El Lenguaje Jurídico-Administrativo y el Ensayo: Características y Estilo

El Lenguaje Jurídico-Administrativo

Los términos burocracia y administración, en el contexto en que los utilizamos aquí, hacen referencia a la organización y gobierno público.

Una de las acepciones que el Diccionario de la Real Academia Española (1970) da de burocracia es “clase social que forman los empleados públicos”.

La aparición de una amplia burocracia estatal o pública está ligada a la creación del Estado moderno y potenciada por el intervencionismo estatal en la esfera privada, donde entra en contacto con lo que podemos llamar burocracia industrial.

El aparato organizativo del Estado, sostenido por amplios cuerpos de funcionarios, crea y utiliza una lengua especial en la relación con sus administrados que hemos de tipificar, en primer lugar, como un lenguaje sectorial: el lenguaje sectorial burocrático-administrativo.

Este lenguaje se manifiesta tanto oralmente como por medio del lenguaje escrito, pero es a través de la escritura como desarrolla sus géneros o formas más característicos, como por ejemplo: oficio, instancia, notificación, edicto, anuncio, citación. A estos habría que añadir los distintos modos de manifestarse en el lenguaje jurídico, por ejemplo: ley, decreto, orden, resolución, sentencia, dictamen.

Se podría resumir esto señalando que el periódico oficial del Estado, el Boletín Oficial del Estado (BOE), representa o constituye la fuente más genuina para el estudio del lenguaje burocrático-administrativo. El lenguaje burocrático-administrativo deriva en muchos aspectos del lenguaje jurídico; por esto, se tratarán conjuntamente.

Rasgos Léxicos

  1. Abundancia de prefijos cultos: anti-, extra-, inter-, sub-.
  2. Compuestos imperfectos: yuxtaposiciones (libro-registro, decreto-ley).
  3. Cultismos y latinismos: docendi, inter vivos, currículo vital y latinismos adaptados: canon, cómputo.
  4. Extranjerismos y galicismos: (chatel, bufete, taquillaje, peaje) y anglicismos: (marketing, stock). También se da el empleo de acrónimos, siglas y abreviaciones (FEVE: Ferrocarriles Españoles de Vía Estrecha).
  5. Arcaísmos léxicos: pedimentos, proveído.
  6. Eufemismos: para aminorar actuaciones negativas (tercera edad = vejez; productor = obrero).

Rasgos Morfosintácticos

  1. Estilo nominal: acumulación de sustantivos y nominalización (sustantivos en vez de verbos).
  2. Abundante presencia de adjetivos, sobre todo antepuestos (mutuo acuerdo).
  3. Formas verbales: futuro de subjuntivo (hubiere conseguido), formas no personales, gerundio (gerundio del BOE: uso incorrecto), participio de presente (denegó a la accionante su pretensión).
  4. Preposiciones.

Rasgos de Estilo

  1. Fórmulas de tratamiento: (Excelentísimo, Su Señoría).
  2. Empleo de fórmulas.

El Ensayo

Definición:

El ensayo es un medio de creación y transmisión nacido en el marco de las disciplinas humanísticas, que, a su vez, es considerado como un género literario. El ensayo ha venido a sustituir al diálogo doctrinal (Ejemplo: Los Diálogos de Platón) como vehículo de materias o temas sujetos a discusión y opinión.

El ensayo, en la acepción que tratamos aquí, tiene su origen en los Essais de Montaigne, quien a través de ellos exponía experiencias y opiniones personales. Actualmente, por ensayo se entiende aquel escrito en prosa que aborda un tema de interés general brevemente y con cierta profundidad sin agotarlo, incluyendo componentes subjetivos e intencionalidad estética; de aquí que Ortega y Gasset afirme del ensayo que es “la ciencia menos la prueba explícita”.

Así pues, el ensayo abarca desde las experiencias y opiniones personales sobre hechos y cosas hasta tratamientos más objetivos, por ejemplo, de Crítica Literaria y Estética, temas políticos, filosóficos, sociológicos, morales, que son los más característicos en la historia del ensayo. La vinculación del ensayo con los temas objeto de las ciencias humanas es evidente, si bien, ha terminado por ser un género abierto a todo tipo de contenidos.

Clasificación:

Los ensayos suelen clasificarse en:

  • Ensayos de exposición de ideas: sobre filosofía, política, sociología, economía.
  • Ensayos de crítica: literaria, de arte.
  • Ensayos de creación: en los que cualquier motivo subjetivo o ficticio es el pretexto para una creación poética.

Dadas las características de brevedad y provisionalidad del ensayo, este suele adoptar como vehículo en la actualidad revistas no especializadas y, en buena medida, el periódico diario. A la hora de hacer un análisis lingüístico del ensayo, podemos hacer referencia a los siguientes puntos:

  1. Funciones lingüísticas: Representativa, expresiva y estética.
  2. Planteamientos discursivos: el ensayo argumenta, pero no aporta pruebas.
  3. Presencia de la subjetividad.
  4. Sintaxis: períodos largos con abundancia de nexos hipotácticos o bien frases cortas sin apenas subordinación.
  5. Léxico: abundancia de términos abstractos; identificación del código principal y de los subcódigos de que se sirve el autor en la designación del contenido principal. En ocasiones, los subcódigos empleados tienen más relevancia que el código principal.
  6. Lenguaje figurado: aparición de tropos e imágenes aisladas y de otros recursos expresivos.

Finalmente, el ensayo puede adoptar formas expositivas propias del tratado doctrinal, del cuento, del drama, de la arenga y también reflejar una actitud sarcástica, satírica, del autor.