Los orígenes de la especie humana: Evolución Biológica y Evolución Cultural
La especie humana, como cualquier otra, es producto de un largo proceso evolutivo. El Homo sapiens no ha existido siempre, sino que surgió a partir de otras especies de homínidos hace aproximadamente 200.000 años. Para entender cómo surgieron los seres humanos a partir de nuestros ancestros, conviene distinguir dos procesos diferentes, que se denominan hominización y humanización.
- Hominización: Hace referencia al proceso de evolución biológica mediante el cual surgió nuestra especie.
- Humanización: Es un proceso de evolución cultural que va más allá de lo puramente biológico.
Ambos procesos son complejos, desde luego no lineales y en muchas ocasiones contradictorios. Las diferentes especies de homínidos convivieron durante miles de años, y fueron detalles los que marcaron que unas sobrevivieran y otras se extinguieran. De hecho, es perfectamente posible que un rasgo que, si bien en otro momento podría representar una clara ventaja evolutiva, en el momento en que se da es perjudicial y lastra a la especie.
La Hominización y la Selección Natural
Al estudiar la hominización, debemos tener en cuenta cómo la selección natural fue modificando las características anatómicas y fisiológicas de nuestros antepasados. Con el tiempo, unas especies de homínidos dieron lugar a otras distintas y mejor adaptadas al entorno. Durante algunos períodos existieron varias especies de homínidos distintas, aunque solo el actual Homo Sapiens ha logrado sobrevivir hasta nuestros días.
La humanización, por su parte, fue posible por la aparición del lenguaje, de la vida en sociedad y de la técnica. La cultura es el rasgo que nos distingue más claramente del resto de animales, ya que gracias a ella somos capaces de utilizar símbolos y de emplearlos para elaborar un pensamiento complejo.
La Evolución Biológica: La Hominización
La línea evolutiva de la que procede el Homo Sapiens se separó de la que conduce a los actuales chimpancés hace unos 5 millones de años. A partir de ese momento, se considera que nuestros ancestros pertenecen al grupo de los homínidos, en el que también se incluye nuestra propia especie.
Los homínidos de los que procedemos experimentaron una evolución biológica que los diferenció radicalmente del resto de los primates. Este proceso se denomina hominización, y está marcado por cambios cruciales como:
- La bipedestación.
- La liberación de la mano.
- El aumento del cerebro.
La Bipedestación: Un Cambio Crucial
Los homínidos son primates que se desplazan erguidos y caminan sobre el suelo apoyándose en sus dos extremidades posteriores. La bipedestación, que es esta capacidad, diferencia claramente a los homínidos del resto de los primates, que viven en los árboles y se desplazan usando para ello sus cuatro extremidades.
Contexto Ambiental
La aparición de los primeros homínidos que caminaban erguidos coincidió con una época de cambio climático que se produjo hace unos 5 o 6 millones de años. En esa etapa, nuestro planeta experimentó una fase de enfriamiento que cambió radicalmente el paisaje de África oriental, donde vivían nuestros ancestros. Este territorio, originalmente cubierto de espesos bosques, se volvió más seco y árido, transformándose en lo que hoy llamamos la sabana. En un paisaje abierto y con grandes claros, los homínidos capaces de desplazarse erguidos tenían muchas ventajas adaptativas. Por esta razón los homínidos pudieron sobrevivir y reproducirse con éxito, dando lugar a numerosas especies entre las que se encuentran las de nuestros antepasados.
Consecuencias Anatómicas de la Bipedestación
La bipedestación fue posible gracias a la aparición de importantes cambios anatómicos. Estos cambios, que también están presentes en nuestro cuerpo, nos diferencian del resto de los primates con los que estamos emparentados. En un primer momento, esta variación fue positiva para los homínidos debido a las características del paisaje de la sabana, pues sus grandes planicies y poca vegetación hacían que los homínidos, frente a otros primates, pudieran ver más lejos y anticiparse a las amenazas.
Modificaciones Esqueléticas
Evidentemente, esta variación tuvo un gran impacto en la anatomía de los Homo:
- La pelvis cambió, acortándose mucho para poder absorber las tensiones derivadas de la marcha bípeda.
- Los músculos abductores se desarrollaron para estabilizar la marcha a dos patas.
- La columna vertebral adoptó una posición vertical, cambiando la orientación con la que se une al cráneo.
Liberación de las Manos y Desarrollo Cerebral
Una de las consecuencias importantes del cambio en el esqueleto de nuestros ancestros fue la modificación de las manos. Al adoptar la posición bípeda, los homínidos pudieron disponer de sus manos para manejar utensilios con una pinza de precisión, usando el pulgar junto con el índice. Esto permite manipular objetos a la vez con fuerza y con delicadeza, lo cual es imprescindible para poder fabricar herramientas.
Pero tal vez el cambio más significativo de todos fue el aumento del tamaño del cerebro. Este cambio fue posible gracias a la posición bípeda y a la modificación de la mandíbula, que se redujo permitiendo así el crecimiento del cráneo. En los distintos fósiles de homínidos que se han encontrado se registra un continuo incremento del tamaño craneal, que podemos asociar a un incremento de las capacidades cognitivas.
Hay que remarcar que estas variaciones evolutivas son indisociables unas de otras, pues el aumento de la capacidad craneal solo representa una ventaja evolutiva tan clara en seres que pueden utilizar ese plus de inteligencia en obras desarrolladas con sus manos y, como decíamos al principio de este párrafo, el hecho de que se liberen las manos tiene como causa algo tan aparentemente banal como la posibilidad de ver más lejos en la sabana. Como decíamos antes, somos fruto de una gran casualidad.
Inconvenientes de la Bipedestación y el Parto
En cualquier caso, estos cambios en el esqueleto no solo aportaron ventajas, sino que también trajeron algunos inconvenientes para nuestros antepasados.
La pelvis, por ejemplo, se estrechó y cambió de forma para permitir andar erguidos, lo cual produjo mayores dificultades en el momento del parto. En los demás primates el parto es rápido y sencillo, pero en los homínidos suele ser complicado y requiere la ayuda de los demás para poder realizarse con éxito. Este estrechamiento de la pelvis provocó además una reducción en el periodo de gestación de los fetos. Las crías de los homínidos nacen inmaduras y necesitan un largo período de cuidado y atención para poder sobrevivir.
Ventajas Contradictorias de la Inmadurez al Nacer
Pero, como decíamos antes, el proceso de hominización es complejo, dialéctico, contradictorio, pues incluso estas desventajas pueden acabar provocando ventajas evolutivas:
- A nivel biológico: El hecho de nacer antes provoca que el neonato entre en contacto con innumerables estímulos en un momento de máxima plasticidad cerebral, lo que permite que desarrollemos nuestras capacidades cognitivas mucho más que si naciéramos más tarde (a coste de una mayor mortalidad infantil).
- A nivel social: La absoluta vulnerabilidad y dependencia de las crías humanas es un factor fundamental en la constitución de las familias, en primer lugar, y en el siguiente nivel, de comunidades o sociedades. La dificultad en el parto y la necesidad de cuidar a las crías reduce la descendencia media por hembra, pero posibilita el establecimiento de unos vínculos afectivos entre madre e hijos imprescindibles a la hora de interpretar las sociedades primitivas y actuales, que no se darían si cada hembra tuviera decenas de hijos. La necesidad de asistencia en el parto y la crianza también redunda en el establecimiento de sociedades e incluso oficios específicos, como la obstetricia (labor de la comadrona).
En cualquier caso, estas cuestiones debemos englobarlas ya en el terreno de la evolución cultural.