Introducción al Poder y la Sociedad
El Origen de los Grupos Sociales y la Especialización
Los seres humanos, ya sea por naturaleza o por convención, nos juntamos en grupos sociales. Estas agrupaciones tienen como objetivo fundamental dar a los individuos soluciones a problemas básicos como la seguridad, la provisión de alimentos, etc.
La evolución de estos grupos se ve íntimamente unida a los problemas que tienen que enfrentar. La necesidad de solucionar cuestiones complejas hizo que estas comunidades se uniesen en colectivos más amplios y con un nivel creciente de complejidad. El hecho de que nos agrupemos en sociedades más complejas hace que sus miembros se especialicen en ciertas tareas. Esta especialización tiene como finalidad hacer la vida más fácil a las personas que componen el núcleo social.
Definición de Poder y Poder Político
A raíz de ello, encontramos que en todas las sociedades humanas hay algunos individuos que, con la intención de organizar las tareas, desempeñan la misión de dirigir las acciones de los miembros del grupo. También toman decisiones que afectan a todo el grupo e incluso ejercen cierto dominio sobre los demás integrantes, obligándolos a obedecer sus directrices y seguir sus indicaciones. A esta capacidad que poseen ciertos sujetos o instituciones es lo que denominamos como poder, en el sentido social del término. Sin embargo, hay ciertas diferencias esenciales que hacen que no todo ejercicio del poder pueda ser denominado poder político.
Aunque no es la única definición ni la más sencilla de establecer, denominaremos poder político a esa capacidad legítima que posee un individuo o grupo de individuos para ejercer dominio sobre los demás por medio de la fuerza rectora y la fuerza coactiva a cambio de un valor social o personal añadido.
Entendemos como fuerza rectora la capacidad de gobernar, promulgar leyes, etc., y como fuerza coactiva la imposición del cumplimiento de una ley o norma mediante la amenaza o la fuerza.
Poder, Dominación y Formas de Organización Política
Relaciones de Dominio y Poder Político
Uno de los usos más habituales del término poder hace referencia a la capacidad que pueda poseer un individuo o grupo de individuos para imponer su voluntad sobre otros. A esta relación en la que unos sujetos están sometidos a otros se la denomina habitualmente relaciones de dominio.
Para una larga tradición de la filosofía política, que tiene su origen en la Grecia clásica, toda forma de poder político implica la dominación de unos individuos sobre otros. Si miramos atrás en la historia, podremos comprobar que el poder político y el dominio de unos hombres sobre otros aparecen como conceptos fuertemente asociados.
Clasificaciones de Aristóteles
El filósofo griego Aristóteles clasificó las diferentes formas de organización política según quiénes fueran los individuos que ejercen el poder:
- La monarquía y la tiranía son el dominio de uno sobre muchos.
- La oligarquía y la aristocracia son el dominio de unos pocos sobre muchos.
- La demagogia y la democracia son el dominio de muchos sobre muchos.
La Visión de Max Weber sobre el Estado y el Poder
Poder y dominio están unidos de forma indisociable. El pensador alemán Max Weber define el Estado (como forma moderna de agrupación social) como la entidad que posee el monopolio del uso legítimo de la fuerza. Considera que el poder político es un mecanismo de dominación.
El Dominio de la Ley vs. la Dominación por la Fuerza
No todas las formas de organización política pueden definirse dentro del esquema de dominio de unos hombres sobre otros. Estos estados acabaron por imponer el dominio a los hombres bajo la forma de las leyes. Sin embargo, nada tiene que ver la obediencia a una ley que los propios sujetos aceptan con las relaciones de dominio-dominación apoyadas en el uso de la fuerza. Bajo la perspectiva del dominio de la ley, el poder político se corresponde con la capacidad que los individuos poseen al actuar de forma coordinada para aceptar las leyes que les rigen, así como para designar a los miembros que deben velar por el cumplimiento de las mismas. Esta representatividad otorga autoridad a quien está en el poder. Y esta autoridad permite la utilización de la fuerza y el poder coactivo del Estado.
Poder, Fuerza, Violencia y Legitimidad
Distinción entre Poder, Fuerza y Violencia
La fuerza o la coacción son, pues, herramientas que el poder utiliza. Es verdad que, sin el miedo a una denuncia, a la policía o a la cárcel, muchos individuos no respetarían las leyes emanadas del poder político. Ahora bien, esta tesis nos obliga a realizar una distinción entre poder y fuerza o, lo que es lo mismo, entre poder y violencia.
El poder descansa siempre en el número de individuos que entregan el derecho a que otros lo ejerzan. Por ejemplo, la soberanía en España descansa en el pueblo, pero entregamos dicho poder soberano a los miembros electos en las urnas. La violencia se apoya en los instrumentos utilizados a la hora de aplicarla. No puede hablarse de violencia si no existen mecanismos para ejercerla: armas, ejército… Sin embargo, cuando un gobierno pierde capacidad para que sus órdenes sean obedecidas, el uso de la fuerza deja de tener utilidad. Esto propicia las revoluciones que normalmente acaban con cambios drásticos en las estructuras del poder.
Principios Derivados de las Revoluciones
De las revoluciones se desprenden dos principios básicos:
- Ninguna forma de gobierno puede hacer depender su poder del ejercicio de la violencia, sino del reconocimiento de los individuos que componen el Estado.
- Cualquier uso de la fuerza llevado a cabo por el poder político debe perseguir, para evitar males mayores y el abuso de la misma, la defensa de las leyes, la libertad y la seguridad de los ciudadanos.
La Esencia de la Legitimidad Política
La legitimidad es el reconocimiento y la aceptación de que el poder político puede actuar en nombre de la comunidad.
Para que el poder sea aceptado, debe ir acompañado de un bien o de un valor. Este valor tiene que presentarse como un bien común, algo que beneficie a los miembros de la comunidad y así obtener la legitimidad.
Fuentes y Cualidades de la Legitimidad del Poder Político
Reconocimiento Social y Cualidades del Gobernante
Los mecanismos de violencia del Estado no son suficientes para garantizar la obediencia de los miembros que componen la comunidad. Lo que realmente garantiza la obediencia es que esos sujetos que obedecen acepten a la persona o personas que ejercen el poder. Los seres humanos nacemos dentro de unas formas de agrupación social con unas estructuras de poder ya organizadas, por lo que vemos algo normal que alguien tenga que gobernar en las sociedades humanas. Sin embargo, no todos los individuos son aceptados para dirigir los designios de un grupo social. Solo algunos tienen ese reconocimiento social para hacer uso del poder político y son los únicos que gozan de legitimidad.
El individuo que tiene el poder político, desde este punto de vista, posee además el reconocimiento social que le otorga el derecho a gobernar. Este reconocimiento viene marcado por ciertas cualidades que posee:
- Cuando es reconocido como encarnación de una divinidad, como sucedía con el faraón en el Antiguo Egipto.
- Cuando goza de la gracia o el beneplácito de alguna divinidad.
- Cuando el sujeto posee ciertas características, como:
- Capacidad de mando (en sociedades militarizadas, como Pinochet en Chile).
- Capacidad organizativa y amplios conocimientos (en agrupaciones tribales y culturas de transmisión oral).
- Finalmente, cuando la costumbre adjudica a un grupo de individuos particular o clase social la capacidad para gobernar (un ejemplo serían las sociedades de castas o fuertemente jerarquizadas).
La Legitimidad desde la Filosofía Griega Clásica
Por último, la legitimidad del poder político descansa en la identificación de la comunidad con el fin perseguido por los individuos que ostentan el poder. Cuando el poder promueve el bien común, el sentimiento de aceptación, participación y reconocimiento crece. Un claro ejemplo de esta forma de entender la legitimidad lo encontramos en la filosofía griega clásica. Tanto Platón como Aristóteles defendían que la legitimidad del poder político proviene de la utilidad que este posee para conseguir unos fines.
Tipos de Legitimidad según Max Weber
Para Platón, el objetivo primordial del poder político es la felicidad de todos los miembros de la polis. Esta felicidad descansa en la existencia de un poder que actúe y promulgue leyes de forma justa, pero para él, solo pueden ser gobernantes quienes alcancen el mayor grado de sabiduría. Solo los filósofos pueden alcanzar la sabiduría, ya que les permitirá elegir la forma más justa para encaminar la vida de la polis hacia la felicidad. Platón critica a los gobiernos de su época, que considera ilegítimos, ya que no se realiza la justicia. Para Max Weber, quien hace política aspira al poder, ya sea como medio para satisfacer ciertos fines o por el «sentimiento de prestigio» que el poder otorga. En cualquier caso, el poder se define como una forma de dominio.
Weber distingue tres tipos de fundamentación de la legitimidad del poder político:
- Carismática: El heroísmo, cualidades de liderazgo (como en las dictaduras militares).
- Tradicional: La costumbre, la actitud habitual de respetar la tradición (como en los patriarcados).
- Legal-racional: La confianza en la validez de unas leyes elaboradas racionalmente (como en las modernas democracias).
Teorías del Contrato Social: Origen y Justificación del Estado
Concepto y Propósito del Contrato Social
Las teorías del contrato social son el grupo de corrientes de pensamiento que utilizan un hipotético contrato como modelo explicativo del origen y legitimidad tanto del poder político como del Estado. Este contrato social se establece desde un supuesto estado de naturaleza, previo a todo orden social. El contrato se presenta como hipotético, ya que no debemos identificar el estado de naturaleza o el establecimiento del contrato con un momento histórico concreto. Por ello, la función de estas teorías no es narrar cuál es el origen del Estado y del poder, sino la de justificar un tipo concreto de organización política.
Fueron pensadores importantes: Hobbes, Locke y Rousseau. Todos ellos critican las estructuras de legitimación del poder medieval. Todos ellos hablan sobre:
- La afirmación de la autonomía del individuo.
- La crítica a la concepción teocrática del poder, propia de la Edad Media.
- El establecimiento de una serie de derechos dependientes de la actividad racional del ser humano.
Thomas Hobbes: El Leviatán y la Guerra de Todos contra Todos
Thomas Hobbes: Homo homini lupus (El hombre es un lobo para el hombre)
Para Hobbes, el hombre es un lobo para el hombre, ya que en su estado de naturaleza es egoísta, lleva una vida bastante precaria y posee las mismas posibilidades que cualquier otro individuo para vencer en un enfrentamiento. Debido a esta igualdad y continua lucha por los recursos, el ser humano vive en una situación de guerra perpetua de unos contra otros.
La vida humana en estas condiciones se vuelve solitaria, breve y dominada por el miedo y la inseguridad; por ello, debe ser superada. Así es como surge el contrato social: al firmarlo, te sometes a un monarca y así surge la sociedad civil y un Estado representado como un gran Leviatán, el cual proporciona protección proveniente de las leyes y de la fuerza del soberano a cambio de ceder tus derechos. Ten en cuenta que el monarca no tiene la obligación de cumplir las leyes, ya que posee un poder absoluto para usarlo a favor de la comunidad; si no es así, podrás abandonar la sociedad civil.
John Locke: El Contrato Liberal y la Separación de Poderes
John Locke: El contrato liberal
Para Locke, el ser humano en estado de naturaleza es libre y dueño absoluto de su vida y hacienda. Existe además una ley natural que obliga a todo ser humano a respetar la vida, la salud y las propiedades de los demás. La existencia de individuos que atentan contra esta ley obligó a establecer un contrato, dando origen así a la sociedad. En dicho contrato se pactan las condiciones que deben regir la unión entre individuos: la sociedad civil. Todas las personas deben respetar la libertad y las propiedades de los demás. En segundo lugar, se establecen las características y obligaciones del Estado. El poder del Estado no es absoluto; los gobernantes también están obligados a respetar las leyes. Locke defiende una separación de poderes entre el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo. El Poder Legislativo dicta las leyes y el Poder Ejecutivo debe velar por el respeto y la correcta ejecución de las leyes que el Poder Legislativo ha dictado. El pueblo posee además cierto derecho a la revolución cuando los abusos del poder no permitan establecer de otro modo el ordenamiento garantizado por el contrato.
Jean-Jacques Rousseau: La Voluntad General y la Propiedad Privada
Jean-Jacques Rousseau: La voluntad general
Rousseau considera que el ser humano en estado de naturaleza lleva una vida plácida y sencilla. Posee abundantes bienes y convive con los demás individuos en armonía. La unión en sociedades es lo que promueve la propiedad privada, que es el peor de los enemigos de la bondad humana. Esto conlleva el enriquecimiento de unos y el empobrecimiento de otros, y para acabar con esta injusticia y defender el bien común, Rousseau propone el establecimiento de un acuerdo: el contrato social.
El origen del contrato reside en una voluntad general que ama y defiende el interés general de la comunidad por encima de cualquier interés particular. Para Rousseau, la democracia encarna el sistema de gobierno más adecuado para conseguir los objetivos del contrato social.
La Democracia como Sistema Político Actual
Aunque Winston Churchill definiera la democracia como el menos malo de los sistemas políticos, según datos de la CIA, solo diez países del mundo declaran que su forma de gobierno no es democrática. Correcto o no, este dato nos indica que la democracia, hoy por hoy, es el sistema político con más aceptación. La democracia, por otra parte, es el sistema que tenemos actualmente en España.
Principios Fundamentales de la Democracia
Los principios de legitimidad obligan a la sociedad a no tener un tamaño demasiado grande. Por ello, en nuestras sociedades realmente no gobierna la ciudadanía, sino un grupo de políticos asistido por un cuerpo de funcionarios especializados. ¿Cómo podemos aplicar entonces los criterios de legitimación?
Cada gobierno democrático necesita una serie de instituciones para llevar a cabo su cometido; estas tienen una tipología y estructura que justamente van a servir de base para legitimar el sistema democrático. Así, no se legitima el poder, sino la organización y funcionamiento de los mecanismos del poder.
Un sistema democrático debe legitimarse a partir de un principio de igualdad general, que se concreta en unos principios básicos:
Principio de Igual Dignidad
- Todos los individuos tienen que ser reconocidos como iguales sin importar su sexo, raza… Esta igualdad prevalece sobre cualquier otro derecho, con lo que se consigue igualdad de oportunidades, educación…
Principio de Isegoría
- La isegoría es un concepto griego que expresa el derecho de cualquier ciudadano a poder ser escuchado en el ágora. Tener voz en los foros de gobierno y poder participar en la toma de decisiones es fundamental para la legitimidad democrática. Si el poder reside en los ciudadanos, estos deben tener también la posibilidad de actuar políticamente.
Principio de Isonomía
- La isonomía es un concepto griego que expresa la igualdad de todas las personas ante la ley. Como ciudadano y miembro de una comunidad, todo individuo posee una serie de derechos y de obligaciones. El principio de igual dignidad vela por el cumplimiento de estos derechos. Las leyes tienen como función regular y controlar las obligaciones; por ello, su aplicación debe ser universal, para todos los miembros de la comunidad.
Requisitos Institucionales para la Legitimidad Democrática
Los requisitos mínimos que debe poseer un Estado para que su organización sea considerada como democráticamente legítima son los siguientes:
Constitución y Derechos Fundamentales
- Una Constitución presidida por el principio de igualdad. La Constitución debe recoger toda una serie de derechos y deberes fundamentales que respeten siempre este principio.
Cargos Públicos Electos
- Cargos públicos electos. Los ciudadanos eligen y depositan su confianza en un cargo. Con ello, la democracia se vuelve representativa y se da cumplimiento al principio de isegoría. En el caso de España, todos los cargos políticos son votados en las diferentes convocatorias: municipales, autonómicas, al Senado, Congreso, etc.
Elecciones y Consultas Libres y Frecuentes
- Elecciones y consultas libres y frecuentes. Con el fin de dar cumplimiento igualmente al principio de isegoría, debe haber elecciones o consultas a través de las urnas. En nuestro país hay elecciones generales como mínimo cada cuatro años.
División de Poderes
- División de poderes. La isonomía solo es defendible si los órganos legislativo, ejecutivo y judicial actúan de manera autónoma. En España, existe una separación de las cámaras (Congreso y Senado), un Gobierno que ejerce el poder ejecutivo y una independencia del poder judicial.
Libertad de Expresión e Información Veraz
- Libertad de expresión y acceso a una información veraz. El Estado debe garantizar la libertad de expresión de los ciudadanos y los mecanismos oportunos para su consulta. Esto garantiza la igualdad de oportunidades y permite que se cumpla el principio de isegoría.
Transparencia en la Gestión
- Transparencia en la gestión. Los órganos administrativos y de gobierno deben poder ser supervisados en su gestión por todos los representantes de los ciudadanos. Esto da cumplimiento a los tres principios básicos de legitimación, ya que permite:
- Que cualquier voz sea tenida en cuenta en la gestión de la sociedad.
- Que todos los individuos sean iguales ante la posibilidad de controlar sus actividades públicas.
- A través de la supervisión, que se constate que la ley sea cumplida por todos los sujetos sin excepción alguna.
Para ello, existen sesiones del Congreso para debatir el estado de la nación, las leyes, el comportamiento del Gobierno, los presupuestos generales, etc.
Retos Éticos en la Era de la Globalización
Existen en la actualidad muchos problemas relacionados con esa capacidad de acción que mueve y caracteriza al ser humano. Y existen también otros problemas que se entrecruzan e inciden directamente en el campo de la moral y que, por su capacidad de influencia global, están sociológicamente ahí, presentes y visibles.
Este es el motivo por el que conviene que sean analizados dichos problemas. Este será, pues, el objetivo de esta unidad: presentar la ética ante los muchos retos que conlleva el fenómeno de la globalización.
Bioética y Manipulación Genética
Uno de los nuevos viveros lo constituye la biología y sus espectaculares avances en el campo de la genética. Conocida como la bioética, esta disciplina es una rama de la ética que se ocupa y preocupa de los problemas derivados de las nuevas tecnologías y potencialidades de la biología moderna.
El Proyecto Genoma Humano
El Proyecto Genoma Humano es un programa de investigación consistente en determinar la secuencia completa de nucleótidos de los cromosomas de la especie humana, para conocer todos y cada uno de los genes humanos, su localización y función.
Está organizado por el Departamento de Energía y los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. James Watson se opuso e incluso llegó a dimitir en 1992 de su cargo como director del programa, debido a los problemas que ello conllevaba, como la manipulación genética, los productos transgénicos y la clonación.
Manipulación Genética, Transgénicos y Clonación
La manipulación genética consiste en variar los genes de una persona con el fin de mejorar el funcionamiento de las células, en el caso de que dichos genes se consideren la causa de alguna dolencia. Visto desde un punto de vista ético, la manipulación genética no plantea muchos problemas, a diferencia de los productos transgénicos usados en agricultura y ganadería, que podrían acarrear problemas para la salud o el medio ambiente. La clonación consiste en insertar el genoma o código genético de una persona en el interior de una célula reproductiva femenina, el óvulo, tras ser vaciado este previamente de toda su información genética, y con el fin de crear una copia idéntica a dicho adulto. Esta práctica está prohibida.
Problemas Ecológicos y el Imperativo de Responsabilidad
Existen en la actualidad muchos problemas relacionados con esa capacidad de acción que mueve y caracteriza al ser humano. Y existen también otros problemas que se entrecruzan e inciden directamente en el campo de la moral y que, por su capacidad de influencia global, están sociológicamente ahí, presentes y visibles.
Este es el motivo por el que conviene que sean analizados dichos problemas. Este será, pues, el objetivo de esta unidad: presentar la ética ante los muchos retos que conlleva el fenómeno de la globalización.
La Ecología y la Crisis Global
La ecología es la rama que estudia las relaciones de interdependencia entre los seres vivos y su entorno. En la actualidad, esta rama es muy importante dada la situación de crisis ecológica global que vive nuestro planeta. Contaminación, desertización, cambio climático son elementos de esta crisis global. La reflexión ética ha de enfrentarse a estos desafíos proponiendo criterios y principios desde los cuales guiar nuestra conducta.
El Imperativo de Responsabilidad de Hans Jonas
«Que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica sobre la tierra, y que no sean destructivos para la futura posibilidad de una vida humana auténtica».
Este imperativo de responsabilidad de carácter general lo formuló el filósofo Hans Jonas y, según él, debería ser nuestro criterio a la hora de realizar determinadas acciones.
La Globalización y sus Implicaciones
La globalización es un proceso expansionista basado en la libre circulación, por todo el planeta, de personas, bienes, ideas y servicios. Lo cual significa que, aunque es un fenómeno que incluye una visión económica y financiera, la globalización también favorece el desarrollo de la cultura, gracias a la rapidez de las comunicaciones y al flujo de intercambio de ideas y opiniones.