará desaparecer. Por una parte, es producida por el trabajo; por otra, es capital. En ambos casos, se produce una contradicción entre trabajo y capital, que culminará con la desaparición del segundo. Los socialistas utópicos trataron de superar la propiedad privada. Proudhon se centró en el capital, mientras que Fourier y Saint-Simon lo hicieron en el trabajo. El trabajo enajenado separa al individuo de su propia esencia y convierte su vida en algo ajeno a su ser como género humano. En otras palabras, lo separa de otros individuos. Así pues, la propiedad privada es el resultado de la enajenación del trabajo.
El Comunismo como Forma de Superar el Régimen de la Propiedad Privada
La emancipación humana conduce al comunismo como herramienta para la supresión de la propiedad privada.
El Comunismo Primitivo
La forma de apropiación se reduce a una posesión física y de carácter colectivo. La relación del individuo con las cosas sigue siendo de posesión, y es ese afán de posesión lo que genera la envidia y la codicia. El comunismo primitivo no elimina la propiedad privada, sino que la generaliza. Se tiende a despreciar todo aquello que no puede ser colectivo, como es el caso de la inteligencia, la fuerza o la destreza. La afirmación de Marx, en cuanto a declarar a la mujer ‘propiedad colectiva’, hace que la comunidad entre en relación con la prostitución. Algunos expertos sugieren que, con este tipo de comunismo, Marx se refería a doctrinas sostenidas por seguidores de Babeuf, liderados por Filippo Buonarroti, y por socialistas ‘secretos’ como los ‘trabajadores igualitarios’ y los ‘humanistas’.
El Comunismo como Superación Fallida de la Enajenación
La enajenación parece superada gracias a la instauración de un estado democrático. Mientras exista la propiedad privada, el individuo se relacionará con los demás buscando obtener un beneficio. Tal ocurre con la aparición del dinero, que permite conservar ese beneficio y convierte toda relación humana en una relación mercantil.
El Comunismo como Recuperación del Ser
Marx encuentra una solución tanto al problema de la relación individuo-naturaleza como al de la relación individuo-individuo. La primera afirma que cuando el individuo transforma la naturaleza en alimento, casas, etc. (necesidades materiales que aseguran la vida humana), dicha naturaleza es humanizada. En cuanto a la segunda, la relación individuo-individuo, Marx señala que, en su trabajo con la naturaleza, el individuo se asocia en cooperación con otros individuos. En dicha relación, el individuo se reconoce a sí mismo como un ser social. Desde nuestro punto de vista, el autor escribe una obra de pensamiento hegeliano. La historia es contemplada aquí como un proceso que, con la abolición de la propiedad privada, genera un salto cualitativo en su progreso. Para superar la propiedad privada, no basta solo con negarla teóricamente, sino también con transformarla empíricamente. Marx afirma que la propiedad privada es el resultado del trabajo enajenado; es la propia alienación de este trabajo la que impide la actividad libre. Marx llega a definir al individuo como un ser esencialmente social, perteneciente a una clase social.
Religión, familia, Estado, derecho, moral, ciencia, arte, etc., son instancias que quedan dentro de una esfera que las engloba a todas: la esfera de la economía, el sistema de producción que tiene por base el trabajo alienado y su consecuencia natural, la propiedad privada. Marx se centra ahora en dos formas de alienación: la alienación religiosa y la alienación económica. La primera se sitúa en lo que más tarde llamará superestructura; y la segunda, en la infraestructura, en la base económica de la sociedad. La superación de la alienación ideológica se inicia en países atrasados. La superación de la alienación económica se inicia en un país como Francia, más desarrollado. Surge el individuo como auténtico ser social, es decir, como ser para sí y para los demás. El individuo como género, es decir, el que actúa no como individuo aislado sino como miembro del género humano, hace de su trabajo una auténtica vida social. Cuando Marx habla de naturalismo, quiere expresar la afirmación de lo natural que habita en el individuo; cuando habla de humanismo en la naturaleza, quiere con ello expresar la naturaleza transformada por la acción del individuo. Toda actividad humana es social.
Las actividades sociales no son solo aquellas que realiza la comunidad en general, sino también las que realizamos los individuos particularmente. La sociedad no existe como algo separado del individuo, sino íntimamente relacionada con él. Las acciones individuales son también sociales. El individuo es la forma particular en que el género se concreta. En conclusión, esto impide: 1) que la sociedad pueda ser concebida en abstracto, es decir, al margen de los individuos que la constituyen; y 2) que los individuos puedan ser concebidos en abstracto, es decir, al margen de la sociedad a la que pertenecen. La interrelación individuo-sociedad se da también en el plano de la conciencia, que no es individual sino genérica. También existe una relación dialéctica entre ser y pensar. Sin el ser no se da el pensar, pero sin el pensar tampoco se da el ser. El género humano necesita del individuo. Aunque el individuo es mortal, el género lo necesita para expresarse.
El Comunismo como Emancipación y Apropiación de la Esencia Genérica
El concepto de propiedad privada expresa la apropiación del objeto físico que deshumaniza. Superar la propiedad privada supone una modificación de la forma de apropiación, devolviéndole su carácter humano y, por tanto, abierto a todos los sentidos y cualidades humanas. La superación de la propiedad privada es entendida como la plena emancipación de todos nuestros sentidos y cualidades.