La Moralidad en Kant: Postulados, Deber y el Progreso de la Razón Ilustrada

La Crítica de la Razón Práctica de Kant: Fundamentos de la Moralidad

La segunda cuestión fundamental que Immanuel Kant formula en su proyecto de filosofía crítica es: ¿Qué debo hacer? Esta pregunta busca establecer y justificar los principios de la acción moral y las condiciones de la libertad. Para abordar las cuestiones de la moral es necesaria la participación de la razón, específicamente, de la razón práctica. Esto no implica hablar de un tipo de razón distinta, sino de la razón en su función práctica, actuando como las dos caras de la misma moneda (razón teórica y razón práctica).

Características de la Ética Kantiana: La Revolución Formal

A diferencia de las éticas anteriores (éticas materiales), la ética kantiana se presenta como una revolución en la interpretación de la moral, marcando un antes y un después. Para comprender su alcance, examinemos las características que definen la ética de Kant en comparación con las éticas precedentes:

Comparativa: Éticas Materiales vs. Ética Formal Kantiana

Éticas Materiales (Anteriores a Kant)
  • Finalistas: Proponen fines (como la felicidad) y establecen medios para alcanzarlos.
  • Hipotéticas: Formulan sus mandatos a modo de condiciones: «Si haces X, entonces consigues Y».
  • Heterónomas: Surgen como resultado de elementos ajenos a la propia razón (experiencia, autoridad externa).
  • Materiales: Están cargadas de contenido preciso y concreto que informa sobre el camino a seguir.
Ética Kantiana (Ética Formal)
  • No Finalista: La ética kantiana no propone fines específicos en la realización de la acción moral.
  • Categórica: Los principios morales se formulan sin ningún tipo de condición; son aceptados por cualquier persona en el uso de su razón.
  • Autónoma: Es resultado de la propia razón y del uso que el individuo realiza de ella.
  • Formal: Es una ética vacía de contenido específico, no propone reglas ni principios concretos a seguir, sino la forma en que debe actuar la voluntad.

En el fondo, Kant pretende conseguir una ética que sea válida para todos los hombres, que a través del uso de la razón puedan aceptar, por eso la ética kantiana tiene unas pretensiones de universalidad.

El Deber: La Acción por Respeto a la Ley Moral

Uno de los conceptos esenciales de la filosofía práctica de Kant es el concepto de deber. Para Kant, el deber es la realización de una acción por respeto a la ley. Esto implica que Kant no solo busca que cumplamos las leyes (legales y morales), sino que le interesa determinar las intenciones de nuestra acción.

Por esta razón, no basta con cumplir la ley; la realización de una acción debe responder al dictamen de la propia ley moral, sin esperar beneficios o perjuicios como consecuencias. Por ejemplo, cuando un individuo paga impuestos (a Hacienda) solo para evitar ser multado, Kant considera que esta acción es moralmente incorrecta, ya que no obedece al cumplimiento de la acción por respeto a la ley misma, sino que busca evitar una consecuencia desagradable (actuar conforme al deber, pero no por deber).

El Imperativo Categórico: Mandatos Universales de la Razón

Además del concepto de deber, Kant formula a lo largo de su obra los denominados imperativos categóricos. Estos son mandatos universales que cualquier persona en el uso de su razón aceptaría. Entre las diversas formulaciones de estos imperativos, podemos citar las siguientes:

  1. Fórmula de la Ley Universal: «Obra de tal manera que la máxima de tu acción pueda convertirse en ley universal.» (Es decir, que cualquier persona en tu lugar hubiera realizado la misma acción).
  2. Fórmula de la Humanidad: «Obra de tal manera que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio.»
  3. Fórmula del Reino de los Fines: «Obra de tal manera que logres el soberano bien para el mundo.»

Los Postulados de la Razón Práctica: Libertad, Inmortalidad y Dios

En la Crítica de la Razón Pura, Kant había establecido que el alma y Dios no son fenómenos dados en la experiencia y, por lo tanto, no son asequibles al conocimiento científico. Sin embargo, la libertad, la inmortalidad del alma y Dios aparecen como postulados de la razón práctica.

El término postulado debe entenderse en sentido estricto: son verdades que no son demostrables, pero que son supuestas necesariamente como condición de la moral misma. La exigencia moral de obrar por respeto al deber supone la posibilidad de obrar libremente, venciendo las inclinaciones contrarias a la razón.

Definición de los Postulados

  • La Libertad: Si no existe la libertad, no hay posibilidad para la moral. La libertad es la condición indispensable para que la razón autónoma pueda actuar.
  • La Inmortalidad del Alma: Para alcanzar la perfección (la virtud), se requiere una perspectiva de inmortalidad. La virtud plena es una tarea que debe requerir un progreso infinito, lo cual solo es posible si el alma es inmortal.
  • Dios: Es el modelo, el máximo ideal para la naturaleza humana. En Dios se logra la perfección de la acción moral, donde se unen virtud y felicidad.

El Progreso Histórico y Moral en la Filosofía Kantiana

Kant entiende la categoría de progreso fundamentalmente en dos dimensiones:

  • Progreso científico-técnico y su derivación económica.
  • Progreso social de las relaciones que mantienen los hombres entre sí.

El progreso en ambos ámbitos supone para el hombre una conquista creciente sobre dos aspectos que le resultan hostiles: la naturaleza externa y su propia naturaleza interna. La dimensión social del hombre se desarrolla, a su vez, en dos esferas: la legalidad y la moralidad.

Progreso en la Legalidad: La Dinámica del Conflicto

La legalidad se entiende como la adecuación de la conducta externa a la ley. Kant sostiene que la Historia obedece a un fin desplegado por la Naturaleza: el establecimiento de una totalidad legal, es decir, una constitución interior y exterior común perfecta. El motor que la Naturaleza dispone para conseguir este fin es la discordia, lo que Kant denomina la insociable sociabilidad humana.

Progreso de la Moralidad: La Dinámica de la Ilustración

La moralidad se fija en el motivo (la intención) que subyace a la acción externa. Solo una acción será moralmente buena si el motivo que impulsa al cumplimiento de la ley es el sentido del deber, es decir, la obediencia desinteresada a la ley moral.

La Razón Ilustrada y el Uso Público de la Razón

El progreso de la razón ilustrada —el único progreso que conducirá a la mayoría de edad del hombre— solo estará garantizado si se dan las condiciones de libertad de pensamiento y expresión suficientes para que la razón avance. La razón ilustrada, según Kant, es una racionalidad crítica de carácter social, cuyo ámbito de ejercicio se encuentra en la posibilidad de pensamiento y en la discusión pública y libre de ideas.

En conclusión, la razón es una razón compartida (razón social); la verdad se descubre y se construye en el diálogo libre y crítico. La Ilustración solo será alcanzada mediante el libre uso público de la razón. Aquello que configurará la sociedad como un todo moral no será la revolución, sino el lento progreso de la Ilustración.

Interrelación entre Legalidad y Moralidad en la Historia

El desarrollo de la legalidad y la moralidad encierra una aparente contradicción:

  • Por un lado, el motor del progreso de la legalidad es la insociable sociabilidad humana, fundada en el interés egoísta y particular, que permite el avance de la historia.
  • Por otro lado, el progreso moral exige la observancia de la ley moral, que anula el interés egoísta y plantea la máxima en términos universales.

Kant intenta solucionar esta contradicción de la siguiente manera:

  1. Relación Temporal: El progreso legal crea las condiciones del progreso moral, permitiendo que el hombre sea el motor de su historia con conciencia y libertad.
  2. Relación Profunda: Kant piensa que no es posible llegar a la constitución de una perfecta legalidad si esta no está apoyada en la moralidad de los individuos que componen la sociedad. Al fin y al cabo, Kant mantiene la convicción de que la sociedad humana es moralizable.