El derrumbe de las civilizaciones: Lecciones del pasado para el futuro global

Introducción: El Contexto de la Producción Agrícola

Con diferencia, las granjas más grandes, prósperas y tecnológicamente avanzadas de sus respectivas épocas estaban situadas en exuberantes prados. Cultivaban su propio heno para cosecharlo a finales del verano, asegurando así el pienso para el verano y el heno para el invierno, regando sus campos de cultivo.

Las granjas estaban situadas en escenarios maravillosos que atraían a turistas desde muy lejos, con el trasfondo de altas montañas coronadas de nieve que desaguaban en arroyos repletos de peces y que descendían hacia un conocido río. En el caso de la granja que compartían, ambas estaban situadas en zonas económicamente poco rentables para la producción de leche, debido a que la alta latitud norte en que se encontraban suponía que la estación veraniega en la que crecían el heno y los pastos era corta. Los costes y riesgos del transporte las situaban en desventaja comparativa con respecto a zonas más meridionales.

La prosperidad de las zonas en que se encontraban ambas granjas crecía o decrecía conforme aumentaban o desaparecían los recursos. Visité un nuevo establo de alta tecnología y me explicaron pacientemente los atractivos y las vicisitudes de la vida rural. Cuando estas sociedades alcanzaron la cumbre, su declive parecía tan inconcebible como lo parece hoy día el declive de nuestra propia sociedad.

Muchas sociedades vinieron abajo o desaparecieron, dejando tras de sí ruinas monumentales como las que estudiamos hoy.

Terminología y Tipos de Declive Social

H3: La Nomenclatura Histórica

El adjetivo inglés Norse significa específicamente «antiguo noruego». En este texto, se ha traducido simplemente por «noruego» para evitar expresiones acaso más precisas pero demasiado largas, como «nórdico», toda vez que el contexto ya establece con claridad que se trataba particularmente de los antiguos pueblos vikingos, escandinavos o nórdicos que con el transcurso de la historia acabarían por desaparecer.

H3: Definición de Colapso y Decadencia

El colapso se define como el descenso del tamaño de la población humana y/o la complejidad política, económica o social. Existen diversos tipos de declive más leves, y acaba siendo arbitrario establecer cuán drástico debe ser el cambio para considerarlo un colapso. Algunos de estos tipos de declive más leves son los auges y decadencias secundarios corrientes, o el declive vinculado al auge del vecino, sin que se altere el tamaño total de la población o la complejidad general de la región.

El estudio de estos colapsos esconde una idea acuciante: ¿podría un destino semejante cernirse finalmente sobre nuestra propia sociedad?

Factores de Colapso Histórico y Moderno

H3: Los Problemas Ecológicos del Pasado

Durante mucho tiempo se ha sospechado que un gran número de estos misteriosos abandonos del hábitat se debieron a problemas del suelo (erosión, salinización y pérdida de la fertilidad del suelo), problemas de gestión del agua, abuso de la caza, pesca excesiva y otras consecuencias. Los desmoronamientos del pasado tenían tendencia a seguir cursos en cierto modo similares.

El crecimiento de la población obligaba a las personas a adoptar medios de producción agrícola intensivos (como el regadío, la duplicación de cosechas o el cultivo en terrazas) y a extender la agricultura a tierras marginales. Con el tiempo, la sociedad perdía parte de la complejidad política, económica y cultural que había alcanzado.

Podemos hablar del nacimiento, crecimiento, madurez, senectud y muerte de una sociedad. Algunas alcanzaron unas cifras y un poderío cumbres, y esa decadencia súbita debió de constituir una tragedia. Otras sociedades experimentaron declives en grados y de formas en cierto modo distintas, mientras que muchas sociedades no colapsaron.

H3: Los Doce Riesgos Actuales

El riesgo de sufrir actualmente este tipo de derrumbe preocupa cada vez más. Hoy día se encuentran esos mismos ocho problemas que socavaron a las sociedades del pasado, más otros cuatro nuevos:

  1. El cambio climático producido por el ser humano.
  2. La concentración de productos químicos tóxicos en el medio ambiente.
  3. La escasez de fuentes de energía.
  4. El agotamiento de la capacidad fotosintética de la Tierra.

Estos factores serán determinantes al cabo de unos pocos decenios: o resolvemos estos problemas para entonces, o el mundo en el que la actual generación de niños y jóvenes vivan su madurez y sus últimos años será mucho peor. La población humana de casi siete mil millones de personas con su poderosa tecnología moderna está causando que nuestro entorno se desmorone a escala global a un ritmo mucho más rápido de lo que unos pocos millones de personas con utensilios de piedra y madera pudieron hacerlo.

Si agotamos los recursos renovables (por ejemplo, la madera, el petróleo o la pesca), ¿podemos confiar en ser capaces de sobrevivir? La buena noticia es que la tasa de crecimiento de la población mundial está declinando, de forma que ya estamos en vías de que la población mundial se estabilice. El objetivo de este estudio es identificar qué sociedades corren ahora un riesgo mayor y cuáles serían las mejores estrategias para la supervivencia.

H3: Ventajas Modernas

El estudio del pasado no arrojará soluciones sencillas que puedan trasladarse directamente al presente. Sin embargo, contamos con ventajas modernas significativas:

  • La tecnología moderna (es decir, sus efectos beneficiosos).
  • La globalización.
  • La medicina moderna.
  • Un mayor conocimiento de las sociedades del pasado y de las sociedades modernas remotas.

Por otro lado, también nos enfrentamos a la amenaza de nuestra potente tecnología (es decir, sus imprevisibles consecuencias destructivas) y la dependencia que miles de millones de personas tenemos de la medicina moderna para sobrevivir.

El Debate sobre la Gestión Ambiental Indígena

Los esfuerzos por tratar de comprender los colapsos del pasado han tenido que enfrentarse a la resistencia a la idea de que los pueblos del pasado (algunos de los cuales todavía existen y se hacen oír) hicieron cosas que contribuyeron a su propio declive. Esto se mezcla con argumentos que invocan el amor al medio ambiente para hacernos sentir culpables si solicitamos recursos.

No es de extrañar que a los indígenas hawaianos y maoríes no les guste que los paleontólogos les digan que sus antecesores exterminaron a la mitad de las especies de aves de sus islas. Las afirmaciones de paleontólogos y arqueólogos suenan a oídos de algunos como un pretexto racista más, como si estuvieran diciendo: «Sus antepasados fueron malos administradores de sus tierras». Algunos se aferran ciertamente a esos descubrimientos para fomentar hoy día ese argumento.

La posición opuesta sostiene que los pueblos indígenas del pasado (y los actuales todavía lo son) eran administradores moderados y ecológicamente prudentes de sus respectivos entornos, conocían y respetaban profundamente la naturaleza, y vivían con inocencia. Un ejemplo de esta prudencia es la regla de caza: «Si mato un pichón grande al salir de nuestra aldea en una determinada dirección, dejo pasar una semana antes de volver a cazar pichones, y cuando lo hago salgo de la aldea en otra dirección».

En realidad, ambas posiciones extremas de esta controversia —la de los racistas y la de los creyentes en los paraísos del pasado— cometen el error de considerar que los pueblos indígenas del pasado eran esencialmente diferentes de los pueblos del moderno Occidente. La gestión sostenible de los recursos ambientales ha sido siempre difícil, desde los tiempos en que el Homo sapiens desarrolló el ingenio, la eficiencia y las destrezas de caza modernas.

H4: La Trampa de la Sobreexplotación

La extinción acelerada de la mayor parte de los antiguos marsupiales gigantes de Australia, la de los moas de Nueva Zelanda y docenas de otras islas del Pacífico vino seguida de una oleada de extinciones. Las especies que se extinguieron no estaban adaptadas a los seres humanos y, o bien eran fáciles de matar, o bien sucumbían ante los cambios del hábitat asociados a los seres humanos, las especies pestíferas introducidas o las enfermedades.

Cualquier pueblo puede caer en la trampa de sobreexplotar los recursos. Como se detallará más adelante en este libro, los recursos parecen ser en principio inagotablemente abundantes; los cambios en los niveles de recursos pueden tardar años o decenios bajo las fluctuaciones habituales; y es difícil conseguir que las personas lleguen a un acuerdo para imponer limitaciones a la explotación. Además, las consecuencias causadas por los seres humanos son prácticamente imposibles de predecir.

Los problemas que hoy día son difíciles de abordar fueron sin duda aún más difíciles de abordar en el pasado. Las sociedades antiguas no podían leer estudios detallados sobre la desaparición de sociedades. El deterioro ecológico constituyó una consecuencia trágica, imprevista e impremeditada de su tesón, en lugar de una ceguera moralmente culpable o un egoísmo consciente.

Los pueblos del pasado no eran ni malos gestores ignorantes que merecieran ser exterminados, ni tampoco ángeles ecológicos. Eran pueblos que se enfrentaban a problemas en líneas generales similares a los que nos enfrentamos hoy.

H4: Ejemplos de Resiliencia

No debemos utilizar las prácticas medioambientales de pueblos indígenas para avalar que hay que tratarlos con justicia. Si insinuamos que sería correcto maltratarlos si no fueran buenos gestores, estamos equivocados. No todas las sociedades estaban destinadas a desaparecer a causa del deterioro ecológico: en el pasado algunas sociedades consiguieron revertir el daño.

Islandia, por ejemplo, perdió gran parte de la capa superior del suelo y la mayor parte de sus bosques, y hoy día goza de una de las rentas per cápita más altas del mundo. Los isleños de Tikopia habitan una diminuta isla tan distante de cualquier vecino que se vieron obligados a gestionar sus recursos a pequeña escala con tal minuciosidad y regularon el tamaño de su población de una forma tan cuidadosa que la isla es todavía productiva después de tres mil años de ocupación.

El Marco de Cinco Elementos para el Colapso Social

Cuando empecé a pensar en este libro, construí un marco de posibles factores implicados compuesto por cinco elementos:

  1. Daño ambiental causado por el ser humano.
  2. Cambio climático.
  3. Vecinos hostiles.
  4. Socios comerciales amistosos.
  5. Respuestas de la sociedad a sus problemas.

H3: 1. Impacto Ambiental y Fragilidad

Los daños dependen en parte de las condiciones que imponen las personas (por ejemplo, cuántos árboles por hectárea cortan al año) y en parte de las condiciones del entorno (por ejemplo, los rasgos que determinan cuántos árboles germinan por hectárea y la tasa de crecimiento). Se puede hablar de fragilidad (propensión al deterioro) o capacidad de recuperación (potencial para restablecerse tras el deterioro), y se puede hablar independientemente de la fragilidad y la capacidad de recuperación de los bosques, los suelos, la población piscícola, etcétera. Los colapsos ecológicos podrían tener que ver en principio con una excepcional imprudencia.

H3: 2. El Factor Climático

El siguiente aspecto de mi marco de cinco elementos es el cambio climático, un término que en la actualidad solemos asociar con el calentamiento global del planeta causado por el ser humano. En realidad, el clima puede volverse más cálido o más frío, y puede deberse a cambios en las fuerzas naturales que determinan el clima y que no tienen nada que ver con la actividad humana, como la variación del calor generado por el Sol, las erupciones volcánicas que vierten ceniza en la atmósfera, los cambios de orientación del eje de la Tierra con respecto a su órbita y otros factores.

Entre los casos de cambio climático natural analizados con frecuencia se encuentran el avance y retroceso de placas de hielo durante los períodos de glaciaciones hace más de dos millones de años, la Pequeña Edad de Hielo entre los años 1400 y 1800, o el enfriamiento global del planeta tras la descomunal erupción del volcán Tambora en Indonesia el 5 de abril de 1815. Esta erupción inyectó tanta ceniza en la capa superior de la atmósfera que la cantidad de luz solar que llegaba a la Tierra se redujo, lo que condujo a la reducción del rendimiento de las cosechas en el verano de 1816 (el «año sin verano»).

H4: La Memoria Generacional y el Clima

Para las sociedades del pasado en las que la longevidad humana era escasa y que carecían de escritura, el cambio climático supuso un problema aún mayor de lo que lo es hoy para nosotros, ya que en muchas partes del mundo el clima tiende a variar no solo anualmente, sino también en ciclos de varios decenios húmedos seguidos de medio siglo seco.

Dado que el promedio de tiempo de generación humana (la media del número de años transcurridos entre el nacimiento de los padres y los hijos de una persona) era de muy pocos años, gran parte de las personas vivas podían no disponer de ningún recuerdo de primera mano de los ciclos climáticos. Las sociedades tendían a aumentar la producción y la población durante las décadas de bonanza, olvidando (o, en el pasado, sin llegar a saber nunca) que es poco probable que esos decenios perduren eternamente. Cada vez que acababan los decenios de bonanza, la sociedad descubría que albergaba más población que la que podía soportar o que había adoptado como inveterados hábitos de derroche (como sucede hoy día en el árido oeste estadounidense y sus políticas tanto urbanas como rurales de derroche de agua, impulsadas normalmente en décadas húmedas bajo la suposición tácita de que eran lo habitual).

Para agravar estos problemas de cambio climático, muchas sociedades del pasado no contaban con mecanismos de alivio del desastre que permitieran importar a las zonas que estaban sufriendo escasez de alimentos excedentes alimentarios de otras zonas. Estos factores exponían a las sociedades del pasado a un mayor riesgo ante el cambio climático.

Los cambios climáticos naturales pueden mejorar o empeorar las condiciones en que vive una sociedad humana determinada, y pueden beneficiar a una sociedad al mismo tiempo que perjudican a otra. Hubo muchos momentos de la historia en que una sociedad que estaba agotando sus recursos medioambientales pudo compensar las pérdidas mientras el clima fue benigno, pero luego fue conducida al borde del desastre cuando el clima se volvió más seco, más frío o más variable. Una sociedad que no hubiera agotado ya parcialmente sus recursos ambientales podría haber sobrevivido al agotamiento. El colapso no fue uno de los factores tomados de forma aislada, sino la combinación de impacto ambiental y cambio climático.

H3: 3. Vecinos Hostiles

La tercera consideración hace referencia a la presencia de vecinos hostiles. Las relaciones entre sociedades vecinas pueden ser hostiles de forma intermitente. Una sociedad puede ser demasiado fuerte para sucumbir únicamente cuando se ve debilitada por alguna razón. El golpe de gracia será entonces la conquista militar, pero la causa última —el factor cuyo cambio desembocó en el ocaso— habrá sido el factor que originó el debilitamiento.

Las desapariciones por razones ecológicas o de otro tipo a menudo se disfrazan de derrotas militares. La discusión más famosa sobre este posible enmascaramiento se refiere a la caída del Imperio Romano de Occidente. Se suele fijar la fecha de la caída del imperio en la de 476, el año en que fue depuesto el último emperador. Había habido tribus bárbaras que vivían en el norte de Europa y Asia Central al otro lado de las fronteras romanas. Durante mil años Roma consiguió resistir con éxito a los bárbaros, pero al final fueron los bárbaros en lugar de los romanos quienes ganaban las batallas. Si los bárbaros estuvieran mejor organizados, que dispusieran de mejores armas o más caballos, o que se hubieran vuelto más numerosos, diríamos que los bárbaros podrían considerarse la causa fundamental de la caída de Roma. Sin embargo, muchos historiadores atribuyen la caída de Roma a sus propios problemas internos, y los bárbaros asestarían solamente el golpe de gracia.

H3: 4. Decremento del Apoyo de Socios Amistosos

El cuarto conjunto de factores es el inverso del tercero: decremento del apoyo de vecinos amistosos en contraposición al aumento de ataques por parte de vecinos hostiles. A veces, el mismo vecino oscilaba entre lo amistoso y lo hostil. La supervivencia de las sociedades dependen hasta cierto punto de sus vecinos amistosos, ya sea para importar bienes comerciales esenciales (como en la actualidad las importaciones estadounidenses de petróleo o las importaciones japonesas de petróleo, madera y marisco) o para mantener además lazos culturales que proporcionen cohesión a la sociedad.

Surge, por consiguiente, el riesgo de que si tu socio comercial se ve debilitado por cualquier razón (incluido el deterioro medioambiental) y no puede seguir abasteciéndote de esa importación o ese lazo cultural esencial, tu propia sociedad se vea debilitada y pueda colapsar.

H3: 5. Respuestas de la Sociedad

El último conjunto de factores de este marco de cinco elementos se refiere a la omnipresente cuestión de las respuestas que da la sociedad a sus problemas. Algunas sociedades no consiguieron desarrollar una gestión forestal adecuada y desaparecieron, mientras que otras sí lo hicieron. Las respuestas de una sociedad dependen de sus instituciones políticas, económicas y sociales.

Este marco de cinco elementos se aplicará a cada una de las sociedades del pasado cuya desaparición se estudiará. Hay que añadir, por supuesto, que del mismo modo que el cambio climático, los vecinos hostiles y los socios comerciales pueden o no contribuir al colapso de una determinada sociedad.

La Perspectiva del Autor y la Metodología Científica

H3: Credenciales y Posición Moderada

Hoy día las cuestiones relacionadas con el impacto ambiental humano suelen ser polémicas, y las opiniones vertidas sobre ellas suelen distribuirse en un espectro que viene desde los que creen que los problemas son graves, que es necesario abordarlos con urgencia y que no se pueden mantener las tasas actuales de crecimiento, hasta los que creen que el crecimiento económico y demográfico sostenido es al mismo tiempo posible y deseable. Este último bando no tiene asociada una etiqueta comúnmente aceptada, de modo que me referiré a él como el bando «no ecologista», aunque provenga sobre todo del mundo de los grandes negocios y la economía. Sin embargo, la ecuación no es tan simple, pues hay negocios que se consideran ecologistas y muchas personas escépticas respecto de las afirmaciones ecologistas.

Por una parte, soy aficionado a observar las aves desde que tenía siete años. Me formé profesionalmente como biólogo, y durante los últimos cuarenta años he realizado investigaciones sobre aves. Disfruto observándolas y disfruto estando en un bosque tropical. He sido activo en muchas labores de conservación de especies y entornos naturales de Nueva Guinea. No me gusta la retórica ecologista que siembra el temor, preconiza el pesimismo, exagera los riesgos o da más importancia a la boca de dragón morada en peligro de extinción que a las necesidades de mis hijos, mi esposa, mis amigos, los habitantes de Nueva Guinea y otras personas.

Por otra parte, tengo mucha experiencia, interés e implicación activa en grandes empresas y otras fuerzas de nuestra sociedad que explotan recursos medioambientales. Llevo a mi esposa y mis hijos regularmente a las granjas de ganado de Montana para pasar las vacaciones de verano. He tenido muchas oportunidades de contemplar y familiarizarme con otras grandes empresas extractivas del sector de la minería, la madera, la pesca, el petróleo y el gas. Durante los últimos siete años he estado haciendo el seguimiento del impacto ambiental del yacimiento productor de petróleo y gas natural más grande de Nueva Guinea.

A menudo he sido invitado por las empresas extractivas a sus instalaciones, he hablado mucho con sus directivos y empleados y he llegado a comprender sus puntos de vista. Mi colaboración con grandes compañías petroleras concretas me ha supuesto la condena de algunos ecologistas, que me acusan de ser un títere de las grandes empresas, de bajarme los pantalones ante las grandes empresas o de prostituirme con ellas. En realidad, las grandes empresas no me han contratado y describo francamente lo que he visto. En sus instalaciones he visto compañías petroleras y empresas madereras que están siendo responsables.

Mi punto de vista es que mientras los ecologistas no estén dispuestos a involucrarse con las empresas, no se conseguirá nada. Por tanto, escribo este libro desde una perspectiva moderada, con experiencia tanto de los entornos naturales como del mundo empresarial.

H3: El Método Comparativo

La ciencia no se limita a la realización reiterada de experimentos controlados en un laboratorio. En realidad, la ciencia es algo mucho más amplio: es la adquisición de conocimiento. Estudié bioquímica para mis estudios universitarios y la fisiología para mi doctorado. Hasta 2002 dirigí investigaciones experimentales de laboratorio sobre fisiología. Sin embargo, al estudiar las aves de Nueva Guinea, me vi enfrentado de inmediato al problema de adquirir conocimiento fiable sin poder recurrir a experimentos controlados, ya que no es factible, legal, ni ético obtener conocimiento sobre aves exterminando poblaciones enteras, ni se deja que las poblaciones intactas de otro lugar operen como grupos de control.

La solución habitual consiste en aplicar lo que se denomina método comparativo. Por ejemplo, para entender la fisiología de las aves que se alimentan de miel, comparo las comunidades de aves de Nueva Guinea, tratando de entender por qué algunas zonas pueden sustentar poblaciones de pájaro miel semimontañés de Nueva Guinea y otras no.

De manera similar, mis libros El tercer chimpancé: evolución y futuro del animal humano y ¿Por qué es divertido el sexo? comparaban diferentes especies animales, en concreto diferentes especies de primates, en una tentativa de entender por qué las mujeres (a diferencia de la mayoría de las demás especies animales) padecen la menopausia y no muestran signos evidentes de ovulación, por qué los hombres tienen un pene relativamente largo (en comparación con los demás animales) y por qué los seres humanos mantienen normalmente relaciones sexuales en privado (en lugar de en público, como hacen la mayor parte de las demás especies).

Existe una vasta literatura científica sobre los evidentes riesgos de este método. Sin embargo, cuando no se puede estudiar el pasado de forma experimental, no existe otra elección que renunciar a los experimentos y utilizar el método comparativo. Este libro se sirve del método comparativo para explicar la desaparición de sociedades.

Mi libro anterior (Armas, gérmenes y acero: la sociedad humana y sus destinos) había aplicado el método comparativo al problema contrario: las diferentes tasas de acumulación de las sociedades humanas en diferentes continentes durante los últimos trece mil años. Este libro, centrado por el contrario en las desapariciones en lugar de en las acumulaciones, comparo muchas sociedades del pasado y del presente que diferían en fragilidad medioambiental, relación con sus vecinos, instituciones políticas y otras variables.

Las variables de salida que analizo son la desaparición o supervivencia, y la forma de la desaparición. Mediante la comparación de las variables de entrada me propongo extraer la influencia que las posibles variables de entrada tienen en el resultado. Este método se pudo aplicar de forma rigurosa, integral y cuantitativa al problema de la deforestación, desde la deforestación leve hasta la más absoluta, y con consecuencias sociales que iban desde la supervivencia a largo plazo hasta la completa desaparición que causó la muerte de toda la población. Por ejemplo, medimos el grado de deforestación de 81 islas del Pacífico, y también medimos los valores de nueve variables de entrada. Mediante un análisis estadístico conseguimos calcular la fuerza relativa con la que cada variable de entrada contribuía a la deforestación.

También comparamos las sociedades nórdicas que colonizaron seis islas o masas de tierra que diferían en adecuación para la agricultura, facilidad de contacto comercial con Noruega y otras variables de entrada, y que también diferían en resultado (desde el rápido abandono hasta la muerte de toda la población al cabo de quinientos años, pasando por la prosperidad incluso actual al cabo de mil años).

Estructura del Estudio y Casos Históricos

Al final de este libro proporciono referencias de los muchos y excelentes libros y artículos sobre los antiguos mayas y anasazi, los modernos ruandeses y chinos, y otros casos. De la comparación de muchas sociedades se pueden extraer conclusiones adicionales que no podrían haberse obtenido de un único caso. La desaparición de los famosos mayas exige no solo conocer con precisión la historia y el entorno de los mayas, sino también compararlos con otras sociedades. Solo así podemos situar a los mayas en un contexto más amplio y obtener nuevos conocimientos. Si queremos adquirir conocimiento fiable necesitamos ambos tipos de estudios.

En concreto, sería peligroso generalizar a partir de una sociedad o siquiera dos. Conozco a muchos habitantes de Montana, de modo que puedo relacionar las políticas de la sociedad moderna de Montana con lo que estaba sucediendo en las remotas sociedades del pasado que inicialmente nos sorprenden.

H3: Segunda Parte: Sociedades del Pasado

La segunda parte comienza con cuatro capítulos más breves sobre sociedades del pasado que desaparecieron. Las sociedades que analizaré con detalle eran pequeñas y estaban situadas en la periferia, y algunas de ellas no desaparecieron. La sociedad maya, que se analiza con detalle, tuvo una población de muchos millones o decenas de millones de personas.

H4: Casos de Estudio de Colapso Ecológico

  • Norse Greenland (Capítulo 1): Es lo más parecido a un ocaso ecológico puro que podemos encontrar, debido a la desaparición de la élite y de las famosas estatuas de piedra y la progresiva muerte masiva de la población.
  • Isla de Pascua y Henderson (Capítulo 2): Son ejemplos del efecto que tiene el punto cuarto de mi marco de cinco elementos: la pérdida de socios comerciales. Pascua y Henderson sufrieron deterioro medioambiental local, pero el golpe definitivo vino del aislamiento.
  • Anasazi (Capítulo 3): Basado en el estudio de los anillos de los árboles, la sociedad indígena norteamericana de los anasazi, en el sudoeste de Estados Unidos, ilustra el colapso sin la presencia de vecinos amistosos u hostiles ni (excepto hacia el final) la guerra.
  • Mayas (Capítulo 5): Ningún libro sobre la desaparición de sociedades estaría completo sin una descripción de los mayas, la sociedad indígena americana más avanzada y el caso más famoso de colapso. Al igual que en el caso de los anasazi, los mayas ilustran los efectos combinados de deterioro medioambiental, crecimiento de población y cambio climático sin que los vecinos hostiles o amistosos desempeñaran un papel importante. De los casos 2-5, solo los mayas nos ofrecen la ventaja de proporcionarnos registros escritos.
  • Norse Greenland (Capítulo 6): Este caso ilustra los efectos combinados de cambio climático, pérdida de contactos amistosos con Noruega, auge del trato hostil con los inuit y la respuesta de la sociedad.
  • Haití y República Dominicana (Capítulo 7): Son dos sociedades que comparten una misma isla pero tienen culturas muy diferentes, de tal forma que una ha prosperado y la otra ha colapsado.

La segunda parte concluye (capítulo 9) con tres sociedades más que, al igual que Islandia, consiguieron sobrevivir a pesar de los problemas.

H3: Tercera Parte: Sociedades Modernas

Tras la descripción de la Montana moderna en el capítulo 2, continuamos ahora con cuatro países actuales muy poblados:

  • Ruanda (Capítulo 10): Escenifica ante nuestros propios ojos una catástrofe maltusiana, la de una tierra superpoblada que estalló en un atroz derramamiento de sangre.
  • Haití y República Dominicana (Capítulo 11): A pesar de compartir una isla con problemas igualmente viles, Haití se erigió en el caso perdido más descorazonador del moderno mundo. Este último país ilustra qué gran diferencia puede representar una persona, particularmente un líder.
  • China (Capítulo 12): Sufre en grandes dosis los doce tipos modernos de problemas medioambientales.

H3: Cuarta Parte: Lecciones para el Futuro

La sección que cierra este libro (cuarta parte) extrae lecciones prácticas para nosotros. El capítulo 14 plantea la desconcertante pregunta que surge de toda sociedad del pasado que acabó destruyéndose a sí misma, y que desconcertará a los futuros arqueólogos: ¿por qué no vieron el problema? El fracaso al prever o percibir un problema y continuando a través de conflictos de intereses. El capítulo 15 analiza el papel de las empresas modernas, algunas de las cuales se encuentran en la vanguardia de la sostenibilidad. El capítulo 16 resume los tipos de riesgos medioambientales a los que se enfrenta el mundo moderno, y las objeciones más comunes que se plantean contra las afirmaciones ecologistas.