Este documento explora las innovaciones fundamentales de la pintura flamenca del siglo XV y presenta algunas de las obras más representativas de sus principales exponentes. La pintura de los primitivos flamencos surge en torno a los dominios de los Duques de Borgoña en Flandes (actual Bélgica), una de las zonas más urbanizadas de Europa. El tercer Duque de Borgoña, Felipe el Bueno, y su Canciller Rolin fueron los mecenas de Jan van Eyck y de Rogier van der Weyden en torno a 1430. Desde el punto de vista pictórico, la pintura de los primitivos flamencos significó un impresionante avance técnico y formal frente al Gótico Internacional.
Características Distintivas de la Pintura Flamenca
- Técnica del Óleo: Hacia 1435, los hermanos Hubert y Jan van Eyck desarrollaron la técnica de la pintura al óleo, logrando un estilo de impresionante realismo y habilidad técnica. El óleo permite un mayor detallismo al secar más rápido que el temple. La tradición atribuye a los hermanos Van Eyck la invención de esta técnica, mediante la utilización de aceites de linaza y trementina. La técnica del óleo permite retocar continuamente y realizar “arrepentimientos”. Además, esta permite practicar la técnica de la veladura, la aplicación de sucesivas capas de color traslúcidas que permiten representar un amplio arco de tonos diferentes. Estas pastas son muy diluidas y delgadas. La técnica pictórica es minuciosa; es muy probable que se pintara con pinceles diminutos y lentes, de hecho, las pinceladas solo se advierten por medio de lentes.
- Creación de Espacios: Para la creación de nuevos espacios, es probable que se empezaran a utilizar las cámaras oscuras, aunque no existen pruebas concluyentes de ello.
- Soporte: Normalmente se pinta sobre tabla. Se realizan trípticos para ser vistos tanto abiertos como cerrados, y en algunos casos, se elaboran polípticos más complejos (como el Políptico del Cordero Místico de Gante).
- Temática: Dominan los temas religiosos, muchas veces situados en interiores urbanos contemporáneos al pintor (lo que genera un anacronismo) y mezclados con temas y elementos de la vida cotidiana. Adquiere gran importancia el retrato. A menudo, el retratado, que es quien ha pagado la obra, aparece en forma de donante, arrodillado ante la Virgen o los santos y actuando como testigo de las escenas religiosas.
- Detalle y Simbolismo: En los cuadros aparecen numerosos objetos reflejados con una gran atención al detalle, la minuciosidad y las calidades. Podemos decir que son auténticos bodegones o naturalezas muertas integradas en la escena. Además, estos objetos suelen encubrir significados simbólicos y misteriosos que requieren ser desentrañados mediante un complejo estudio de erudición. También se otorga importancia a los paisajes integrados en la obra. El paisaje se extiende por el horizonte del cuadro y a veces se vislumbra a través de una ventana. Es un paisaje naturalista (de un realismo botánico) e incluso verosímil, poblado de catedrales y torres góticas, pero completamente inventado por el pintor.
- Elementos Formales: El dibujo domina sobre el color, mostrando una gran perfección técnica. El color es brillante y está muy saturado por efecto del óleo. Hay una gran riqueza cromática y se utilizan las veladuras para multiplicar las tonalidades. Nunca antes del siglo XV se había conseguido un colorido tan intenso en la pintura.
- Vestiduras: Las vestiduras están tratadas minuciosamente, al detalle, con unos característicos pliegues almidonados en forma de “V”.
- Profundidad Espacial: El espacio tiene profundidad. Aunque se desconocen las leyes de la perspectiva lineal (que surge en Florencia), se crea la ilusión de una tercera dimensión por medio de líneas oblicuas, arquitecturas, suelos embaldosados, y degradación cromática y lumínica para simular la perspectiva aérea, entre otros recursos. Este espacio, estudiado con detenimiento, demuestra que aún no se dominaba la perspectiva lineal renacentista.
- Espacio Ilimitado y Participación del Espectador: El espacio es ilimitado; se sugiere la existencia de un espacio real más allá de los márgenes del cuadro. Incluso, a veces, el espacio en el que se encuentra el espectador es una “continuación” del espacio de la obra, de modo que se genera la ilusión de que el espectador está dentro de la escena. El pintor se vale para ello de diferentes recursos, como espejos, suelos que se cortan en el margen inferior de la pintura o miradas de los personajes hacia el espectador.
Principales Representantes y Obras Destacadas
Hubert y Jan van Eyck (c. 1390-1441)
Estos hermanos realizaron el monumental Políptico de la Adoración del Cordero Místico de Gante. El interior del políptico está organizado en dos registros, siendo una obra de inmensa calidad en todos sus aspectos.
Jan van Eyck también realizó El Matrimonio Arnolfini. Este enigmático cuadro representa un contrato matrimonial en el que el propio pintor actúa como testigo (“Johannes de Eyck fuit hic 1434”). La promesa de matrimonio se realiza en una habitación repleta de elementos propios de una casa que, en este caso, poseen significados simbólicos que deben ser desentrañados (el perro, las zapatillas, la manzana, la vela encendida, etc.). Se aprecia el profundo simbolismo de cada objeto, y destaca el espejo, que añade un aire de misterio e introduce a los espectadores en la obra. El recurso del espejo en las composiciones sería utilizado a lo largo de la Historia del Arte por grandes pintores, como el español Diego Velázquez.
La Virgen del Canciller Rolin es otra de las obras importantes de Van Eyck. En ella, Rolin, canciller de Borgoña, se muestra “humildemente” arrodillado ante la Virgen, mientras a través de la ventana aparece un paisaje ficticio, con un puente y una ciudad.
Rogier van der Weyden (c. 1400-1464)
Rogier van der Weyden fue uno de los pintores flamencos que más influyó como creador de composiciones, especializándose en temas marianos cargados de gran patetismo y dramatismo. Quizás su obra más destacada sea El Descendimiento (conservado en el Museo del Prado). Las figuras poseen un modelado tal que dan la sensación de ser relieves, con magníficos retratos y una composición en diagonal, extraordinariamente cerrada, que imita la disposición de las esculturas en los retablos. Seguramente fuera parte de un tríptico hoy desaparecido. Es un tema religioso en el que, en el centro de la composición, encontramos a Cristo muerto, sostenido por José de Arimatea y Nicodemo. La Virgen María desmayada, sostenida por Juan, y otra serie de figuras completan el cuadro. Destaca por su calidad técnica, la intensidad de las expresiones, la multitud de detalles y los contrastes psicológicos.
El Bosco (c. 1450-1516)
El Bosco fue un creador original cuyas principales obras pueden observarse en el Museo del Prado. Destaca su minuciosidad en los detalles y el carácter enigmático de sus pinturas; aún hoy, muchos de sus cuadros y temas son indescifrables. Entre sus obras principales, destacamos El carro del heno y El jardín de las delicias.