Pintura Barroca: Características Esenciales y Maestros Destacados

La Pintura Barroca: Características y Maestros

La pintura barroca, un movimiento artístico predominante en el siglo XVII, se caracteriza por su dramatismo, movimiento y una profunda conexión con los sentimientos humanos. A continuación, exploramos sus rasgos distintivos y la obra de sus artistas más influyentes.

Características Generales de la Pintura Barroca

  • En los países católicos, los temas predominantes son religiosos, sirviendo la pintura para difundir los principales dogmas de la fe católica. También se realizan temas mitológicos.
  • En Holanda, el artista trabaja por encargo, sin necesidad de un mecenas. Predominan los retratos que reflejan los hogares y la vida íntima y acomodada de los burgueses que encargan la obra.
  • Se plasma la vejez, la fealdad, la deformidad, lo trágico y lo dramático de las cosas con el mayor naturalismo posible.
  • La luz es uno de los elementos más importantes. Se intensifica el dramatismo y se enfatiza aquello que se quiere resaltar. La luz ejerce un papel selectivo.
  • Los cuadros barrocos están llenos de movimiento, predominando las diagonales y las líneas curvas. Se busca la captación de un instante.
  • Se pretende que el espectador participe en la obra, lográndolo al introducir un personaje dentro del cuadro que mira al espectador.
  • El color adquiere gran importancia, prefiriéndose tonalidades intensas y dramáticamente contrastadas.

Maestros de la Pintura Barroca

Caravaggio: El Creador del Tenebrismo

Caravaggio es un gran naturalista y el creador del tenebrismo, técnica basada en los intensos contrastes entre luz y sombra. Las partes iluminadas del cuadro destacan sobre las que no lo están, y las luces suelen atravesar el lienzo diagonalmente.

Los personajes que protagonizan sus obras están sacados de la calle; son gentes del pueblo disfrazadas de santos, personajes bíblicos o sabios.

Entre sus primeras obras se encuentra Baco, en la que se detiene en la captación de diferentes calidades como la transparencia de la copa que sujeta en sus manos, la blancura de la tela y la naturaleza muerta sobre la mesa. Más tarde pintó el rostro terrorífico de La Medusa, Los jugadores de cartas y Las Adivinas; estas dos últimas son escenas de género que pretenden reflejar un instante de la vida real. A partir de 1599, la mayor parte de su producción artística es de temática religiosa, como La conversión de San Pablo, La Cena de Emaús y La Muerte de la Virgen, en la que tomó como modelo el cadáver de una mujer ahogada.

La pintura de Caravaggio impresionó a muchos artistas que trataron de seguir su estilo y su manera de jugar con las luces y las sombras. Su gran antagonista fueron los Carracci.

Rubens: El Dinamismo y el Color

Rubens posee un estilo personal que se distingue por la preferencia por los colores cálidos y las anatomías femeninas generosas, de pieles nacaradas. En sus obras refleja vitalidad, dinamismo y dramatismo. Cultivó con igual maestría la pintura religiosa y la mitológica. También fue un hábil retratista, como se aprecia en su propio autorretrato y en los del Duque de Lerma y de Helena Fourment, en los que conocemos la situación social y psicológica del representado.

De sus cuadros de temática religiosa destacan El Descendimiento de la Cruz, en el que la luz se concentra en el cuerpo de Cristo y en la sábana con la que se le va a envolver. Otras obras religiosas son La Adoración de los Reyes Magos y La Anunciación.

Fue muy hábil pintando temas mitológicos, en los que repite el mismo esquema femenino: mujeres rubias, de anatomías rotundas y pieles sonrosadas. Las Tres Gracias es una de las obras que mejor ilustra esta idea y una de las más conocidas de Rubens. Otras obras mitológicas son El Rapto de las Sabinas y El Rapto de las Hijas de Leucipo, en las que demuestra su interés por las tonalidades cálidas, el movimiento y el dramatismo.

También pintó obras paisajísticas como Paisaje con Filemón y Baucis.

El estilo de Rubens puede resumirse en el color, el movimiento y la forma gruesa. La gama de colores utilizados, la soltura de la pincelada y el uso de la paleta adquieren una intensidad pocas veces alcanzada. Las composiciones adquieren un dinamismo extraordinario y sus mujeres muestran su inclinación hacia la figura redonda.

Rembrandt: El Maestro de la Luz Dorada

Rembrandt cultivó distintos campos; el retrato es una de las facetas en las que más destaca. Sobresale La lección de anatomía del Dr. Tulp, una escena en la que los retratados aparecen realizando una disección de un cadáver. La Ronda de Noche es otro retrato colectivo, que se cree que representa a una compañía de milicianos.

Rembrandt se autorretrató en muchas ocasiones, él solo o con su esposa. El denominador común de todos ellos es la plácida y penetrante mirada que atrapa al espectador, lo involucra y lo interroga. Juega con los contrastes lumínicos; su luz es dorada y envuelve los objetos con dulzura.

Realizó obras de carácter mitológico como El Rapto de Ganímedes y Dánae. También cultivó obras de carácter religioso; en las obras que recrea escenas del Antiguo Testamento se detiene en los ropajes y los entornos. Destaca la obra La Adoración de los Pastores, una escena íntima envuelta en una luz cálida y dorada.

Hizo paisajes y naturalezas muertas como El buey desollado. Es uno de los más importantes autores de grabados.

Es un gran maestro del color y la luz. El color lo aplica en manchas gruesas, hasta formar una ancha costra porosa. En la luz le interesan los valores poéticos, obtenidos por focos intensos o débiles que se difunden de forma caprichosa.