Comparación Filosófica: Kant, Hobbes y Rousseau sobre el Contrato Social y el Estado
En este estudio, abordaremos la teoría del contrato social desde la perspectiva de Immanuel Kant, comparándolo con las ideas de contractualistas clásicos como Thomas Hobbes y Jean-Jacques Rousseau. Los problemas fundamentales a resolver en este hipotético contrato de constitución del Estado son: ¿en qué situación se encontraba el ser humano antes de la existencia del Estado?, ¿cuáles son las condiciones del contrato? y ¿cuál es la finalidad del Estado?
El Estado de Naturaleza: Visiones Contrapuestas
Kant, al igual que Hobbes, parte de una concepción pesimista del ser humano. Hobbes creía que en el estado de naturaleza primaba la ley del más fuerte, donde el egoísmo y la fuerza de todos conducían a un permanente estado de alerta e inseguridad, al peligro de una gran “guerra de todos contra todos”. Kant, por su parte, se refiere a la “insociable sociabilidad”, esa tendencia antagónica en la que se debate el ser humano: el egoísmo natural y la lucha frente a la necesidad de cooperación con el otro. Estas concepciones se separan mucho del optimismo romántico de Rousseau, quien sostenía que los humanos somos buenos por naturaleza y es la sociedad la que nos corrompe.
Las Condiciones del Contrato y el Papel del Soberano
Kant coincide con Hobbes en la necesidad de que exista un poder obligatorio para el cumplimiento de la ley. La diferencia entre ellos radica en el papel del soberano. Hobbes propone que los humanos nos convirtamos en súbditos, cediendo todos nuestros derechos naturales para dotar de poder absoluto al soberano, es decir, sumisión a cambio de seguridad. En cambio, Kant limita el poder del soberano al reconocer a la ciudadanía el derecho a dar su consentimiento en la aprobación de las leyes. Rousseau, por su parte, va más allá al plantear que es el pueblo quien dicta sus propias leyes.
La Configuración del Modelo de Estado y la Soberanía
La configuración del modelo de Estado está sujeta a la idea de soberanía, es decir, en quién recae la titularidad del poder político. Hobbes se la concede al monarca, dueño del Estado, mientras que Kant coincide con Rousseau en que la soberanía reside en la voluntad unida del pueblo, la “voluntad general” que integra la libertad individual. Así, dejamos de ser súbditos para convertirnos en ciudadanos.
Derecho de Ciudadanía y Ejercicio de la Soberanía
- Derecho de Ciudadanía: En relación con el derecho de ciudadanía, Rousseau lo extiende a todos los miembros del Estado. En cambio, Kant restringe este derecho a los hombres con patrimonio (los “ciudadanos activos”), excluyendo a aquellos sin él (los “ciudadanos pasivos”).
- Ejercicio de la Soberanía: En cuanto al ejercicio de la soberanía, Rousseau sostiene que la ejerce el pueblo directamente, sin intermediación, es decir, a través de una democracia directa. En cambio, Kant plantea que la desempeña el pueblo a través de representantes.
La Finalidad del Estado: Seguridad, Libertad y Paz
En cuanto a la finalidad del Estado, Hobbes defiende que su propósito es salvaguardar la vida de los súbditos, pero esto solo es posible desde un “estado fuerte” que tenga un poder ilimitado sobre sus miembros, justificando así la existencia de un estado absoluto. Rousseau, sin embargo, va más allá y plantea que, además, el Estado debe salvaguardar la libertad y la igualdad de todos y procurar el bienestar. Para él, únicamente si el pueblo ejerce el poder político directamente se puede cumplir la “voluntad general”, mediante la cual, según Rousseau, “cada uno, al unirse a todos, no obedezca, sin embargo, más que a sí mismo”. Kant, por su parte, afirma que lo que nos mueve es el deber moral de buscar la paz.
Reflexión Contemporánea: Seguridad, Libertad y Democracia
Hoy día, con la excusa del terrorismo internacional, se están recortando los derechos civiles de los ciudadanos en Occidente. Cada vez se nos controla y espía más; es decir, para aumentar la seguridad, se nos recortan las libertades. Pensemos en los aeropuertos, por ejemplo. Desde el punto de vista de Hobbes, para garantizar la seguridad se requiere el absolutismo, y para Kant, la figura de un Soberano que está por encima de la ley. Si el hombre es un lobo para el hombre y la política internacional se rige por la ley del más fuerte, no hay más solución que recortar libertades para garantizar la seguridad de todos.
Sin embargo, por otro lado, Kant reconoce, junto con Rousseau, que el Estado tiene que reconocer el derecho a la libertad de sus ciudadanos, ya que esta está presente en el estado de naturaleza. Un Estado que en nombre de la seguridad elimina la libertad deja de ser una Constitución Republicana. A este respecto, es preocupante la prohibición kantiana de la desobediencia civil. Tampoco es válida la solución de un imperio para garantizar la paz, pues esto pondría en peligro la libertad y soberanía de las demás naciones. Así que, en nombre de la seguridad, tampoco es admisible una política imperial.
Además, el gobierno representativo es una forma de evitar la guerra. Estoy completamente de acuerdo con esta afirmación, ya que un gobierno representativo es aquel en el que los cargos o roles políticos son cubiertos por personas que han sido elegidas por sus conciudadanos para que los ejerzan en su representación, por medio de procesos de votación. Un estado de guerra llevará, inevitablemente, a una situación de ruina y destrucción tanto económica como de vidas humanas. Este tipo de gobierno favorece el mantenimiento de la paz, ya que los ciudadanos no querrán sufrir sus consecuencias.
La memoria histórica de las grandes guerras, tales como la Primera y Segunda Guerra Mundial, la Guerra Civil Española, Vietnam y los más recientes conflictos como Irak, así como sus terribles consecuencias, hacen que los estados democráticos hagan una profunda reflexión antes de iniciar un proceso bélico. No obstante, esto no es una garantía, ya que, lamentablemente, existen muchos intereses de por medio y, en numerosas ocasiones, son estos estados democráticos los que intervienen para que haya guerra en otros países.
Ahora bien, un gobierno democrático no debe ocultar información ni actuar fraudulentamente con sus ciudadanos. Debe mostrar transparencia en la toma de decisiones, teniendo siempre en cuenta lo que el pueblo desea, sin utilizar propagandas bélicas inadecuadas, malinformando a las masas y creando campañas en su propia conveniencia. Afortunadamente, en la mayoría de las democracias, formar parte del ejército ya es un acto voluntario. Nos queda un atisbo de esperanza al saber que los ciudadanos se están concienciando, cada vez más, sobre la lacra de la guerra y de que esta no produce ningún beneficio a nadie.
Conceptos Clave en la Filosofía Kantiana
La Ilusión Trascendental: Límites del Conocimiento
La Ilusión Trascendental es el error en el que caemos cuando intentamos conocer objetos que están más allá del límite de la experiencia sensible. Es decir, cuando intentamos aplicar las categorías del entendimiento a objetos que no proveen datos sensibles, incurriendo en antinomias, paralogismos o sofismas. Así, la metafísica es imposible que se convierta en ciencia porque sus objetos de estudio (como el alma, el mundo como totalidad o Dios) no tienen datos sensibles que provean de contenido a las categorías del entendimiento.
Sin embargo, según Kant, con el afán de buscar leyes cada vez más generales, tenemos una tendencia natural e inevitable a preguntarnos por esos incondicionados o noúmenos (el alma, el mundo y Dios). Estas ideas se legitiman cuando se hace un uso regulativo de ellas, esto es, cuando se toman como objetivo ideal para perfeccionar nuestro conocimiento.
El Contrato Social: Un Acuerdo Hipotético
El Contrato Social es una expresión que se refiere al acuerdo mediante el cual, hipotéticamente, los individuos deciden salir del estado de naturaleza e instaurar el Estado con el fin de alcanzar la paz y la seguridad. A diferencia de la visión aristotélica o tomista, que sostenían que el hombre es social por naturaleza, los contractualistas defienden este acuerdo como origen de la sociedad.
- Hobbes: Defendía el absolutismo, resumiendo su visión negativa del hombre con la frase “el hombre es un lobo para el hombre”, creyendo que nacemos agresivos y malos. Kant, en cierta medida, está de acuerdo con Hobbes en la concepción pesimista del estado de naturaleza.
- Rousseau: Defiende la democracia, argumentando que tenemos derecho a ser libres y que nadie debe mandar sobre nosotros, ya que nacemos libres. Propone una asamblea donde todos votan a quien los va a representar.
En el siglo XX, seguirán vigentes teorías neocontractualistas como la de John Rawls.
El Imperativo Categórico: La Ética del Deber
El Imperativo es central en la ética de Kant, donde lo único bueno es la buena voluntad. Kant se enfoca en la intención de las acciones, distinguiendo tres modos de actuar:
- Contra el deber: Acciones moralmente incorrectas.
- Conforme al deber: Acciones que cumplen la norma, pero por motivos externos (ej. miedo al castigo).
- Por deber: Acciones con buena intención, realizadas por respeto a la ley moral misma.
Kant distingue entre dos tipos de imperativos:
- Imperativo Hipotético: Es un mandato condicional que te obliga a hacer ciertas cosas moralmente si quieres alcanzar un fin determinado (ej. “Si quieres ser respetado, debes ser honesto”).
- Imperativo Categórico: Es un mandato incondicional, universal y necesario, que se cumple por deber. Su formulación principal es: “Obra solo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se convierta en ley universal”. Otra formulación clave es: “Obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre al mismo tiempo como fin y nunca meramente como medio”.
Un imperativo es un mandato conforme a una norma que describe cómo debemos actuar, con un carácter constructivo (ej. “Debes parar en los semáforos en rojo”). Además, Kant distingue entre mandatos (principios prácticos o leyes prácticas, objetivos y universales) y máximas (principios básicos subjetivos). Según Kant, solo el imperativo categórico es propiamente moral.
La Libertad: Postulado Fundamental de la Razón Práctica
La Libertad es un requisito necesario para que tenga lugar la Ilustración. Kant defiende la libertad de hacer uso público de la razón: la posibilidad de que una persona, en tanto que experta, exprese su opinión públicamente sin restricciones. Es uno de los postulados de la razón práctica: es la condición de posibilidad de la moralidad, pues solo un ser libre es responsable y posee conducta moral. El grado de moralidad de un pueblo revela su grado de libertad.
Kant distingue dos sentidos de libertad:
- Se refiere a la acción que es independiente de toda determinación natural (libertad trascendental).
- Es la capacidad de los seres humanos para determinarse a obrar según leyes que son dadas por su propia razón, es decir, la ley moral (autonomía).
Para Kant, libertad equivale a autonomía de la voluntad. El fundamento de la moralidad no es el libre albedrío en un sentido indeterminado, sino la libertad idéntica a la ley moral.